dimecres, 22 de març del 2023

CARTA CXLIII. Viaje a la santa iglesia de Mallorca:

CARTA CXLIII.

Viaje a la santa iglesia de Mallorca: noticia de los archivos del Obispo y Capítulo, y de los documentos y códices que se conservan en ellos, y en el archivo real. Atraso en que se halla la historia de Mallorca.

Mi querido hermano: bueno será curarme, como dicen, en salud, respondiendo anticipadamente a las preguntas que sé que me has de hacer, cuando leas las cartas de mi viaje a esta iglesia de Mallorca.

Y en primer lugar debes saber que he sido recibido en ella según me prometía de la ilustración de su reverendo Obispo y Capítulo: que todos sus archivos se me han abierto, y puesto a mi disposición: y que he disfrutado sus monumentos con la franqueza necesaria para desenterrar lo ignorado por naturales y extranjeros. Aquí he conocido más palpablemente que en otras iglesias, que donde reinan las buenas ideas y el amor a la ilustración general, no se repara en la calidad de la persona encargada de promoverla, aunque ella por sí y sus circunstancias no merezca consideraciones de otra especie. Y si esa persona, superior a ciertas pequeñeces propias de los hijos de Adán, se pone sólo de parte del fin, cuyo amor devora a los cuerpos depositarios de los monumentos históricos, es imposible que el resultado no sea el mismo que aquí, que en solos treinta y dos días y no más que a tres horas de trabajo en los archivos, he copiado y extractado lo que nadie podrá creer acerca del objeto de mi comisión, hallándome solo en su desempeño, y sin el auxilio de ningún amanuense

Mas dejando esto aparte, voy a dar razón de los archivos que he disfrutado, y de los códices y escrituras que en ellos hay, calificándolos y bautizándolos desde ahora, para cuando se ofrezca citarlos en los correos siguientes.

El archivo episcopal está verdaderamente en mal estado, esto es, con poco aseo y orden; mas no le faltan registros antiguos, de los cuales el que lo es más, comienza en 1364 en tiempo del Obispo Don Antonio Galiana, cuyas resoluciones y decretos están copiados en él con una limpieza y esmero que avergüenza a los que en nuestros días entienden en semejante objeto, no escribiendo más que para el día, sin acordarse de la posteridad, cuyas maldiciones no han de oír. Este códice, reencuadernado como está, durará otro tanto tiempo, mientras que sin este auxilio van a perecer en breve otros posteriores, que están ya muy deteriorados con la humedad del sitio a donde los trasladaron por la invasión con que amenazaron años pasados los Ingleses. Los registros de órdenes, que son de tanto auxilio para fijar la cronología de los Obispos, comienzan en 1377 continuándose con no pocas interrupciones. No he hallado en él escrituras antiguas originales, ni Cartorales donde estén copiadas.

De todo esto se halla bien surtido el archivo de la catedral, donde además de las bulas y rescriptos Apostólicos se hallan otras varias escrituras originales y auténticas, sin cuyo examen es imposible hablar con exactitud del carácter antiguo de esta catedral ni de sus primeros Obispos. Hay también muchos libros preciosos, de los cuales voy a hablar, comenzando por el primero que se escribió en esta iglesia, que es un códice de pergamino de pocas hojas, en el cual el segundo Obispo Pedro de Morella, que murió en 1282, mandó a su notario P. Arnaldo que registrase todos los privilegios reales y pontificios, y otras escrituras de donaciones y concordias; en suma, todas las que hasta entonces tenía la iglesia tocantes a su constitución, intereses, etc., de las cuales hay un extracto muy puntual, y bastante para llenar el hueco de las escrituras que se han perdido. A este Cartoral, cuya conservación interesa mucho a la historia, llamaré cuando se ofrezca citarlo, el Cartoral de Morella.

Otro hay donde se copiaron ad longum a fines del siglo XIII o principios del XIV, la mayor parte de los documentos sobredichos, añadiéndose posteriormente algunas otras piezas modernas, dignas de la noticia del público. Este es el conocido ya de antemano por el Libro amarillo, en atención a las tapas que lo cubrían: nombre que conservaré en mis citas. Al principio de él hay un Catálogo de los Obispos de esta iglesia, con noticias particulares de ellos, las cuales merecen fé en algunos artículos, y en otros no; porque los hay extendidos por manos coetáneas. De todo ello me valdré con oportunidad.

Otro hay intitulado de La Cadena, por la que le sujetaba antes a algún paraje, y ahora arrastra todavía sin sujeción. En él están copiadas todas las constituciones de la iglesia, con sus alteraciones, adiciones, reformas, etc. Gran caudal de antiguallas eclesiásticas y rituales que no dejaré olvidadas, como puedes suponer.

Exceden a estos libros en utilidad histórica las Actas capitulares de la iglesia, donde están tratados todos sus negocios y muchos de los de fuera. El más antiguo de estos preciosos códices alcanza al 1372; desde donde continúa su serie hasta nuestros días con algunas interrupciones harto sensibles. Notables son también los libros de cargo y data de la fábrica de esta iglesia, en los cuales no sólo hay noticias de arquitectos y escultores antiguos, sino también de ritos y de varios hechos curiosos. 

El más antiguo de estos códices es del año 1327. Algo posteriores son los libros de sacristía, de los cuales he examinado algunos solamente por la indisposición de mi salud en los últimos días.

También me ha servido bien para ciertas cosillas el libro antiguo de aniversarios, en donde se hallan notados por días los que esta iglesia tiene a su cargo, con los lugares donde están enterrados los fundadores de ellos. Los primeros artículos de cada día se escribieron hacia la mitad del siglo XIV, dejando planas en blanco para las notas posteriores.

Otro libro hay en el archivo de que me he aprovechado bien, y es un Cabreo general de los beneficios antiguos de la iglesia, cuyas escrituras contienen algunos sucesos dignos de saberse.

Consérvanse también muchos libros protocolos de un notario de esta ciudad llamado Mateo Salcet, que vivió a fines del siglo XIV y principios del XV, y tuvo la loable curiosidad de ir apuntando en las hojas blancas del principio y fin de aquellos libros, todos los sucesos eclesiásticos y civiles de su tiempo tocantes a Mallorca, conforme le venía a mano, ya en latín, ya en lemosín. De estas notas he formado un Cronicón que llamaré de Salcet, y por de contado va con esta carta (a: Ap. núm. III.). Comprende treinta y cinco años, desde 1372 hasta 1408. Quien compare la utilidad que nos resulta de estas notas con el poco trabajo que le costaron a su autor, conocerá el bien que se puede hacer a la posteridad con esta ligerísima ocupación, aun después de la invención de la imprenta, tiranizada muchas veces por la adulación de los autores coetáneos. De los códices llamados Consuetas en que están prescritos los ritos antiguos de la iglesia y la forma y orden de su celebración, daré noticia otro día al tratar de los ritos, y entonces verás lo preciosos que son estos libros y la gran mies que en ellos he segado

En el examen de este archivo me ha servido de grande utilidad el presbítero Don José Barberi, archivero segundo, y si no me engaño, el único que conoce lo que es este depósito, lo que valía mi trabajo, y lo necesitada que está de él la historia de su patria.

Además de todos estos códices y algunos otros que me han servido a maravilla para mis investigaciones históricas, hay otros dos códices dignos de memoria y muy útiles para los que traten de escribir por menor la historia de esta isla, con conocimiento de su estado y geografía en el siglo XIII. Uno de ellos es el Cabreo general de todas las posesiones que tocaron al Rey en la distribución que se hizo entre sus conquistadores. Dicho Cabreo se formó en 1232, del que se sacó una copia en 1267, que se depositó en el archivo de los Templarios de esta ciudad; y de aquella copia, cuyo paradero ignoro, se sacó estotra que posee la iglesia, en 1307 de orden del Obispo Guillermo de Vilanova y de su Capítulo. Constan algunas de estas circunstancias de su título y conclusión. Al principio se lee: "Haec est pars Domini Regis, et nomina possesorum, et alcheriarum, et cuiuslibet hereditatis a Domino Rege adquisitae ibi nominatur, veluti modo habent et possident in termino civitatis. Quod fuit ordinatum kalend. julii anno Domini M.CC tricesimo II. = Al fin se lee: "Hoc est translatum fideliter factum a duobus Capibreviis (Cabreo; Capbreu) scriptis comunibus, et comendatis per Dominum Regem Aragonum in domo Templi Maioricarum, qui sunt de omnibus honoribus, et possesionibus, et donationibus, et portionibus inde confectis totius insulae Maioricarum, et civitate (en este códice sólo está la parte real) omnibus magnatibus et populatoribus Maioricarum; tenor quorum talis est. - Quod translatum fuit factum mandato praedicti Domini Regis, et de consensu, et voluntate, et auctoritate Domini Infantis Jacobi, eius illustrissimi filii quinto decimo kalend. aprilis, anno Domini M.CC.LXVII presentibus duobus fratribus Praedicatoribus et duobus fratribus domus Templi, et duobus probis hominibus civitatis Maioricarum, qui cotidie et continue interfuerunt, quando dictum translatum G. Ferrarii, Maioricensis notarius de mandato predicti Infantis translatavit etc.”

El otro códice que decía es la Historia de la conquista de Mallorca, escrita en latín por el P. Fr. Pedro Marsilio, de mi orden, el año 1313. En mi Viaje de Barcelona hablé ya largamente de la Crónica entera que este religioso escribió de los hechos de Don Jaime I, de la que existía allí el único códice que hasta ahora se conoce, que copié con no poco trabajo. El que hay en esta iglesia sólo contiene el libro II de aquella obra, que es lo tocante a Mallorca, con su traducción lemosina. Se copió en el año 1331, como consta del libro de fábrica más antiguo, que es desde 1327 al 1339, en el cual, al fol. 38 b., entre las partidas de gasto de 27 de noviembre de 1331, se lee la siguiente: Item fiu escriure per manament del Senyor Cabiscol vicari I. libre, en lo qual es escrita la preson (conquista) de Maylorches, en latin et en plan (en latín y vulgar).
E costa enfre pergamins, e scriure, corregir, illuminar et ligar, VIII. lls. XVIII. sol. Otro ejemplar igual de esta obra me han asegurado que existe en el archivo de la ciudad; pero yo no lo he visto, porque tampoco he visto el archivo; merced a la indisposición de mi salud, que me obligó a salir de la isla, antes de lo que pensaba, y a la etiqueta y formalidad de no admitir al que no trae credenciales del Gobierno, como yo no las tengo para los archivos civiles. No seré yo tan injusto que me atreva a culpar por esta razón al ayuntamiento de la ciudad de Palma. Sólo diré que, a pesar de que el Gobierno en los despachos repetidos con que me ha autorizado para mi viaje, nunca ha tenido a bien mandarme franquear los archivos civiles, por motivos que son propios del alto gobierno; a pesar, digo, de esto, en cuantas ciudades y villas he estado, a la primera insinuación se me han abierto estos depósitos de historia secular, con no poco provecho, y con harta satisfacción de los que aman de veras la ilustración de la historia de su patria.

No se detuvo en estas formalidades el archivero real, quien a la primera visita me puso de manifiesto los armarios donde se guardan los registros de Cartas reales, y otros pertenecientes al gobierno de los Virreyes de Mallorca, con algunos procesos de causas importantes: los cuales comienzan desde el año 1300, y son un tesoro de historia no conocida de esta isla y de las de Menorca e Ibiza. El estado antiguo y progresos de su población, legislación, monedas, contribuciones, comercio, marina, milicia y artes, no pueden escribirse sin extractar estos libros. Yo no pude descender a todos estos pormenores, cuyo examen es obra de mucho meses: contento con entresacar las noticias que sirvan a la historia general y a la particular de la iglesia y de sus Obispos, que es mi principal objeto; de todo lo cual se dará razón en los lugares oportunos.

Estos son los únicos archivos que he visto y disfrutado en toda esta isla. Los demás... los demás no ha sido posible verlos por muchos motivos, de los cuales el principal es la indisposición que he contraído en mi salud, que me ha obligado a cortar mis investigaciones; aun en el del convento de mi orden, donde estuve hospedado, sólo entré una vez, y por muy pocos minutos. Por fortuna son de poca consecuencia, a excepción del de la ciudad; y a lo hecho hasta aquí sólo añadirían algunas pequeñeces históricas, no diré inútiles, pero sí de poca monta. Lo principal, y el primer objeto de mi viaje, está desempeñado, como verás en las Cartas siguientes; de modo que no ha sido grande la pesadumbre en dejar de ver los otros archivos, cuyas preciosidades, tales cuales sean, quedan intactas, como lo han estado hasta aquí, para los regnícolas que quieran dedicarse a escribir la historia de Mallorca con todos sus pelos y señales.

Y digo escribir, porque así, en general, puede decirse que todavía no lo está. El Cronista Dameto, y su continuador Mut, sólo podrán ser apreciados y creídos de quien no haya tenido la proporción y necesidad que yo de recorrer el mismo campo, que ellos dieron ya por bien examinado. Causa maravilla cómo unos historiadores que escribieron aquí muy de asiento, se contentaron con formar su historia por las obras de Mariana, Zurita y otros impresos, sin acordarse, o sin querer ver los archivos de que acabo de hablar; que si no es del de la ciudad, apenas hay cita alguna de los demás, y estas harto equivocadas. Con lo cual, y con la facilidad de abandonarse a las conjeturas, que son la peste de la historia, dejaron la de su patria llena de tantas fábulas y equivocaciones, que verdaderamente se necesita escribirla de nuevo. El mismo juicio debe formarse de la Historia de esta isla, que escribió en francés M. de Hermilly, en un tomo 4.°; porque no es más que un extracto de lo que halló en dichos historiadores; de los cuales, si en algo se diferencia, es en que omite ciertas vulgaridades y fábulas, que no sufrieran los oídos franceses, para quienes escribía. Por lo demás, el que advierta las equivocaciones en que incurrió en la brevísima noticia que dio de los escritores Mallorquines, conocerá, como por la uña, lo poco temible que es este león.

Dicho se está que para nada me han servido estos libros, como tampoco me sirvieran, aunque estuvieran bien escritos. Que ya, a precaución, he hecho aquí lo mismo que en otras partes, que es no verlos hasta concluido mi trabajo; y bastaron para ello pocas horas. Si alguna vez los nombro en mis cartas, sólo es para que todos conozcan cuán distantes están de la verdad, que está muy clara en los documentos que ellos no vieron. Por lo demás, puedes estar seguro de que en mis cartas no hallarás otras noticias que las que han arrojado los archivos: nada de trabajo ajeno, ni impreso, ni manuscrito: que ni aun he visto ciertos tratados y apuntes hechos por el citado Don José Barberi, y otros que posee el P. Fr. Luis de Villafranca, religioso Capuchino, ambos sujetos laboriosísimos y de buena crítica, y acaso los únicos que pueden escribir como se debe la historia completa de su patria, por el método que yo observo en la publicación de una parte de ella.

Hechas estas salvas, comenzaré a decir en los correos siguientes las misceláneas literarias que he recogido, bien como viajero, que no está para adornos, y, como decimos, ángeles enracimados.

A Dios. Mallorca 1 de marzo de 1814.

CARTA CXLII. Escasez de noticias y documentos en Mahón. = Inscripciones. = Carta de Don Juan Ramis explicando una.

CARTA CXLII. 

Escasez de noticias y documentos en Mahón. = Inscripciones. = Carta de Don Juan Ramis explicando una.

Mi querido hermano: Mi viaje a esta provincia de las islas Baleares, a buena cuenta debía comenzar por la de Mallorca y por Palma, su capital. Mas habiéndome llevado antes a Menorca la Divina Providencia, no quiero dejar de decir anticipadamente lo que antes, y sin culpa mía, vi en aquella isla. Tú sabes que en mi salida de Cádiz había algún recelo de que reinase en aquella ciudad la fiebre amarilla; y esta fue la causa de tener que ir a hacer mi cuarentena en el lazareto de Mahón. Incluso el tiempo que gasté en ella, he tardado setenta y tres días en llegar a esta ciudad de Palma. Navegación trabajosa, que proporciona decir algunas cosas curiosas, si estuviera encargado de escribir un Viaje náutico, como lo estoy del literario. Todos los afanes, y aun riesgos, que he pasado, doy por bien empleados, si logro sacar a luz algunas cosas que la merecen. 

Así que, mientras me preparo para examinar los archivos y antiguallas de esta ciudad, diré de lo que hallé en Mahón, único punto que vi de Menorca.

Y digo el único, porque aun desde mi cuarentena, habiendo participado mi comisión al reverendo Obispo y Cabildo, que residen en Ciudadela, supe por la contestación del primero que no había en aquella iglesia antigüedad alguna de ninguna especie que mereciese la incomodidad de una jornada que tenía que hacer para ir allá desde Mahón, y más en tiempo lluvioso y frío. El Cabildo no me contestó, pero supe en Mahón, por uno de sus individuos, la verdad con que el reverendo Obispo aseguraba esta escasez. Tuve esto por muy cierto, constándome que además de las intemperies y ruinas, comunes a otras provincias, sufrió aquella isla invasiones crueles en el siglo XVI por el azote de los mares Barbarroja, que destruyó y quemó cuanto podía ser de alguna luz y consuelo a los venideros. Así es que los archivos pequeños que vi todos comienzan de fines de aquel siglo. Y aun en lo posterior, ¿cuánto no habrán padecido con la cruel y frecuente alternativa de dominaciones que sufrió la isla entre las tres naciones Inglesa, Francesa y Española?

Pero lo que más contribuyó a creer que era inútil mi viaje a Ciudadela,    fue lo que oí y vi en poder de un caballero de Mahón, llamado Don Juan Ramis y Ramis, abogado de los tribunales nacionales, y académico correspondiente de la de la Historia de Madrid. Este sujeto, dedicado desde su juventud a recoger todos los materiales para escribir la historia de Menorca en todos los ramos, ha llegado a formar una colección de veinte y nueve volúmenes; y de su trabajo presentó ya un ensayo a la Academia en el año 1787, en el Resumen histórico y topográfico de la isla de Menorca. Otra obrita tiene concluida, con el título Specimen animalium, vegetabilium et mineralium in insula Minorica frequentiorum ad normam Linneani (Carlos Linneo) systematis exaratum: accedunt nomina vernacula in quantum fieri potuit. Pues este señor, que a la pericia en los antiguos geógrafos e historiadores, junta un ardiente amor a su patria, y un no perdonar fatiga ni gasto alguno por haber a las manos hasta las cosas más pequeñas que puedan ilustrarla, me hizo ver lo poquísimo, o nada, que hay en Ciudadela perteneciente a los siglos XIII y siguientes: Que si no es la legislación que estableció en la isla el Rey Don Jaime II de Mallorca en 1301, nada más contiene el libro colorado (llibre vermell), que guarda el ayuntamiento de aquella ciudad; legislación común a otras provincias en aquellos tiempos, y que envío para que haga compañía a las de otras ciudades, para lo cual creo que bastase una copia tomada de la que dicho señor posee (a: Ap. núm. I.). En la parte eclesiástica todavía hay mayor escasez; porque aquella isla, sujeta al Obispo de Mallorca hasta pocos años ha, no conserva otra memoria suya particular mas que el establecimiento, límites y derechos de sus parroquias, hecho en 1341, o por ahí. Y esto ya ves cuán poca cosa es para mi objeto.

Otro documento te incluyo más importante, y de fecha anterior, y es una copia de las donaciones que en 1287 el Rey Alfonso de Aragón, hijo de Don Jaime el Conquistador, su fecha en Ciudadela, hizo los que habían venido a esta isla a entender en la fundación de un convento de la orden de San Antón (b: Ap. núm. II.).

A pesar de esto no fundaron los Antonianos hasta 1708.

Más abundantes son las memorias y vestigios que quedan de los tiempos remotos. En poder del citado Ramis vi una gran colección de monedas Cartaginesas, Romanas, y de casi todos los municipios y colonias Españolas, amén de las Celtibéricas desconocidas. Prueba muy clara de que, o el comercio del Continente con aquella isla era muy frecuente, o de que fue entonces, como lo ha sido ahora, el asilo común de todos los que emigraban por causa de las invasiones enemigas, y se traían consigo sus riquezas. Con esto no es pequeño el número de lucernas, lacrimatorios, idolillos y otras baratijas de aquel tiempo que se hallan en varios puntos de dicha isla.

Pero lo que más hace recordar el dominio de los Romanos en ella, son cinco inscripciones que se conservan en el zaguán de las casas del ayuntamiento de Mahón, donde se colocaron el año 1789, como antes estuviesen en la calle llamada del Pont del Castell. Ramis, que anduvo en procurar esta buena obra, debió tener el disgusto, que yo también he tenido, de verlas empotradas en un pedestalón hexágono, sobre el cual hay una estatua de San Sebastián, sino mal no me acuerdo, y puestas en malísima actitud para poderse leer, y sobre todo al alcance de los muchachos, que fácilmente acabarán la obra que han comenzado, de destruirlas con piedras. Por ahora se leen, como voy a decir:

I.

… ECIVS MAE 

(CIA)NVS QVIRINA 

MONTANVS AE

(DIL)ICIVS TER II VIRA

(T)V IN INSVLA FVNC

(T)VS ETIAM FLAMINA

(TV) PROVINCIAE HISPA

(NIA)E CITERIORIS OB AE

(TER)NITA(T)EM (H)ONORVM

… VM (ME)MORIAE

(CONL)OCAVIT

Grutero la trae. V. Flórez, tomo 24, página 172.

Esto dice un mármol blanco de tres palmos de altura y dos de ancho con su bocelito en el contorno; y como no aparece rotura ni falta en ninguno de los costados, quedamos con la duda de quién sea el dedicante, aunque por ahora me inclino a que el mismo Decio Meciano Montano fue el que puso esta memoria de los honores que obtuvo en la isla de Menorca y en la España citerior. He leído Maeciano con toda seguridad, porque este mismo nombre se halla entero en otra piedra que vi junto a un pozo en la ermita de nuestra Señora de Gracia, poco distante de Mahón. Es cuadrada, y está cavada en el centro como para servir de abrevadero, o acaso la cavaron los Romanos para depositar allí algunas cenizas. En ella, pues, se conserva el fragmento siguiente:

…..

ONORIBVS OM

NIBVS FVNCTAE...

….ECIVS MAECIANVS...

...

De modo que no queda ya duda en esto.


II.

…..

Q · (los puntos altos los escribo .) F. LABION …

AL... I. II. VIR...

MV(NI)CIPI . FLAV... 

MAGONTANI...

….. VS ….

…... IO ….

Et . IVLIA . SEVERA

FILIO . PIISSIMO

Esta piedra de la misma calidad y dimensiones que la anterior, no está como ella tan entera, y sólo la cierra el bocelito en la parte inferior; los otros tres costados están rotos y particularmente el principio, donde falta el pronombre y nombre de aquel Labion, edil y duumviro de Mahón, comenzando sólo por el nombre de su padre. La palabra Magontani está muy clara, y quita toda ocasión de duda acerca de cómo llaman los Romanos a este Municipio, a quien nuestra piedra apellida Flaviano, como veo que se acostumbró por adulación a alguno de los Emperadores, así como otros tomaron la adicional de Julia, etc.

III.

Otra piedra igual, rota verticalmente por la mitad, dice:

Q · CAE...

PHILIS...

IVLIA...

MARITO...

¿Quién adivinará si esta inscripción alude al Quinto Cecilio, conquistador de estas islas?

IV.

Una piedra de granito grosero (que según dicen se halla en esta isla) de las mismas dimensiones que las sobredichas contiene esta inscripción, que por su carácter es del buen tiempo de los Romanos:

L. FABIO. L. F

QVIR(INA)

FABVLLO

AED. … II VIR. III

FLAMINI DIVOR

AVG. R. P. MAG...

OB. MVLTA. EIVS

MERITA

Estos Flamines hay que añadir a los que pone Flórez en la provincia Tarraconense. En algunas inscripciones de Valencia me acuerdo que queda memoria de Fabullos. Y si no me engaño, me parece que Catullo, hablando de las telas riquísimas de Játiva, dice que le regalaron algunas Fabullo y Veranio.

V.

Q. CORNELIO

L. CORNELIVS... S

SOCERO...

Q. CORNELIVS... S... MV...

AVO. OPTIMO

P. L. VAL MAM...

Valga la verdad; de esta inscripción no salgo fiador sino de la línea tres, en que claramente se lee Socero. En lo demás realmente se ven vestigios repetidos de la palabra Cornelio. Mas la piedra está gastadísima, y en lugar tan incómodo para observarla despacio, que preferí tomar la copia de la que con mejor oportunidad sacó hace muchos años el citado Ramis.

Estas son las cinco piedras romanas que decía, las cuales no sé que nadie hasta ahora haya publicado, si no es la IV, que imprimió Juan Armstrong en su Historia de la isla de Menorca, escrita en inglés, traducida al español e impresa en Madrid en 1781. Y era de desear que aquel caballero no tocase en esto de inscripciones, porque si en esta equivocó la línea 2.a, leyendo Q. VIR o Quintum vir, donde claramente se lee QVIR... (primera sílaba de Quirina, tribu a que pertenecía aquel Fabullo, antes de cuyo sobrenombre nadie ha visto hasta aquí que se expresasen los oficios); pues digo que si en esto anduvo tan ligero, mucho más desgraciado estuvo en la copia que publicó de la piedra relativa a la conquista de Menorca por Don Alfonso III de Aragón; aunque en esta parte no le van en zaga los Españoles que escribieron las Descripciones de las islas Pithiusas y Baleares, impresas en Madrid en 1787: y tampoco se quedaron atrás en la única inscripción romana que copiaron muy mal, añadiendo que las otras por consumidas no se habían podido descifrar. En fin, la de que hablamos está allí mismo haciendo compañía a las romanas, y es de piedra común de dos palmos de longitud y uno de alta. Nada añade a lo que ya sabemos; pero en fin allá va copiada exactamente:

XVI: KL FEBROARII : ANNO DNI:

: M: CC: LXXX : VI : FO PRESA :

LA YLLA: DE MENORCA : P. NAM

FOS : BON : REY : DARAGO : +

(Namfos : N' Alfons, En Alfons)

No se opone esta fecha a lo que Zurita y todos dicen muy bien, que la isla fue tomada de los Moros el año 1287, porque esta piedra, que es coetánea al suceso, conserva la cuenta usada entonces de los años de la Encarnación; según la cual su año 1286 duraba hasta el 25 de marzo de nuestro 1287.

No tengo por perteneciente a esta época, ni a este Alfonso, la moneda que poseo, propia de esta isla, en la cual se lee alrededor de una cabeza real Alfonsus Rex, y en el reverso Minoricarum, al rededor de un escudo en que aparecen las barras de Aragón. Y digo que no pertenece a este tiempo, porque no es verosímil que Menorca tuviese moneda propia, cuando no la tenía Mallorca ni la tuvo hasta el 1301. Y así más bien creo que esta moneda será propia de alguno de los Alfonsos siguientes de Aragón. Palma de Mallorca a 29 de diciembre de 1813.

P. D. Te incluyo la lápida V., que en carta suya me ha enviado mi amigo Don Juan Ramis. Va con su explicación muy minuciosa.

“Muy reverendo padre, señor y amigo: Cumplo lo prometido a V. P. en mi carta del 16 de febrero último, acompañándole la copia que V. P. dejó principiada y yo después hice concluir, de la legislación dada a la isla a III de las calendas de setiembre de 1301 por el Rey Don Jaime II de Mallorca; como y también la de la inscripción romana sobre Q. CORNELIO, que Armstrong en su Historia dice que no supo o pudo leer. Ella, a la verdad, es difícil de entresacar por lo mucho que la ha gastado el tiempo, pero sin embargo, después de haberla examinado y meditado varias veces, comprendo que dice de este modo:

… C … L … S.

… Q … R …

… VND …

AE .. LI … VIR II.

.. MVN … MA …

.. LAM. DIVOR …

L. CORNELIVS. S.

SOCERO

Q. CORNELIVS. S. MV.

AVO OPTIMO.

PL. VAL. MAM. LRIMI.  

Como esta lápida está en la parte más oscura de la peana (se lee peaña) de San Sebastián, aseguro a V. P. que me ha costado mucha pena el poderla leer, y más con el destrozo que ella ha padecido, según ya llevo dicho. A lo que entiendo las letras que nos quedan de la primera línea hacen parte del nombre del sujeto a quien se dedicó esta piedra, que naturalmente sería pedestal de su estatua; mas sea lo que fuere me parece que aquellas tres letras son inexplicables, en tanto más que ninguna conjetura veo para presumir que son iniciales. Las de la segunda línea que nos quedan entiendo que quieren decir Quintum viro; pero al VND de la tercera línea no le hallo explicación, y sí a las de la cuarta, que en mi sentir deben interpretarse por AEDILI y Duumviro. El MVN y el MA de la línea quinta las entiendo yo de Municipii Magontani, y el LAM y el DIVOR de la sesta dicen a mi ver Flamini Divorum. La sétima me parece clara, a excepción de la S, bien que a lo que comprendo será la inicial de la tribu o de la rama a que pertenecía el L. Cornelio de la línea anterior, y en este caso puede interpretarse por Sulla, Sura, Spinther, Serapio, Scipio o Sisenna, cognombres todos de que usaban los de la familia Cornelia, según la rama a que pertenecían. La octava línea es tan clara que de ella paso a lo que se dice en la novena, y la explico así: Quintus Cornelius S. Municeps, es decir, natural del Municipio de Mahón; y esta interpretación me parece ser muy probable, como la de que el Quinto Cornelio era hijo del L. Cornelio de la línea sétima; y así la S de la línea del Quinto deberá seguir, según mi modo de pensar, la misma interpretación que la S del L. Cornelius, en tanto más que mi pensamiento comprendo que queda confirmado por el AVO OPTIMO de la línea que sigue, que comprueba que el Q. Cornelio era hijo de L. Cornelio. Hasta aquí me parece que mi interpretación es probable y que puedo haber dado en el blanco, pero lo que sigue me ha hecho perder todo mi latín sin haberlo podido atinar. 

¿Si querrá decir Publia Licinia Valeria, Mammerca o Mammaea? Y sobre todo lo de LRIMI ¿cómo podrá explicarse? Confieso no alcanzarlo, mas no dudo que V. P. como tan hábil me lo sabrá aclarar, et erit mihi magnus Apollo. Como dicha mi carta iba por el conducto de mi estimado yerno Don Rafael Mercadal, no dudo de su entrega a V. P., y así confío que en ese archivo del obispado de Mallorca hallará las noticias eclesiásticas de esta isla que en mi carta le pido, y otras sin duda interesantes a la misma isla que aquí ignoramos y quisiera tener para adornar con ellas mi extracto del Pariatje de 1330. Esta obrita la tengo ya para concluir y sólo aguardo para ejecutarlo el ver si V. P. puede suministrarme algunas noticias tocante los puntos de que le hablo en mi carta, y pasaré luego después a lo de praelo in praelium; pero yo citaré a V. P., y este escudo será impenetrable a cuanto digan mis contrarios.

Basta ya de cartas por ahora, y entre tanto vea V. P. en qué puede servirle este su apasionado, seguro amigo y servidor que ruega a Dios por su larga salud, se renueva a su orden y obsequio y L. B. L. M. = Juan Ramis y Ramis.

Mahón a 6 de marzo de 1814. 

Ruego a V. P. que a la interpretación del Fenicio que le pedí en Mahón de las palabras Mago, Jamno y Sanicera, añada la de Daia y abgistino, como también la de Ostern, que tengo por del mismo idioma y para mi historia me sirven mucho. = Muy reverendo padre presentado fray Jaime de Villanueva.”

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https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Ramis

Juan Ramis Ramis, Menorca


Curta biografía de Braulio Foz.

BRAULIO FOZ. Va estudiá los primés estudis a Calanda, y al 1807 apareix matriculat a la Universidat de Huesca. Allí, com mols atres compañs,...