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divendres, 8 de juliol del 2022

CARTA XXXIX. Conclúyese el episcopologio de la misma iglesia.

CARTA XXXIX. 

Conclúyese el episcopologio de la misma iglesia. 

Mi querido hermano: Varias veces he dicho que las reservas pontificias, por lo tocante a la provisión de obispados, comenzaron en España hacia la mitad del siglo XIV. De lo cual ofrece una nueva prueba esta iglesia, cuyo obispo electo Don Guillermo Sentmanat, no llegó a ser confirmado en ella; porque el papa Benedicto XII en 2 de Octubre de 1341, año VII de su pontificado, nombró a 

XI. D. Arnaldo de Lordato o Lordaco, obispo que era de Urgel. De esta elección dio aviso el papa al rey D. Pedro IV de Aragón. He visto y copiado las constituciones que hizo este prelado en el sínodo que celebró a 29 de Abril de 1343. Otra hizo con el cabildo de anniversariis in ecclesiâ ordinandis. Dotó a la catedral en 500 ducados para la construcción de una capilla, donde fue enterrado. El necrologio anuncia su óbito con estas palabras: V. non. Maii anno Domini M.CCC.XLVI. obiit reverendus, ac nobilis, Arnaldus de Lordato, episcopus Dertusens. A los cinco días de su muerte eligió el cabildo sin contradicción a 

XII. D. Fr. Bernardo Oliver, de la orden de S. Agustín, obispo que era de Barcelona. Fue breve su nuevo pontificado; mas hizo dos cosas harto memorables: 1.a comenzó la obra de la iglesia actual, poniendo él mismo la primera piedra a 21 de Mayo de 1347: 2.a hizo con su cabildo siete días después una constitución, en la cual se manda qtie así en la iglesia catedral como en todas las de la diócesis se canten solemnemente himnos a todas las horas diurnas y nocturnas, según la costumbre ya introducida en casi todas las iglesias del orbe cristiano: que en las antífonas O sapientia &c. no se diga el salmo Miserere mei &c.: que en adelante se celebre la fiesta de S. Agustín, de cujus regulâ sumus, con rito de seis cantores, y la de su traslación de cuatro cantores: que la fiesta del Corpus tenga octava solemne, como la de la Asunción de nuestra Señora; y por último, que las cuentas de los oficios, que solían darse dos veces al año, se diesen solamente una vez en todo el mes de Junio. Del mismo año 1347 son las constituciones de capellis et sepulturis: de vestibus et jocalibus episcoporum, et canonicorum: y de libris ecclesiae conservandis. La muerte de este prelado la anuncia así el necrologio: II. id. Julii obiit vener. Dominus Fr. Bernardus Olivarii, episcopus Dertusensis, ac magister in sacrâ paginâ, anno Domini MCCCXLVIII., quem fecit translatari vener. G. Oliverii, prior claustralis quondam. Nada más añade el sencillo epitafio que se puso sobre su sepulcro en la capilla de Santa Candia. Muerto este obispo, eligió el cabildo a D. Francisco de Monte Olivo, prior mayor de la iglesia. Mas ocurrió lo que con Sentmanat, que el papa nombró al obispo de Lérida

XIII. D. Jayme Cyon, el cual tomó posesión de esta silla a 24 de Diciembre de 1348. Entre otras memorias de este prelado hallo que hizo algunas constituciones en 1350: una de electione prioris majoris ecclesiae, en que manda sea elegido por compromiso y no por escrutinio: otra concebida en estos términos: Statuimus quod in diebus dominicis, in festis novem lectionum, et colendis, vel duarum caparum, introitus missaenon triplicetur, ut inter illa, et alia majora et praecipua festa differentia cognoscatur. 

No he hallado otro vestigio de este rito. Murió este obispo visitando su diócesis en la villa de S. Mateo a 18 de Octubre de 1351. No perdió el cabildo esta ocasión de recobrar sus derechos, y eligió segunda vez obispo a D. Francisco de Monte Olivo. 

De nada sirvió esta elección, sino para que el electo fuese promovido a la iglesia de Elna, donde murió a 12 de Octubre de 1354, como se nota en el necrologio. Al de Elna le trasladó el papa a Tortosa. Se llamaba 

XIV. D. Esteban, del cual nada sé sino que murió en Roma el año 1356: sucedióle 

XV. D. Juan Fabra, electo por Inocencio VI a 27 de Febrero de 1357. Antes de venir a esta iglesia, su vicario general Pedro de Urgel hizo con el cabildo varias constituciones dirigidas a la perfección del culto y de la vida regular. Entre las constituciones del sínodo que celebró en 1359 se manda quòd nullus praesbyter.... portet gladium vel ensem, seu maneresium in parte dextrâ, vel sinistrâ.... tabargia, sive mantanos... habeant. Permaneció en esta silla hasta 1362, en que fue trasladado a la de Carcassona. Sucedióle 

XVI. D. Jayme de Aragón, electo en la edad de veinte y un años por Inocencio VI. 

Del tiempo de este prelado, es a saber, del año 1363 es la constitución que establece el modo como debía ser llevada la santa cinta ad parterias, de lo cual hablaré de propósito en otro correo. En el año siguiente mandó que en todos los miércoles, a excepción de los de Adviento y Cuaresma, se rece de S. Agustín. En 1365 dotó suficientemente el oficio de lectoral, instituido por su antecesor D. Esteban. 

Otras muchas constituciones quedan de este obispo; entre las cuales quiero referir a la letra la siguiente: quòd in missâ non cantentur prosae nisi in festis duorum, aut quatuor, aut sex cantorum, et tunc non antiquae et longae, sed aliae pulchrae; cùm decentius sit celebrare officium missae spatiosè, quàm illud properando, occupari seu detineri tempus per dictas prosas antiquas et longas. Fue trasladado a la silla de Valencia al año 1369, y en el mismo le sucedió 

XVII. D. Guillermo de Torrellas, trasladado a esta iglesia de la de Barcelona por el papa Urbano V. Del 1371 he visto varias constituciones suyas, es a saber: quod tantum quatuor canonici ad studia mittantur: de cereis ante altare B. Mariae: quod canonici non fiant compatres absque licentiâ, nec intersint in nuptiis, nec in eis comedant: y la abolición de la subtesorería, oficio que obtuvo el último Juan Espuny. Adelantó mucho este prelado la fábrica de la iglesia, ya publicando indulgencias, ya aplicando varios réditos de beneficios como dije. Celebró un sínodo en 1378 a 4 de Mayo, en el cual ordenó que los sínodos se tuviesen en adelante en la dominica in albis, porque en la del pastor bonus ocurrían las ferias de Tortosa, con lo cual estaban incomodados los curas de la diócesis, por la escasez de habitaciones. Murió D. Guillermo a 16 de Febrero de 1379. En el testamento que otorgó dos días antes ante Pedro Sunyol, firma un Arnaldo Torrelles, que debía ser hermano suyo. En su entierro se gastaron 1575 sueldos en cera, como se ve en una apoca (ápoca en el texto; apocha : como un albarán, detalle de gastos) de Domingo Ciurana. Su epitafio en Santa Candia nada contiene de particular. A la muerte de este prelado siguió una larga vacante, ocasionada por el funesto cisma que tanto afligió a la iglesia de Dios en el remate de aquel siglo y principios del siguiente. El cabildo hizo de su parte cuanto pudo para recobrar su antiguo derecho; y efectivamente llegó a elegir obispo a D. Miguel Cirera, prior mayor de esta iglesia, el cual había sido vicario general del obispo D. Jayme de Aragón. Pero al cabo tuvieron que ceder el electo y los electores al nombramiento que Clemente VII hizo de 

XVIII. D. Hugo de Lupia y Bages, quien tomó posesión de esta silla a 4 de Febrero de 1387, y a 15 de Octubre del año siguiente ya celebró sínodo. En una de sus constituciones manda quòd rectores et vicarii utantur vestibus non nimis scotatis, longis, vel brevibus.... et non botonatis; ita quod botones non portent in dictis indumentis superioribus, sive sit gramasia (gramalla, gramalles), aut supertunicale, vel tabargium... Non utantur sotularibus nimis apertis, et scotatis, et sine puntis, seu restris, sed tantum apertis ut pes possit intrare. Establece en el mismo la fiesta de la concepción de nuestra Señora con rito de dos cantores, y que las horas diurnas y nocturnas en las tres ferias mayores se terminen con la oración Respice, conforme al uso introducido en otras iglesias de esta provincia. Otras constituciones hizo para la catedral en 1390, 93 y 98, las cuales se conservan en la colección de ellas que está en el archivo. Nada más sé de esta prelacía, que duró hasta fin del año 1398, en que Benedicto XIII (Luna) le trasladó a la silla de Valencia. A 1.° de Junio de 1399 eligió el cabildo para obispo a su prior mayor Juan Ciurana. El rey D. Martín quería que lo fuese D. Pedro de Luna; mas esto era contra la constitución de la iglesia, según la cual el electo debía ser canónigo reglar. Resolvió el papa en este negocio a favor del rey, dando en administración esta iglesia al mismo

XIX. D. Pedro de Luna, que la gobernó hasta que fue electo arzobispo de Toledo en 1407. En el mismo año le sucedió

XX. D. Francisco Clemente Pérez, trasladado en 1410 a la silla de Zaragoza. Tan escasas son las noticias que tenemos del sucesor 

XXII. Pedro de Luna, segundo de este nombre, el cual gobernó esta iglesia hasta fines de 1415. En tiempo de este prelado hizo el papa Luna la famosa reforma de esta catedral, de cuyas constituciones envío copia. También se tuvieron entonces en esta ciudad las célebres disputas entre cristianos y judíos, a las cuales asistió aquel papa, y de ellas tomó ocasión para formar la grande constitución, que publicó poco después en Valencia in favorem fidei nostrae, et in opprobium judaicae caecitatis. El original existe en este archivo, y una traducción lemosina en la biblioteca de mi convento de Valencia en un códice MS. de constituciones tarraconenses. A tan breves pontificados siguió uno, que duró cincuenta y ocho años, y fue el de

XXII. D. Otón de Moncada, electo a 21 de Diciembre de 1415: celebróse en su tiempo el famoso concilio provincial de Tortosa de 1429, presidido por el cardenal Pedro de Fox, legado de Martino V, cuyo objeto fue extinguir las reliquias del cisma, y reparar las quiebras que había padecido con aquella ocasión la disciplina eclesiástica. Había ya renunciado el antipapa Gil Muñoz en manos del mismo cardenal su supuesto derecho al pontificado a 14 de ese año, en la villa de S. Mateo; de donde pasaron a esta ciudad al sínodo, que comenzó el día 10 de Septiembre. El cardenal Aguirre publicó las actas y constituciones de este sínodo; y esto me consuela en la escasez de documentos que hay aquí sobre él. Sin embargo va copia de la convocatoria que expidió aquel legado omitida por Aguirre. La saqué del original que se guarda en el archivo de la iglesia de Segorbe. En el año 1432 celebró nuestro prelado sínodo en Ulldecona, cuyas constituciones, con las correcciones que parecieron oportunas, renovó en el que tuvo el año siguiente en Tortosa a 1° de Febrero. Van copiadas. Otras hizo para el gobierno de la iglesia en distintas ocasiones: en una de ellas ordenó que nadie fuese admitido por canónigo de esta catedral, que no fuese graduado en derechos o teología, y profeso ya cinco años en la vida reglar de S. Agustín. Hallóse D. Otón en el concilio Basileense, y fue creado cardenal de Santa Potenciana por el antipapa Félix V; por donde se ve haber sido de los que se mantuvieron en Basilea, y se opusieron a la traslación del concilio a Ferrara, mandada por el papa Eugenio IV. Sábese que este papa aprobó todas las creaciones de cardenales que el cismático había hecho: y así el nuestro fue siempre reconocido por tal. Durante su ausencia de esta silla, que fue como de cuatro años, gobernó la iglesia D. Bernardo, obispo Caratense, el cual consagró el altar mayor del nuevo templo en 1441. Dicen que fue D. Otón muy liberal con su iglesia: murió a 20 de Febrero 1473.

XXIII. D. Alonso de Aragón, hijo del conde de Ribagorza y maestre de Calatrava, fue promovido a esta silla por Sixto IV a 31 de Julio del año 1475, a los 20 de su edad. Tomó posesión de ella a 21 de Agosto del año siguiente por medio del arzobispo de Cáller, que estaba en esta ciudad. Esto dicen Macip y Martorell. Mas yo hallo algunas constituciones capitulares hechas por los vicarios generales del cabildo en sede vacante en el año 1477. No constan las cosas que debió de hacer para bien de su diócesis, aunque su pontificado duró hasta 1512, en que fue trasladado a la metrópoli de Tarragona. Con esta ocasión fue electo D. Fr. Juan de Enguera, dominico, obispo que era de Lérida; mas por haber muerto en Valladolid antes de tomar posesión, no se cuenta en este catálogo. Fue luego nombrado

XXIV. D. Fr. Luis Mercader, cartujo, del cual sólo sé que tomó posesión a 13 de Enero de 1514, y que murió de allí a dos años por el mes de Junio. Seguidamente eligió el cabildo al noble D. Luis de Cardona; y esta es la última vez que intentó este cuerpo recobrar sus derechos. Estaba ya concordado el patronato real; y así sin hacer caso de esta elección fue nombrado por el rey

XXV. Adriano de Florencia, deán de Lovaina y maestro de Carlos V. Tomó posesión a 18 de Noviembre de 1516, y antes de cumplirse el año fue creado cardenal título SS. Joannis et Pauli, por el papa León X, a quien sucedió en la silla de San Pedro a 26 de Enero de 1522. Estaba entonces el electo en Victoria, adonde fueron para cumplimentarle por parte de esta iglesia Miguel Boteller, camarero, Francisco Oliver, prior claustral, Juan Pellicer, sacrista, Juan Llaurador, canónigo, y el M. Fr. Baltasar Sorió, dominico, lectoral de la misma. Viniendo después el papa por Zaragoza a Tortosa asistió de pontifical a las primeras vísperas del Corpus a 18 de Junio, y últimamente se hizo a la vela en Tarragona a 6 de Agosto. Retuvo esta silla hasta poco antes de morir, en que la dio a 

XXVI. D. Guillermo Enchifort, su datario, y cardenal como el de S. Juan y S. Pablo: se mantuvo en Roma, donde murió en 1534 como dice Alfonso Chacón. Sucedióle 

XXVII. D. Fr. Antonio de Calcena, de la orden de S. Francisco. Tomó posesión a 5 de Octubre de 1537, y murió a los dos años de su gobierno. Otros dos estuvo vacante la silla hasta 29 de Julio de 1542 en que entró a ocuparla

XXVIII. D. Gerónimo de Requesens, del cual conserva esta iglesia la corrección del breviario que ordenó de nuevo, y se imprimió en León de Francia por Dionisio Herseo en 1547 a expensas de Bartolomé Masía. Es graciosa y estimable la prefación de este libro. Nada más sé de aquel prelado sino que murió en Barcelona a 21 de Noviembre de 1548. Pasados cinco años le sucedió

XXIX. D. Fernando de Loazes, natural de Orihuela, y obispo que había sido de Elna y Lérida: en 1560 fue trasladado a Tarragona, y el mismo año fue provisto

XXX. D. Fr. Martín de Córdoba y Mendoza, religioso dominico: tomó posesión a 1.° de Diciembre de ese año, y poco después partió al concilio de Trento, llevándose consigo por teólogos al camarero de esta iglesia Mateo Boteller, y al M. Fr. Pedro Satorre (igual que Latorre, de ipsa turre : torre),  dominico. El cabildo le señaló en 14 de Octubre de 1561 cien ducados cada año de los que estuviese ausente por tan justa causa. Subscribió al concilio, y vuelto a su iglesia la gobernó hasta el 1574, en que fue trasladado a Córdoba su patria. Sucedióle otro religioso de su orden, que fue 

XXXI. D. Fr. Juan Izquierdo, el cual había sido lector de esta catedral, y provincial de su provincia, a 21 de Julio del mismo año. En el siguiente 1575 celebró un sínodo, cuyas constituciones publicó su sucesor el señor Márquez de Prado. Fabricó a su costa la iglesia del colegio de su orden de esta ciudad, en la cual está enterrado; sobre su sepultura se hallan estos versos: (*borroso)

Qui summâ cum laude sui bis rexit habenas

Ordinis, antistesque fuit Dertusae, et egenis

Perfugium, fratris recubant hic ossa Joannis

Hizquierdi; felix animus migravit olympum.

Obiit 30 Septembris 1585.

XXXII. D. Juan Terés, natural de Verdú en Cataluña; fue trasladado a esta silla de la de Elna en 1586, y apenas comenzó a mostrar en ella su celo pastoral, fue promovido en el año siguiente a Tarragona. Le sucedió luego

XXXIII. D. Juan Bautista Cardona, natural de Valencia, obispo de Vique, y uno de los sabios más acreditados de su tiempo, el cual ayudó con sus luces a Felipe II en la formación de la biblioteca escurialense (Escorial), sobre lo cual imprimió un tratadito intitulado de regia S. Laurentii bibliothecâ (San Lorenzo): en que sobre las ideas necesarias para aquella empresa, se hallan noticias de bibliotecas particulares y códices raros. Gobernó esta iglesia solos dos años, y murió en Valencia a 30 de Diciembre de 1589. Está enterrado en el claustro junto a la puerta por donde se entra a la iglesia: y en lo alto de la pared se halla este letrero: Joannes Baptista Cardona, vir suorum temporum eruditissimus, primò Ausetanae (Ausonia: Vich, Vique), secundò Dertusanae ecclesiae episcopus, hic conditur. Vitâ functus III. cal. Jan. 1589.

XXXIV. D. Gaspar Punter, natural de Morella, canónigo de esta iglesia y su prior claustral, comenzó el gobierno de ella a 21 de Febrero de 1590. Grandes memorias quedan del amor y liberalidad con que trató este prelado a su esposa. Apenas hay iglesia en toda la diócesis que no tenga alguna muestra de ello. En la catedral costeó la preciosa y bien entendida reja del coro, y también la del altar mayor gastando en estas y otras obras más de 10 (símbolo parecido a la @)ducados de oro; fundó un monte de piedad para remedio de los males y escasez que padecían los labradores. Consagró la iglesia a 8 de Junio de 1597, y desde entonces se celebra la fiesta de su Dedicación en la dominica II del mismo mes, no estando impedida con la octava del Corpus. También entendió en reformar los ordinarios de la iglesia de acuerdo con el cabildo, quien nombró a D. Gerónimo Tersá, arcediano de Culla, y al canónigo D. Jayme Miró; imprimiólos en Valencia en 1592. Murió este gran prelado a 13 de Mayo de 1600: sepultáronle delante de las gradas del presbiterio, donde se lee este epitafio, que ciertamente desdice de su literatura:

Gaspar obiit cum Punterius, qui rexerat annos 

Bis quinque hanc sedem (hic illius ossa cubant): 

Mille sequebatur jam sexcentessimus annus

Lux decima et Madii tertia mensis erat. 

XXXV. D. Fr. Pedro Manrique, de la orden de S. Agustín, tomó posesión de esta silla a 30 de Abril de 1601, y la gobernó hasta el 1611, en que fue electo arzobispo de Zaragoza. Era muy estimado de Felipe III, quien le nombró su virrey en todo el principado de Cataluña. Le sucedió

XXXVI. D. Fr. Isidoro Aliaga, dominico, en 25 de Agosto de 1611, y antes de cumplirse el año fue trasladado a la iglesia de Valencia. Poco más duró el pontificado de

XXXVII. D. Alfonso Marques de Prado, natural de Segovia; es a saber, desde 3 de Agosto de 1612 hasta 1626, en que le promovieron a la iglesia de Cartagena. Tuvo un sínodo en 1615, el cual imprimió poco después con este título: Constitutionum synodalium *Dertus. partes V, compilatae sub episcopo Dertusensi Alphonso Marques de Prado. = Valentiae ap. *Petrum Patricium Mey 1616, 4.° Contiene también las que hizo su antecesor D. Fr. Juan Izquierdo en el sínodo de 1575. Fue su sucesor 

XXXVIII. D. Luis de Tena, canónigo de Toledo, y tomó posesión a 26 de Octubre de 1616. Fue muy liberal con esta iglesia, y devotísimo de la reliquia de la santa Cinta, cuyo actual relicario hizo a sus expensas, como se ve en las inscripciones que en él se grabaron; y aun quiso ser enterrado en la capilla de esta advocación. Murió a 26 de Septiembre de 1622. Su epitafio dice así: 

His nostrae aetatis futurae et gloria Tenae

Praesulis ossa cubant, spiritus astra colit. 

Sucedióle un prelado muy ilustre, que fue

XXXIX. D. Agustín Espínola, genovés, cardenal de S. Cosme y S. Damián; era entonces de 27 años, tomó posesión en el de 1613 a 12 de Abril. El año siguiente vino a su iglesia, y debió traerse consigo el cuerpo del niño S. Clemente mártir, que le había dado urbano VIII, el cual regaló después a esta catedral: dio además quinientas libras para la nueva custodia trabajada por los plateros Aloy Camañes y Agustín de Roda: puso la primera piedra de la actual iglesia parroquial de Santiago. Todo esto y mucho más hizo en solos dos años, hasta que fue trasladado a la silla de Granada a 16 de Octubre de 1625. Tres años estuvo esta iglesia sin pastor, hasta que tomó posesión de ella en 7 de junio de 1628

XL. D. Justino Antolínez de Burgos, deán que era de Granada. Gobernóla hasta 9 de Julio de 1637 en que murió, sin que podamos referir ninguna particularidad del tiempo de su prelacía. 

XLI. D. Juan Bautista de Campana, napolitano, tomó posesión de esta iglesia a 25 de Enero de 1641. Era General de la orden de S. Francisco, y quiso ser consagrado en esta catedral por los obispos de Lérida, Segorbe y el auxiliar de Valencia. Pasó al obispado de Puzol en Nápoles, no se sabe cuando, porque tampoco consta el año en que fue electo obispo de esta iglesia D. Francisco Aguilón y Sentís, camarero de la misma, el cual no llegó a tomar posesión. Lo que se sabe es que ya en 1656 era obispo 

XLII. D. Fr. Gregorio Parcero, Benedictino y natural de Tuy, obispo que había sido de Elna y Gerona, y que murió de más de 100 años en el de 1663. Fue su sucesor 

XLIII. D. Fr. Josef Fageda, de la orden de S. Gerónimo, natural de Vique, y obispo antes de Gerona. En tiempo de este prelado se comenzó la capilla de nuestra Señora de la Cinta, en que brilla más la naturaleza que el arte; puso él mismo la primera piedra. Murió de edad de 77 años en el de 1685. Le sucedió en el mismo año 

XLIV. D. Fr. Severo Tomás Auther, natural de Puigcerdá, de la orden de Santo Domingo, y obispo que era de Gerona: celebró dos sínodos, uno en 1687, y otro en 1696, cuyas constituciones publicó él mismo en un volumen con una prefación latina. Falleció en el año 1700, y fue enterrado en el convento del Rosario de esta ciudad. 

A proporción que nos acercamos a nuestros tiempos, son más escasas las noticias de estos prelados. Algunos elogios que aquí quedan, son más académicos que históricos. 

Lo contrario sucede en los prelados del siglo XII; vamos adelante. Llamábase el sucesor 

XLV. D. Silvestre García Escalona, natural de Almonacid, del cual no se conserva más memoria que la de su traslación a Salamanca en 1714: tuvo por sucesor a 

XLVI. D. Juan Miguélez de Mendaña y Ossorio, de la casa de Astorga, el cual tomó posesión el año siguiente, y dentro de dos años murió de vuelta de un sínodo provincial celebrado en Gerona.

XLVII. D. Bartolomé Camacho y Madueno fue promovido a esta silla por Felipe V en 1716 a los 27 de su edad; era natural de Montoro, diócesis de Córdoba, y canónigo lectoral de Palencia: tomó posesión de allí a dos años, y en su largo pontificado dio grandes muestras de celo pastoral y amor a la disciplina eclesiástica y a sus ovejas; por lo cual renunció constantemente el obispado de Palencia en 1749. Falleció a 1.° de Abril de 1757. No eran menores las esperanzas que daba por sus grandes prendas el sucesor 

XLVIII. D. Francisco Borrull, natural de Valencia, y canónigo de aquella iglesia; pero a los diez meses de su pontificado murió visitando la diócesis en la villa de San Mateo a 5 de Agosto de 1758. Sucedióle de allí a dos años

XLIX. D. Luis García Mañero, natural de Sotillo, diócesis de Osma, y canónigo de Santiago; fue trasladado a Zaragoza a fines de 1764. A 22 de Abril del siguiente ya tomó posesión el sucesor 

L. D. Bernardo Velarde y Velarde, natural de Santillana, diócesis de Santander, doctoral de Sevilla: entró en esta ciudad el día 8 de Octubre del mismo año 1765, y en 1779 fue trasladado a la metropolitana de Zaragoza. En Agosto del mismo año fue nombrado para esta silla 

LI. D. Pedro Cortés (Cortes en el original) y Larraz, natural de Belchite (Cortes de Aragón, pueblo, está a unos 42 km) en Aragón, y arzobispo que era de Guatemala: tomó posesión de ella a 4 de Febrero del siguiente, y la gobernó hasta fines de 1786, en que retirándose a Zaragoza renunció el obispado, y murió de allí a poco, día 7 de Julio. Sucedióle 

LII. D. Victoriano López Gonzalo, natural de Terzaga, diócesis de Sigüenza: era obispo de la Puebla de los Ángeles. Apenas tomó posesión de su silla, padeció Tortosa grandes males con la furiosa inundación del Ebro, que destruyó sus campos, y arruinó gran multitud de casas, aun dentro de la ciudad. Fue esto en Octubre de 1787. Buena ocasión para que el obispo mostrase su celo y caridad con su nueva esposa

De aquí le trasladaron al obispado de Cartagena a principios del 1790. Le sucedió el actual prelado 

LIII. D. Antonio Josef Salinas y Moreno, natural de Hellín, diócesis de Cartagena, de la orden de S. Francisco, cuyo Comisario general había sido. Tomó posesión en 29 de Julio mediante procurador, e hizo su entrada pública a 19 de Diciembre del mismo año 1790. Si algún sujeto curioso y laborioso de los muchos que hay en este cabildo no se toma el trabajo de continuar históricamente el episcopologio de la iglesia, vendrá tiempo en que apenas se sabrá si han existido algunos de estos prelados. Respecto de los cuatro últimos a duras penas hubiera podido hallar las épocas de sus pontificados, si no fuera por la curiosidad de Don Juan Bautista Peña, penitenciario de esta iglesia, que reside en ella desde el año 1765.

Debo prevenirte que no esperes noticia separada de los sínodos de esta iglesia, supuesto que ya la he dado hablando de los prelados que los presidieron, con expresión de lo particular y más notable que contienen: ahí envío copias de todos ellos que hablarán por mí (a). A Dios. Tortosa &c. 

dimecres, 6 de juliol del 2022

CARTA XXXVI. Estado de la iglesia de Tortosa después de su restauración.

CARTA XXXVI. 

Estado de la iglesia de Tortosa después de su restauración: fue por algún tiempo parroquia suburbana de Tarragona: cartas inéditas del papa Adriano IV al conde Don Ramón Berenguer, y su contestación: número de los primeros canónigos de esta iglesia: origen de la desigualdad de sus rentas respecto de las dignidades: masa común y reunión de ambos cuerpos en un solo capítulo: secularización de esta iglesia: reliquias que han durado hasta nuestros días de la vida reglar antigua: fórmula de profesión: congregación de esta catedral: clase de conversos: memorias de lo que era. 

Mi querido hermano: La santa iglesia de Tortosa, bien conocida en todo el orbe cristiano por la antigüedad del pueblo y de su silla, no lo es aun bastante con respecto a su tesoro literario. Los historiadores seculares sólo han tratado de las cosas eclesiásticas de esta ciudad, en cuanto podían servirles de apoyo para sus escritos. Aun los que han tomado por objeto la religión, hablan en general de sus costumbres (costums de Tortosa), reliquias, obispos y sínodos; mas no desentierran todos los monumentos de su historia eclesiástica, ni en los conocidos descienden a cosas particulares, dejando sin pulir ciertas piedras que hermosean este edificio. 

Ocupación penosa a que no saben sujetarse los grandes ingenios; mas no por eso inútil, ni tampoco indecorosa a quien tenga genio para ello y constancia. 

Con este objeto y deseo comenzaré a tratar de la santa iglesia de Tortosa; no de su estado primitivo, porque la larga dominación de los moros destruyó los documentos con que pudiera ilustrarse. Contentaréme con hablar de lo que he podido haber a las manos, aunque tal cual vez por la conexión y enlace de las materias subiré a siglos más remotos. 

Por lo que toca pues al estado moderno de esta silla, debe tenerse presente que el conde D. Ramón Berenguer, IV de este nombre, y último de los condes de Barcelona, logró lo que varios príncipes habían intentado inútilmente, que fue conquistar esta ciudad tan principal, y tenerla por frontera (marca), que por esta parte guardase la 

provincia tarraconense de las correrías de los moros. Púsole sitio a principios de Julio de 1148, y a 30 de Diciembre del mismo año la rindió, y entró en ella victorioso. No discordan (discuerdan) de esta cuenta los historiadores que ponen esta conquista en el año 1149 (a), porque estos siguen la cuenta de los años que comenzaban en el día de la Natividad del Señor; cosa que en el siglo XII usaron algunos notarios (b), y después en el XIV se usó más generalmente con la autoridad del rey D. Pedro IV de Aragón. 

No era ya por entonces esta ciudad título de obispado, como lo había sido algún tiempo aun bajo la dominación de los moros. Así en la consagración de la catedral de Barcelona en el año 1068 se halló presente, y firmó la escritura que de ello se hizo un Paternus episcopus civitatis Tortusensis. 

(a) Dos cronicones antiguos e inéditos, que yo sepa, he copiado aquí, los cuales fijan esta conquista en el año 1148, y el uno señalando el día tertio calendas Januarii. 

Van ambos en el apéndice de este tomo.

(b) V. nuestras notas a las Cartas III y IV del marqués de Mondéjar, publicadas en el apéndice del t. I. pág. *231 y sig. 

Mas esto es regular que sólo durase hasta los tiempos del papa Gelasio II, el cual instituyendo a S. Oldegario, arzobispo de Tarragona, dispone que cuando por la clemencia divina vuelva Tortosa a manos de los fieles, quede su iglesia en la diócesis de Tarragona como su parroquia suburbana, hasta que aquella metrópoli recobre enteramente su primer lustre; y entonces se dé a Tortosa su propio pastor (a). 

(a) Las palabras del papa son estas: Sanè Dertosam, si divina clementia populo christiano reddiderit, in suburbamam parochiam metropoli Tarraconensi concedimus, donec praestante Deo, Tarraconensis ecclesia  robur status sui recipiat; mox Dertosa ipsa proprium pastorem obtineat (Epist. Gelasii II ad Oldegarium, ap. Flor. Hisp. Sac. t. XXV. p. 221.). 

A pesar de esta constitución dice el M. Risco (T. XXXII. de la Esp. Sagr. pág. 118.) que el conde. D. Ramón se dio tan buena maña en restaurar la silla de Tortosa, que no hubo tiempo para llamarse su iglesia parroquia de la de Tarragona. Creyéronlo así también otros escritores, porque no conocieron otro documento sobre dotación y disposición de la iglesia de Tortosa, anterior al de la consagración de su obispo Gaufredo en 1151. Y así no supieron que el conquistador hubiese resuelto poner en práctica el decreto del papa Gelasio; como por fortuna lo he averiguado yo, habiendo hallado en el archivo de esta santa iglesia una escritura original desconocida de nuestros historiadores. En ella concede el conde a la iglesia de Santa María de Tortosa y a D. Bernardo, arzobispo de Tarragona, a quien llama obispo de Tortosa por concesión del romano pontífice (et tibi, Bernarde, Tarraconensis archiepiscope, ejusdemque civitatis Dertosae, concessione romani pontificis episcope, tuisque succesoribus episcopis in eadem civitate Dertosâ substituendis), todos los diezmos y primicias de los cristianos que trabajaban en el territorio del obispado, y las posesiones correspondientes a la mezquita mayor, y además dos hornos en la misma ciudad, uno para la mensa canonical, y otro para la episcopal. Esta escritura está sin fecha de lugar, ni día del mes, y sólo expresa el año de la Encarnación 1148 (a: V. este documento al fin en el apéndice.). Probablemente se hizo esta donación estando ya el conde sobre Tortosa, y poco antes de apoderarse de ella, que es cuando dio también a la República de Génova la isla situada delante de Tortosa; porque por el instrumento de esta última donación, que publicó Risco (T. 42. p. 248.) (N. E. Lo he editado de la colección de Bofarull) consta que se hallaba presente el arzobispo de Tarragona D. Bernardo; y así es verosímil que entonces le hiciese la donación de esta su iglesia parroquial, y también que tomase de ella posesión verificada la conquista. Por otra parte es de considerar que en este documento el conde se intitula expresamente Marqués de Tortosa; cosa que a mi parecer no hizo antes de apoderarse de esta ciudad. Y así no hay inconveniente en que esta escritura se hiciese en los meses de Enero, Febrero, o Marzo del año siguiente, los cuales todavía pertenecían al año 1148 de la Encarnación: cuenta que observaron con rigor en otros documentos que he visto de la mitad de aquel siglo. Como quiera, aunque esta escritura está concebida casi en los mismos términos que la del 1151, varía en el sujeto a quien se hace la donación, en la fecha, en el escribano y en los testigos, los cuales en la de 1151 son veinte y ocho, y aquí solos nueve, es a saber: Sig+num Guillelmi, Raymundi Dapiferi, Geraldi de Rupiano, Otonis, Raymundi de Podio alto, Bertrandi de Merola, Guillelmi de Castro vetulo, Arberti fratris ejus, Bernardi de Castelleto, Bernardus Vicia qui hoc rogatus scripsit. En resolución este documento es una prueba indubitable de que antes que el conde D. Ramón restituyese la silla episcopal a esta ciudad, y mientras disponía lo necesario para ello, y llamaba a Gaufredo, abad de S. Rufo en la Provenza, y se trataba de su consagración, se verificó en la iglesia de Tortosa la constitución de Gelasio II, que la declaró parroquia de la diócesis de Tarragona. 

Llegado el año 1151, y consagrado en Tarragona el obispo Gaufredo, recobró esta ciudad su esplendor antiguo, y con las donaciones del piadoso conde se comenzó a entablar en ella el culto y cuanto a su dignidad correspondía. De la largueza de este príncipe quedan aquí muestras sinnúmero, de que acaso más adelante haré mérito. Sin embargo por las continuas guerras y empresas contra los sarracenos, no pudo por algún tiempo verificar sus deseos tan de lleno ni tan pronto como quisiera a favor de esta iglesia, a la cual miraba sicut triumphalem plantationem, et memoriale suum, como se explicaba su hijo el rey D. Alfonso (II de Aragón) en el año 1164, confirmando el privilegio que le había concedido su padre de construir ciertos molinos. A pesar de estas circunstancias en que se hallaba el conde, le escribió el papa Adriano IV una carta, que si bien era muy honrosa para esta iglesia, no dejaría de afligir el ánimo de aquel soberano (N. E. no se entienda soberano como rey, que lo fueron Ramiro II, reina Petronila su hija, y el nieto Alfonso II, hijo de Ramón Berenguer IV conde de Barcelona, Barchinona + otras variantes y demás títulos que tuvo, incluído el de Princeps Aragonum). En ella le mandaba que dotase suficientemente al nuevo obispo y a sus XX canónigos, dándoles terrenos para edificar iglesia y las demás oficinas necesarias; amenazándole que de lo contrario daría permiso al obispo para volverse a su claustro, esto es, al monasterio de S. Rufo de la Provenza de donde había venido. Estrechábale además a que restituyese cuanto antes a esta iglesia las mezquitas y sus posesiones que tenían los moros en la diócesis. Hacíale también saber como había concedido a esta iglesia los diezmos de cierta isla del Ebro, que el conde había dado a la de S. Lorenzo de Génova, en agradecimiento a los favores que de aquella República había recibido. Por ultimo le encarga que esté al juicio arbitral del arzobispo de Tarragona sobre los derechos pertenecientes a la iglesia de Tortosa en S. Juan del Campo, Cementerio &c., y que haga lo mismo Guillermo Ramón Dapifer. Concuerda todo esto con lo que el mismo papa escribió al obispo Gaufredo, aprobando y tomando bajo su protección la iglesia, sus constituciones y derechos. Y como esta tiene la fecha de Benevento a 20 de Marzo de 1155, no hay inconveniente en reducir al mismo tiempo estotra carta de que hablo, que aunque carece de año, tiene la misma fecha de lugar y día (a: V. en el apéndice de documentos.). 

El conde por su parte, guardando la atención que debía al padre común, le escribió una carta, de que he hallado una copia sin fecha en este archivo; por lo cual, y por algunas expresiones de ella, no me atrevo a decir que sea contestación a la del papa. En ella dice que tenía vistos S. S. con sus propios ojos parte de los trabajos y sudores con que había conquistado a Tortosa y Lérida; y que los que no había visto sabía por relación de otros. Mas que todo lo daba por bien empleado por la gloria que de ello resultaba a Dios, y el aumento de la Iglesia Romana. Y aunque por lo mucho a que debía atender no bastaban sus fuerzas para la edificación de las iglesias, todavía ponía en manos de S. S. la formación y establecimiento de la de Tortosa, para que hiciese en ella cuanto bien visto le fuese, y le pidiese su obispo Gaufredo. Sigue dándole cuenta de la composición entre el obispo y los frailes hospitalarios de Jerusalén sobre el campo de S. Juan, cuya mitad quedaba para socorro de los pobres, y la otra para cementerio de la iglesia. Hoc idem (dice), si vos jusseritis, juramento probare para* 

ti; et nos ita concedimus, Dícele luego que podía informarse del obispo Gaufredo sobre los puntos siguientes: de revelatione beati Ollegarii (Olegario, Olegari) olim patris vestri; de episcopis ecclesiarum vestrarum, quae sunt in partibus nostris, per vos ad religionem informandis, de querimoniâ quam habemus adversus episcopum Pampilonensem (obispo de Pamplona); de precibus quas per archiep. Ebredunensem, per episcopum Forojuliensem, per nuntium nostrum magistrum Seguinum, et per litteras nostras paternitatis vestrae sublimitati destinavimus &c. 

Lo de la revelación de S. Olegario aludiría a algún reciente milagro del santo arzobispo; pero la expresión olim patris vestri sólo podía verificarse escribiendo al papa Adriano IV, que había sido monje del monasterio de S. Rufo, donde también fue abad S. Olegario. Otra prueba de que la carta se escribió a Adriano es que hablando de Gaufredo, obispo de Tortosa, dice: meliùs quàm nos, vos ipsum novistis; porque el papa y el obispo eran de una misma casa, y por ventura de una edad. Estas circunstancias no se verifican en ninguno de los papas que lo fueron viviendo el conde D. Ramón (Berenguer) IV, sino sólo en Adriano IV. He dicho esto, porque en el principio de la carta no se expresa el nombre del papa; sólo dice: Venerabili Domino et patri suo dilectissimo, christianae religionis Dei gratiâ summum apicem obtinenti, sanctitatis ejus homo, miles, et servus R. comes Barchinonensis, et princeps Aragonensis, totius salutis summam, ac totum  totum seipsum (a: Se publica en el apéndice). 

Muerto el conde en 1162 a 6 de Agosto el obispo de Barcelona D. Guillermo, como vice-gerente suyo en la menor edad del rey D. Alfonso, y este mismo príncipe y los siguientes hicieron muchas donaciones a esta iglesia, con que quitaron toda ocasión de ser reconvenidos, y proporcionaron a la iglesia los medios de establecer su fábrica y constitución económica en todos los ramos. Así de esto, como de varios privilegios de inmunidad concedidos por papas y reyes a esta catedral y sus obispos, se hablará en el episcopologio; ahora sólo trato de dar una idea general de la iglesia. 

Su primer obispo D. Gaufredo estableció aquí la vida reglar de S. Agustín. Créese que al principio fueron solos nueve los canónigos, que son los firmados en la prima ordinatio ecclesiae Dertusensis, que publicó el M. Risco (en los apéndices del tomo 42.), es a saber, Geraldo, Pedro, Clemente, Bartolomé, Sancho, Juan, Bernardo, y dos Guillermos. El papa Adriano en su carta al conde D. Ramón dice que el obispo tenía CX fratres in conventu. Acaso supone los deseos, que todavía no se habían verificado por falta de medios para subsistir. Este número se aumentó después en términos que en el año 1320 tuvo que reducirse con la constitución de numero vicenario canonicorum. 

Creáronse por aquel tiempo y más adelante los oficios de prior, camarero, hospitalero, enfermero &c.; mas estos estaban unidos a los canonicatos, de suerte que eran solos los canónigos los que los servían en su primitiva institución. Hecha la división de los frutos por mitad entre el obispo y el cabildo, lo cual se verificó en tiempo del segundo obispo D. Ponce; de la parte del cabildo se señalaron y adjudicaron a los dichos oficios ciertas cantidades, las cuales con la obligación de dar cuenta dos veces al año, debían invertirse en los objetos de su institución, cuyos nombres conservan todavía. Andando el tiempo se alteró esta disciplina, y comenzaron a darse estos oficios a quien no era canónigo, ya por dispensa pontificia, que fácilmente obtenían los legados y cardenales,  ya por otras causas. De aquí resultó que los oficios se hallaron privados de voz en capítulo, y de otras preeminencias que disfrutaban como canónigos, y estos defraudados de las rentas, que debían invertirse en su vestuario, comida &c. Por otra parte los oficios tenían designados los frutos de ciertas iglesias, cuyo crédito tanto ha aumentado en nuestros días: mientras los canónigos percibían todavía la distribución diaria de veinte y cinco ochavos, que por ciertos respetos les señaló el llamado papa Luna (Benedicto XIII). Esta era la notable desproporción entre las rentas de dignidades y canonicatos, de que justamente se queja Pons en la carta VI. del tom. XIII. de su Viaje. Estos males y quejas mutuas atajó nuestro católico Monarca a 19 de Junio de 1803, 

(N. E. este tomo se publica siendo rey un católico monarca, a ver si sabéis quién fue, sin buscar online, sólo con esta pista: el pájaro y su familia tiene un conocido cuadro de Goya; dejó entrar a Napoleón “de excursión hacia Portugal” y Godoy mandó más que él; para más información os remito a los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, uno de mis escritores favoritos) 

conformándose con la ejemplarísima resolución de los dignidades y canónigos, los cuales, cediendo mutuamente parte de sus derechos e intereses respectivos, por amor a la paz y concordia, propusieron un nuevo plan de reunión compuesto de seis artículos, cuyo total objeto es restituir el capítulo único de dignidades y canónigos, y establecer una mensa común, cuyas rentas se distribuyan dando una porción a cada canónigo, porción y media al prior mayor, y a los otros oficios sola una sexta parte de accrescit. Resolución sabia y digna de eterna memoria; de la cual precisamente han de resultar grandes bienes a esta iglesia.

Acerca de la vida (1) reglar, ya dije que se estableció en 1158 sub regulâ S. Augustini, et juxta (2) consuetudines ecclesiae S. Rufi, que era el monasterio de Provenza, de donde fue abad el primer obispo Dertusense Gaufredo. La fórmula antigua (3) de profesión era esta: Ego frater talis offerens trado me ipsum Deo, et ecclesiae S. Mariae Dertusae; et promitto obedientiam secundum canonicam regulam S. Augustini vobis domino N. praefatae ecclesiae episcopo, et successoribus vestris, quos sanior pars congregationis ejusdem ecclesiae canonicè elegerit: 

Era peculiar estatuto de esta iglesia que sólo pudiesen ser elegidos los que fuesen canónigos reglares de S. Agustín. En el año 1369 a 14 de Junio se hizo constitución de que a esta fórmula y sus últimas palabras se añadiese seu canonicè intrantibus; porque ya los romanos pontífices privaban por entonces a los cabildos de la facultad de elegirse pastor. 

Poco a poco fue decayendo el vigor de la disciplina regular, como sucede entre hombres, de suerte que a principios del siglo XV se vio precisado el papa Luna a disolver en alguna parte la vida común, consignando a cada canónigo sus porciones, y mandando se diesen en dinero las distribuciones quotidianas. Siguióse a esto la abolición del desapropio, la costumbre de testar, y la de vivir fuera del claustro; parte de las cuales cosas las concedió el papa León X. Secularizadas más adelante en 1592 todas las casas reglares de S. Agustín en el principado de Cataluña, y en los condados de Rosellón y Cerdaña, y no expresándose en la bula de Clemente VIII la iglesia de Tortosa, acudieron sus canónigos al mismo papa en 1599 pidiendo su secularización. Por varios incidentes no tuvieron efecto estas preces, ni tampoco las que se repitieron en 1608 y 1621 y en otras ocasiones, hasta que Clemente XIV secularizó del todo esta iglesia en 1772. En estos dos siglos últimos era todavía llamada de canónigos de S. Agustín, y quedaba como vestigio de la vida reglar antigua el año de noviciado y la profesión de los canónigos. Vive todavía el Sr. D. Juan Peña, penitenciario, que pasó por este ritual. Otra reliquia es la distribución cotidiana del pan cocido en el horno común antiguo. También lo era la fiesta solemne de S. Agustín, cuyo rito de primera clase se ha quitado habrá tres o cuatro años para toda la diócesis: mas los canónigos por devoción a su antiguo patriarca, y en memoria de los bienes que hizo a esta catedral la guarda de su regla, solemnizan aún su fiesta con el mismo aparato que antes. Era fiesta de seis cantores instituida por el obispo D. Bernardo Oliver en 1347, y sobre esto por constitución de D. Miguel Cirera, vicario general del obispo D. Jayme de Aragón, se mandó en 26 de Junio de 1364 que en todos los miércoles del año, a excepción del Adviento y Quaresma, se celebrase fiesta de San Agustín IX lectionum. 

De los tiempos en que estaba en su vigor la disciplina regular quedan varias constituciones que he copiado, y la charta ciborum, o arancel de la comida en las principales fiestas del año. 

Había además a la norma de otras iglesias, congregación y hermandad con varias catedrales y monasterios. El P. Risco publicó en el lugar citado la carta de unión y concordia que estableció esta iglesia con la de Tarragona; de la cual todavía queda alguna reliquia. En el necrologio antiguo, propio de esta catedral, de que hablé en la carta pasada, quedan memorias de la hermandad que tenía con la iglesia de San Juan de Ripoll, con la de Barcelona y otras. En este género he hallado original la carta de hermandad que escribió el General de mi orden Munio de Zamora a D. Bernardo Benafer, prior, y a todo este cabildo, admitiéndolos, como deseaban, a los sufragios de ella. Está fecha en Palencia a 16 de Junio de 1291.

No se limitaba esta caridad a la comunicación con otros cuerpos; extendíase también a algunas personas particulares, las cuales eran admitidas a la congregación con este rito sacado de un códice antiguo: “Cùm aliquis societatem fratrum habere, et orationibus eorum voluerit se commendare, in capitulo detur illi cum libro quaesita societas, praelato ita dicente: Damus tibi societatem nostram, et participationem oratianum nostrarum, et beneficium eleemosynarum. Post haec incipiat hos psalmos: Levavi. Ecce quam bonum. Kyrie. Pater. Oratio. Deus qui nobis in famulis tuis praesentiae tuae manifestas signa; mitte super nos spiritum charitatis, ut in adventu fratrum, conservorumque nostrorum gratia nobis largitatis augeatur. Per Deus humilium visitator, qui nos fratrum dilectione consolaris; praetende societati nostrae gratiam tuam, ut per eos in quibus habitas, tuum in nobis sentiamus adventum. Per. Exuat cum praelatus saeculari veste, et induat regulari dicens; Exuat te Deus veterem hominem &c.”

Otra cosa era, a lo que yo entiendo, la clase de conversos, en que se consagraban algunos, aun los casados, al servicio de Dios y de esta iglesia. Queda de esta disciplina una muestra de la donación de un Pedro Guillén, hecha en el año 1158, la cual comienza así: "Noverint universi quod ego Petrus Guillelmi, miles, et uxor mea Pereta devotâ et spontaneâ voluntate donamus nosmetipsos Deo, et ecclesiae 

S. Mariae Dertusensis. Ita quod si in vitâ nostrâ, divinâ instigante voluntate, ad conversionem venire voluerimus, non liceat nobis ad aliam, conversionis causâ, ire ecclesiam nisi ad supradictam Dertusensem ecclesiam." 

A esta clase pertenecían María Ballester y su hijo Guillermo, con los cuales el obispo D. Gombaldo hizo en 1209 la siguiente concordia: “Sit notum cunctis, quòd ego Gombaldus, Dertusensis ecclesiae episcopus, et Pontius ejusdem ecclesiae prior, cum assensu et voluntate capituli nostri, recepimus te Mariam Ballestarii in sororem nostram, et filium tuum Guillelmum in fratrem nostrum, tam in temporalibus, quàm in spiritualibus. Et convenimus vobis dare, dum vixeritis, victum, et vestitum, sicuti consuevimus dare conversis fratribus nostris. Tamen si tu, Guillelmus praedictus nolueris accipere habitum nostrum, et uxorem accipere volueris; non teneamur tibi, nec ecclesia Dertusensis dare victum, nec vestitum, nisi tantum duas pariliatas terrae in Ledone, et unam in Arenis (Lledó; Arenys de Lledó; o Arnes?). 

Quae praedictae pariliatae remaneant ecclesiae Dertusensi post hobitum (obitum : muerte) tuum, nisi infantes legitimi à te procreati fuerint post hobitum tuum superstites; quibus remaneant jam dictae pariliatae. Si verò infra annos.... 

obierint, revertantur pariliatae ecclesiae Dertusensi. Actum est hoc idus Aprilis anno M.CC.IX. (1209) Dominicae Incarnationis."

He copiado toda la escritura, porque ciertamente causa extrañeza tanta liberalidad. 

Así estas como cualquiera otra persona de ambos sexos tenía libertad para elegirse sepultura dentro del claustro de esta iglesia, como consta de una constitución, del año 1298; de la cual y de otras cosas particulares de esta iglesia hablaré (en) otro correo. 

A Dios. Tortosa &c. 


NOTAS Y OBSERVACIONES. 

(1) La vida reglar se estableció en 1158 sub regulâ S. Augustini. Ya entonces se hallaba restablecida la vida regular en algunas iglesias de España. En la de Barcelona se restituyó por los años 1009, como consta del documento publicado en la pág. 968 de la Marca Hispánica (en el original sin tilde en la primera a). En él se lee: “In civitate Barchinonâ advenit quidam homo nomine Roberto negotiatore, qui fatali casu praeventus jussit Bonutii praesbyteri canonici sede sanctae crucis sanctaeque Eulaliae, ut fieret suum eleemosynarum, et omnia quae secum attulit in Barchinonâ, jussit distribuere illi pro anima suâ. Ob hanc causam suprafacto Bonutio, adhibito consilio cum ceteris *paribur aque canonicis supra memoratae ecclesiae postulantes clementiam domni ac illustrissimi Raymundi Marchionis comitis, conjuxque ejus Ermesindis pía ac benivola comitissa (condesa), si praeberent illis adjutorium ac solatium conloquii, et unanimiter deposcerent clementiam domni et venerabilis pontificis Aethii, et ut restaurarent canonicam, quod dudum decessores eorum habuerunt, et per incuriam atque ignaviam et oppressionem paganorum deperiit.”

A consecuencia de esta súplica se restableció en aquella iglesia la vida reglar, y se concedió, “ut ipsi canonici inter se eligant abbatem vel praepositos sive decanos et ministros, qui fideliter distribuant et serviant operibus illorum. Insuper concessit ibi praedictus Aethius pontifex ipsa claustra qui est juxta ecclesiam sede sanctae Crucis, qui est circumdata ex pariete petra et calce, et est ibi domus inchoata ad refectorium.” 

En el año siguiente 1010 hizo igual obra en la iglesia de Urgel su obispo Armengol (Hermenegildo, Ermengaudus), restableciendo en ella la vida reglar y común con aprobación del papa Sergio, del arzobispo de Tarragona y de los obispos de aquella provincia, como consta del documento publicado en el apéndice de la Marca Hispánica (col. 974. seq.). En él se dice: “Post apostolicam institutionem gloriosissimum  Ludovicum imperatorem (Luis, emperador, Francia) auctorem dispositoremque esse (constat) vitae canonicae, cujus studio et instituta est pariter et firmata.” 

Alude no sólo a la restauración de la vida común de los canónigos, plantificada por este emperador en la iglesia de Aquisgrán, (Aachen, recuerden a Carlomagno) sino al modelo de ella, que es el plan de vida observado por los Apóstoles: de lo cual dio también testimonio Eribalo, sucesor de Armengol, en un concilio o junta de obispos que se celebró en Urgel el año 1040, y se conserva en el archivo de aquella catedral. 

De este mismo año 1010 es el restablecimiento de la vida reglar en la catedral de Gerona. De 1056 el de la iglesia de Compostela, en cuyo concilio de aquel año celebrado a este fin, se ordena: "Ut per illas sedes episcopales juxta sacros canones canonica agere studeant.... Omni autem tempore unam omnes horam intra ecclesiam simul celebrent, unum refectorium, unum dormitorium, et dum in propinquo fuerint, omnibus canonicis cum episcopis habeant....Et in his omnibus silentium observent, nec non et ad mensam lectiones sanctas semper audiant.” 

Otros vestigios de la vida reglar se conservan en este concilio, que publicaron Aguirre en su Colección, y Flórez en el tomo XIX de la España Sagrada (pág. 396.). 

De la vida reglar, así de estas como de otras iglesias de España, se ofrecerá tratar en los tomos siguientes.

Cuan general fuese por aquellos tiempos en la iglesia occidental la vida común de los canónigos, lo demuestra César Benvenuto de Crema en su tratado de vita et communitate clericorum primitivae ecclesiae, traducido del italiano al latín por Ignacio Kistler, cap. XI. 

De la autenticidad de la regla de S. Agustín, adoptada por los canónigos de esta iglesia y de otras de España, trata largamente Eusebio Amort (Vet. discipl. canonicor. regular. et saecul. p. II. cap. III. §. III. pág. 137. seq.). 

Si esta regla se observó antes del siglo XI es punto controvertido por ambas partes entre Tomasino, Natal Alexandro, Pagi, Gerardo de Bois y otros.

(2) Juxta consuetudines ecclesiae S. Ruphi. Esta congregación de los Santos Justo y Rufo fue establecida por los años 1038 por cuatro canónigos de la iglesia de Aviñón que se retiraron a aquella casa con anuencia de Benedicto, obispo entonces de esta diócesis, como consta de la declaración de aquel prelado, que empieza así: 

“Benedictus, gratiâ Dei Avenionensis episcopus: clerici divino amore tacti... humiliter flagitarunt quatenus loca sanctorum (Justi et Ruphi) ut religiosè illic viverent, concederemus. Quorum petitionibus praebentes assensum, unà cum consilio canonicorum nostrorum concessimus jam dictis praesbyteris praedictam ecclesiam." 

De algunos varones esclarecidos en adoctrina y santidad que dio a la iglesia esta congregación, se hace memoria en el presente viaje. De otros muchos hablan Guigon (De vita S. Hugon. episc. Gratianop. lib. I.) y otros historiadores eclesiásticos de Francia. 

(3) La fórmula antigua de profesión era esta. Otra fórmula semejante del siglo XII publicó Amort (loc. laud. p. 1065.) que dice así: Ego N. offerens trado meipsum cum his oblationibus ad servitium huic ecclesiae et altari S. Mariae Sanctique Pangratii martyris, et promitto Deo omnipotenti in praesentiâ cleri et populi, me amodo hic victurum ad finem vitae meae secundum regulam canonicorum, et B. Augustini, sine propietate pro nosse, et posse meo. Promitto et stabilitatem huic loco, donec (a: Quandiu) necessaria animae et corpori ullo modo habere potero, nec alicujus levitatis instinctu, vel quasi districtioris religionis obtentu hunc habitum mutabo, vel hoc claustrum exibo (b). Promitto etiam stabilitatem huic loco. Promitto quoque obedientiam domino praeposito N. et omnibus praefatae ecclesiae nostrae praelatis, quos senior pars nostrae congregationis canonicè elegerit, ut a domino centuplum recipiam vitam aeternam. Amen. 

(b) Videantur redundare et à scriptore ex inadvertentiâ, repetita. 

Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell (Index)

(Nota del editor : Se corrige parcialmente la ortografía en castellano.)  Imagen: Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX: D. V...