MI CONTESTACIÓN AL
ARTÍCULO DE LA COMARCA de J.L. CampsCatalanes del Matarraña
Pedro J. Bel CaldúEn todo el
Bajo Aragón hay un un poso histórico, que permanece en el subconsciente de la gente. Y ese poso endurecido, pero latente, tiene su origen en la “memoria olvidada” de las últimas guerras civiles que han asolado el territorio y han causado auténticas hecatombes en la población bajo aragonesa.
Cabrera, el ex seminarista tortosino, practicó en nuestra tierra crueldades que fueron tema recurrente en “les
contalles al racó del foc” de nuestros antepasados.
Todos los “misioneros” progres del
anarquismo, bebieron sus salvíficas pócimas en las “
madrasas” de
Cataluña y llegaron a nuestra tierra, para anunciar la buena nueva y evangelizar a los pobres catetos de los pueblos irredentos de
Aragón.
Todos sabemos lo que pasó. Antes de llegar las
columnas catalanas anarquistas a
Calaceite, no se había producido ni un sólo muerto, por razones políticas, en todo el Bajo Aragón.
La llegada de aquellos pacíficos ciudadanos
hizo correr la sangre a raudales, destruyó todo nuestro
patrimonio artístico y cultural, salvo el que ellos “salvaron” para llevárselo a
Cataluña, sin ninguna intención de devolverlo, ni siquiera con sentencias judiciales firmes que lo ordenan.
Sí, ya sé que luego
vino el tío Paco con la rebaja e impuso una
dictadura inaceptable e injustificable.
El
tió Paco murió de viejo en su cama y por fin pudimos respirar. Pero pronto volvieron a aparecer los “misioneros” autóctonos”, formados, alentados y financiados desde Cataluña.
Ahora ya no predicaban la “revolución”, ni fundaban ateneos libertarios, ahora nos anunciaron su gran descubrimiento: "
a la Franja parlem catalá”. Primero tuvieron que explicarnos que era eso de “
La Franja” y resultó que era un “País”, tan
milenario como Cataluña, y teníamos que tomar conciencia de nuestra
identidad diferencial, que nos identificaba por el hecho de hablar una
lengua “catalana” atomizada de
localismos, que había de “
normalizarse” porque eso era “
culto” frente a la “
cutrez” de nuestras
hablas autóctonas.
Luego fueron fundando
asociaciones “culturales” en cada comarca natural de la inventada “
Franja”. Para dar cohesión al invento y vertebrar “La Franja”, se creó la agrupación de esas “asociaciones culturales” en un organismo, al principio, unipersonal. Le llamaron
ICF “Iniciativa Cultural de la Franja”, pero realmente era un señor, de buenas formas y barba venerable, el
doctor Artur Quintana. Un antiguo
misionero del catalán en Alemania, que terminó recalando en
La Codoñera con los honores académicos de miembro del
Institut d’Estudis Catalans.
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Artur Quintana con su boina |
Se fundaron, y se mantienen, con socios mayoritariamente residentes en Cataluña y algún “converso” que vive en nuestros pueblos. Entre los conversos hay
gente muy preparada, algunos convertidos en
auténticos profesionales del activismo y la “agitación cultural”. Todo ello, con el plan preconcebido de crear en Aragón uno de los futuros “
Països Catalans”, que con la eventual
independencia de Cataluña formarían “
La gran nació catalana”.
Con el
estrepitoso fracaso del proyecto independentista, que se barrunta estos días, algunos de esos “conversos” que han colaborado y colaboran en posiciones directivas de las susodichas asociaciones, han entrado en pánico. /
Quimet de Calaseit, per ejemple/
Ahora intentan “ponerse la venda antes de la herida”.