Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Barbastro. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Barbastro. Mostrar tots els missatges

dissabte, 24 de desembre del 2022

XLI. Pascalis II Papae litterae de Sede Barbastrensi in Ilerdam transferenda, an. MCX. (1110)

XLI.

Pascalis II Papae litterae de Sede Barbastrensi in Ilerdam transferenda, an. MCX. (1110) (Vid. pág. 127.)

Pascalis Episcopus servus servorum Dei venerabili fratri Raimundo Barbastrensi Episcopo eiusque successoribus canonice substituendis in perpetuum. Spiritu Domini docente didiscimus quia Dominus transfert regna et mutat tempora. Ipse quondam in Hispaniis juxta beneplacitum suum Christianorum regna diffudit, et rursum per Sarracenorum seu Moabitarum tyrannidem Christianorum peccata juxta sua judicia visitavit. Unde factum est ut episcopalis cathedra quae Ylerdae fuerat, in montana transiret, in opidum videlicet quod Rota dicitur. Inde rursum imminutis Moabitarum viribus proprius Ylerdam in Barbastrae oppidum transferretur, spes etiam Christianis certior per Dei gratiam nostro tempore facta est ut Ylerdam urbem Domino praestante recipient. Et nos igitur Domini Dei nostri judicia prosequentes praesenti decreto constituimus episcopalem cathedram quae hactenus Rotae vel Barbastrae habita est, ad Ylerdae urbem in posterum referendam, cum eam Omnipotens Dominus Christianorum restituerit potestati. Conservatis nimirum montanis terminis, sicut a te vel a tuis praedecessoribus apud Rotam et Barbastram habiti ac possesi sunt, cum vallibus Belsae et Gestau, cum abbatia Alaonis ac monasterio Sancti Martini de Cavallera, sicut in alodium Rotensi ecclesiae a Regibus impetrata sunt. De aliis vero monasteriis infra eandem parrochiam sitis debita tibi tuisque successoribus reverencia persolvatur, sicut tuis hactenus praedecessoribus perdesoluta est. Confirmamus itaque vobis ecclesias de Balaguer et Tamared (Tamarit, Tamarite de Litera) et terras quae jam in Christianorum redactae sunt dicionem vel ecclesias, cum restitutae fuerint in Fraga et Zeidi (Zaidín, Saidí, Çaidí) et Ontinnana (Ontiñena). Omnes quoque decimas seu ceteras res ecclesiastici juris ad Ylerdae circunstanciam pertinentes, omnes eiusdem diocesis fines qui in Christianorum redacti sunt vel fuerint potestatem, tuae tuorumque successorum dispositioni, sicut superioribus temporibus per bonae memoriae Urbani II praedecessoris nostri, per nostrum quoque privilegium constitutum est, subiacere praecipimus, salva in omnibus Apostolicae Sedis auctoritate. Decernimus ergo ut nulli omnino hominum liceat vestram ecclesiam temere perturbare, aut eius possessiones auferre vel ablatas retinere, minuere vel temerariis vexationibus fatigare, set omnia integra conserventur tam tuis quam successorum tuorum clericorum ac pauperum usibus profutura. Si qua ergo ecclesiastica, saecularisve persona hanc nostrae constitucionis paginam sciens contra eam temere venire temptaverit, secundo tertiove commonita, si non satisfaccione congrua emendaverit, potestatis honorisque sui dignitate careat, reumque se divino iudicio existere de perpetrata iniquitate cognoscat, et a sacratissimo Corpore et Sanguine Dei et Domini Redemptoris nostri Jhesu Christi aliena fiat, atque in extremo examine districte ulcioni subiaceat. Cunctis autem eidem ecclesiae justa servantibus sit pax Domini nostri Jhesu Christi, quatenus et hic fructum bonae actionis percipiant, et apud districtum Judicem praemia aeternae pacis inveniant. Amen. Scriptum per manum Johannis Scrinarii regionarii ac notarii sacri Palacii. = Ego Paschalis Episcopus Catholicae Ecclesiae ss. = Datum Romae in porticu Beati Petri per manum Johannis Sanctae Romanae Ecclesiae Diachoni Cardinalis ac Bibliotecarii VI nonas mai, indicione III, Incarnationis anno MCX pontificatus autem Domini Paschalis II Papae anno XI + Loco sigilli = Verbo Domini coeli firmati sunt.

dissabte, 17 de desembre del 2022

CARTA CVI. Episcopologio Rotense (hasta Guillermo Pérez)

CARTA CVI. 

Episcopologio Rotense (a: Sobre este catálogo véase el que publicaron los Diaristas de Madrid, lunes 29 de enero de 1787, núm. 213, en que hay algunos errores, singularmente el suponer que el Sanctus Raymundus de la inscripción sepulcral de la pilastra es San Ramón de Barbastro.)  

Mi querido hermano: Aunque el P. Don Jaime Pascual publicó el Episcopologio de Roda en la Disertación del de Pallás; mas como no todos disfrutan de esta obrita, que sólo se ha extendido en Cataluña, quiero repetir este trabajo, extractando ligeramente las memorias de aquellos Prelados, y añadiendo mis observaciones sobre algunos documentos que él publicó.

ATÓN

desde el año 939 hasta 955.

Ya quedó sentado en las cartas anteriores que la iglesia de Roda cuenta entre sus Prelados a Atón, según indica la inscripción trabajada en el siglo XII; y no habiendo memoria de Obispo de este nombre entre los sucesores de Odesindo, es fuerza tenerle por su antecesor y contarle por primer Prelado Rotense: puesto que no cabe tenerle por Obispo Palliarense, como se dijo. Era hijo de los Condes Raimundo y Ermesinda, y hermano de los Condes Isarno, Unifredo, Guillem y Odesindo, que le sucedió en el obispado. Las memorias que hay de él en los años sobredichos son ciertas, y se reducen a subscripciones y otras pruebas puras de su existencia en la ribera oriental de la Noguera de Ribagorza, toda la cual quedaba sujeta y lo estuvo hasta todo el siglo XII al obispado de Roda. Su muerte no debe fijarse en el ano 955, puesto que las del sucesor no comienzan en ese año como creyó el señor Pascual (pág. 80). 

ODESINDO O AUDISINDO

desde 957 hasta 975.

Así debe llamarse este Obispo, como le llaman todas las escrituras en que se expresa su nombre, no Odisendo. Y en cosas de esta clase no cabe libertad. Era hermano del antecesor Atón. Pascual produjo una memoria de él en el mes de mayo de 955, y es una sentencia dada a favor de Mirón, Abad de Lavax, año I de Lotario. Este sabio anticuario podía haber observado que el Cartoral de aquel monasterio, donde está copiada esta escritura, padece algunas equivocaciones en las fechas de los instrumentos, y que la de este es manifiesta, pues en ese año 955, 956, 957 y 958 no era Abad Mirón sino Quinto, como consta de seis o siete escrituras que deben prevalecer contra una. Mirón no suena constantemente hasta el 959 y siguientes; y así se ha de creer que esa sentencia, dada por el Obispo Odesindo, es de los años siguientes, en que es cierta la existencia de ambos personajes.

Con esto viene abajo la supuesta traslación de la Sede de Pallás a Roda, hecha por este Obispo; porque si él no lo era dos años antes de 957, es más verosímil que la nueva Sede de Roda fuese obra de su antecesor. Y aun cuando preexistiese a ese año 957, desde el primer día de su pontificado se intituló Obispo Rotense, según lo ya dicho.

Halló Odesindo la fábrica de su Catedral en estado de perfección y la dedicó a San Vicente Mártir, logrando que en 957 viniese a consagrarla y confirmar su solemne dotación Aimerico, Arzobispo de Narbona, como lo verás en la escritura que ya se envió, y de que ya se dijo en su lugar. Las memorias de la existencia de este Prelado llegan hasta el 975. Las más insignes de ellas son dos consagraciones de iglesias: una fue la de Santa María, San Miguel y San Vicente in loco qui nominatur vallis Axenis super flumen quod antiquitus vocabatur Calónica, nunc vero Esera (Ésera) vocatur, hecha en 960. La otra es la de San Esteban, llamado ahora del Mall, que habían construido el Conde Unifredo y su mujer Tota, verificada en 971. Va copiada esta curiosa escritura con la confirmación de la dotación de dicha iglesia, que hizo después el Obispo de Zaragoza Juan, porque importará examinar en adelante cierta especie que de ella infería el Sr. Pascual (a: Ap. núm. LXII.). Este anticuario no hizo hincapié en la expresión con que los Condes dan a esta iglesia totum ipsum alodem, qui fuit de Ezone traditore; que yo sospecho sea el traidor Conde Aizón de los tiempos de Ludovico Pío, aquel que destruyó Rotam civitatem. 

AIMERICO 

desde antes de 988 hasta después de 991.

La primera memoria de este Prelado es la consagración de la iglesia de San Pedro in comitatu Ripacorcense in civitate quae vocitatur Rota in loco que vochabulum est Lastonosa. Así habla la escritura original, donde por estar rota, falta el nombre del Obispo, mas es sin duda Aimerico. Su fecha entera es esta: anno DCCCC.L.XXXVIII. indictione VI. kal. julii, luna VIII. anno II. regnante Hucho (Hugo y variantes) Rege, secundum post transitum Leotharii. (Lotario)

Firmó también este Obispo el decreto de excomunión que el Obispo Salla, de Urgel, promulgó en 991 contra los que impedían a su iglesia los derechos que le correspondían en los condados de Berga y Cerdaña. De esto se dijo ya en el Episcopologio de Urgel, cuando envié los documentos tocantes a esta causa. 

JACOBO. 

Año 996.

Una sola memoria nos queda de este Prelado, y es la consagración de la iglesia de Guel, día 13 de diciembre de 996, como se ve en la escritura que se conserva original en este archivo. El hallarse esta iglesia situada a tan corta distancia de Roda prueba que la invasión de los Árabes en este país, que suena hecha por estos tiempos, no se verificó hasta después de ese año y en los días del sucesor. 

AIMERICO II

desde antes de 1010 hasta después de 1015.

Por las noticias que nos conservan los Cartorales de esta iglesia, consta que invadieron los Moros repentinamente esta ciudad e iglesia, donde se apoderaron del Prelado Aimerico, el cual dejó en rehenes a un sobrino suyo, pasando a Francia a buscar con qué rescatarle. Trasladó entonces su Sede a un lugar llamado Llesp (a: En el Cartoral mayor de Roda (pág 41) se lee: Haec est carta notitiae de illo molino de Rialbo quem comparavit Petro Borrello de illis parentibus Aimerici Episcopi de Lespe. Predictus Episcopus posuit quasi Sedem in Lespe, et ibi asportavit cartas Sancti Vicentii, et ut ferunt, alia ornamenta. Otro Cartoral más pequeño, en una breve noticia de Condes y Obispos de Roda, dice así: Aimericus Episcopus fuit captus a Sarracenis in ecclesia Sancti Vincentii de Rota. Qui dedit nepotem suum obssidem pro se, et pergens Franciam, redemit nepotem suum, inde ferens redemptionem. )

Como este lugar está en el condado de Pallás, el señor Pascual (pág. 85) califica esta traslación de restauración de la Sede de Pallás, olvidándose este escritor de que Llesp, con gran parte del condado de Pallás, era de la diócesi de Roda, y que por hallarse un Obispo fuera de su Catedral, no se dice mudarse la Sede. Así no tiene nada que admirar, que subscribiendo este Prelado en la institución de la canónica de Urgel, hecha por San Ermengol, su Obispo, se llame Obispo de Ribagorza, porque real y verdaderamente lo era en cualquiera punto de su obispado en que hubiera fijado su Sede. El mismo Padre conjetura que esta cautividad de Roda por los Moros debió acaecer hacia los años 1009. Fúndase principalmente en la confirmación que el Obispo Juan de Zaragoza hizo en todas las donaciones hechas a la iglesia de San Esteban del Mall, que ya dijimos arriba, en el año 971. Esta confirmación dice que se hizo era MX(rasguillo)VII, leyendo con rasguillo la X, que realmente equivale a 40, y así es del año 1009, en que por hallarse Roda cautiva y su Obispo ausente en Francia, vino a confirmar la donación de San Esteban del Mall el Obispo de Zaragoza. Por mi desgracia no he podido dar con la escritura original de aquella consagración, al pie de la cual se continuó esta confirmación. Mas he visto una copia del siglo XII, y en ella no se lee era M.X.(rasguillo)VII, 

sino M.XVII, como verás en la copia que envié. Sin embargo, se debe deferir al dicho de aquel escritor, y fijar la invasión de los Árabes en la época referida. Algún escrúpulo causa que para cosa de tan poca entidad, como es la confirmación de los dotales de una iglesia tan pequeña como San Esteban del Mall, viniese un Obispo de Zaragoza atravesando parte de la Ribagorza, dominada por los Moros, que habían llegado hasta Roda. Prosiguiendo ahora las memorias de nuestro Obispo, sabemos que se hallaba en Roma en el año 1012, y en el concilio que allí se celebró, donde subscribió a la bula de Benedicto VIII, en que se confirmaron las posesiones de la iglesia de Urgel. En el año 1015 se hallaba en el monasterio de Labax consagrando las dos iglesias de San Pedro y Santa Cruz, como se dirá en lo de aquella casa. Y esto es lo último que se sabe de él. 

BORREL

desde 1017 hasta poco después de 1018.

De la elección de este Prelado, hecha en la Catedral de Urgel a 21 de noviembre del año 1017 por los canónigos de Roda, durante su cautiverio, se habló en el Episcopologio de aquella, donde se copiaron de nuevo los dos preciosos documentos sobre ello, aunque ya publicados por Baluzio (Capitular. ed. París. 1780. col. 630). Ahora sólo me resta repetir que las palabras sub tuitione et dominatione Sedis Urgellensis sólo aluden a la necesidad que la de Roda tenía del auxilio de la de Urgel, no a sujeción metropolitana, como algunos piensan. Era hijo de Richildis, natural o vecina de Roda. Debió esta ciudad reconquistarse ese año por los Cristianos, o debieron estos por lo menos recobrar en ella la libertad de culto, puesto que a 5 de mayo del año 1018 ya consagró el Obispo Borrel la pequeña iglesia de Santa María de Roda, situada junto a esta ciudad, al poniente, como se puede ver en el señor Pascual (pág. 91), donde está bien reducido a este año el de 1056 que expresa la escritura, en lugar de decir era 1056. También es oportuna la observación de este escritor sobre la expresión regnante Sancioni Regem expectantem, es decir que en Roda no reinaba todavía el Rey Don Sancho, aunque los Moros que la dominaban le eran sus tributarios. El mismo año consagró Borrel la iglesia de Santa María de Satarrui (hoy Sarradui). La fecha entera de la escritura es: Facta... die dominico in mense octubrio Incarnationis Dominicae anno XVIII post millesimum anno II regnante Sancio Rex in comitatum Ripachurzensem. 

ARNULFO

desde antes de 1023 hasta 1067.

De este Obispo dice el catálogo de Alaón (Pascual, pág. 93) que fue consecratus apud Burdegalam. Lo estaba ya en el año 1023 cuando asistió al concilio tenido en Pamplona, donde el Rey Don Sancho el Mayor determinó restaurar la Catedral de aquella ciudad. Intitúlase allí Obispo de Ribagorza (V. Sandoval, Catálogo de los Obispos de Pamplona). Varias memorias se hallarán (ibid.) de su existencia en los años sobredichos, reducidas a suscripciones en concilios, y escrituras y algunas consagraciones de iglesias. Lo más notable entre estas memorias es su asistencia al concilio de Jaca de 1063, donde firma con estas palabras: Arnulfus ecclesiae Rodensis Episcopus, quamvis postea ab ordine privatus subscribo. Continuaba en esta deposición dos años después, porque subscribiendo en una donación al monasterio de Labax dice: Arnulfus qui nutu Dei fui Episcopus, sum testis. No se han descubierto hasta ahora los motivos y el suceso de esta degradación de nuestro Obispo. Lo cierto es que en dos documentos de los años siguientes se nombra Obispo sin esas cortapisas, y obra como legítimo Prelado en las consagraciones de iglesias. El Rey Don Sancho Ramírez, era 1106, año 1068, decía en esta escritura de la iglesia de Roda que nomen solumodo dignitatis retinebat, et privilegio pontificalis apicis omnino carebat. Es muy notable en este género la que ya dije y extracté en su lugar de la iglesia Catedral de Roda, restaurada por el Rey Don Sancho II, hijo de Ramiro I, bien reducida por el señor Pascual al año 1067, como allí se demostró. También se habló allí mismo de la singularidad con que intitula a su iglesia S. Valerii et S. Vincentii: cosa que apoya grandemente la verdad del hallazgo del cuerpo de San Valero, y su traslación a Roda desde Estada o de otra parte (a: En un cuaderno fol. ms. siglo XV están las lecciones de San Valero, de cuyo destierro y muerte hablan así: Beatus igitur Valerius cum iam tamdem venisset in villam quae dicitur Anetum, oppidum aliquantulum incelebre, sed tunc tanto habitatore celebrius... cuius loci ad fluvium Cinga (g: c : k : Cinca), iuxta Extandis adhuc vestigia visuntur aliqua... Al hablar de su muerte dice: Prius tamen Deum precatus est, ut posset edificare ecclesiam in honorem Sancti Vincentii, cuius victoriam et passionem gloriosissimam audierat. Quam ecclesiam primus ibi erexit ipse beatissimus Valerius... Sepelitur in castro Stata (Estada) dicto, eidem loco proximo... De allí dice que fué trasladado a Roda a Beato Arnulfo.) 

Sucesos que harán siempre memorable este pontificado, aunque la calamidad de los tiempos pudieron poner en él algún borrón. 

SALOMÓN

desde 1068 hasta después de 1074.

Era monje de Ripoll, como dice el Catálogo citado de Alaón, e indica su retiro a aquel monasterio. De una carta suya, que se dirá después, parece que fue electo en el monasterio de San Victorián. Muy gloriosa es para este Obispo la primera memoria que de él se nos ha conservado, y es la donación de la ciudad de Roda con sus diezmos, etc., hecha a esta iglesia por el Rey Don Sancho Ramírez a 18 de agosto 1068. En esta escritura se hace memoria del cautiverio pasado, y de la restauración presente, conforme se fijó en la carta anterior. El Rey habla así: Sancius... filius Ranimiri... pro anima patris mei Ranimiri, et matris meae nomine Ermesindis, cui vocatur per baptismum Gilberga. Omito las puras memorias de su existencia en los años ya dichos, a los cuales sobrevivió depuesto de la Silla por acusación de los suyos, como dice el citado catálogo, sin dar más razón. Sábese que se retiró al monasterio de Ripoll, donde aún vivía por los años 1095, que fue consultado por el Obispo de Roda Lope y por el Rey Don Pedro, sobre el derecho de la Sede Rotense y de algunas parroquias y monasterios de la Ribagorza. Escribioles él una carta humildísima y llena de sencillez, la cual va de nuevo copiada, no sólo del Cartoral, sino de otro ejemplar suelto de este archivo (a: Ap. núm. LXIII.). Murió después en Ripoll, es a saber, en 1097, como lo dice un Cronicón de aquella casa así: Anno MXCVII. obiit Salomon Episcopus et monachus. En Roda le sucedió 

RAIMUNDO DALMACIO

desde el 1076 hasta 1094.

Electo en Terrantona en un concilio que allí celebró Amato, Legado del Papa, el año 1076 (a), y confirmado después por el Papa Gregorio VII y su nuevo Legado Ricardo en 1078. El año sobredicho de su elección consta de una escritura de donación que él hizo al Arcediano Pedro anno MLXXX. Incarnat. Dominicae, pacta VII, septimo kal. decembr., luna VII, anno II. castri Munionis, anno XVIII regnante Sancio Rege filio Ranimiri Regis: en cuyo exordio dice el Obispo que esto hacía in anno IIII ordinationis suae. El sobredicho Papa Gregorio VII le dirigió luego un breve, confirmando todas las posesiones y derechos de su iglesia. Lo he copiado, aunque sólo está concebido en términos generales: porque entiendo que es el primer diploma pontificio que se halla a favor de esta iglesia (b: Ap. núm. LXIV.). 

(a) De esto da razón la siguiente breve escritura del Cartoral mayor de esta iglesia, pág. 33: Notum sit omnibus Christianis quod Rotensis eccla. electione cleri, et aclamatione populi, et confirmatione Regis Sancii, Ranimiri filii, Raimundum Dalmacii pastorem sibi elegit in concilio facto in Terrantona, praesente et confirmante Amato Romanae ecclesiae Legato, et Pontio Bigorritano Episcopo et Petro Adurensi Episcopo, et Wilelmo Convenarum Episcopo, ceterisque Episcopis et Abbatibus. Nam praedicta eccla. pastore viduata diligenter sibi pastorem requirebat secundum (sed) idoneum praeter hunc reperire non poterat. Haec autem electio fuit facta era MCXIIII, anno Incarnationis Domini millesimo septuagesimo VI, epacta XXIIII. 

También honró el mismo Papa a nuestro Obispo, recomendándole al Rey Don Sancho de Aragón con palabras que indican que el Obispo estuvo en Roma, y fue bien recibido del Papa.

En el año 1080 ya tenemos dos insignes memorias de este Prelado. Una es la concordia que pactó en San Juan de la Peña con el Obispo de Aragón Garsias sobre los límites de ambos obispados, la cual fue ya copiada, como también la segunda, esa saber, la restauración de la iglesia de Tolba. Llamo a estas memorias insignes porque nos conserva la noticia de la antigua Sede de Ictosa, que los críticos tienen por fingida en la supuesta división del Rey Wamba. La primera escritura la sitúa junto a Barbastro; la segunda en Tolba. De esta diferencia, y de lo poco que ella perjudica a que se tenga por cierta la existencia de Ictosa, Sede episcopal, se habló ya en los correos anteriores.

Dejo aparte varias donaciones y privilegios que hizo el Rey Don Sancho al Obispo y su iglesia, que cuenta este pontificado por la segunda época de su grandeza. He copiado, y va adjunto, un privilegio del año 1084, en que dicho Príncipe ofrece no entrometerse en adelante en las elecciones de los Obispos de Roda (a: Ap. núm. LXV.). Este debía ser uno de los gravámenes que dicho Rey Don Sancho Ramírez había ocasionado a varias iglesias, para cuya satisfacción se sujetó a la penitencia delante de todo el pueblo, ofreciendo en manos de nuestro Obispo la enmienda (Vid. Mariana, lib. X. cap. 2. Sandoval, Catálogo de los Obispos de Pamplona, fol. 69.)

De este Prelado decía el Cartoral de Alaón: Astucia, sanguine, et precibus a religioso Domino Sancio Rege effectus ex paupere episcopatu mediocrem. Et posuit Sedem suam in Rota; et vocatus est primus Rotensis Episcopus; quia antea Ripacurcenses vocabantur (Pascual, pág. 103). Con esto se da harto a entender, que aunque la restauración de esta iglesia comenzase algunos años antes del obispado de Raimundo; mas nunca estuvo en estado de poder fijar aquí su Sede el Obispo con la estabilidad y decoro correspondiente hasta el presente, el cual pudo de lleno entender en el orden y reforma de su clero, estableciendo la canónica Agustiniana en el año 1092, conforme se dijo los correos anteriores. Gran bien y muy trascendental fue el que hizo a su iglesia con este establecimiento, en la cual se granjeó un nombre eterno. Poco más le duró la vida: la opinión común es que murió en 1094; mas aquí hay, y va copiada (a: Ap. núm. LXVI.), una donación del Rey Don Pedro a Garcia Ennecones de Asieso, hecha en la era MCXXXIII in mense janero, en cuya fecha, según la costumbre, se cita Episcopus Raymundus Dalmacius in Sede Rota. El enero de la era 1133 corresponde al año 1095 de Cristo, en el cual todavía vivía nuestro Obispo. Mas pudo morir tan luego que en el mismo año tuviese ya sucesor, como lo tenía. En su testamento hace mención de algunos mancusos que le debían en Lérida, todavía sujeta a Moros. 

LUPO O LOPE

desde 1095 hasta 1096.

La sucesión de este Obispo consta por varias memorias de su existencia que produce de esos dos años el señor Pascual (pág. 108), 

y no repetiré por su poca importancia. De él dice el Catálogo de Alaón: Dimissit episcopatum, nec diu tenere voluit. En una escritura de la era 1134 (año 1096), la cual he visto, entre varios datos de señoríos, dice: Lope Fortuniones de Biskarra (Fortuny, Fortuño de Biscarre y variantes) Episcopo in Rota. Sucediole 

PONCE

desde 1097 hasta 1103.

El Sr. Pascual inclina a que este es el Obispo, cuya elección confirmó el Papa Urbano II, pudiendo ser igualmente el antecesor Lupo. De todos modos va copiada esta bula (a: Ap. núm. LXVII.), como también la carta (que cita brevemente aquel escritor) del Rey Don Pedro al mismo Papa (b: Ap. núm. LXVIII.), en que pide la confirmación de los límites del obispado de Roda, y la nueva adjudicación que le había hecho de Barbastro, Alquézar (Al-qsar), Monzón, Chalamera, Almenara, recién conquistados de los Moros. Habiendo muerto el Papa Urbano II antes del 1099, esta carta se ha de tener por anterior a la conquista de Barbastro, cuya villa y términos se daban ya por pertenecientes a Roda, aun antes de salir de las manos de los Árabes. Dice el Rey que su padre Don Sancho había ofrecido pagar a Roma anualmente 500 manchones, no escudos (Huesca, tom. V, pág. 224): y que él imitando tan loable costumbre enviaba por mano del Abad de San Ponce mil manchones correspondientes a dos años. Así ganó este Príncipe la voluntad del Papa contra las instancias de la Sede y Obispo de Urgel, que por estos tiempos reclamaba algunas parroquias cercanas a Lérida. Comúnmente se cree que la conquista de Barbastro no se verificó hasta el 1101. Gran esperanza había de este suceso cuando tan anticipadamente ya dio el Rey Don Pedro un privilegio, año 1099, que va copiado de este archivo (a: Ap. núm. LXIX.), en que fija ya los términos de la Sede de Barbastro en presencia de los señores de Barbastro y de Ponce, Obispo de la misma ciudad. Añade la escritura que se hizo esto en el año que praefatus Episcopus perrexit Romam ut impetraret a Domino Papa Urbano, ut Barbastrum esset Sedes episcopatus sui et caput, etc. Confirmó esto el Papa Urbano II. Hay escrituras del año 1100 en que suena ya Obispo de Barbastro. Una diré de este archivo, fecha era MC.XXXVIII in castro quod dicitur Vilella, septimo die quod Deus illum nobis donavit, regnante... Episcopus Stephanus in Oscha, Episcopus Poncius in Sede Barbastro. Es una donación que hizo el Rey Don Pedro a Lope Garcés de las casas de Zabazabala in Puego. Efectivamente, estaba ya resuelta de mucho atrás la anexión de Barbastro a Roda, como consta de la efectiva traslación de esta silla a la nueva conquista, y de la consagración de su iglesia de Santa María, hecha la dominica segunda después de Pascua del año 1101, cuando se acabaron de fijar y señalar los límites de su obispado. Véase la copia adjunta (a: Ap. núm. LXX.), y la de otra escritura que ha de ser del mismo año en que el dicho Rey ordena el estado y subordinación de las parroquias, y establece muchas cosas tocantes a la parte exterior del culto. Esta última escritura está sin fecha, y no es original; pero es copia muy antigua y casi del mismo tiempo (b: Ap. núm. LXXI.). 

Otras memorias hay de Ponce hasta 1103. En una donación del año 1101 firma así: Pontius Dei gratia Barbastrensis Episcopus, S. Vincentii Rotae servus. 

SAN RAIMUNDO

desde 1104 hasta 1126.

Llamado Raimundo Guillem (Guillermi), comenzando sus memorias desde ese año con el dictado de Obispo de Barbastro y Roda, y continuándose sin interrupción hasta el día 21 de junio de 1126 en que murió. Las más principales son las gravísimas persecuciones que le suscitó el Obispo de Huesca Esteban, de que ya se habló y se enviaron documentos (Vid. P. Huesca, tom. VI, pág. 162). Arreció la tormenta con el odio que le tuvo el Rey Don Alfonso I, Rey que tan distante se halló de seguir las pisadas de su antecesor Don Pedro I en proteger la nueva silla de Barbastro. Crisol fue este de sus virtudes que cuentan sus historiadores, y en particular su contemporáneo Elías, canónigo de Barbastro, el cual escribió la vida de nuestro Obispo en 1138, y es la que fue copiada de un códice de este archivo escrito en 1191. Fue también adjunto el rezo antiguo con que ya entonces se celebraba su fiesta; de todo lo cual y la época de su culto, traslaciones, capilla, etc., se habló en carta anterior, a que me remito. En 1122 consagró la iglesia de Santa María y San Clemente de Merlo VIII kal. decemb. posuitque reliquias Sancti Cornelii Papae et Martiris. Una memoria suya no publicada he hallado aquí, y es la noticia de un viaje que hizo a tierra de Campos, donde se hallaba en la villa de Osorno, ribera de Pisuerga, en el mes de octubre del año 1110; y allí con su consejo y el del Arzobispo Bernardo de Toledo dio su consentimiento para una donación que el Rey Don Alfonso Emperador hizo a San Martín de Petra rubea (piedra roja). Va copia (a: Ap. núm. LXXII.). 

En un Cronicón de Ripoll se lee: anno MC.XXVI obiit, ac claruit virtutibus Raimundus, Episcopus de Rota. 

ESTEBAN.

1126.

De las pocas memorias de este Obispo, sucesor de San Ramón, una es cierta concordia sobre un alodio de Avellana, facta in Rota, anno quando Moabites venerunt ad Alasquarr in mense novembrio in vigilia Sanctae Ceciliae; y en ella firma así: Ego Stephanus Dei gratia electus Sanctae Ecclesiae Barbastrensis confirmo. En otra carta idéntica añade el año MCXVI, donde es claro que se omitió una X y debe leerse 1126. así que en el noviembre siguiente a la muerte de San Ramón era ya Obispo sucesor Esteban. Aínsa (Historia de Huesca) dice que murió electo por haber renunciado en un viaje que hizo a Roma. Sucediole 

PEDRO, 

desde 1139 hasta 1134,

monje de San Ponce de Tomeras o de San Victorián, como dicen otros, cuya primera memoria es del año 1130, a saber, la dedicación de Santa María de Tolba, cuya escritura envié ya hablando de ello. Dicen que murió en una batalla que se dio a los Moros junto a Fraga en el año 1134, y debió ser muy en los principios, pues en el febrero del mismo año ya suena electo Obispo 

RAMIRO,

monje de San Ponce de Tomeras, hermano del Rey Don Alfonso I y su sucesor en el trono, con la circunstancia rara de haber conservado el dictado de Obispo electo, aun después de ser Rey. Es esto tan cierto como glorioso para esta iglesia. Dos o tres escrituras se guardan en su archivo, que lo acreditan. Una es la donación que él mismo hizo a esta iglesia de la cuadra de San Martín de Caballera de Fontfreda, fecha in mense februario era MCLXXII, en que dice: regnante me in Aragonia, etc... et electus Episcopus Barbastrensis. Otra de la misma era, y del mes de septiembre, en que da a dicha iglesia et Beato Raymundo varias posesiones por la salud de sus padres Sancho y Felicia, y sus hermanos Pedro y Alfonso. Llámase igualmente en ella electus in Barbastro. Esta va copiada (a: Ap. núm. LXXIII.). En otra dice: in Barbastro et in Rota. Si en la primera escritura no hay yerro en la era, que acaso deberá ser la de 1173, correspondiente al año 1135 (1173 - 38 = 1135), síguese de ella que antes del febrero de 1134 era ya muerto su hermano Alfonso, y así que no pudo morir el día 7 de septiembre de ese año. Con el mismo dictado de Obispo, y como tal, confirmó la donación y constituciones que ya dije de la canónica establecida en 1092 por el Obispo Raimundo Dalmacio. En otra dice: In Barbastro et Rota. Ya no hay más memorias de este dictado, pues en las que siguen del mes de diciembre de 1134 nada dicen de ser Obispo, lo cual no debe tomarse por argumento de que sólo lo fuese hasta ese tiempo, porque del mismo hay otras escrituras en que lo calló. De ello van algunas copias que lo acreditan (b: Ap. núms. LXXIV y LXXV.). En resolución Don Ramiro, aun siendo Rey, se gloriaba de ser Obispo. Como en estas escrituras, en que el Rey omite el dictado de Obispo, no suena otro que ocupe la Sede de Barbastro, no podemos fijar el año en que comenzó su pontificado el sucesor

GAUFRIDO

desde antes de 1136 hasta 1143.

El cual, sin embargo, no tardó en ser electo por el clero de Roda y Barbastro, puesto que el decreto de su elección, de que va copia (a: Ap. núm. LXXVI.), está dirigido a San Olegario, Arzobispo de Tarragona que, como se sabe, murió a los principios de 1137. El decreto va firmado además por varios nobles del país. En él se dice que el electo era monje de San Ponce (de Tomeras), en lo que debió influir sin duda el Rey Ramiro, que de aquel monasterio había sido sacado para esta silla y para el trono. Grandes dificultades tuvo San Olaguer para consagrar a Gaufrido por haber el Papa puesto entredicho en la iglesia de Barbastro, sobre lo cual escribió una gravísima carta a S. S., que publica el señor Pascual (pág. 121), donde hay buenas memorias para la historia de aquel tiempo. Al fin suena ya consagrado en 1138, en que dedica la iglesia de San Miguel de Cornutella. He dicho que no tardó en efectuarse la elección de Gaufrido, porque muy cierto es que lo estaba ya en el mayo de 1136 (era 1174), en que el Rey Don Ramiro dio y unió la iglesia y abadía de Benavarre a la de San Vicente de Roda propter amorem Dei et de illo Episcopo Domno Gauzfredo; y entre los Obispos de la fecha se cuenta praedictus Domnus Gauzfredus in Rota. Va copia (a: Ap. núm. LXXVII.). 

Otra donación hallé posteriormente en Lérida hecha por el Rey Ramiro a nuestro Obispo, sino que suena en la copia del libro verde de aquella Catedral, hecha en la era 1172 (año 1134) con grande equivocación, porque el Rey Don Ramiro, contando en ella su vida, como lo verás en la copia (b: Ap. núm. LXXVIII.), dice cosas posteriores a dicho año.

Pues como decía, en 1138 consagró ya nuestro Obispo la iglesia de San Miguel de Cornudella, que va copiada de este archivo (c: Ap. núm. LXXIX.). También remito copia del decreto con que el mismo año instituyó una cofradía o sea cruzada para defensa de Barbastro y su restauración en honor de Santa Eulalia (a: Ap. núm. LXXX.), de quien dice que había extramuros de Barbastro antiquissimam ecclesiam olim a Christianis hedificatam, sed a Sarracenis destructam et desolatam, et hac de causa Christianis ignotam nostris temporibus revelavit et rehedificari praecepit. Entraron en esta hermandad el mismo Obispo Gaufrido, Sancho de Pamplona, Sancho de Nájera, Miguel de Tarazona, Dodo de Huesca y Berenguer de Gerona. No parece que deba entenderse que el Obispo reedificó dicha iglesia de Santa Eulalia, puesto que en el año 1091 suena ya dada por el Rey Don Pedro I al monasterio de San Gil de la Provenza; donación que poco después confirmó Ponce, Obispo de Roda y Barbastro. Va el documento (b: Ap. núm. LXXXI.). Papebrochio habla de otra cofradía de ese año en Roda (V. vit. S. Raim.), y añade que pensó en elevar el cuerpo de San Raimundo; la cual dice que se efectuó en 1143. Si por esto entiende origen de culto, antes de eso le oímos muchas veces llamar Santo: la traslación de un sepulcro a otro es posterior. En 1140 Gaufrido concordó con Pedro, Obispo de Urgel, sobre las parroquias de Pallás, según se dijo en lo de Urgel: allí firma exul ¿Quid hoc?

Otra memoria no se halla de este Obispo, sino la de su muerte, y esta la sabemos por un Cronicón de Ripoll que dice: anno MCXLIII. obiit... Gaufredus monachus, fuit Episcopus Rotae. Por este modo de hablar parece que lo tuvieron por monje de Ripoll, porque en el Cronicón sólo cuentan las muertes de los monjes de aquella casa. Su muerte sería en los principios de ese año, pues a fines del mismo ya era electo el sucesor, como se dirá, y sábese que luego le sucedió 

GUILLERMO PÉREZ.

Llamado así con el apellido patronímico por ser hijo de Pedro Gauzpert y de Urraca. Estos nombres de sus padres, desconocidos hasta ahora, constan en la donación que el Obispo hizo a la iglesia de Roda en 1173 de una almunia, quam, dice, dominus Petrus Gauzpert, pater meus et domna Orracha mater mea quibus sit requies, habuerunt ante villam de Montson. Sin duda sería el mismo Pedro Gauzpert el que suena en la fecha de una donación del Rey Don Ramiro el monje a la iglesia de Roda era 1173 (1135) exeunte martio, regnante me Dei gratia in Aragone et Superarbi (Sobrarbe) atque in Ripacurcia, et Rex Garcia per mea manu in Pampilona... Petrus Gauzpert in Sancto Stephano... Acaso sería el lugar de San Esteban del Mall.

Asistió como electo a la junta o Cortes de Gerona, que celebró el Conde Don Raimundo para restablecer la cruzada o sea introducir la orden de los Templarios en estos países. En esta escritura, que publicaron Marca y Aguirre, se lee entre otras firmas: S. Guillelmi Rotensis electi. Y así se ha de creer que ya lo era ese año y día, si no se engañaron los copiantes, como sucedió en el S. Petri Barchinon. Episcopi, donde el original que está en el archivo real de Barcelona pone S. Petri Archidiach. Barchinon., por cuyo error se introdujo un Obispo fingido en la serie de los de aquella iglesia, como ya se dirá en su lugar. Siguió gobernando su iglesia hasta que se verificó la conquista de Lérida en 1149, cuando se restauró la Sede de Lérida, pasando él a ser el primer Obispo, donde hizo los bienes que se dirán.

divendres, 16 de desembre del 2022

Carta CIV. Historia de la iglesia de Roda.

CARTA CIV. 

Historia de la iglesia de Roda. 

Mi querido hermano: Cuantos han hablado de la Sede episcopal de Roda fijan su principio hacia la mitad del siglo X y el año 957, no existiendo documentos anteriores a esa época, y hallándose de ese año la escritura de la consagración de esta iglesia, en cuyo exordio se lee que la construyeron los Condes Raimundo y su mujer Ermesindis para que fuese Sede episcopal. Nació de ahí la común opinión de haber sido erigida ese año en Catedral. Esta es la tradición de esta misma iglesia, que en escritos y pinturas reconoce por su primer Obispo a Odesindo, como creado entonces por el Arzobispo de Narbona Eimerico. El padre Don Jaime Pascual, en su Disertación del antiguo obispado de Pallás, pasó más adelante, asegurando y probando con varias conjeturas que esta no fue erección de nueva Sede, sino traslación de la de Pallás, que él supone continuada desde su primer Obispo Adulfo en Atón y en Odesindo; y que este fue el que trasladó la Sede; y de Obispo de Pallás comenzó a llamarse Obispo de Roda. Como en mi Viaje a esta iglesia he tenido proporción de ver los originales de algunos documentos que acota este infatigable anticuario, y he debido examinar los motivos de dicha tradición, me atrevo a proponer algunas dudas bien fundadas en este punto curioso, por las cuales parecerá que la Sede de Roda comenzó mucho antes del año 957, y que su primer Obispo no fue Odesindo sino Atón, quedando por consiguiente destruida la supuesta traslación de Pallás a Roda en dicho año. Para que te persuadas de esto es menester, a modo de disertación, presuponer algunas cosas.

1.a La ciudad de Roda pertenecía al condado de Pallás hacia la mitad del siglo X, como se ve en muchas escrituras de ese tiempo pertenecientes a los Condes de Pallás Raimundo y Wifredo. Este último edificó la iglesia de San Esteban del Mall, junto a Roda, en 971, y la dotó, como Señor de la tierra, y el primero trasladó, o por hablar propiamente, erigió la Sede de Pallás en Roda, construyendo allí la Catedral: cosas que no podían ser sin que Roda estuviese bajo el dominio de los Condes de Pallás. Estas dos pruebas bastan, entre otras, que pueden inferirse del citado escrito del señor Pascual. 

2.a Con esto no es menos cierto que el Obispo que se estableció en Roda ejercía su jurisdicción en gran parte del condado de Pallás, como se ve en la fundación del monasterio de San Pedro del Burgall, varias donaciones al de Labax, consagraciones de iglesias en aquel distrito, y otros actos episcopales de los de Roda. En el siglo XI seguía la misma jurisdicción de los Obispos, supuesto que a fines de él, como se dirá más abajo, tenían entre sus Arcedianos uno titulado de Pallás: cosa enteramente superflua, si no tuviesen jurisdicción en aquel territorio. Consiguiente a esto, aun en la mitad del siglo XII, es a saber, en 1140, el Obispo de Urgel Pedro concordó con Gaufrido de Roda sobre algunas iglesias del Pallás. Y esto no sólo es muy cierto, sino que para el señor Pascual es el fundamento de su aserto; es a saber, que la Sede de Roda originariamente no fue otra que la de Pallás.

Presupuesto esto, dicho escritor no debió contar por segundo Obispo de Pallás a Atón por sólo hallarle ejercitando su jurisdicción episcopal en algunas iglesias y monasterios del Pallás, porque esto fue común a todos los Obispos de Roda hasta la mitad del siglo XII, los cuales jamás se titularon ni fueron Obispos Palliarenses. El único que lo fue con toda realidad, aunque intruso, es a saber, Adulfo, jamás omitió este dictado. Muerto este Obispo hállanse sucesivamente Atón, Odisendo (Odesindo más arriba) y algunos otros ejerciendo su jurisdicción en el condado de Pallás, sin expresar Sede alguna. 

¿Qué razón hay para tener a Odesindo y siguientes por Obispos de Roda y no a Atón? La única, que es la creída erección de Roda en el pontificado de Odesindo, luego veremos cuan sin fundamento es. 

En mi Viaje a la villa de Tremp establecí lo que entiendo acerca de ese obispado tan decantado de Pallás, es a saber, que el intruso Selva (o más bien Sclua) de Urgel erigió en Obispo de todo aquel condado a Adulfo, el cual quedó suprimido en el concilio de Foncuberta a instancias del Obispo Urgelense Nantigiso. Muerto Adulfo los Condes de Pallás pudieron sacar algún partido del Obispo Rodulfo de Urgel, que por ser hijo del Conde Wifredo de Barcelona era sin duda su deudo, logrando que consintiese en la erección de Roda, y que le quedase sujeta la mitad occidental de lo que ahora llamamos condado de Pallás, que es lo comprendido entre ambas Nogueras (Pallaresa y Ribagorzana). Esta cesión se prueba con la jurisdicción que vemos ejercer a los Obispos de Roda desde la mitad del siglo X en la parte occidental que dije, hallándose en la oriental memorias continuas del Obispo Urgelense. Conforme a esta división en ambas iglesias de Urgel y de Roda había a fines del siglo XI Arcedianos de Pallás, y en la mitad del XII se conserva la ya dicha concordia que hicieron ambos Obispos sobre las parroquias del Pallás. Todo esto confirma a maravilla lo que vamos diciendo, y es, que por hallar al Obispo Atón nombrado como tal al oriente de la Noguera de Ribagorza, no se infiere que fuese sucesor de Adulfo en todo el condado, ni estorba que sea dicho Obispo de Roda. Esto se aclarará más examinando la época de la erección de la Sede de Roda, la cual yo entiendo que es mucho anterior al año 957, en que la fijan; y por consiguiente, que su primer Obispo no fue Odesindo, sino el Atón que el Señor Pascual supone todavía Obispo de Pallás, y segundo en aquella Sede imaginaria. Que la iglesia de Roda no creyó que Odesindo fuese el primero de sus Obispos, se ve en la contestación que dio a la encíclica con que el monasterio de Ripoll le participó la muerte de su Abad Bernardo, año de 1102 (Orig. arch. de Ripoll). En ella piden en cambio sufragios por los Obispos difuntos, y los nombran por orden retrógrado, así: Raimundus Episcopus bonae memoriae sive sui antecessores, Salomon Episcopus, Arinulfus (Arnulfus) Episcopus, Aimericus Episcopus, Odisindus Episcopus, et aliorum quorum nomina nescimus. Sabían ellos, pues, que hubo otros Obispos anteriores, cuyos nombres ignoraban. He copiado de nuevo la escritura de consagración de esta iglesia de San Vicente M. de Roda, que ya publicó el señor Pascual (pág. 55). Ruego a cuantos tengan ojos diplomáticos que pesen y examinen muchas veces este instrumento, y me digan si hay en él otra cosa que la consagración de la iglesia, que se supone ser ya Catedral. Dicen en el exordio los Condes Raimundo y Ermesendis, que habían construido esta iglesia, ut sit Sedes episcopalis; pero esto lo suponen ya hecho y lo vuelven a referir, como se acostumbra en semejantes diplomas de Príncipes. El cuerpo de este no empieza hasta las palabras: et ideo anno DCCCCLVII; y allí dicen que el Arzobispo Eimerico de Narbona vino a consagrar la iglesia, a quien los Condes dan alodios, ornamentos y alhajas, como se acostumbraba en tales dedicaciones; y este es el carácter propio de las escrituras de dedicaciones de iglesias, como lo saben los versados en su lectura. Ni una palabra hay en esta escritura que aluda a erección de Sede en esa fecha, ni se indica el motivo, ni se señala territorio o límites, ni constitución de iglesia, ni las obligaciones de las parroquias en sínodos, crisma, etc., que es lo que se ve en todas las que hablan de Sede nueva o restauración de antigua. En una palabra, la decantada escritura de la erección de la Sede de Roda en 957 es lo mismo que la dedicación de San Esteban del Mall en 971, y lo mismo que las muchas docenas que te he enviado de iglesias pequeñísimas en el discurso de mis Viajes; y ni aun la circunstancia de asistir a esta el Metropolitano falta en otras de menor cuenta (a: Ap. núm. XLIV.). Así que para mí es cosa indubitable que la erección de esta Sede es anterior a esta época, y que ya había en ella Obispo, cuando se entendía en la fábrica de la nueva iglesia, y mucho antes de su consagración. Por otra parte es falso que el Obispo Odesindo lo fuese ya un año antes, en 956, como demostraré contra el señor Pascual en el Episcopologio Rotense, que enviaré; y es cierto que la primera memoria que hay de él es esta consagración de 957. De donde se infiere que ni él fue Obispo de Pallás, ni su antecesor Atón, cuyas memorias llegan hasta el abril de 956, ni puede dejar de ser tenido por Obispo de Roda. En esta creencia estuvo esta santa iglesia hasta el siglo XII, cuando se grabó en piedra la inscripción de sus Obispos (V. Pasq. pág. 14), entre los cuales cuenta a Atón. Este escritor, reflexionando sobre ello, dice que no habiendo en Roda Obispo alguno de este nombre posterior al año 957, es fuerza que este Atón sea el Obispo de Pallás. Yo saco la consecuencia contraria: no habiendo en Roda ningún Obispo Atón posterior al 957, es fuerza que el nombrado aquí sea el anterior a Odesindo, siempre reputado por Obispo de Roda y nunca de Pallás. Porque ¿cómo es que no contaron entre los Obispos a Adulfo, que lo fue el primero de Pallás, siendo así que gobernó también en Roda, como en lugar de su territorio? Es menester confesar que la exclusión de Adulfo es una prueba clara de que esta iglesia jamás tuvo por Obispo Rotense a ningún Obispo de Pallás; ya porque sabían que aquel obispado era una quimera, justamente proscrita por el concilio de Foncuberta del año 911; ya porque el ser Roda lugar de su diócesi, no era motivo para intitularle Obispo Rotense. En esta necedad, que evitaron los sabios individuos de esta iglesia respecto de Adulfo, hubieran incurrido respecto de Atón, contándolo entre los Obispos propios de Roda, si les constara que sólo había sido Obispo de Pallás, como les constaba de Adulfo. Algo más, pues, había en Atón que en Adulfo; y no podía ser solamente el haber él comenzado la fábrica de la iglesia de Roda, o tratado ya de esta traslación de la Sede de Pallás a Roda, cosas que indica Pascual como los dos motivos suficientes para que Roda le contara entre sus Obispos. Lo primero de la fábrica es un título pueril. 

Lo segundo es suponer grande impropiedad e ignorancia en los individuos de esta iglesia, que contasen por Obispo propio a quien no lo había sido, sólo por haber intentado la traslación, que no se verificó sino en el sucesor. Los Obispos toman su título de la Sede, y no de los deseos o miras que tengan respecto de otros pueblos. Que si por sólo esta razón y por haberse trasladado la silla de Pallás a Roda, pudo esta iglesia contar por Obispo Rotense a Atón no habiéndolo sido; con mucho mayor título debía contar a Adulfo, que fue el tronco del imaginario obispado de Pallás. En las verdaderas traslaciones de iglesias la nueva Sede ha contado siempre a sus Obispos como sucesores de los de la extinguida, y esto se podía confirmar con muchos ejemplares. Digamos que la dicha traslación es un capricho destituido de todo fundamento, y que la Sede de Roda comenzó en su Obispo Atón, verdadero y primero Obispo Rotense. Esta es la tradición que quisieron conservar los antiguos individuos de esta iglesia en la piedra que escribieron en el siglo XII, y se conserva en uno de los postes del templo actual, donde se halla escrito el nombre de Atón, Obispo Rotense, entre los que lo fueron con toda propiedad. Del mismo modo lo cuenta por Rotense el catálogo de nuestros Obispos que había en Alaón, como lo dice el mismo Señor Pascual (pág. 93, not.), y a esta tradición debieron acomodarse los que mandaron pintar los cuadros modernos de los Obispos Rotenses en la capilla de San Ramón, no omitiendo el retrato de Atón ni poniendo el dictado de primero a Odesindo. Que si faltan memorias de aquel Obispo, la primera que hay de este en 957 indica que su Sede ya estaba aquí colocada de antemano como vimos. Y si Odesindo es el que dio el título de San Vicente al templo que se consagró en ese año, eso sólo prueba que su antecesor Atón lo dejó por concluir, y que él debió de residir en otra iglesia interina mientras se construía la que debía ser la primera cátedra del nuevo obispado. En resolución, estos inconvenientes admiten interpretación conforme al estilo de otras iglesias; supuesto que pesan tan poco respecto de las razones que alegamos arriba. Establecida una vez esta Sede, continuó con algunas alternativas de más o menos consideración. A principios del siglo XI ganaron los Moros segunda vez a Roda, y el Obispo tuvo que trasladarse a Llesp, lugar más fuerte de su diócesi, llevándose consigo algunas escrituras. Debió arruinarse la iglesia con esta calamidad, pues a mediados del mismo siglo hallamos restaurado y consagrado de nuevo el templo por el Obispo Arnulfo, como se dirá en su lugar. Ganada por segunda vez la ciudad de Barbastro por el Rey Don Pedro I en el año 1101, agregó esta ciudad a la diócesis de Roda, conforme al privilegio de Urbano II (a: Ap. núm. XLV.), y aun trasladó a ella la Sede de Roda como lugar mas cómodo para habitación de los Prelados. Lo era entonces Ponce; y el que le sucedió, San Ramón, experimentó grandes persecuciones de parte del astuto y ambicioso Esteban, Obispo de Huesca; de que se hablará en su lugar. Los Obispos de Roda se llamaron en esta segunda época Barbastrenses sive Rotenses. Otra mira se tuvo en esta traslación aprobada por la Sede Romana, que fue avecinarse más a la matriz Lérida, que todavía estaba sujeta a los Moros. En varias bulas de aquel tiempo y del Papa Pascual II se habla de Barbastro como parroquia de Lérida y miembro suyo. Y en ella dice el mismo Papa que se había puesto la Silla episcopal donec per Dei gratiam ipsa Illerdae civitas ad Christianae fidei redeat principatum. El Rey Don Ramiro en un diploma del año 1135, en que confirma y adjudica la iglesia de Barbastro a la de Roda, dice que se trasladó la Sede a Barbastro usquequo Dominus Illerdam manibus reddat Christianorum (a: Ap. núm. XLVI.). De modo que Barbastro, y por consiguiente Roda, no se ha de considerar sino como un obispado interino y vicario de Lérida. En la carta con que Pascual II confirmó a San Raimundo, Obispo de Roda y Barbastro, sus posesiones, dice en el exordio, referida la irrupción de los Árabes: Unde factum est ut episcopalis cathedra quae Illerdae fuerat, in montana transiret, in oppidum videlicet, quod Rota dicitur. Inde rursum imminutis Moabitarum viribus, propius Illerdam in Barbastrae oppidum transferretur: spes etiam Christianis certior per Dei gratiam nostro tempore facta est, ut Illerdam urbem Domino prestante recipiant. Et nos igitur... constituimus episcopalem Cathedram, quae hactenus Rotae vel Barbastrae habita est, ad Illerdae urbem in posterum referendam, cum eam Omnipotens Dominus Christianorum restituerit potestati. Verificose esto sin estorbo alguno, como cosa juzgada, luego que fue conquistada Lérida en 1149, pasando a ser Obispo de aquella ciudad Guillermo Pérez, que lo era de Roda. 

Los Obispos de Lérida conservaron el título de Rotenses, olvidado el de Barbastro, y a veces se llamaron sólo con él, como cuando autorizaban algunos actos en que sólo intervenía la iglesia de Roda. El Capítulo de esta iglesia se consideró como unido a la de Lérida, no sólo por la identidad de la canónica Agustiniana que se instituyó en Lérida, sino por el derecho que conservó el de Roda a la elección de los Obispos, acudiendo a Lérida para ello todos los canónigos, y debiendo ser mantenidos a expensas de la nueva iglesia los días necesarios para desempeñar función tan interesante (a: Ap. núms. XLVII y XLVIII.). Consérvanse algunos decretos de elecciones de ese siglo XII y siguiente con las firmas de los electores Illerdenses y Rotenses. Más es: que se halla el de la elección del Obispo Gombaldo dirigido al Arzobispo de Tarragona por el solo Capítulo de Roda, y con solas las firmas de sus individuos. Esto prueba que hubo tiempo en que cada Capítulo lo pedía separadamente al electo por todos juntos. A este derecho de la iglesia de Roda se opuso la de Lérida, y acaso no por la primera vez, hacia 1242. He visto aquí copia del procesito incoado con esta ocasión. Comienza por la reclamación interpuesta por los procuradores del Capítulo de Lérida Mateo, Arcediano de Terrantona, y P. de Morlanis, a 5 de mayo de 1243, en la cual recusan al Obispo como juez de esta competencia, por haber sido canónigo de Roda y muy adicto a las cosas de aquella iglesia. Eligiéronse tres días después jueces por parte de Lérida a R. de Espluga; por Roda el maestro Juan Ponce, clérigo de Zaragoza; nombrando el Obispo por tercero a Guillermo de Mongrí, Sacrista de Gerona, que había ya renunciado el arzobispado de Tarragona. Citáronse las partes a Tarragona para el otro día de San Lucas; pero nada se concluyó, pues que sólo compareció el citado Mongrí. Nada más dice este proceso: mas en el Libro verde de la iglesia de Lérida, folio 297 b., se conserva copia de la sentencia que a 26 de marzo de 1244 dieron Don Pedro de Albalat, Arzobispo de Tarragona, y Raimundo de Ciscar, Obispo de Lérida, en quienes finalmente se comprometieron las partes: no sé yo más por ahora. Lo cierto es que en la elección inmediata de Obispo en 1247, que no se verificó, asistieron como siempre los de Roda; y como se escogiese la vía de compromiso, entre los compromisarios fueron nombrados el Prior y dos canónigos de Roda. En el mismo derecho continuaban en 1308, en que por muerte del Obispo Pedro fue electo por ambos Capítulos Ponce de Aquilanido (Aguilaniu), Prior de Roda.

Tenía esta iglesia hermandad con Lérida, Pamplona, Pamias, y San Salvador y Santa María de Zaragoza, recibiendo y dando recíprocamente tres días de porción canonical, y en Lérida cuanto fuese menester durante la elección del Obispo. De la hermandad con Zaragoza se hablará otro día. Lo más notable de la iglesia de Roda en su estado antiguo es la supuesta subordinación a la de Urgel en lo tocante a la elección de Obispos. En las Cartas de aquella iglesia se dijo ya lo que en esto había, como San Ermengol, Obispo Urgelense, presidió la elección de Borrel, Rotense, hecha por los canónigos de Roda en la iglesia de Urgel, como le mandó ordenar allí mismo por el Obispo de Carcasona y lo consagró sub iussione et tuitione de la Sede de Urgel. También se dijo que Eriballo, Obispo de aquella silla, se quejó al Rey Don Ramiro en 1040 de que su padre el Rey Sancho le había usurpado los obispados Ripacurcense (ribagorzano) y Gestabiense (Gestau, Gistau, Chistau; chistabín), que eran de iure et dominatione atque diocesi Sanctae Mariae Sedis Urgellensis; y que el Rey Ramiro se los restituyó, añadiéndole illam terram quae dicitur Rota. Acuerdóme también haber ya prevenido allí mismo que esta queja de Eriballo y la restitución de Ramiro no recaía sobre el señorío de los condados de Ribagorza y Gistabo, como pensó Marca, ni tampoco sobre el derecho a las parroquias de ellas, de que ya el Obispo de Urgel se había despojado, cuando se erigió la Sede de Roda. Así que sólo pudo aludir lo dicho a la jurisdicción que Urgel pensaba tener sobre el Obispo de aquellos condados, que era el de presidir su elección y consagrarle. Esto dice el Sr. Pascual, pág. 95, que quedó estipulado en la erección de la Sede de Roda. Mas como la escritura, que se cree erección de esta silla en 957, nada dice de ello (y es una nueva prueba de que entonces no se erigió); y por otra parte no se halle una anterior que lo sea, quedamos con la duda de lo que entonces se pactó y de las circunstancias de todo ello, sin poder averiguar el origen de cosa tan singular, como es la sujeción de una iglesia sufragánea a otra sufragánea. En lo cual no hay que alegar la distancia de Roda a Narbona, entonces su metrópoli, porque bien hallamos que Aimerico Narbonense vino a Roda a consagrar su iglesia en 957. Es constante esta pretensión de los Obispos de Urgel sobre la subordinación de los de Roda. Y este era uno de los cargos que Urbano II hizo a San Odón, que como tan Santo no pediría cosas nuevas. Dícele en su breve: (Pascual, pág. 61) vicini Episcopi subiectionem et obedientiam a nobis requisisti.

Acerca de la constitución de esta iglesia es sabido que rigió aquí la canónica Agustiniana desde fines del siglo XI. Antes de esta época hay algunas memorias de la canónica; y aunque faltaran ellas, es claro que la debía haber; no siendo imaginable que estuviese un clero con su Obispo sin canon o regla que los gobernase. Y aunque la más común en estos países en los siglos IX y X era la Aquisgranense, como ya dije en otras iglesias, respeto (: respecto) de esta no queda indicio alguno ni en códices ni en testamentos ni en otras escrituras. La única que he hallado es el acto de profesión que hizo doce años antes de la reforma Agustiniana el canónigo Miro Roger, que está en el Cartoral mayor, núm. 9, y dice así: "Ego Miro Rogerii... dono Domino Deo factori meo et S. Vincentio inclito martyri corpus meum et animam meam et omne alodium... ea convenentia, ut Episcopus S. Vicentii semper me habeat filium et discipulum, et canonici fratrem et dilectum amicum, et sit semper mihi in eodem loco victus et vestitus honorifice in servitio Dei, et abundantia fragilitati meae in vita mea, et post mortem sepultura et requies secundum ecclesiasticam disciplinam. Et ego promitto Episcopo et confratribus meis emendationem vitae meae et stabilitatem loci et veram obedientiam et fidelem me esse canonicum iuxta possibilitatem meam et deinceps vivere sub regulari vita per iussionem proprii Episcopi et confratrum meorum. Facta carta donacionis istius anno millesimo octuagesimo Incarnationis Dominicae, pacta VII, tertio idus novembris, die solemni B. Martini Episcopi et confess. apud Rotam, in domo Bardina, circa meridiem, die mercurii, anno II castri Monionis.” Esta oblación in canonicum, aunque expresa obediencia y estabilidad de lugar, en sus frases no se indica renuncia total de propiedad; y así hallamos en dicho Cartoral que este mismo Mirón Roger dispone ulteriormente de los bienes y hacienda suya, y así queda lugar para creer que esta canónica fuese al modo de la Aquisgranense y enteramente secular. Confírmame en esta opinión la noticia que nos guardó el archivo del monasterio de Labaix (pone Lavax), de que ya he hablado otras veces, contándonos que hacia el año 1063 se destruyó allí la vida monacal e introdujo la canonical; porque dicen que esto hizo Raimundus Raimundi, canonicus Rotensis et Sedis Urgellensis, sed saecularis: prueba clara del estado puramente secular de ambas iglesias, a cuyos individuos era libre el vivir cum proprio o sine proprio. Para cortar los males que solía y debía engendrar esta monstruosa canónica, el celoso Obispo Raimundo Dalmacio introdujo aquí la renuncia total de propiedad, estableciendo una canónica, que aunque no diga ser la Agustiniana, como no lo dice, debe tenerse por tal, supuesto que obliga a todos los canónigos presentes y venideros a que nichil umquam sibi propium vendicent, nec etiam nominent, sed iuxta primitivae ecclesiae formam... sit eis communis praesentis vitae sumptus, proprioque Episcopo, ac sibi Praepositis ab eodem canonice constitutis secundum Sanctorum Patrum sententias obedientes existant in omnibus. Estando, como estaba entonces, tan autorizada por acá la canónica Agustiniana, y siendo ella por entonces la única que quitase a los canónigos la libertad de vivir cum proprio, debe tenerse sin repugnancia por Agustiniana la que se estableció aquí; porque entonces no había canónica alguna que obligase a vivir sine proprio, sino la Agustiniana. Dotola el Obispo magníficamente, adjudicándole varios derechos de su mensa, incorporándole entre otras iglesias la abadía de San Andrés de Barraves y la de Alaón (hoy la O) (María d' Alaó, de la O), mandando que en esta última hubiese convento de monjes y que su Abad fuese electo por el Obispo y canónigos de Roda y sujeto a ellos. De aquel tiempo queda el rito de admisión y profesión. Hízose escritura de esta constitución y dotación a 12 de noviembre del año 1092, la cual envío copiada junto con todas las firmas originales de los Obispos sucesores hasta Don Ponce, Obispo de Lérida de principios del siglo XIV, que confirmaron lo contenido en ella, aunque algunos poniendo alguna restricción (a: Ap. núm. XLIX.). El Obispo Don Guillermo Pérez añadió en el año 1171, día 24 de septiembre, la constitución quod nullus canonificetur nisi in die Sancti Vincentii Martyris. En la misma fijó el número de canónigos en veinte. Continuó esta canónica con las alternativas consiguientes a las cosas humanas hasta nuestros días, sin comprender la secularización general que hizo Clemente VIII de las canónicas de los condados de Barcelona, Rosellón y Cerdaña. En el año 1788 el actual señor Obispo de Lérida Don Gerónimo de Torres fue encargado por la real Cámara de realizar el plan de secularización propuesto por su antecesor, y así se efectuó en 1789, quedando reducida a Colegiata con el honor de Concatedral con la de Lérida, servida de un Prior, seis canónigos, dos de ellos magistral y doctoral, y seis racioneros. Sus hábitos corales no dicen con los de las iglesias de esta corona; porque consisten en roquete con mangas, capa talar negra con cenefa de terciopelo negro, y muceta con pechera de lo mismo. Un año después de la institución de la canónica la dotó de nuevo el Obispo Raimundo Dalmacio, estableciendo las obligaciones de los oficios y dignidades respecto a la manutención de los canónigos (a: Ap. núm. L.). De esta escritura, y otras del siglo XI, se deduce que esta iglesia en la época de su grandeza, a más de los oficios de Prior mayor, Prior claustral, Camarero, Enfermero, Hospitalero, Limosnero y Sacrista, que hoy se conservan, contaba, digo, en su clero al Abad de Alaón, Prior y Sacrista de Monzón, Abad de Barravés, Prior de San Martín de Cavallera, y otros; y a los Arcedianos de Ribagorza, Terrantona, Benasque y Pallás, al Precentor, y acaso algunas otras dignidades: todas las cuales pasaron a la iglesia de Lérida en la traslación de 1149. Hacia la mitad del siglo XIII pretendió Roda recuperar estos arcedianatos; mas por sentencia arbitral dada en 1244 por Pedro de Albalat, Arzobispo de Tarragona, y Raimundo de Ciscar, Obispo de Lérida, se les impuso silencio sobre esta pretensión, como se dirá. 

Ni fue este solo el despojo que entonces sufrió esta iglesia, antes es regular que se surtiese la nueva Catedral de libros, reliquias y ornamentos de la de Roda, conforme exigían las circunstancias y la deferencia con que miraban al Obispo Don Guillermo Pérez.

Ya se insinuó arriba que el Obispo Atón jamás usó de dictado que indicase su Sede. Odesendo (Odesindo) sólo en una memoria del año 970 se llama Ripacurcensis: los sucesores hasta el 1101 se llamaron indistintamente Rotenses y Ripacurcenses (ribagorzanos). Trasladada esta Sede a Barbastro usaron el nombre de esta ciudad y el de Roda, ya juntos, ya separados. Finalmente, en la traslación a Lérida, se llamaron los Obispos Illerdenses et Rotenses, o al revés; y alguna vez usaron del dictado solo de Roda, es a saber, en los documentos tocantes sólo a esta iglesia.

dimecres, 17 d’agost del 2022

CARTA LXXVI. Descripción del templo de Ager: sepulcros notables que hay en él

CARTA LXXVI. 

Descripción del templo de Ager: sepulcros notables que hay en él: época fija de la muerte del conde de Urgel Ermengol III: baño romano. Iglesia subterránea. Reliquias insignes: entre ellas las de Santa Sabina: descripción de su urna: origen de su culto. Preciosidad de su archivo: noticia de algunos documentos importantes inéditos; códices: aula capitular &c. 

Mi querido hermano: Sin más rodeos me pongo hoy a hablar de la fábrica material de esta iglesia, la cual ya creo haber dicho alguna vez que es la misma que construyó Arnaldo Mir de Tost hacia la mitad del siglo XI; sino que de las tres naves de que consta, la principal está remendada y desfigurada con una cornisa, adorno que no usaban en aquellos siglos. Éntrase al templo por dos puertas que dan a las naves laterales. A la entrada de la de mano derecha se halla un sepulcro de piedra común, que antes estuvo suelto, digo aislado, y ahora está empotrado en la pared nueva del coro, que se puso a los pies de la iglesia en la nave principal. En el único lado que queda descubierto representa dos figuras de relieve, una de varón con espada y celada, y otra de mujer, sin inscripción alguna, y con cuatro escudos, en dos de los cuales hay una torre, y en los otros tres soles o cosa que le parece. Es tradición que allí está enterrado el conde de Urgel Ermengol III, apellidado de Barbastro: y tradición apoyada en documentos muy ciertos. Uno de ellos es del año 1116, en que el vizconde de Ager Geraldo Ponce, conquistador del castillo de Os y de otros muchos, dotando a esta iglesia con algunos bienes, dice que su abuelo Arnaldo Mir de Tost los había adquirido de manu ipsius comitis Ermengaudi Urgellensis, qui sepultus est ante ipsam ecclesiam Sancti Petri (num. 76) (a: Apend. n XX). Más circunstanciado y por otros títulos mucho más precioso es el documento siguiente (num. 965), que copiaré a la larga: “In nomine Domini. Ego Sancia comitissa, et Ermengaudus proles Ermengaudi. Verum est satis, et, utinam quod non esset ! cognitum multis, quod domnus Ermengaudus comes Urgellensis transacto tempore Quadragesimae (Cuaresma) fuit in Spania interfectus a sarracenis. Postea inde a suis fuit levatus, et ad civitatem Barbastri, quam ipse tenebat, portatus; et inde iterum cum magno luctu ad castrum Aggeris fuit adductus, et ibi ante hostium ecclesiae Sancti Petri fuit sepultus. Testamentum nullum fecit, neque de suis rebus aliquid ordinavit, quia propter impedimentum vicinae mortis facere nequivit, neque ei licuit. Quapropter ego praedicta Sancia comitissa, quae fui uxor eius, et Ermengaudus filius suus, meus privignus, cum consilio domni Guillelmi huius territorii episcopi, et aliorum bonorum hominum nostrorum, pro redemptione animae suae, aliquid de nostris dominicaturis, videlicet, ex alodiis planis ecclesiae Sancti Petri de Agger, iuxta quam requiescit, votive et potentialiter damus &c... Quod est actum II. idus Aprilis, V. anno Philippo regi. = Sig+num Sanciae comitissae. = Sig+num Ermengaudi, filius qui fuit praedicti Ermengaudi defuncti: qui hanc donationis scripturam scribere iussimus, et coram nostrae patriae maioribus manibus propriis firmamus." De esta escritura, que va copiada (a: Apend. n. XXI), se infieren tres cosas notables. I.a Que el conde Ermengol III, que murió en 1065, tuvo cuarta mujer llamada Sancha, muertas ya las otras Adalez, Clemencia y Elvira, la cual por eso llama privigno al niño Ermengol hijo de una de las tres. II.a Que dicho Ermengol III no murió en Balbastro (Barbastro) ni en su sitio, como dijeron un cronicón de Ripoll, Zurita y otros; sino que conquistada ya esta ciudad, y poseyéndola él por ese título, fue muerto en tierra de moros (Spania) pasada la Cuaresma de ese año, V del rey Felipe, 1065 de Cristo. III.a Que traído su cadáver a Balbastro, finalmente fue depositado en el lugar que digo de esta iglesia, donde también quiso ser enterrada su esposa Sancha, y a esto alude la figura que dije de mujer. No sé si estará aquí la cabeza de este príncipe, que suponen haber cortado un rey moro, para llevarla en las batallas primorosamente engastada (Marca Hisp. col. 455). El decir la condesa que fue enterrado ante hostium ecclesiae, y el usar el vizconde de semejante expresión, como ya vimos, prueba que su sepulcro no estuvo al principio donde ahora dentro de la iglesia, sino a la parte de fuera, en lo que llamaban Galilea, cementerio común de todos los fieles, a lo menos de los de mayor dignidad y nobleza. Entrando por la puerta de la mano izquierda se halla un baño romano de mármol, de nueve palmos de longitud y tres de latitud y de altura. Está empotrado en la pared, y sólo presenta dos costados con varios relieves de tritones y monstruos marinos. En el centro del lado principal hay un óvalo con una figura togada, que acaso será para quien se labró, o será otra cosa. Mejor lo diría un dibujo, si mis facultades alcanzasen a sacarlo más exacto y digno de la luz pública que el que hizo en 1780 D. Juan Mercader, racionero de esta iglesia, el cual me ha regalado su hermano D. Salvador, mi bienhechor y huésped (N. E. huésped es tanto el que aloja a otro, como el que se aloja en casa ajena). Lo más singular de este monumento de la antigüedad es el uso cristiano a que está destinado; porque en él, como en Terrasa (Terrassa) y otras partes he visto, está guardada y encerrada la pila bautismal. Esto, y el verle arrimado a la pared maestra de la iglesia, hace sospechar que debió servir para el mismo objeto en tiempo en que se administraba el bautismo per immersionem (por inmersión). En el presbiterio, al lado de la epístola, se ve el sepulcro del fundador de esta iglesia y canónica Arnaldo Mir de Tost, cepa de los vizcondes de Ager. No tiene inscripción que lo diga; pero esta es la tradición, y a lo que entiendo bien fundada. Vense en él algunos escudos llanos sin ninguna empresa, y una figura de caballero armado con celada y espada. No creo que este sepulcro se colocase aquí desde la muerte del enterrado en él: porque no sufría eso la disciplina de entonces. Debieron trasladarlo de la Galilea, donde enterraron también al conde que dije arriba. Volvamos a salir de la iglesia. En medio de las dos puertas ya dichas, y en el trozo de claustro que queda delante de ellas, construido en el siglo XIV, se halla otra puerta por donde se entra bajando tres gradas y por un declive insensible a otra iglesia subterránea que se extiende debajo de la nave principal del templo superior. La puerta en arco tiene de alta 10 palmos y 9 de ancha. La longitud total de este templo subterráneo es de 130 palmos. En su entrada es sólo de una nave ancha de 19 palmos y alta de 14 a 15, sin ningún adorno ni cornisa, ni otra cosa más que la bóveda que arranca casi desde el pavimento actual, el cual si se limpiara pudiera bajar 2 palmos o más. Luego que se llega a la distancia de unos 76 palmos desde la entrada, la única nave se abre insensiblemente en tres, divididas por dos órdenes de columnas, cinco por parte, de 11 palmos cada una de ellas, incluso su basamento y capitel hasta el arranque de los arcos, los cuales con las 15 lunetas que resultan son de buen gusto. La latitud total de las tres naves es de 28 palmos: las dos laterales rodean el único altar que es posterior al todo del edificio, y está colocado entre las dos columnas quintas. Consiste en un retablo de piedra común, donde al rededor del nicho principal hay cuatro pequeños relieves de la Anunciación, Nacimiento, Epifanía y Presentación; falta allí la imagen de piedra de nuestra (pone neustra) Señora, que está en la sacristía de arriba. El testero de esta iglesia es circular. En el medio de las columnas se abren en crucero dos naves de bastante profundidad. La pared exterior de todo este edificio es de 14 palmos de espesor. Por estas señas y aun sin ellas se ve que este templo es anterior al de arriba. Porque claro está que no pudo construirse aquel primero que este; ni el gusto de los capiteles y de bóvedas y columnas, ni cuanto hay en él, sufre decir que sea posterior al siglo XI; antes es indubitablemente de ese mismo siglo. Y no cabe tenerlo por cosa romana ni por templo dedicado a Cibeles, como algún erudito ha querido decir; porque las piñas y animales que se representan en los capiteles, ninguna conexión tienen con ello, sino que sólo son efecto del capricho de los canteros, que como, se ve en otros monumentos de esta clase que se conservan en Tarragona, San Cucufate del Vallés y otras partes, solían allí mezclar sacra prophanis, ima summis. Esta iglesia es aquí llamada comúnmente Santa María la Vella. No deja de ser extraño el silencio del fundador de la nueva, Arnaldo Mir, que en ninguna de las muchas escrituras en que tuvo ocasión de mentar esta vieja, hizo mención de ella; a no ser que la indicase en aquellas palabras edificavimus ecclesiae novitatem, como contraponiendo la nueva fábrica a la antigua. Diré lo que entiendo. Este templo subterráneo, antes que se construyese el de arriba, estuvo dedicado a S. Pedro, y no a Santa María. Y si no señáleseme cual era la iglesia de S. Pedro que ya existía aquí en los años 1037 y 1041, antes que los moros invadiesen segunda vez esta villa, y antes que Arnaldo Mir construyese el templo nuevo. Este príncipe hizo nueva fábrica, mas no hizo nuevo titular. Y así el papa Nicolás II en su bula del año 1060 dice: quam (ecclesiam S. Petri) eo quod nuperrime de potestate paganorum, et gentilitatis errore divinitus liberatam &c. Donde se supone que la iglesia que Arnaldo sacó del poder de los paganos, era la de S. Pedro; y como la nueva fábrica sea posterior a esta victoria, y ya estuviese edificada en 1060 cuando hablaba de aquella manera el papa Nicolás; es claro a mi juicio, que esta iglesia primitiva estuvo también dedicada a S. Pedro, y que allí estuvo la canónica del abad Lanfranco que dije. Prueba esto mismo la antigua estatua del santo apóstol que todavía permanece sobre la puerta de este templo, como indicando que a su nombre estuvo él dedicado. El argumento que hacen algunos, tomado del altar de nuestra Señora y de los relieves alusivos a sus misterios, para mí vale poco. Porque el altar no sólo es moderno y de escultura del siglo XIII, y no más antiguo; sino que además es postizo y colocado donde no lo proyectaron los arquitectos, como lo conocerá cualquiera que observe aquel edificio. Si se me obligara a fijar la época de la construcción de todo él, yo diría que es de principios del siglo XI, cuando en la primera conquista de los cristianos trataron de erigir iglesia, y la hicieron baja, que no sobresaliese a los muros del castillo, por temor de los enemigos que todavía andaban a la redonda, y que en efecto volvieron a ocupar la villa a mediados de ese mismo siglo. Mas cesando ya el temor en la segunda conquista, y aprovechándose de la solidez de la primera fábrica, se levantó sobre ella la del templo actual. A cuya descripción y cosas vuelvo, saliendo aunque con sentimiento de aquellas bóvedas venerables. En el altar intitulado del Corazón de María se guarda una preciosa urna, que contiene gran parte de los huesos de Santa Sabina V. y M., hermana de los Santos Vicente y Cristeta de Ávila. De su traslación desde Arlanza a esta iglesia de Ager en el siglo XI hablan Causino en sus Efemérides, y Tamayo al día 27 de Octubre. Supónese que fue con ocasión de haberse sacado de Ávila las reliquias de aquellos MM., al tiempo que se hallaban presentes varios obispos y muchos príncipes cristianos, uno de los cuales era nuestro Arnaldo Mir de Tost. Yo no dudo que este príncipe se hallase por allá, y también el conde de Urgel Ermengol IV, que entonces adquirió varios heredamientos en Castilla, y que casó a su hijo con la hija del conde Peranzules (Pedro Ansúrez y variantes); por donde vino a ser muy frecuente la morada de estos príncipes en Castilla, aún durante el siglo XII, y alguno de ellos murió allá (N. E. y otros nacieron allá, ¿eran castellanos por nacer en Castilla o eran catalanes por ser sus ascendientes de Cataluña? Cuando el rey de Aragón tenía un hijo o hija estando en otros reinos como Castilla, Navarra, Jaén, Córdoba, el hijo o hija eran aragoneses). De esto se dirá en las memorias de dichos condes. Digo pues que no tengo por inverosímil la traslación de estas santas reliquias en el tiempo que dicen; porque realmente pudo hallarse en Ávila y en Arlanza (provincia de Burgos, y nombre del río) nuestro Arnaldo Mir. Si mi viaje continúa y puedo llegar a aquel monasterio, veremos si se halla alguna memoria que diga con esto. En tanto iré diciendo lo que aquí hallo que observar. Y primeramente la urna merece ser descrita can detención. Tiene dos palmos de larga, y uno de ancha y alta, sino que la cubierta se eleva en bastante convexidad. Es toda de ébano con varios embutidos y relieves de marfil (ébano y marfil; ebony and ivory), entre los cuales merecen consideración los de los cuatro costados. I.° El principal del frente figura en un cuadro la residencia o juicio de un reo delante de un príncipe sentado con corona y manto o sea toga: en otro cuadro hay un grupo de tres como reos, que acaso representarán a los tres hermanos MM.: item varios grupos de espectadores. 2.° En el lado pequeño una mujer ofreciendo un niño a un anciano: barca sola con timón en el mar: un soldado con escudo y dos bueyes. 3.° En el costado mayor de la espalda, en el centro un nicho con dos figuras de cuerpo entero, varón y hembra, y esta asida del brazo por el hombre: a la mano derecha del que mira gente armada, y un nicho en alto con un ídolo en él, y es un carnero, y a sus pies un hombre muerto como sacrificado: a la izquierda un hombre arando con una yunta de bueyes, y otro luchando con un dragón alado, a quien sujeta entre las piernas, y obliga a abrir la boca y sacar la lengua. 4.° En el otro lado pequeño, un hombre en pie sobre un barco en el mar, en ademán de recibir un carnero que otro le alarga, que será el ídolo como robado del nicho que allí se vuelve a representar, pero vacío, y debajo de él el dragón sobredicho ya muerto. Esta es la insigne y preciosa urna donde se guardan envueltos en una tela azul de seda varios huesos de dicha Santa Sabina. Bien sabes que no alcanzan mis fuerzas a mandar sacar un dibujo de esta alhaja, con lo cual yo me ahorrara su descripción, y tú entendieras mejor sus alusiones y alegorías. Digamos ahora cómo y cuándo vino a esta iglesia tan preciosa urna. Alguno creerá que está aquí desde la época de aquella traslación en el siglo XI, y que es la misma con que Arnaldo Mir trajo las santas reliquias. Yo puedo asegurar que vino acá por otra mano, y en tiempos muy posteriores a aquella época. Dícelo el inventario de las alhajas de esta sacristía, que hizo en su visita el abad de esta iglesia Juan Sobrino en el año 1547, cuyo documento he visto original, y en él se lee lo siguiente: Una altra caxa tota de vori (ivory; ivori; marfil) ab personatges, en la cual sta lo sant cos de la gloriosa Sancta Sabina, ab sa clau y pay (pany; pañ; cerrojo). Dita caxa doná la bona memoria del bisbe de Nichopoli, abbat de Ager quondam (a: "Otra caja toda de marfil con figuras, en la cual está el cuerpo santo de la gloriosa Santa Sabina, con su llave y cerraja. Dio esta caja la buena memoria del obispo de Nicópoli, abad de Ager, ya difunto.”).
Este abad era D. Lorenzo Pérez, navarro, que como dije en el catálogo murió en 1542, cinco años antes de dicha visita, en la cual no podían ignorar ni equivocar la memoria de dádiva tan insigne y reciente. No consta por qué camino la adquirió el obispo de Nicópoli; pero mirado el gusto de las figuras y partes arquitectónicas, me atreveré a decir que no es mucho anterior al siglo XVI, y aun una greca o arabesco de la cubierta sabe al estilo plateresco del tiempo de Carlos V. Ya digo que esto es conjeturar. Lo cierto es, cualquiera que sea el tiempo en que se labró la urna, que el culto de Santa Sabina en esta iglesia cuenta pocos años de antigüedad, y que no comenzó hasta los principios del siglo XV, en tiempo y por decreto del abad Vicente Segarra, que lo fue desde 1407 hasta 1433. Así es que en los colectarios y otros códices de oficio eclesiástico anteriores a esa época, nada se halla que indique ese culto; mas en los posteriores se halla ya la fiesta de la santa en la dominica inmediata al día de los Santos Simón y Judas, y en la oración se lee: cuius Corpus in praesenti requiescit ecclesia. Dícelo más claramente el abad Gerónimo Cardona, que fue el último prelado de los regulares, en un sínodo celebrado a fines del siglo XVI, cap. 4. “Cum coelesti rore floruerit, et plures fecunda mater ecclesia nobis sanctos progerminaverit; unde etiam custodiam venerandi corporis, seu reliquiarum divae Virginis et Martiris Sabinae, Sanctae Christetis et Sancti Vincentii Martirum sororis, ecclesia nostra Aggerensis sortita est, qui in urbe alma ulterioris Hispaniae (quam vulgus apellat Avila) martirii palmam adepti sunt... Comperimus equidem a Vincentio Segarra abbate praedecessore nostro statutum, quod die dominico proximo praeeunte (se encuentra praeheunte) festum Sanctorum Simonis et Judae, festum Sanctae Sabinae in ecclesia Sancti Petri Aggeris celebraretur; sicque Vincentii sororem a Vincentio abbate in nostra ecclesia primo cultam. Nos vero &c.”
Manda que se haga la fiesta con el mismo aparato y decoraciones que la del Corpus. Esta es la época de la fiesta de Santa Sabina en esta iglesia; de lo cual nada más tengo que decir. Sólo añadiré que la semejanza de Ager a Agen, ciudad de la Aquitania, pudo ser ocasión de que en las actas antiguas se juntase el martirio y reliquias de Santa Fides con las de Santa Sabina; de lo cual trata el P. Flórez (Esp. Sag. tomo XIII, pág. 307). Las de la primera Santa se creen aquí trasladadas al monasterio de S. Cucufate del Vallés, donde se veneran con las de otros santos. Falta decir que Santa Sabina es tenida como patrona de todo el arciprestazgo. Otras reliquias se guardan aquí, y algunas de entidad. Tal es el cuerpo entero o la mayor parte del de S. Proto M., de quien por este motivo rezan con rito de doble mayor en el día propio; acaso habrá también algunas reliquias de S. Jacinto, a quien unen en la fiesta y rito. Separadamente celebran en el día 3 de Febrero la fiesta de Santa Eugenia V. y M., a quien el sínodo citado del Sr. Cardona llama romana y compañera de los Santos Proto y Jacinto; y cuyo cuerpo entero decía que estaba aquí. Hoy sólo se conservan algunos huesos. Hácese de ella conmemoración (comemoracion en el original) en los sábados después de la salve, junto con Santa Sabina &c. quorum reliquiae hic sunt &c. Venéranse también como legítimas un clavo de las parrillas de San Lorenzo: un trozo de cuatro dedos de la vara de Aarón, el cual se saca en público algunas veces en rogativa por agua, y es del mismo diámetro que la que vi en la cartuja de Valdecristo (cartoxa de Valdecrist, Valldecrist y variantes): una cinta de María Santísima: una red de seda que aquí llaman de S. Pedro (buena red para pescar hombres, o peces), y en el inventario que dije del siglo XVI se lee: un filat, quis diu feu Sancta Petronilla, è altres barbolleries. Vi además en una cajita varias piezas de cristal de diferentes tamaños y hechuras, cuyo uso sería inaveriguable en el día, si no nos conservara noticia el citado inventario que dice: una caxa de fusta ab quaranta quatre peces de crestall. Diuse son squacs (escacs; escaques; ajedrez; schach, shaj, sha, shá, shaik, jeque, jaque, etc.). No se sab quils doná: creuse los doná lo compte d'Urgell (a: Una caja de madera con 44 piezas de cristal. Dicen que son escaques. No se sabe quien los dio; créese que los dio el conde de Urgel.”) (N. E. de nuevo compte y no comte para conde : comite y variantes)

Del juego de los escaques o ajedrez (con g en el original) se ofrecerán varias ocasiones de hablar, porque no es este el único que se conserva en nuestras iglesias y monasterios, por abundar tanto en este país los nobles y grandes señores, de quienes era propia aquella diversión (N. E. por ejemplo, el de Persia). Después de todo lo dicho, todavía me falta hablar de lo mejor de esta colegiata, que es su archivo. Este es uno de los pocos que hay en esta provincia del todo conocidos: merced al afán con que entendió en ello el arcipreste D. Francisco Esteve con su capítulo por los años 1768. Trabajó en su examen y arreglo el sabio diplomático D. Jaime Caresmar, canónigo premonstratense de las Avellanas, comenzando primero por amistad, y continuando después por orden especial de la Cámara. Justo es que este supremo cuerpo de la Nación entienda hasta en los pormenores de estos depósitos, que lo son del saber raro y desconocido. Y si tal hace el Gobierno, esté seguro que no le han de faltar Caresmares que le sirvan en esto, si no tan doctos y críticos como aquel grande hombre, a lo menos dotados de curiosidad, cuanto basta para no cansarse ni aflojar en tales tareas. Lo que es muy de alabar en dicho anticuario, es que con haber puesto en claro algunas verdades importantes de la historia, sin embargo habla de ello sin afectación ni redundancia: vicios harto comunes en los primeros descubridores de estas Indias. Más de 2600 pergaminos quedan aquí, amén de un cartoral que conserva copiadas otras que perecieron. Y perecieron algunas no hace muchos años, y no por casualidad o desgracia imprevista, sino por ignorancia de cierta persona que las quemó de propósito como inútiles. Vive todavía el notario de esta curia, al cual he oído referir con lágrimas en los ojos, cómo siendo el muy niño sirvió en este menester bárbaro al que se lo mandaba, añadiendo que eran en la mayor parte pergaminos chiquitos, que como enseña la práctica acaso son los más apreciables. (N. E. Me parece muy interesante averiguar algo más de este gaznápiro pirómano)
Mas dejando a un lado estas lamentaciones inútiles, voy a dar una breve noticia de algunas curiosidades que he encontrado aquí dignas de ser sabidas.
Tales son 1.a Las constituciones pacis, et treguae que estableció para su condado de Urgel el conde Ermengol VIII en el año 1187, de acuerdo con el arzobispo de Tarragona Berenguer de Vilademuls, y con el obispo de Urgel Arnaldo de Perexens, hasta ahora no conocidas y muy dignas de serlo por algunas particularidades que añaden a las escrituras de este género, y por la abundancia de subscripciones que las autorizan. Las copié para las memorias de los condes de Urgel, donde las verás. 

2.a Un fragmento de las actas del concilio de Clermont del año 1095, del cual solamente se ha publicado el sumario de sus cánones. Dos se hallan en este fragmento coetáneo, aunque algo maltratado.

El 1.° publicado ya en el decreto de Graciano XVI, q. 7. c. 2., que aquí tiene este 

título: de rebus ecclesiasticis nullus clericorum vel monacorum inconsultis episcopis aliquid adquirere praesumat. El 2.° es inédito, en el cual se autoriza la renuncia,  profesión y cesión de bienes que haga cualquier clérigo a los monasterios (n. 2134). Va copiado (a: Apend. n. XXII). El hallarse aquí este documento puede hacer creíble que el abad agerense Pedro Guillem asistió a aquel concilio. 

3.a Constitución de un concilio de Narbona del año 1129, en el cual se halló San Olaguer, arzobispo de Tarragona, con los obispos Berenguer de Gerona, Raimundo de Vique, Pedro de Urgel, Pedro de Zaragoza y muchos franceses; por la cual se estableció una hermandad o cofradía en favor de la fábrica y restauración de la iglesia de Tarragona, a cuyo objeto concurrieren anualmente los fieles con doce dineros a lo menos, señalándose los sufragios y protección a que por ello se hacían acreedores. Esta noticia no es nueva, porque ya la publicó el P. M Flórez (Esp. Sag. tom. XXVIII) comunicada por el sobredicho P. Caresmar. Pero es nueva la copia que yo he tomado (num. 960), la cual discrepa bastante de la publicada allí; y es que debió enviársele la de otro ejemplar que hay (num. 2342) que es mucho más diminuta que la mía, en la cual están las firmas de todos los prelados, entre ellas la de Arnaldo, abad de Ager (a: Esta copia se publicó en el tom. VI. pág. 338.). Mal gesto pondrá a la noticia de un concilio Narbonense, compuesto de obispos españoles, que ya tenían metropolitano en Tarragona, el que como Masdeu crea que ni aun durante su cautiverio reconocieron nuestros obispos al metropolitano francés. Mas así como es cierta aquella sujeción extranjera, también lo es que este concilio en nada deroga la dignidad de nuestra provincia; ya porque interesaba mucho la restauración de Tarragona, de que allí se trató; ya porque el concilio lo congregó el arzobispo de Narbona, no como tal, sino como legado de la sede apostólica.

4.a En el num. 2575 se halla la verdadera bula de extinción de los Templarios, desconocida hasta que se publicó en este viaje (a: Tom. V. pág. 195 y 207), copiada de un registro auténtico del archivo real de Barcelona. Porque la que hasta ahora habían tenido por primera los eruditos, no es sino una provisión apostólica acerca de dicha orden extinguida ya dos meses antes por medio de la bula que decimos, cuyo principio es: Vox in excelso. El ejemplar que hay aquí en papel es del siglo XIV, y debió pertenecer al abad que acaso se hallaría en el concilio Vienense. 

5.a También he copiado (num. 2505) la escritura original con que D. Alonso X de Castilla hizo donación a Doña... Guillem de ciertos lugares y juros; los cuales quiere que al fin tornen (vuelvan; tornar : volver) a su hija Doña Beatriz, la apellidada de Guzmán, casada con D. Alonso II rey de Portugal. No sé cómo viniese a parar aquí este documento, ni quién sea esa señora agraciada con tal privilegio, que bien parece en su apellido catalana. Mas la escritura es curiosa y abundantísima en subscripciones de obispos y señores, cuya existencia en 1255 en que se hizo, no vendrá mal a la historia saberlo (a: Apend. n. XXIII).

Dejo de contar otras muchas copias de escrituras que tomé para la colección, y las noticias de condes de Urgel, y otras rituales que quedan en su lugar. Entre estas últimas es notable la del uso de los sagrarios o monumentos el día de Jueves Santo en el siglo XII, la cual nos ha conservado una escritura de donación hecha por Geraldo vizconde de Ager en 1152, donde se lee: pro quatuor brandones decentes, qui continue annis singulis ardeant ante monumentum corporis Christi in die Iovis sancta usque post receptionem eiusdem. Ac etiam pro XV. brandonellis sufficientes accendendis in Facibus videlicet Septimanae sanctae in matutinis de vespere (num. 290). Va copia (a: Apend. n. XXIV). Fasos se llamaban en los maitines del Jueves, Viernes y Sábado Santo ciertas preces rimadas (en latín Pharsa) que se cantaban al fin de ellas, como hoy las usa mi orden; de las cuales vinieron a llamarse así todos los maitines, y dura hoy esta costumbre en toda Cataluña, aún después de dos siglos y medio que cesó aquel rito. También he hallado aquí en un códice epistolar MS. del siglo XIII la epístola del día de S. Esteban (con v en el original), que antiguamente se cantaba rimada y glosada en vulgar, la cual viste en lo de Vique (b: Tom. VI. pág. 258). Del mismo códice tomé copia de otra pieza poética vulgar, que se intitula: Planctus Sanctae Mariae (planct, plany). No vendrá mal este bocadillo para desempalagar (c: Apend. n. XXV). Apreciable es también un antifonario con canto escrito a fines del siglo XI o principios del XII. Empieza por un calendario que indica esta antigüedad. Hállase ya la fiesta de S. Ermengol, obispo de Urgel, pero no la de ánimas ni otras que son del siglo XII. En el canto no se usan claves ni rayas, sino que las notas músicas (musicales) están como flotantes sobre las palabras. Téngolo por anterior al invento de Guido Aretino.

Igualmente he visto y disfrutado para mis ritos la colección de todos los sínodos que publicó en 1665 el arcipreste D. Francisco Ciscar. Los hay desde el año 1285. 

Sobre la puerta del aula capitular he leído estos graciosos dísticos:

Est locus hic pacis, tractant ubi provida rerum 

Fratres consilia, et relligionis opus.

Vos ergo, furie, rixe, discordia, lites, 

Ite foras toto limine, et este procul.

Sic pater Antistes statuit Nicopolitanus, 

Cum sacram hanc edem condidit. Ite foras.

Esta inscripción se halla en piedra común, y en un ángulo se dice puesta en 1555, trece años después de la muerte del obispo Nicopolitano D. Lorenzo Periz, el cual destinó esta pieza para capítulo, hallándola ya construida

Basta de Ager, cuyos monumentos preciosos espero que se conservarán por mucho tiempo, atendida la ilustración del actual señor arcipreste, a cuya solemne posesión asistí día 16 de Julio de este año 1806, y el esmero que en ello ponen los individuos de este capítulo; cuya franqueza en dejármelos disfrutar no fue sólo efecto de la prontitud con que se prestan a las insinuaciones del Gobierno, sino del amor que profesan a su patria, y del deseo de que salga de la obscuridad su historia antigua (a). A Dios. 

(a) No debo pasar en silencio la nueva prueba de este deseo que acaban de darme dichos señores arcipreste y los canónigos D. Antonio Puig y D. N. Figuerola, que habiéndoseme extraviado algunos documentos que copié en aquel archivo en 1806, a la menor insinuación que les hice de esto, se prestaron a enviarme nuevas copias sacadas con gran puntualidad.

Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell (Index)

(Nota del editor : Se corrige parcialmente la ortografía en castellano.)  Imagen: Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX: D. V...