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diumenge, 15 de maig del 2022

CARTA 9. Imposición de la penitencia canónica. Bendición de los Ramos, etc.

CARTA 9. 

Imposición de la penitencia canónica. Bendición de los ramos. Origen de los monumentos. Otros ritos singulares del Jueves Viernes y Sábado santo. Reclusión de las mujeres públicas en la semana santa. Ceremonia actual en la vigilia de la Ascensión y otra ya abolida en el día de Pentecostés

Mi querido hermano: No sé si en lo venidero podré satisfacer el deseo que muestras de que mis cartas sean más frecuentes. Aun con la dilación de que te quejas me veo precisado a no extenderme en ellas, contando siempre con dejar algo para los correos siguientes. Harto es esto para quien pasa el día en el penoso escrutinio de códices viejos. Muchos de ellos, escritos en el siglo XV (1), conservan aún la imposición de la penitencia pública, en la feria IV Cinerum, con un rito harto parecido al del pontifical romano (par. III.); pero con esta diferencia, entre otras, que los penitentes no eran arrojados de la Iglesia hasta después de haber asistido a la misa en las gradas del altar mayor a la parte exterior de las rejas. No se halla mención de los grados de penitencia; pero la prolijidad en señalar las circunstancias locales de esta ceremonia, muestra que su uso no quedaba al arbitrio de los obispos, sino que se practicaba en aquellos tiempos, conforme a lo mandado en los cánones. Corresponde a esta ceremonia la reconciliación de los mismos penitentes en la feria V in coena Domini.

Están también conformes todos los códices en el rito del Domingo de Ramos, que verás en la semana santa que posees de esta Iglesia impresa en 1494, es a saber, que (2) en ninguna parroquia se bendigan los ramos antes que en la Iglesia catedral; y que en esta no se diga otra misa sino la mayor, a fin de que todos, así eclesiásticos como legos, concurran a esta solemnidad. De lo primero queda todavía algún vestigio, concurriendo los cleros de las parroquias a esta bendición de ramos. La cual, hasta muy pocos años ha, se hacía fuera de la Iglesia en la plaza dicha de la Seo, donde también se predicaba el sermón, que aún hoy llaman de la Palma. Igualmente se ha abolido la rúbrica que mandan aquellos códices, de que al llegar la procesión a la puerta de la Iglesia, (3) cuatro niños, puestos en el campanario o atrio de la iglesia, cantasen los vv. Gloria laus etc. Aunque de estas variantes y otras muy singulares en las ceremonias y preces de esta función se hablará en nuestra obra. En todas las ferias de Cuaresma hasta la Dom. in Passione no hay otro tracto que el Dne. non secundum peccata etc. repartidos sus tres versículos según el orden de las ferias. También es digna de atención la ceremonia establecida en algunos de estos misales para guardar el cuerpo del Señor desde el jueves santo hasta el día siguiente. Mandan que sea llevado in sacrarium, y alguno para quitar la duda dice, in sacristiam, por manos de un diácono o subdiácono, quedando el celebrante, aunque no sea el Obispo, en el altar. El misal de 1509 todavía supone que se guardaba in sacrario: mas como la semana santa citada, ya dice que sia reservat lo corpus Domini en lo sacrari, ó casa que aparellat hauran; podemos conjeturar que el uso de los altares adornados, que llaman monumentos, para depositar en ellos la sagrada Eucaristía, se hallaba ya introducido y autorizado en esta iglesia a fines del siglo XV.

Aún a mediados del mismo, a saber, en 1459, consta por el Diario tantas veces citado, que el Rey D. Juan II y su mujer Doña Juana visitaron cada uno de por sí las iglesias de esta ciudad en la noche del jueves santo. Y en el año 1469, hablando del jubileo concedido a la catedral para la fiesta de la Asunción de nuestra Señora, dice que el Papa concedió la misma gracia para el jueves santo desde la hora de poner el Señor en el monumento hasta el día de Pascua (a). Por donde se ve que el uso de los monumentos no es aquí tan reciente, como algunos creen. 

(a) Las palabras originales del Diario son las siguientes: "en lany 1459 lo Digous Sant en la nit lo Senyor Rey e Senyora Reyna cercaren les Eglesies cascu per sí; e encontrárense en Sent Joan del Mercat. E lo dit Senyor e Senyora estagueren parlant huna estona (un breve rato) ab molt gran amor.”... “Lany 1469 lo Papa a atorgat la dita perdonança a la Seu del Digous Sant, posat lo corpus en lo moniment fins lo dia de Pascua.” 

Por otra parte no ha faltado quien haya querido persuadirme que es anterior la época de este rito, asegurando que en un consejo de esta ciudad de 17 de Marzo de 1385, se permite que salgan a visitar los monumentos las malas mujeres encerradas toda la semana santa en la casa que llamaban de las Arrepentidas. Desconfiando yo de este hecho (4) busqué el documento original cuya copia incluyo, donde sólo se manda que las malas mujeres el martes santo sean recogidas y encerradas en la casa de la penitencia, donde permanezcan hasta la tarde del sábado próximo, señalándoles para su sustento diario veinte y cuatro maravedís. Ni en ese año ni en los siguientes hay memoria de la supuesta visita de monumentos; sólo constan las deliberaciones anuales para socorrerlas con dicha limosna.

En esta Metropolitana, en las parroquias de la ciudad y aun en algunos monasterios es ahora tan suntuoso el aparato de estos altares u oratorios, que no parece sino que el clero y el pueblo se han propuesto con santa emulación desagraviar al Señor de las injurias que recibió de los judíos y de los herejes de los últimos siglos. Mucho pudo influir en este buen espíritu el ejemplo del santo patriarca Juan de Ribera, devotísimo del augusto Sacramento del altar. El misal de 1509 manda que en las tres primeras ferias de la semana santa se diga la misa con ornamentos negros, y también en el jueves santo, cuando en ella no se consagra el crisma: circunstancia que hacía igualmente omitir Gloria, Credo e Ite missa est. Un códice de principios del siglo XV previene que en el viernes santo se use de ornamentos blancos, y que después de la adoración de la Cruz y de haber mostrado al pueblo la santa espina, se tomen negros. El citado misal de 1509, sin hacer mención de la espina, manda que se vistan entonces ornamentos blancos: calla igualmente la elevación de la hostia. En ambos días se decían las vísperas dentro de la misa: y en solo el jueves santo se bendecía el fuego.

Aún más entrado el siglo XVI proseguía esta que ahora nos parece extravagancia. El ordinario de 1527, y el misal de 1528 mandan que en el sábado santo todos los asistentes al altar vistan ornamentos negros hasta concluida la letanía y bendición de la fuente bautismal, y que antes de comenzar la misa induant vestes solemnes. Exceptúan de esta regla al diácono que canta la Angélica, el cual desde el principio va con dalmática blanca. En la bendición del cirio pascual se halla la comparación de María santísima con la abeja; cuando después de las palabras: apis mater eduxit, añaden: ò vere beata et mirabilis apis, cujus nec sexum masculi violant, foetus non cassant, nec filii destruunt castitatem! Sic sancta concepit virgo Maria, virgo peperit, et virgo permansit. Y esto es común en todos los códices, como creo que lo fue en toda España hasta la corrección de San Pío V. Los maitines de Resurrección se decían antes a las dos y media de la mañana, y comenzaban por el R. Christus resurgens etc. Fr. Guillermo Anglés en el tratado de Expositione missae, que se conserva MS. en el archivo de esta santa iglesia, dice que (5) a principios del siglo XIV había en algunas partes la costumbre de decirse la misa de este día a media noche, como la de Navidad. Desde Pascua hasta la Trinidad no tenían los maitines sino un solo nocturno. En la misa de la vigilia de la Ascensión del Señor conserva esta Iglesia una costumbre antigua, cuyo origen no he podido averiguar. Pónese un barreño con agua al lado derecho del crucero, y juntamente una espuerta llena de silbatos de caña para distribuir a los niños que acuden como a son de campana. El sonido de estos sencillos instrumentos llenos de agua remeda el canto de los pájaros, cuya alegría en día de tanto gozo para todo el mundo, parece que quisieron recordar los autores de este uso. Permanecen los niños tocando sus silbatos todo el tiempo que dura la misa, y no más. Tampoco he podido hallar el origen de otra ceremonia usada ya en esta iglesia los días de Pentecostés a mediados del siglo XIV. Para representar la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (6), bajaban a la hora de misa y de vísperas una paloma en una máquina, al mismo tiempo que el pueblo arrojaba truenos con ballestas, que bien sería alguna cosa parecida a nuestros cohetes. El obispo D. Vidal de Blanes, que lo fue desde el año 1356 hasta el de 1368 (7), prohibió los dichos truenos por el daño que acarreaban al cimborio. Mas, o sea que no fuese obedecido en esta parte, o que con otros fuegos artificiales acompañasen esta ceremonia que se hacía en el presbiterio o cerca de él, lo cierto es que en el año 1469, pegándose algunas chispas al marco o adorno del altar mayor que era ya entonces de plata, se derritió todo con el voraz incendio, que no pudo atajarse (a). 

(a) Da cuenta de este suceso el Diario MS. del capellán de D. Alonso V, por estas palabras: "Diu menge a XXI de Maig dia de Pascua de cinquagesima (Pentecostés) any 1469 lo dit dia fonch feta palometa en la Seu de Valencia; e en la nit a XI hores se mes fosch (foch, foc; fuego) en laltar major de la dita Seu, hon se cremá tot lo retaule que era de argent.” 

Esto es: "el domingo 21 de Mayo día de Pascua de Pentecostés del año 1469 se hizo la ceremonia de la paloma en la Catedral de Valencia; y a las once de la noche se prendió fuego en el altar mayor de la dicha Catedral, de donde resultó quemarse todo el retablo que era de plata.” 

Acaso tan costosa experiencia hizo abandonar esta devota representación, de la cual extraño no haber hallado algún vestigio en los códices del siglo XV. Loables ingenios de la piedad para dejar más impresa en los ánimos la memoria de los sagrados misterios. Nada perdió de su reputación el ilustrado siglo XVI por haber conservado y recomendado la ceremonia de soltar el celebrante en esta misma fiesta dos palomas al entonar el coro el v. de la Alleluia; de lo cual veremos a su tiempo algunas muestras en la Iglesia de España. Tú conoces mejor que yo la sabia prudencia de la Esposa de Jesucristo en esto y en todo. A Dios. Valencia 13 de Diciembre de 1802. 

NOTAS Y OBSERVACIONES. 

(1) Conservan aún la imposición de la penitencia pública en la feria IV Cinerum. Es gran recomendación, así de esta Diócesis, como de otras de nuestra Península el fervor con que en el siglo XIV conservaban la práctica de la penitencia pública, amortiguada y casi de todo punto abolida en otras de Europa desde principios del siglo VIII. De la decadencia de la disciplina en este punto hablaba ya Roberto de Flamesburg, que murió siendo penitenciario de la de París y canónigo de S. Víctor el año 1224 (Poenitencial. p. V.); el cual después de haber dado exacta razón del método que guardaba él en la administración de la penitencia, y recomendado como sabio y piadoso las penas canónicas, doliéndose ya de la tibieza y frialdad de los penitentes, para aviso de los confesores prosigue diciendo: vix aliquem invenies qui suprascriptas, quia graves sunt et austerae, suscipiat poenitentias. Tu igitur paulatim, et paulatim eas mitigabis, ut aliquam habeat poenitens poenitentiam. Y luego añade: sanum igitur mihi videtur consilium, ut quantumcumque potes, poenitentem inducas, ut canonicam et autenticam suscipiat poenitentiam, et sic tibi, et ei bene erit. Quod si obtinere non poteris, dicas ei: frater, oportet te vel in hac vita puniri vel in purgatorio... Elige igitur tibi vel in hac vita sufficienter secundum poenitentias canonicas vel autenticas puniri, vel purgatorium acceptare. Quod si elegerit poenitens, ad petitionem ejus, et libitum et arbitrium tuum poteris canonicas mitigare poenitentias. Por el mismo tiempo, esto es, hacia los años 1215 escribió también su penitencial Pedro Pictaviense, por donde consta cuan decaído estaba ya el fervor de la penitencia respecto de los antiguos cánones, quedando su imposición al juicio de los confesores; porque dice (Poenit. fol. 3.): pro hujusmodi peccatis contra naturam... et pro adulteriis, et incestibus, et consimilibus solent injungi jejunia in pane et aqua, secundum tempus quo moratus est in peccato, et secundum alias circunstantias, vel compenset. Pro simplici fornicatione simplicia jejunia, nisi personae vel alia circunstantiae occurrant, et etiam cum ovis ei casseis. Y luego: cetera remedia, imò omnia pendent ex discretione confessorum, Y más adelante (fol. 9.): sicut moderni physici temperant antiquarum violentiam potionum; sic et nos plerumque antiquorum rigorem canonum poenitentialium; quia non possumus sustinere censuram illius temporis, quando et corpora et merita defecerunt. Tunc enim in amore Christi ferventiores erant fideles, quando recens erat corpus Christi. Ideoque et valebant et volebant, non patienter solum, sed et libenter pro Christo custodire vias duras.

Aún es más claro, si cabe, y más breve sobre este punto el testimonio de Guillermo el Obispo de París, que murió hacia la mitad del siglo XIII (lib. de Poenit. cap. penult.). Estas son sus palabras: facta autem confessione ad integrum poenitentiae arbitrariae erunt. Y en otra parte dice: cum in arbitrio confessoris et voluntate poenitentialem satisfactionem positam esse dicamus, dicimus consequenter quod in bona fide ipsius hoc positum est.

Llegó ya desde entonces a hacerse tan general esta persuasión de la arbitrariedad de las penitencias, que vino a ser axioma entre casi todos los confesores, como dice Alexandro de Hales (Summ. p, IV. q. 21. membr. 3. art. I.); quidam dicunt et ferè omnes confessores, quod omnes poenitentiae sunt arbitrariae, idest, in voluntate sacerdotis; et potest dare plus vel minus, pro voluntate suam, nec peccat: et hoc ex vi clavium. 

Esta opinión y el abuso que de ella se había hecho parece haber intentado moderar nuestro San Raymundo (Summ. lib. III, cap. de Poenit. et remiss.) coetáneo de Guillermo Parisiense, explicando la verdadera inteligencia que debe darse a la expresión in arbitrio confessoris. Nec debes, sacerdos, dice, à forma praedicta (poenitentialium canonum) recedere nisi propter causam. Et in hoc consistit ejus arbitrium, scilicet, pro qua vel pro quibus circumstantiis, et quantum et quando possit augeri vel minui poena canonica. (V. Morin. de Administ. Sacr. Poen. lib. X. c. 23. seq.) 

Estas palabras de S. Raymundo eran entonces como la voz común de la iglesia de España, cuyos sínodos y prelados en aquel siglo y en los siguientes, han clamado por la restauración de los cánones penitenciales, no en el sentido de la proposición de Pedro de Osma justamente condenada por Sixto IV: non peractam poenitentiam confitentes absolvi non debere; sino conforme al espíritu de la santa Iglesia, declarado en las palabras del concilio III de Toledo: secundum formam canonum antiquorum dentur poenitentiae, como lo demuestra el cardenal de Aguirre en su disertación sobre los cánones XI y XII del dicho concilio (excurs. II. n. 166. seq.), y que fue la práctica tan recomendada por S. Francisco Xavier (Turselin. vit. S. Franc. Xav. lib. VI. cap. 17.), y Santo Tomás de Villanueva (Serm. in fer. VI. post Dom. IV. Quadr.). De donde nació que en España se haya tenido por tan necesario al clero el estudio de estos cánones penitenciales, que llegó a decir uno de los obispos de Ciudad Rodrigo, anteriores al concilio de Trento (Andr. Hisp. Episc. Civit. mod. confit. edit. Argentinae 1508): qui canones poenitenciales ignorat, vix meretur dici sacerdos; siendo una de las glorias de nuestra Iglesia la parte que tuvo el celo de sus obispos en aquel solemne mandato de este santo concilio (Sess. XXV. decr. de ref.): sciant universi sacratissimos canones, exactè ab omnibus, et quoad ejus fieri poterit, indistinctè observandos. Merecen leerse también las reflexiones del cardenal de Aguirre sobre la deposición de Potamio, obispo de Braga, por el X concilio de Toledo, y sobre lo mandado por el XI en el capítulo IV (de disciplina antigua eccl. speciatim Hispaniae... circa lapsos in peccatum carnis, excurs. XII. seq.) 

(2) Que en ninguna parroquia se bendigan los ramos antes que en la Iglesia catedral. La rúbrica conforme está en la semana santa que poseo de 1494, intitulada Hores de la semana santa segons lo us del archibisbat de Valencia (Horas de la semana santa conforme a la práctica del arzobispado de Valencia), dice así, p. XXXI. b. en lo diumenge de rams en la sglesia cathedral nos diga altra missa sino tan solament la misa maior. E per les sglesies parrochials nos fasa la benedictio del rams fins atant que en la sglesia cathedral de aquells hajen fet la benedictio: a fi que axi ecclesiastichs com lechs sien a la proceso general, e al sermo del reverent Bisbe. Esto es: 

"el domingo de Ramos no se diga en la Iglesia catedral otra misa sino la mayor. Y en las iglesias parroquia les no se haga la bendición de los ramos hasta que se haya concluido en la catedral; para que así los eclesiásticos como los seglares asistan a la procesión general y al sermón del reverendo Obispo.” Los códices Valentinos de principio de este siglo XV previenen que la bendición de los ramos se haga sólo en la catedral, y por ningún caso en las parroquias; cuya práctica observaban otras diócesis de Occidente desde el siglo IX, en que Teodulfo, el obispo de Orleans, compuso el himno Gloria, laus et honor: pues en las estrofas de él, que hoy no se cantan, porque pertenecían sólo a la ciudad de Angers, donde se compuso, describe aquel prelado la magnífica procesión que hacían con los ramos benditos todas las parroquias y monasterios, y varias personas seculares yendo a la catedral, (V. Grancol. comm. sur le Brev. rom. part. II. c. 53.) 

Otra cosa muy señalada previene esta rúbrica acerca de la bendición de los ramos: sia feta la benedictio dels rams per lo Bisbe ò per lo sacerdot girada la cara al orient, è tenint tostems la ma stesa sobre lo poble (pág. XXXII. b. Esto es: "la bendición de los ramos hágala el obispo o el sacerdote vuelto el rostro hacia oriente, y teniendo entretanto la mano extendida sobre el pueblo.” 

(3). Cuatro niños puestos en el campanario o atrio de la Iglesia cantasen los vv. Gloria, laus &c. Este rito es tomado del misal mozárabe, donde se previene que al llegar la procesión de ramos ante januam veniae... pueri stent supra dictam portam, et cantent hunc versum &c. 

Aún después de introducido el rito romano se conservó en muchas diócesis de España, de donde pudieron haberle tomado otras de Europa, aunque con alguna variedad. El antiguo ritual de Turon dice: pueri de choro... 

ascendunt super muros portarum civitatis: et tunc clauduntur portae. Deinde incipit cantor: Gloria, laus. Respondent pueri: Israel es tu. 

El de Roven (Rouen): cum autem processio ad portam civitatis ornatam venerit, sex pueri turrim ascendant, et hos versus festive cantent Gloria, laus et honor &c.

Un misal MS. de la Iglesia de Saresbury (Salisbury), sufragánea de Cantorberi (Canterbury): septem pueri in loco eminentiori simul cantent v. Gloria, laus.

Basten estas muestras. Pudo haber dado origen a este rito la estrofa Coetus in excelsis te laudat &c.

(4) Busqué el documento original. En el volumen de deliberaciones del consejo general, entre varias del día 17 de Marzo de 1385, se lee lo siguiente: "è fò acordat è proveit concordantment en è per lo dit consell que en lo present any en la prop vinent sentmana sancta, ço es, lo dimarts per lo mati de aquella sentmana, les fembres pecadores publiques de la dita ciutat sien meses e encloses dins la casa de les dones de penitencia, e estien aqui tro al dissabte seguent en hora de vespres, et sien dats de la pecunia comuna de la dita ciutat per lo clavari d'aquella á cascuna de les dites fembres, et per cascun jorn que alli estaran, pera sa provisio XII diners.” Esto es: y fue unánimemente acordado y proveído en y por el dicho consejo que en el presente año en la próxima semana santa, a saber, el martes de ella por la mañana, las mujeres pecadoras públicas de la dicha ciudad sean puestas y encerradas en la casa de las mujeres de la penitencia, donde permanezcan hasta el sábado siguiente a la hora de vísperas: y que del tesoro común de la dicha ciudad se den por el mayordomo de ella a cada una de las dichas mujeres doce dineros para su manutención cada día de los que allí estuvieren. 

(5) A principios del siglo XIV había en algunas partes la costumbre de decirse la misa de este día (de Pascua) a media noche &c. Esta misa era probablemente la del sábado santo, que antes no se celebraba durante el día, como ni en Roma el viernes santo, para declarar la tristeza de la Iglesia (S. Braul. ep. XIV. Flor. t. XXX. p. 338): hoc biduo sacramenta non celebrantur, decía Inocenc. I (epist. ad Decent. Eugubin. Episc.) Desde fines del siglo XIV comenzó a anticiparse (consuetud. monast, Cassan. an. 1387.), por justas causas, que para ello ocurrieron. Del rito antiquísimo de celebrar esta misa del sábado por la noche queda aún vestigio en las expresiones que decimos en ella: hac potissimum nocte, hanc sacratissimam noctem. De su observancia en España, y de su origen hace memoria San Braulio (loc. laud.) diciendo: ipsam nocte eo usque celebrantur festa, quoadusque nox transeat media, qua hora et nos credimus resurrecturos, et Dominum vivos et mortuos judicatorum. De esto daremos a su tiempo varias pruebas tomadas de nuestros misales y rituales antiguos. 

(6) Bajaban... una paloma en una máquina &c. Por aquel mismo tiempo era rito común en varias Iglesias de occidente soltar palomas en la misa mayor al cantar la secuencia. Lucas cusentino añade también el rito de las lenguas de fuego, que eran pequeñas estopas encendidas: particulae subtilissimae stuppae succensae. De los truenos que acompañaban en Valencia a este rito, no he visto ejemplos en los editores de monumentos litúrgicos, mas no desconfío hallarlos en los códices de nuestras diócesis. 

(7) Prohibió los dichos truenos. La constitución del Obispo D. Vidal, en que manda que esta Ceremonia de la paloma sólo se haga en el primer día de Pentecostés con todas las circunstancias acostumbradas, a excepción de los truenos, se halla en la colección de Constituciones Valentinas, impresa en 1546 en folio. Dice así: 

Vitalis Episcopus, et capitulum.... ordinarunt quod amodo in festis Pentecostes non fiat repraesentatio emissionis Sancti Spiritus, nisi in primo festo bis, scilicet, horis missae, et vesperorum. Volentes quod horis eisdem quibus fiet repraesentatio supradicta, non fiant tonitrua cum ballistis; sed simpliciter fiat eadem repraesentatio cum universis circumstantiis suis, exceptis tonitruis, quae damnum non modicum inferunt çambario (cimborio) dictae Sedis. Alioquin si secus factum fuerit, Nos Episcopus supradictus, in laicos illos qui tonitrua facere attemptabunt, nunc pro tunc, et è contra in his scriptis excommunicationis sententiam promulgamus. Volentes nihilominus quod presbyteri seu clerici qui consenserint in praedictis, in poenam incidant, quavis vice, decem morabatinorum applicandorum operi dictae Sedis.

dimarts, 5 d’octubre del 2021

HORAS DE NOSTRA DONA SANCTA MARIA.

LAS HORAS DE LA VIRGEN.

Hacia el mismo tiempo en que escribió Raimundo la elegía que acabamos de insertar, compuso el otro poema dedicado a la Reina de los cielos, que intituló las Horas de la Virgen. Tiene por objeto cantar las alabanzas de la madre del Salvador. Dividiólo el poeta en siete partes, formando cada cual una de las horas canónicas, que a su vez están también divididas en siete estrofas de doce versos. La primera parte comprende la hora de maitines, la segunda la de prima, la tercera la de tercia, la cuarta la de sesta (sexta; la hora de la siesta), la quinta la de nona, la sexta la de vísperas y la séptima la de completas. Empieza con una exposición, a la que sigue una plegaria para cantarse antes de cada una de las horas. La de maitines dedica una estrofa a Dios, otra al Dios padre, otra al Dios hijo, otra al Dios Espíritu Santo, y las tres restantes tienen por objeto el Criador, el Recreador y el Glorificador, hablando en cada una, de la Virgen María Madre de Dios, a quien llama guía de los pecadores; consejo, confortamiento, gozo y amor de los mortales; salvación del género humano, salud de todos los que la aman y gloria de los cielos todos.

La hora de prima se ocupa en sus siete estrofas de la encarnación del Verbo en el seno de María, doncella de tanta virtud, que otra más perfecta no pudiera hacer el mismo Dios; del nacimiento de Jesús y del placer que experimentó la Virgen al ser madre; de la pasión y de los dolores que traspasaron su corazón al ver las afrentas que Jesús sufrió y la muerte que le dieron; del descendimiento a los infiernos para libertar triunfante y victorioso a Adán y a los patriarcas; de la resurrección y del gozo de la Virgen al ver a Jesús que ya no podía morir; de la ascensión a los cielos, dejando Jesús a su madre en el mundo para ejemplo de las criaturas e intercesora de los pecadores; y del juicio final que ha de dar el premio a los buenos y el castigo a los malos.

En la hora de tercia habla de la sabiduría, cuyo don concedió el Espíritu Santo a María, para que pudiese escribir en el nuevo libro los nombres de los que la alaben y ensalcen; del entendimiento que la Virgen da a los que le son fieles, para que puedan conocer a Dios; del consejo de que está dotada para llevar el mundo por el camino de la salud; de la fuerza que da a los humildes y temerosos de ofender al Todopoderoso; de la ciencia que concede al hombre, para que columbre el refugio en donde ha de encontrar merced; de la piedad que encuentra el culpable cuando confía en la coronada Virgen; y del temor que ella inspira al hombre para impedirle caer en pecado.

Trata la hora de sexta del don de la justicia con que embelleció Dios el alma de María, para que juzgase a los arrepentidos y les otorgase el perdón; de la prudencia, luz que muestra al hombre el puerto de la salud y los caminos de la muerte eterna, y con que dota la Virgen a sus devotos; de la fortaleza de los que aman a la madre de Dios; de la templanza que quiere la valerosa Señora tenga el hombre por su amor; de la fé que debe haber el que quiera conservarse en la gracia de la excelsa Reina; de la esperanza que salva a los que en la Virgen la tienen puesta; y de la caridad que considera como la mayor de las virtudes.

La hora de nona la consagra el autor a los siete pecados capitales, diciendo: que la dulce María no puede tener afecto a quien en vez de atesorar amor a Dios en su corazón, recoge con avaricia las mundanales riquezas; que menos concede el delicioso sabor de los lícitos placeres a quien se entrega a la gula; que la concupiscencia es el pecado que más aborrece la celestial doncella, esbelto palacio de virginidad, suave aroma de la flor blanca del amor; que esta borra de su memoria al que por soberbia quiere en alto levantarse sobre los demás; que con la pereza, origen de la villanía y de todos los pecados, pierde el mortal a su abogada en el cielo; que la envidia es enemiga de todas las virtudes y de toda plegaria a la más amorosa de las madres; y que la ira nos enemista con ella, nos roba la libertad, encadena nuestro albedrío y ofusca nuestro entendimiento.

Los siete sacramentos de la iglesia son el objeto de la hora de vísperas. Dice que el matrimonio place a la madre de Dios, para que sean los fieles engendrados sin culpa; que le place el bautismo porque es imagen del de sangre con que Cristo nos lavó y regeneró desde la cruz, y la confirmación porque en la fé con que ha entrado en la vida se afirma el cristiano; de la eucaristía manifiesta que tiene tal virtud que no hay hombre que pueda expresarla, y que es indecible el gozo que ocasiona a María cuando un ministro justo es quien celebra el santo sacrificio; que la bendición de la Virgen recae sobre el varón que aspira al orden sacerdotal; que nunca niega aquella su perdón al que se entrega a la penitencia; y concluye ponderando la eficacia de la postrera unción.

Y por último en la hora de completas dice que la memoria de los grandes dones, de la esperanza y del perdón nos hace valientes, francos, alegres y virtuosos en todos nuestros actos, y que se alcanza el amor de Dios dedicando al divino hijo de María la flor de nuestros recuerdos, que es la de hacerle presente nuestra frivolidad: que el entendimiento hace comprender verdaderamente el pecado, despertando luego el temor y la contrición, al paso que María no permite que en culpa mueran los arrepentidos; que quien ama con toda su voluntad a la augusta princesa del cielo, tiene tan noble amor que en todo acierta, en nada yerra; luego dice a los ángeles que no importa rueguen a su reina para que nos ame, pues tanto es el amor que nos tiene que es innecesaria su intercesión; pues si entrañablemente no nos amase, nadie pudiera evitar las infernales penas, ni alcanzar los placeres del cielo; que al imaginar los terribles y eternos castigos llénasele el corazón de tristeza y miedo, hasta que se acuerda de la madre del amor; y al hablar de los sentidos, exclama: - “Cuando tiendo una mirada por la tierra, el mar y el cielo; cuando oigo el canto de los pájaros; cuando aspiro el perfume de las flores; cuando percibo el delicado sabor de los manjares; y toco ricas telas, preciosas maderas, oro y rubíes, y hablo entretanto con recogimiento con la Señora de los cielos; cuando a ella me entrego en cuerpo y alma; ay! siento entonces tanta dulzura en mi corazón, que nunca igual la experimento.” Y da fin Raimundo a su poema ensalzando los efectos de la verdadera oración.

Esta hermosa poesía está escrita en versos pareados, fáciles y fluidos y en esmerado lenguaje; y contiene no pocas bellezas literarias, ya en lo que mira a su esencia, ya en lo que atañe a su forma.


HORAS DE NOSTRA DONA

SANCTA MARIA.

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Deus, en vostra virtud comença RAMON aquestas horas de nostra dona Sancta María é cántense al só dels hymnes.


A honor del major Senyor

Jesu-Christ, vull far per s' amor

Set horas de sua mayre

Que es de peccats repayre,

Per esperança e perdó;

Las set horas aquestas só:

Maytinas, prima, tercia,

Mitg día, nona y sia

Vespres, completas, e si y fós

Altre hora fora joyós.

Cascuna es de setenas

Qui son de oracions plenas:

L' hora qui es de maytinas

Es de personas divinas:

Prima es de la humanitat

Ab que Deus ha el mon creat (1):

Tercia del Esperit Sant

Qui set dons dona en amant;

Mitg dia de set virtuts

Qui son carreras de saluts (2):

Contra los set peccats mortals

Está nona hora cabals:

Vespres son dels set sagraments

Qui de la fe son ornaments:

De set cosas es completa

Ab qui los Sants fan colleta

De sanctitat perpetual

En gloria celestial.


DE LA CONFESSIÓ QUE HOM DEU FER Á CASCUNA HORA

ANS QUE LA DIGA.


A vos mayre de pietat

Me confes de tot mon peccat,

Ab dolor e contricció,

Volent far satisfacció

A mon poder del falliment

Qu' ay fayt ves vos e mante gent:

E vos, dona, per pietat

Prenets esta hora en grat;

La qual dic per vostra lausor

E p' el vostro fill Salvador.

Ave María alegramen

Diga hom al començamen.


DE MATTINAS.

I.

De un Deu.

Es un Deu e una dona

Qui sobre totas es bona;

De aquests dos es trastot lo mon

En lonch, pregon, ample e redon;

La dona es Sancta María

Qui a fill sens d' hom paria,

E es un fill home e Deu;

E çell qui tot vòl esser seu

No hage pahor a la mort,

Que lo mal esperit l' emport;

Car Deus lo vòl al cel haver

Pus tot s' es dat a son voler.


II.

De Deu pare.

En la divina natura

Es un payre sens mesura;

En la natura humana

Una dona es qu' hom reclama;

Nostra dona mayre de Deu

Qui es filla de l' hom fill seu,

E del payre e la mayre fó (3)

Mercé, pietat e perdó.

Amdos están en aquel port

On hom no mor a mala mort;

Lo payre e la mayre amdos

Sien payre e mayre de nos.


III.

De Deu fill.

Es un fill Deu en Deitat
Fill de sa filla Christ nomenat (4);
Qui es trames per son payre
Per esser nostre Salvayre.
Aquel fill ha tan gran virtut
Que sens éll hom no ha salut;
E té per sa mayre perdó
E no diu a null hom de no
De neguna perdonança
Si en sa mayre ha fiança;
Aytal fill sia conegut
Per tot lo mon e car tengut.

IV.
De Sant esperit.

De Deu payre e fill amant
Hix un esperit qui es sant,
E es creayre e senyor,
E vòl la puella d' amor
Mays que quant ha creat sajus
E l'ha sus enfora Jesus;
E quant prega hom la puella (5)
Que li ajut li consella,
Que a son fill ella deman
Só de que hom la va pregan,
Puys l' ha fayta mayre d' honor
E refugi de peccador.


V.

De creador.

Lo mon ha sol un creador

Qui l' ha creat per far honor

A la puella sa mayre

De los peccadors guiayre

Com son en tribulació,

E pregon ella que lur dó

Conçell, confort, gaug é amor,

Com servesquen nostre Senyor

Ab tot quant han a lur poder

E de lurs peccats dol haver;

Aquella puella es cabal

De tot ço perque amor val.


VI.
De recreador.


Un recreador de quant es

En una verge home se fes,

Ab una tal condició

Que vengués a salvació

L' humá genre qu' era perdut,

E que la verge fos salut

De tots aquells que l' amarán,

E qu' el creayre en istán

Complesca sua demanda,

Pus sa mayre ho comanda,

Perque 's confort tot peccador

Si ama la dona meyllor.


VII.

De glorificador.

Gloria nostra dona 'l cel
Ab l' ángel Sant Gabriel
E ab tots los sants que la y son
En veser son fill desiron,
Qui ' els dona gloria tan gran
En membrant, entenent e aman,
E ab un tal sguardament
Que no es nengun hom vivent
Qui la pogués dir ni pensar:
- Fill, dix la Verge, pus poch dar
En est loch tal gloriament
Veng' on say tuyt nostro ’n parent.



DE PRIMA.

A vos mayre de pietat.

I.

De la sua concepció.

Ah Deus! ¿con gran maravella

Es que regina puncella

Haje ver home conçebut

Qui ver Deus sia sdevengut?

Emper no 'n so y maravellat

Pus que fo per lo esperit Sant,

Qui pòt complir quant vòl haver,

Si voluntat ha, ab son poder (6).

Mas la virtut d' on fó plena

Quant li fó fayta estrena

De fill Deu home qui fos seu

No la pográ far major Deu.


II.

De la nativitat.


Quant consir la nativitat

Qu' home ver pusca esser nat

De fembre verge e passar

Un cors per altre sens trencar,

Molt stay en gran spaven

Tro que pens lo conçebimen

Qui fó per miracle complit

Per lo Senyor Sant Esperit;

Mas quant consir lo gran plaer

Que la Verge hac sens doler

En enfantar home e Deu

Me maravell sobre 'l seyn meu.

III.

De la passió.

Anc pasio de passió

Ne de neguna acció

Poch sofrir cos ne pensament,

Com soferí la Verge humilment,

Quant vi son fill tant ahontat

Sus en la crotz mort e penjat;

E adonchs desirá morir

Car no 's podia sostenir;

Mas car havia gran plaer

En son amorós fill veser

No la podia pendre mort,

Estava en guayg e desconort.


IV.

Devallá als inferns.

Quant Jesu-Christ fó mes al vas,

Dix la regina: - ¿Qué farás?

Irás a mayso per morir,

O estarás say per vivir

En veent aquest moniment? -

De mentra era en est pensament

L' arma de son fill devallá

En infern, de lo qual gitá

Adam e tots sos companyons

Per victoria e perdons.

- Ah! dix Abraham, de ma cusina,

E com es de nos medicina!


V.

De resurrecció.

Jesus resucitat, sentit

Recobrá e virtut l' esperit

De la regina en plaer:

On fo conformat sens doler;

E dix a son fill en rien:

- ¿Que s' es feta soptosamen

La greu dolor qu' eu suy sentir!

E vos fill ¿podets may morir? -

E quant recobrá son scient,

E conech manifestament

Que son fill fó resucitat,

Null gaug al seu es comparát.


VI.


Del pujament de Jesu-Christ al cel.


Quant Jesus hac son fayt complit

Al payre, al Sant Esperit

En est mon, ah san Gabriel

E ab tots los ángels del cel,

Puja el sen a son payre,

Al cel qui es son repayre;

E sa mayre 'n lo mon lexet

En qui molt paubrement visquet,

Per ço que gran eximpli fós

A hom rich, avar e ergullós,

E que tots jorns son fill pregás

Que als peccadors perdonás.


VII.

Del dia del judici.

Resucitará tota gent

E venrá a lo jutjament

De Jesu-Christ qui es Senyor,

Qui dirá a li peccador:

- Anats a lo foch infernal

A haver dolor perpetual. -

E dirá a la puncella:

- Mayre! vostres fills apella

A la gloria eternal,

E dona lur juy per cabal (7)

A tota la lur voluntad,

Pus que per ells m' has tant pregat.


DE TERCIA.

A vos mayre.

I.

De saviesa.

A la mayre del gran Senyor,
Mayre de valor e d' amor,
Ha donat lo Sant Esperit
Un dó qui está molt complit,
Apellat sapiencia,
Per ço que aquel hom sia
En lo seu libre nou escrit,
Qui haurá d' ella gran bé dit;
Perque diguen bé de s' amor
Tuyt li just e li peccador:
Car ella 'ls dará tal saber
Que poran lo seu fill veser.

II.
De enteniment.

L' Esperit Sant enteniment
Dona qu' hom sia conexent (8)
De ço que es bé e es mal;
E la regina atretal
Lo dóna á çells qui son seus,
Per ço qu' ells coneguen Deus;
E la regina a l' esperit
Ha un gran orde establit,
Qu' hom entena son fill amán (9)
Ab contricció e plorán,
Que lur perdó culpas e torts
E que los guard de malas morts.

III.
De consell.

Dona Sant Esperit consell
A la regina, que capdell
Lo mon a via de salut (¡O)
Mas hom s'es tant desconegut
Que no 's vòl lexar capdellar
A la regina, ne pregar
Que lo consell quant es vençut,
E 'n mortal peccat cahut,
E está tot desemparat,
Com a home desconsellat;
E si la regina no pregás
Son fill, fora 'l mon en mal cas.


IV.

De força.

Sant Esperit dona força

A tot hom qui bé s' esforça

A reclamar quant es cuytat (11)

La regina de pietat,

Qu' enfortex tot pensament

Qui sia humil e tement

Contra falliment e peccat;

E télo tan fort esforçat

Si es pacient per sa' amor,

Qui tuyt li demoni major

No 'l poden pendre ne forçar,

Car al seu fill lo fá guardar.


V.

De sciencia.

Sciencia es donada
Per Sant Esperit, pausada
En la douça dona d' amor
Qui la dóna al peccador,
Per ço que sapia on es
Socors, pietat e mercés;
E que a ella los deman,
Car del donar ha gran talan,
E dona sciencia infusa,
E quant hom li quer no s' escusa;
Ans lo te fortment a mal
A çells a qui saber no cal.


VI.

De pietat.

Pietat! quius ha donada
A la Verge coronada,
Haus donada al Sant Esperit,
Per ço que no sian punit
Li peccador qu' han fiança
En la Verge quins avança
En tal granea e bontat
Que per vos son tuyt salvat,
E estors a foch qui mays no mor.
Pietat! venits a mon cor,
E fayts n' exir suspirs e plors
Membrant la regina d' amors!

VII.

De temor.


Temor! d' amor sols venguda
De la regina quins ajuda;
Sots per l' esperit tramesa,
De Deu e d' amor dexesa,
Per ço que tots comunament
Temem a fayre falliment
Contra la douça puncella
Que ab amor nos apella:
Çella e 'I Sant Esperit
En nos no han re depertit:
Temor! ab vos mercé deman
A la regina en ploran!


DE SEXTA.
A vos regina.

I.

De justicia.

Justicia es ço perque just
fá ver judici: e al fust
Pujá a morir lo Salvador
Per desliurar li peccador,
E per donar justicia
A sa mayre verge pia;
Per ço que faça jutjament
De tot hom qui es penedent (12),
Qui de peccats demán perdó
Prometent satisfacció,
Que si 's jutje sia jutjat
E'l peccat sia perdonat.


II.

De Prudencia.

Prudencia es la virtud

Perque hom eleig salut,

E fuyg a mal e peccat,

E es donada de bon grat

Per nostra dona a son amích,

Com per altre mal se castích,

E sapia el bé que pòt far

E lo mal que pòt esquivar;

Perque prudencia es luts

Que mostra vías de saluts,

E mostra carreras de mort,

E aporta hom a bon port.


III.

De fortitudo.

Fortitudo es tal virtud

Que conforta cor combatut

Contra malvestat e engan

Ab esperança, e ' en pregan

La regina que li ajut,

Com l' enemich sia vençut

Ab fortitudo, que es port

En qui cascun hom es tan fort,

Que vens e no está sobrat;

E qui es bé enamorat

De la Verge, mayre e flor,

Sia forts contra fals amor.


IV.

De temprança.

Temprança es virtud cabal,

E 'n sanitat mays qu' altre val;

Es virtud que soven dona

Bons mérits a la persona;

fá viure mesuradament

Menjant, parlant e en vistent;

E vòl la dona de valor

Que hom l' haje per sa amor;

Car ella la hac en est mon,

Perque tots aquells d' ella son,

Qui de temprança son vestit

E ab ella son be noyrit.


V.

De fe.

Fe es virtud ab que enten
Veritat nostre entenimen
Com enten sobre son poder;

E qui la fe vòl mantener

Dels articles e 'I sagrament,

Será en lo manteniment

De la Verge, qui fe amá

Quant Gabriel la saludá;

La nostra fé 'n ella romás

Quant Jesu-Christ passá p'el pas.

De la mort qu' hay gran dolor,

Car la fe no ha mays d' honor.


VI.

De esperança.

Es esperança la virtut

Ab qu' hom espera la salut

Que ve de merce e perdó,

E mou la Verge a rahó,

Que deja a son Deu fill pregar

Que tots aquells vulla salvar

Que en ella han bon esper,

Perque esperança, car tener

La deu tot hom pus que tant val,

E que la tenga per censal

De la Verge que li consent

A tot lo seu requeriment.



VII.

De caritat.


Caritat es virtut major

Ab que hom ama ‘l Deu d' amor,

En aman son prohisme e sé,

E la regina qui la té,

Per ço que la dó a tot for

E ‘n puscha hom complir son cor,

Aytant quant l' hom volrá complir

E ab gaug viure e morir;

E qui caritat vòl haver

Faça a la Verge son plaer,

Car sens ella no 's pòt donar

Vendra, comprar ne autrejar.



DE NONA.

A vos mayre.

I.

De avaricia.
Avaricia es çell peccat

Qui es mays contra caritat,

Contra larguea e perdó;

Espera 'n satisfacció

E no 's sadolla hom de res,

Ans lo sotsmet a tot quant es,

E pert n' hom la Verge d' amor

Qui no prega nostre Senyor

Per negun hom que sia avar,

Car per re noʻl pòt amar;

Pus que de diners fá tresor

E no del fill seu en son cor.


II.

De glotonia.

Glotonia es çell peccat

Perque vé ans paupertat,

E perque hom es soven mal sá

E en sas paraulas vilá;

E aquell hom que es golós

Mays que altre hom es pererós;

E quant no menja es irat,

E trist está quant ha menjat:

En la dona, flor de amor,

Hom golós no troba sabor,

Perque la Verge no 'l requer

Que li faça negun plaer.


III.

De luxuria.

Luxuria es pudent peccat

Qui en hom consuma sanitat;

E es peccat que mays desplau

A nostra dona, qui 's palau

De virginitat e odor

Que hix de blanca flor d' amor.

E aquell hom luxuriós

Es trop vilá e ergullós,

Si nostra dona vá pregan

Que sia 'n re d' éll membran,

Car dos contraris no estan

En un acort ne en un talan.


IV.

De ergull.

Ergull es peccat qui en alt

vòl estar, e ‘n jus pren tal salt,

Que negun home ergullós

No ha amichs ne companyos.

Ergull no hac la plasenta

Quant dix: - Vet mala sirventa (13)

Del Senyor, fasse 'n son plaer.

E hom que orgull vòl haver

No es per la Verge membrat

A la mort quant será jutjat;

Ans lo lexa anar a la sort

Del demoni a mala mort.


V.

De accidia.


Accidia es neglegiment

En far bé, e es amament

De falliment e de tot mal;

Perque accidia no val,

Ans desval tant, que tol valor

E' n pert hom la dona de amor,

Qui ama bé en tot quant es,

Perque es vilá e descortés

Vays la Verge e accidiós,

E mays que altre es anujós,

E ja la Verge no 'l valrá

A la mort quant ops li será.


VI.

De enveja.


Enveja es desijament

De castell, sembra o argent,

Contra caritat e rahó

Volent hom la possessió

D' altruy, sent que no' y ha null dret;

Perque enveja lo sotsmet

A ira e a dampnació;

E já no fá sa oració

A nostra dona que l'ajut;

Car envejós no ha virtut

Que sia exoit ne entés,

Car ab peccat null bé no es.


VII.

De ira.


Ira es trista passió

E voler contra elecció

De lexar mal e pendre 'l bé;

Perque hom irat no reté

En son voler sa libertat;

Car ira lo té carçerat,

E torba son enteniment,

E fá 'l fer mal soptosament;

Perque null hom qui es irat

En la Verge ha amistat;

Ans es per ella mal volgut,

Pus que per ira es vençut.


DE VESPRES.
A vos mayre.

I.
De matrimoni.

Matrimoni es sagrament

Que fá cópula carnalment

D' hom e fembra, e es amat

Per la Verge, que castedat

Ama, car está ajustat (11)

Seguents l' orde que fó pausat

En na Eva e en Adam;

E tot hom que castedat am

Sech lo primer ordonament,

E es a la Verge plasent,

Que vòl que hom sia engenrat

Ordenadament sens peccat.


II.

De baptisma.


Baptisma es lo lavament

Del peccat qu' el primer parent;

Han sobre tots homens sembrat,

Peccat original nomnat (15);

Lo cual baptisma ha en grat

Nostra dona, car començat

Fó per son fill en la crotz;.

Quant ab sa sanch nos lavá a tots,

E ’n flom Jordá fó batejats,

Per Sant Esperit saludats;

Gran fó lo seu baptisament (16),

Car molt hom n' ha salvament.


III.


De confirmació.

Confirmar es lo sagrament
Que confirma el batejament
Que han fayt del petit infan,
Lo cual atorga cuant es gran,
Ab voluntat e enteniment:
E Christ fó lo confirmament
Sus en la crotz ab sa greu mort,
Ab la qual mort son say estort
De mal peccat original;
E la regina qui mays val
vòl que hom sia confirmat,
Pus que en vera fe es entrat.

IV.


De la misa.

Lo sant sagrament del altar
Es dó a qui Deus no pòt dar
A paraula mays de poder,
Ab la cual Christ fá son cors fer
Ab lo prevera en traspassan
Pa e vi, en carn e sanch
Que es de nostron rey Jesus
éll estant al cel e sajus.
La virtut de aquell sagrament
No la pòt dir hom vivent,
N 'el gaug que nostra dona n'ha,
E majorment si hom just lo fá.


V.
De orde.

Orde d' acolit, diaque,
Prevera e subdiaque,
Es sagrament per Deu servir
En cantant e la missa dir,
E en infants a batejar,
E 'n matrimoni, confessar,
E lo prevera que perdó,
E faça estrema-unció,
E sia vicari de Deu,
E beneescha tot hom seu,
D'aquest sagrament fá plaer
A la Verge qui 'l vòl haver.

VI.
De penitencia.

Penitencia es sagrament
Per qui hom fá dejunament,
E's penet e requer perdó,
E hom fá satisfacció
De sos torts contra greus peccats,
E vòl qu' hom sian carçerats
En temor e 'n aflicció,
Ab dolor e contricció;
Aytal sagrament ha virtut
Qui mou la dona de salut
A una tal devoció,
Qu'a penedent no diu de no.


VII.
De extrema-unció.

Es la extrema-unció
Sagrament de querer perdó
A la fí assumadament
E qu'hom faça confirmament
De la fe en que ha estat,
E cascun s'en sia untat
Ab crisma com ver christiá;
E fo fayt en Christ quant penjá
En la crotz ab sanch e suor,
E en la regina ab plor,
Car ab negun sen no peccá (17)
Mays que nostres peccats plorá.


DE COMPLETAS.

A vos mayre.

I.
De membrança.

Membrança de gran dó
De esperança e de perdó
fá coratje franch e joyós
E 'n tots los fayts virtuós,
Per virtut del remembrament,
Si hom membre la pus plasent
Qui de membrar es joy e flor,
E fá membrar per nostr' amor
A son fill nostra frevoltat,
Per ço que haje pietat,
E per res no 's pòt abstener
Que nos am ab tot son poder.


II.

De entendre.


Çell qui enten ab veritat

Son falliment e son peccat

Ab contricció e temor

A la mort no hage pahor,

De son falliment e peccat

Si enten la gran pietat

Que ha de tots los peccadors

La douça dona de valors,

Que no sofer qu' hom sia mort

Ab neguna colpa e tort;

Pus que hom sa valor enten

E' s penet de son fallimen.


III.

De voluntat.

Qui ha veraya voluntat
A nostra dona de bon grat,

Há un tant noble amament

Que en tota res es avinent,

Leyal, humil, franch e cortes

E no falla 'n neguna res;

Car nostra dona el té tan car

Que no ’l lexa en res errar,

Amem donchs la Verge molt fort

Car ella es de tot gaug port,

Ont hom está segurament

E no tem nulla re vivent.


IV.

De angels.

Senyors ángels, nous cal pregar

La regina qu' ens, vulla amar,

Car ella ens ha tan gran amor

Que no y ha master pregador;

E vos senyor Sant Gabriel,

Michael, Seraphin, Raphael,

Fayts li ’n gracias e merces,

Car nostra advocada es;

Car si per sa amor no fós

Ja no pográ negú de nos

Fugir a pena infernal

Ni haver gaug celestial.


V.

De Imaginar.

Gay só quant vull imaginar

En la Verge gloriejar,

Que ha al cel imperial.

Imaginar mays me val
Que tot quant hay sentit de sá;
Car tots los sants que son d' allá
Canten de la sua valor,
Pregant per li peccador.
Mays quant imagin lo turment
Qu' en infern están longament,
Adonchs suy trist e hay pahor

Trò membr' a la dona d' amor.


VI.

De sentir.

Quant veig la terra e la mar,

Lo cel, e aug aucells cantar,

E sent de las flors lur odor,

E de las viandas sabor,

E toch drap, fust, aur, e rubís,

Per la dona de paradís

Ab la qual parle en pregan;

Quant l' arma e 'l cors li coman,

Adonchs sent al cor tal douçor

Que hanc no la sentí major

E dich a la Verge ploran:

- "Veus me dona 'n vostre coman (18)."


VII.

De pregar.

Aquell qui bé volrá pregar

La meyllor dona, e orar

Acus se de son falliment,

Desix aytant jutjament

Contra sí com ama perdó;

Car pus éll se pos en rahó,

No 'l pòt la dona de no dir

De res qui si vulla querir;

Mays çell qui ama mays salut

Qu' el judici per Deus volgut,

No fá oració leyal,

Ans ho té la dona a mal.

____


De la fí de aquest libre.

Las set horas son finidas

E per Ramon proferidas;

A la douça dona d' amor

Pregon per él li peccador.


VARIANTES.

(1) Ab que Deus ha ‘l mon recreat:

(2) Qui son de creaturas saluts:
(3) E del payre e la mayre só
(4) Fill de sa filla Deu nomnat,
(5) E quant prego ‘n la puella
(6) La voluntat ab son poder.
(7) E doner lur mi per cabal
(8) Dona com sia conexent
(9) Com entena son fill aman
(¡O) Lo mon havia de salut;
(11) A reclamar quant es irat
(12) De tot lo mon qui 's penedent,
(13) Quant dix: - Vetme la sirventa

(14) Ama, car está amistat

(15) Peccat original nomenat
(16) Gran fó lo seu banyament,
(17) Car ab negun seu no peccá
(18) - "Deus me don en vostre coman.” (este don pareix dou, pero sal passá en les u, n segóns lo tipo de lletra)

Lexique roman, A (+ Index)

Lexique roman, ou dictionnaire de la langue des troubadours, comparée avec les autres langues de l' Europe latine. A. A, s. m., voyelle,...