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diumenge, 7 d’agost del 2022

CARTA LXII. De la obra intitulada Marca Hispánica... biblioteca de escritores catalanes

CARTA LXII. 

De la obra intitulada Marca Hispánica. De las historias particulares de ciudades e iglesias. Falta que hace la biblioteca de escritores catalanes: algunas condiciones con que debe escribirse esta obra.

Mi querido hermano: Varias veces me has dicho, como para alentarme en la pesadísima carga que he tomado sobre mí, que puedo ayudarme de lo que se haya publicado en la Marca Hispánica, y en las historias particulares y generales de Cataluña, y en la biblioteca de escritores de esta provincia. Mas yo te juro que si estuvieras con las manos en la masa, verías por experiencia que no son estos auxilios lo que te imaginas, y que algunos de ellos dejándolo de ser, pasan a ser estorbos.

La Marca Hispánica, por ejemplo, es sin disputa obra de mucho mérito, por contener investigaciones curiosas sobre las antigüedades geográficas y políticas de este país, y un copioso número de sus memorias eclesiásticas y civiles. Mas Pedro de Marca que la trabajó, y Esteban Balucio que la publicó añadiéndole el libro IV, se muestran alguna vez mal animados contra las glorias de España, y ajenos de la imparcialidad que tanto debe resplandecer en la historia. Fijados en el congreso de Ceret los límites entre España y Francia en virtud de las paces generales del año 1659, para justificación de lo resuelto en él parecioles preciso escribir la obra sobredicha. En la cual influyó más de lo que debía ser el espíritu de partido que reinó en las conferencias de los enviados por ambas partes. Y esto lo conocerá cualquiera que lea dicha obra, en que desde su prefación se descubre la jactancia francesa, muy fuera de propósito en quien al mismo tiempo incurría en equivocaciones, que más desdoran al que las escribió, que a la reputación de una nación amiga. Pero esto no es lo que hoy quería decir. Mejor será guardarlo para cuando haya humor de reunir en un punto de vista los renuncios de Balucio. Lo que digo es que eso mismo estorba lejos de ayudar; porque cosa es de nuevo trabajo estar cada momento rectificando fechas, aclarando equivocaciones, desvaneciendo calumnias, en suma, volviendo a la historia lo que es suyo, esto es, la verdad que le robaron los que quisieron enriquecer su casa a costa ajena. Otra cosa hay que observar en esta obra de que hablo, y es que la mayor parte de los documentos que en ella se publican, están tomados, no de los originales, sino de los traslados de ellos. Esto también advertirá cualquiera que tenga proporción y paciencia de hacer algunos cotejos, como yo los he hecho con el fin de ahorrar trabajo en nuevas copias. Hállanse en las iglesias y monasterios cartorales, o como llaman en Castilla tumbos y becerros, donde en los siglos XII y XIII se usó copiar todas sus escrituras importantes: hállanse en los mismos archivos los originales de ellas. Pues las publicadas en la Marca están por la mayor parte conformes con las escritas en aquellos libros, esto es, tienen todos los defectos de los que allí las trasladaron, de los cuales carecen los pergaminos auténticos. Con esto yo que repetidas veces tengo hecha esta observación, ya no puedo fiarme en documentos de importancia, aunque los halle impresos en esa obra: es preciso cotejarlos, y algunos de ellos copiarlos de nuevo. Y así no hallo en ese libro todo el auxilio que de él se debía esperar. En lo que puedo me sirvo de él, citándole para que leas allí ciertos documentos que contienen la verdad de los hechos, aunque entre inexactitudes paleográficas y diplomáticas. Porque ¿cómo atenderá a la mayor perfección de lo ya publicado, quien tiene a la vista tantas riquezas inéditas?

Mucho menos que esto me han ayudado las historias particulares de algunas ciudades e iglesias. Casi todas ellas se escribieron cuando tenían gran crédito los falsos cronicones; y así las hallarás atestadas de obispos y santos y sucesos fabulosos, amén de la longura (extensión, largo, longo) de las narrativas, exornadas con erudición de toda especie menos de la histórica. Poquísimo es lo que he leído de tales libros; y si algo he visto, ha sido después de haber examinado los archivos respectivos, y de haber ordenado la historia de cada punto, y no antes, en ninguna manera; porque la experiencia de una o dos veces me escarmentó para siempre. Los archivos, esos son los libros que leo; lo que en ellos queda, eso enseña la verdad. Narración sin prueba al canto, y más en cosas de antigüedad remota, no merece ser creída. Bien veo que con este plan que sigo, no sale completa la historia de cada ciudad, iglesia o monasterio, esto es, no contiene junto con lo que yo he hallado, lo demás que hallaron o escribieron otros sin hallarlo. A lo cual responderé dos cosas: 1.a que más vale saber lo poco con entera certidumbre de su verdad, que muchas cosas con duda y sospecha. 

2.a Que a mí no me encarga el Gobierno reunir en un escrito cuanto haya que decir de cada punto, sino solamente recoger lo que el tiempo y la ignorancia permitieron que llegase a nosotros en códices, escrituras, piedras, monedas y demás monumentos de nuestra literatura. Y cierto que para desempeñar este encargo no son muy del caso los libros que digo. De cuya clase por lo que toca a esta provincia, exceptúo el episcopologio de Barcelona, escrito por el P. Aymerich, y las memorias de los MM. de Gerona ordenadas y analizadas por el sabio canónigo de aquella iglesia D. Francisco Dorca. Estas obras sí que son apreciables, y de ellas me he servido bien. 

Por último la biblioteca de escritores catalanes todavía no existe, y de ellos no se sabe más que lo que en la general de España dijeron Nicolás Antonio, y su anotador Pérez Bayer, y lo que acá y acullá publicaron algunos aisladamente y por incidencia. Cosa es esta que a muchos ha de parecer increíble. Una provincia como la de Cataluña que tanto floreció en todas las ciencias y artes en sus dos siglos de oro XIII y XIV, contando a centenares los escritores de jurisprudencia, teología, política, filosofía moral, poesía y otras mil cosas, en número mucho mayor que cualquiera otra de España: una provincia dominada de un gusto, y digamos del genio tutelar de la música, y donde las nobles artes han hallado un asilo tan opulento, que ya no hay corte en la Europa donde no haya catalanes pensionados por el consulado de Barcelona para perfeccionarse en la estatuaria, pintura, arquitectura y grabado; cuya capital encierra en sus muros tantos objetos de lujo literario, escuelas particulares de cirugía, química, física, matemáticas, sordo-mudos, museos, monetarios y otros muchos establecimientos, sin contar los públicos de artes y ciencias: pues digo, ¿esta provincia todavía ha de estar sin biblioteca de sus escritores? Tienen la suya los aragoneses escrita por Latassa, y los valencianos las dos de Rodríguez y de Ximeno, a las cuales va a imprimirse un tomo de adiciones y correcciones recogidas por D. Justo Pastor Fuster (N. E. libro que he editado, está online https://librosmoncho.blogspot.com/2022/01/biblioteca-valenciana-hasta-1700-justo-pastor-fueste.html y en Amazon), encuadernador de libros: y Cataluña que fue la cuna del saber de la antigua corona de Aragón se está sin publicar la suya, y sufre con paciencia que al paso que se saben las proezas militares de sus mayores, y su pericia en la náutica, y su ingenio en las artes, queden ignoradas las producciones de su ingenio y erudición. El siglo de oro de los catalanes tuvo la desgracia de preceder a la invención de la imprenta; y esta es la causa principal porque se ignoran los progresos de la literatura de esta provincia tan fértil en ingenios (N. E sobre todo si añaden los occitanos, mallorquines, valencianos etc). 

Pero ella misma debía ser la que más estimulase a los sabios del día a indagar y hacer públicas las obras de sus maestros. 

Que ora sean MSS. o impresas, la noticia de los literatos trae consigo la de la literatura en que brillaron los siglos pasados, sin cuyo conocimiento ni la patria tiene el honor que le corresponde, ni nadie debe tenerse por sabio. Este fruto no se adquiere si no se reúnen en un cuerpo y cronológicamente todos los escritores domésticos, que es como una escuela y digamos espejo del progreso que hicieron los conocimientos humanos.

Estas quejas he manifestado francamente desde mi entrada en Cataluña, sin cesar en ellas hasta que traté en Barcelona a D. Ignacio Torres y Amat, bibliotecario del colegio Tridentino de Belén, al cual hallé dedicado con fruto a este trabajo. Entonces supe que ya el difunto P. D. Jaime Caresmar había recogido muchas noticias de escritores antiguos, y supe que de los que aún viven ayudaban algunos a la empresa, cada cual con lo que podía. Yo he querido también ser de este número, ofreciendo comunicar notas puntuales de los escritos y escritores que en mis investigaciones me viniesen a mano, con tal que se me den las particulares que tocan a la biblioteca de mi orden. Así se está cumpliendo por ambas partes; y yo vivo persuadido que dentro de dos o tres años podrá ya salir a luz la deseada biblioteca catalana, atendida la actividad y lectura infatigable de dicho sujeto, junto con el tino necesario para analizar las obras y formar de ellas el debido juicio (a). 

(a) Poco después de escrito esto el citado D. Ignacio Torres fue hecho deán de la santa iglesia de Gerona, de cuya ciudad sitiada por los franceses pudo escapar no sin riesgo, para servir a la patria en cosas análogas a sus conocimientos. Mas habiendo sido destinado tesorero de los hospitales militares, trabajó en ello con tanto ahínco, que vino a ser víctima de su celo. Murió en Sallent su patria a 26 de Mayo de 1811, a los 43 años de su edad. La falta de este sujeto está dispuesto a suplir su hermano D. Félix, a quien en 1804 traté siendo rector del seminario de Tarragona, y hoy se halla de sacrista en la catedral de Barcelona. Si este sujeto no iguala al difunto en la diligencia escrupulosa y digamos nimia prolijidad para ciertas pequeñeces necesarias a la bibliografía, en mi dictamen le excede en la erudición y sólidos conocimientos científicos, tan precisos para que la biblioteca sea de una lectura provechosa y deleitable. Y cierto no le cede en el amor a la ilustración de su patria, con el cual ha logrado ya en la biblioteca de Belén que se haya destinado un salón para reunir todas las obras MSS. e impresas de autores catalanes, de los cuales en breve dará a luz la descripción correspondiente. 

Porque claro está que de estas bibliotecas, si no son más que una noticia seca de la vida de los autores, y de los títulos e impresiones de sus libros, algún fruto sacará la bibliografía, pero muy escaso la literatura; y cierto parece justo que pudiendo ser, se procuren las dos cosas a un tiempo. La erudición de un bibliotecario debe ser mayor que la de un comerciante de libros. Al que estudia física, por ejemplo, de poco le serviría saber que N. escribió un libro de esa ciencia, y que murió tal año, y que tuvo esta o la otra suerte. Lo importante es dar a conocer los libros, más que los autores de ellos. Por esto son justamente elogiados Nicolás Antonio en la biblioteca española antigua, y Quetif (lo escribe con dos ff) y Echard en la de mi orden; y por la falta de ello nunca lo será Latassa en la suya de Aragón

Otra cosa entiendo yo que deberá tenerse presente en la formación de esta nueva biblioteca; y es que no se dé lugar en ella sino a los que hayan escrito alguna obrilla que merezca ese nombre, o pueda hacer figura en la historia de las ciencias y artes. Difícil es fijar en esto una regla segura; pero no lo es señalar el extremo en que han caído algunos bibliógrafos, colocando entre los escritores a cualquiera que haya impreso no más que un sermón o un soneto, y aun al que dejó MSS. estas piezas de oratoria y poesía. Cosa por cierto insufrible, que sólo puede tener cabida en la pluma del que piense que el mérito de las bibliotecas se mide por el número de los escritores y no por la calidad de sus escritos.

Tampoco deben olvidar los señores catalanes que no todos los escritores que tienen ese nombre, lo son; el cual suelen dar los bibliógrafos extranjeros al que escribió en idioma lemosín que ellos siempre llaman catalán, aunque sea natural de Mallorca o de Valencia o de otros puntos donde se habló aquel idioma (N. E. ni siquiera cita Limoges, o la Provenza, como para tomarle como conocedor de la lengua occitana, de òc, och, incluso hoc). Así a S. Vicente Ferrer llamaron catalán algunos historiadores antiguos, y aun de los modernos hay quien tenga por catalana la biblia que a ese santo se atribuye, y no es sino de su hermano el cartujo D. Bonifacio, también valenciano. (N. E. Véase https://librosmoncho.blogspot.com/2022/03/apendice-2-sagrada-escritura-biblias-lemosinas-fragmentos.html … la qual fon trelladada de aquella propia que fon arromançada en lo monestir de portaceli de lengua latina en la nostra valenciana per lo molt reverend micer bonifaci ferrer doctor en cascun dret e en facultad de sacra theologia: e don de tota la Cartoxa: germa del benaventurat sanct vicent ferrer del orde de predicadors: en la qual translació foren altres singulars homens de sciencia...)

Asimismo los condados de Rosellón, Conflent, Vallespir &c. estuvieron antes unidos a la corona de Aragón, y como tan pegados a Cataluña, aún hoy día se habla en ellos el idioma de esta provincia. (N. E. ¿y en la vall d'Aran, dentro de Cataluña, qué se habla aún en 2022?) Lo cual podía ser ocasión de que en escritos de antigüedad remota, la misma escasez de noticias ciertas, obligara a que sus autores fuesen tenidos por catalanes, no siéndolo. Digo pues que supongo habrá en esto la debida discreción, y que no se dará lugar, como en otras bibliotecas ha sucedido, a que se verifique la tan manoseada fábula de la corneja. 

A Dios &c. 

(N. E. Una de las fábulas de Esopo

Quería una vez Zeus proclamar un rey entre las aves, y les señaló un día para que comparecieran delante de él, pues iba a elegir a la que encontrara más hermosa para que reinara entre ellas. Todas las aves se dirigieron a la orilla de un río para limpiarse. Entonces la corneja, viéndose más fea que las demás, se dedicó a recoger las plumas que abandonaban los otros pájaros, ajustándolas a su cuerpo. Así, compuesta con ropajes ajenos, resultó la más hermosa de las aves. Llegó el momento de la selección, y todos los pájaros se presentaron ante Zeus, sin faltar por supuesto, la corneja con su esplendoroso plumaje. Y cuando ya estaba Zeus a punto de concederle la realeza a causa de tanta hermosura, los demás pájaros, indignados por el engaño, le arrancaron cada uno la pluma que le correspondía. Al fin, desplumada de lo ajeno la corneja, simplemente corneja se quedó.

Moraleja:

Nunca hagas alarde de los bienes ajenos como si fueran propios, pues tarde o temprano se descubre el engaño.)

divendres, 18 de gener del 2019

Precedente de Tabarnia. Perpiñán


Rey Felipe III, Corona de Aragón, monarca, Lvis Baldo, síndico, embaxador, Perpiñan, España, Generalidad, diputación, condados, Rosellón, Cerdana, principado de Cataluña





recedente de Tabarnia. Perpiñán: por necesidad común de España los condados deben separarse de Cataluña...








Precedente de Tabarnia. Perpiñán: por necesidad común de España los condados deben separarse de Cataluña...


dijous, 20 de desembre del 2018

TERSERA JORNADA. NOVELA NOVENA

Giletta de Narbona cure al rey de Fransa de una fístula; li demane per home a Beltramo del Rosselló, que, casánse en ella contra la seua voluntat, a Florencia sen va enfadat; aon, festeján a una jove, en ves de esta, Giletta se gite en ell y té de ell dos fills, pel que ell, después, sentín amor per nella, la pren com dona.

Quedabe, al no vóldre negá lo seu privilegio a Dioneo, sol la Reina per contá la seua história, pel que, ésta, sense esperá a sé solisitada per los seus, tota amorosa, va escomensá a parlá:
¿Quí contará ara una história que parégue bona, habén escoltat la de Laureta?

Alguna ventaja ha sigut que ella no fore la primera, que después poques de les atres mos hagueren agradat, y aixina espero que passo en les que esta jornada queden per contá. Pero sígue com sígue, aquella que sobre lo presén assunto me se ocurrix tos contaré.

Al Reino de Fransa va ñabé un gentilhome de nom Isnardo, conde delRosselló, que com poca salut teníe, sempre teníe a la seua vora a un meche de nom mestre Gerardo de Narbona. Teníe lo dit conde un sol fill minut, de nom Beltramo, que ere hermossíssim y amable, y en ell atres chiquets de la seua edat se educaben, entre los que estabe una chiqueta del dit meche cridada Giletta, la que infinito amor, y mes allá del que conveníe a la seua tendra edat, va ficá en este Beltramo.

Este, mort lo conde y confiat ell a les máns del rey, va tíndre que anássen a París, per lo que la joveneta se va quedá desconsolada. Habén mort lo pare de ella no mol después, si alguna raó honesta haguere tingut, de bona gana a París per a vore a Beltramo hauríe anat; pero estáe mol guardada, perque rica y sola habíe quedat, no trobabe cap camí honesto. Y sén ella ya de edat de péndre home, no habén pogut may olvidá a Beltramo, habíe rechassat a mols en los que sons paréns la habíen volgut casá sense manifestá la raó.
Va passá que, inflamada ella per l´amor de Beltramo mes que may, perque sentíe que se habíe fet un hermossíssim jove, va sentí una notíssia, de cóm al rey de Fransa li habíe quedat una fístula que grandíssima moléstia y grandíssim doló li ocasionabe, y no se habíe pogut encara trobá un dotó (encara que mols u hagueren intentat) que lo haguere pogut curá de alló, sino que tots lo habíen empijorat; per naixó lo rey, desesperánse, ya de ningú volíe consell ni ajuda.
La jove se va ficá mol contenta y va pensá que aixina tindríe una raó legítima per a aná a París, y si ere la enfermedat que ella creíe, fássilmen podríe curá al rey y demanáli a Beltramo per home. Com habíe adeprés de son pare moltes coses, va prepará uns polvos en sertes herbes medissinals per a la enfermedat que pensabe que ere, va montá a caball y a París sen va aná. Y abáns de fé res se les va ingeniá per a vore a Beltramo, y después, anán dabán del rey, de grássia li va demaná que la seua enfermedat li mostrare. Lo rey, veénla jove, hermosa y agradable, no lay va sabé negá, y lay va amostrá. En cuan la va vore, va sentí esperanses de podé curál, y li va di:

- Monseñor, si voléu, sense cap moléstia o pena vostra, espero que dins de vuit díes tos sanaré de esta enfermedat.

Lo rey, per an ell mateix, se va burlá de les seues paraules dién:

- ¿Lo que los millós meches del món no han pogut ni sabut, una dona jove cóm
podrá sabéu?

Pero li va agraí la seua bona voluntat y va contestá que se habíe proposat no seguí ya cap consell de meche.

La jove li va di:

- Monseñor, despréssies lo meu arte perque soc jove y dona, pero tos recordo que yo no curo en la meua siénsia, sino en la ajuda de Déu y en la siénsia del mestre Gerardo narbonense, que va sé mon pare, un famós meche mentres va viure.
Lo rey, entonses se va di: «potsé me ha manat Déu an esta; ¿per qué no probo lo que sap fé, pos diu que sense patí molesties me curará en poc tems?», y habén dessidit probáu, va di:

- Damisela, y si no me curéu, después de fémos rómpre la nostra dessisió, ¿qué voléu que to se faigue?
- Monseñor - va contestá la jove- , vigiléume, y si abáns de vuit díes no tos curo, féume cremá viva; pero si tos curo, ¿quín premio me donaréu?
Lo rey li va contestá:
- Me pareix que encara estéu sense home; si u féu, tos casarém be y ben alt.
La jove li va di:

- Monseñor, verdaderamen m´agrade que vos me caséu, pero voldría demanátos yo l´home, entenén que no tos demanaré cap dels vostres fills ni de la família real.

Lo rey enseguida lay va prométre. La jove va escomensá la faena y, en poc tems, abáns del tems fixat, li va torná la salut, pel que lo rey, sentínse curat, va di:

- Damisela, tos hau guañat be un home.

Ella li va contestá:

- Pos, monseñor, voldría a Beltramo de Rosselló, a qui infinitamen desde la infánsia vach escomensá a vóldre y desde entonses sempre lo hay vullgut mol.
Forta cosa li va paréixe al rey tíndrelay que doná, pero com u habíe prometut, no volén faltá a la seua paraula, lo va fé cridá y aixina li va di:
- Beltramo, volém que tornéu a goberná lo vostre condat y que en vos tos emportéu a una damisela que tos ham donat per dona.
Va di Beltramo:
- ¿Y quí es la damissela, monseñor?

Lo rey li va contestá:

- Es aquella que en les seues medissines me ha tornat la salut.
Beltramo, que la coneixíe y la habíe vist, encara que mol bella li pareguere, sabén que no ere de linaje que a la seua noblesa corresponguére, tot ofés va di:

- Monseñor, ¿me voléu doná per dona a una pelacañes? No la pendré may per dona.

Lo rey li va di:
- ¿Pos voléu vos que no cumpligám la nostra paraula, que per a recuperá la salut li vam doná a la damisela que tos ha demanat per home en premio?
- Monseñor - va di Beltramo- , podéu péndrem tot lo que ting, y donám, com lo vostre home que soc, a qui tos agrado: pero estéu segú de aixó, que may estaré contén en tal matrimoni.

- Sí que u estaréu - va di lo rey- , perque la damisela es hermosa y prudén y tos vol mol, pel que esperám que mol mes felís vida tinguéu en ella que tindríeu en una dama de mes alt linaje.

Beltramo va callá y lo rey va fé prepará en gran aparato la festa de les bodes; y arribat lo día per an alló determinat, per molta mala gana que portare Beltramo, en presénsia del rey la damisela se va casá en qui mes que an ella mateixa volíe.

Y fet aixó, com ya teníe pensat lo que debíe fé, dién que al seu condat volíe torná y consumá allí lo matrimoni, li va demaná llisénsia al rey; y, montán a caball, en ves de anássen cap al seu condat, va colá cap a la Toscana. Y sabén que los florentinos reñíen en los de Siena, se va disposá a ficás al seu bando, aon alegremen ressibit y en honor, va sé fet capitá de serta cantidat de gen y va ressibí de ells bon jornal, se va quedá al seu servissi y va estáy mol tems.
La ressién casada, poc contenta de tal sort, esperán podé fel torná al seu condat sen va aná cap al Rosselló, aon va sé ressibida per tots com la seua Siñora. Va trobá allí, com habíe estat mol tems sense conde, totes les coses descompostes, tot estragos. Com a Siñora prudén en gran diligénsia y solissitut totes les coses va ficá en orden, pel que los súbdits mol conténs se van ficá y la van tíndre en molta estima y la van vóldre mol, reprochánli al conde que en ella no se contentare.

Habén la Siñora ficat tot lo país en dansa, per mich de dos caballés lay va fé comunicá al conde, rogánli que, si per nella no volíe torná al seu condat, lay comunicare, y ella, per a complaíl, sen aniríe.
Ell, duríssimamen, va di:

- Que faigue lo que li dono la gana: en cuan a mí, tornaré allí a está en ella cuan tíngue este anell al seu dit, y als brassos un fill engendrat per mí.
Teníe lo anell en gran apréssio y may se separabe de ell, perque li habíen donat a enténdre que teníe sert poder. Los caballés van sentí la dura condissió ficada en aquelles dos coses casi imposibles, y veén que en les seues paraules de la seua intensió no podíen móurel, van torná a la Siñora y la seua resposta li van contá.

Ella, mol dolorida, después de pensássu mol, va vóldre sabé si aquelles dos coses podíen ocurrí y aón, per a que com a resultat puguere recuperá al seu home. Y habén pensat lo que teníe que fé, reunits una part dels mes grans y millós homes del seu condat, los va contá en paraules dignes de compassió lo que abáns habíe fet per amor del conde, y los va amostrá lo que habíe passat per alló, y finalmen los va di que la seua intensió no ere que per la seua estánsia allí lo conde estiguere en perpetuo exili, pel que enteníe passá lo que li quedare de vida fen peregrinassións y obres de misericórdia per a la salvassió de la seua alma; y los va rogá que la protecsió y lo gobern del condat prenguéren y lay diguéren al conde, que ella forra, vuida, libre li habíe dixat la seua possessió y se habíe alluñat en la intensió de no torná may mes al Rosselló.

Aquí, mentres ella parlabe, van sé derramades llágrimes per mols de aquells homes bons y li van fé mols rogs de que cambiare de opinió y que se quedare; pero de res van serví. Ella, encomanánlos a Déu, en un cusí seu y una camarera, en hábit de peregrinos, ben provits de dinés y valioses joyes, sense que dingú sapiguere aón anabe, se va ficá en camí y no se va aturá hasta que va arribá a Florencia.

Allí estabe a una posadeta que teníe una bona dona viuda, sense cap lujo, com una pobre peregrina, en lo dessich de sentí notíssies del seu siñó. Va passá, pos, que al día siguién va vore passá a Beltramo per dabán de la fonda, a caball en la seua compañía, y encara que mol be lo va conéixe no va dixá de preguntáli a la bona dona de la fonda quí ere.

La posadera li va contestá:

- Es un gentilhome forasté, lo conde Beltramo, amable, cortés y mol amat an esta siudat; y lo mes enamorat del món de una veína nostra, que es dona noble, pero pobre. Es una honestíssima jove, y per la pobresa encara no se ha casat, viu en sa mare, prudentíssima y bona Siñora; potsé que, si no fore per sa mare, hauríe fet ya lo que este conde haguere volgut.

La condesa, sentín estes paraules, les va retíndre be; examinán tots los detalls, y ben compreses totes les coses, va péndre la seua dessisió, y adepresa la casa y lo nom de la Siñora y de la seua filla amada pel conde, un día, de amagatóns, en hábit de peregrina, allí sen va aná, va trobá a la Siñora y a la seua filla mol pobres y les va saludá. Li va di a la Siñora que cuan li anáre be volíe parláli. La honrada Siñora, eixecánse, va di que la podíe escoltá; y entrán les dos a una alcoba, y prenén assiento, va escomensá la condesa:
- Siñora, me pareix que tos contáu entre los enemics de la fortuna com me conto yo, pero si vullguéreu, per ventura podríeu a vos y a mí consolámos. La Siñora va contestá que no volíe datra cosa que consolás honestamen. Va seguí la condesa:

- Me es nessessária la vostra paraula, en la que si confío y vos me engañáreu, faríeu malbé los vostres assuntos y los meus.

- En confiansa - va di la noble Siñora- , diguéume tot lo que vullgáu, que may per mí siréu engañada.

Entonses la condesa, escomensán pel seu primé enamoramén, quí ere ella y lo que hasta aquell día li habíe passat li va contá, de tal manera que la noble Siñora, com ya en part u habíe sentit a datres, va escomensá a sentí compassió de ella. Y la condesa, contades les seues aventures, va seguí:

- Ya hau sentit, entre les demés angusties, quines són les dos coses que nessessito tíndre si vull tíndre al meu home. A dingú mes coneixco que pugue ajudám a adquiríles mes que a vos, si es verdat lo que hay sentit, que lo conde lo meu home vol mol a la vostra filla.

La noble Siñora li va di:
- Siñora, si lo conde vol a la meua filla no u sé, pero mol u aparente; ¿pero qué puc yo per naixó conseguí del que vos dessichéu?
- Siñora - va contestá la condesa- , tos u diré, pero primé tos vull amostrá lo que vull donátos si me ajudéu. Vech que la vostra filla es hermosa y está en edat de donáli un home, y pel que hay entés y me pareix compéndre, no tíndre dote per a donáli tos la fa tíndre a casa. Enteng, en recompensa del servissi que me faiguéu, donáli rápidamen dels meus dinés la dote que vos mateixa estiméu que per a casála honradamen sígue menesté.
A la Siñora, com estabe en nessessidat, li va víndre be la oferta, pero com teníe lo ánimo noble, va di:

- Siñora, diguéume lo que yo puc fé per vos, y si es honesto per a mí u faré en gust, y vos después faréu lo que tos vaigue be.

Va di entonses la condesa:
- Nessessito que vos, per algú de qui tos fiéu, li faigáu di al conde lo meu home que la vostra filla está disposada a fé lo que ell gusto si pot sersiorás de que la ame com aparente, lo que may creurá si no li envíe lo anell que porte a la má y que ella ha sentit que ell vol tan; si ell lay envíe, vos mel donaréu; y después manaréu díli que la vostra filla está disposada a fé lo seu gust, y lo faréu víndre aquí de amagatóns y de amagatontes a mí, en ves de a la vostra filla, me ficaréu a la seua vora. Potsé me consedíxque Déu la grássia de quedám preñada; y aixina después, tenín lo seu anell al dit y als brassos a un fill per nell engendrat, lo conquistaré y en ell viuré com la dona té que viure en lo seu home, habén sigut vos la que u haigue arreglat.
Cosa seria li va paréixe ésta a la Siñora, tenín temó de que li vinguere de ella la vergoña per a la seua filla; pero pensán que ere cosa honrada doná ocasió a que la bona Siñora recuperare al seu home y que en honesto fin se ficabe a fé alló, confiánse als seus bons y honrats sentiméns, no sol va prométre féu sino que pocs díes después, en secreta cautela, segóns les órdens que habíe donat, va obtíndre lo anell (encara que una miqueta li haguere costat al conde) y an ella en ves de a la seua filla va ficá al llit en lo conde.
Als primés ajuntaméns buscats pel conde, com li va apetí a Déu, la Siñora va quedá preñada de dos fills mascles, com lo parto va fé manifest al seu debut tems. Y no sol una vegada va alegrá la noble Siñora a la condesa en los abrassos del home, sino moltes, tan secretamen actuán que may se va sabé una paraula de alló. Lo conde sempre va creure que estabe en aquella a qui volíe, sense pensás que estabe en la seua dona, a la que no coneixíe ni reconeixíe. Cuan sen anabe, li donabe diverses joyes hermoses y de valor, que la condesa guardabe. Cuan ella se va sentí en estat, no va volé mes demanáli ajuda a la honrada Siñora, y li va di:

- Siñora, per la mersé de Déu y la vostra ting lo que dessichaba, y per naixó es tems que faiga lo que tos vach di, per a anámen después.
La honrada Siñora li va di que no u habíe fet per cap recompensa, sino perque li pareixíe un deber féu per a fé una bona obrá.
La condesa li va di:
- Siñora, no vull donátos lo que me demanéu com un premio, sino per a obrá be, a mí me pareix que té que fes aixina.
La honrada Siñora entonses, per la nessessidat obligada, en grandíssima vergoña, sen lires li va demaná per a casá a la seua filla. La condesa, veén la vergoña y sentín la seua discreta petissió, ni va doná singsentes y tantes joyes hermoses y valioses que valíen un atre tan; en lo que la honrada Siñora, mol mes que contenta, li va doná tantes grássies com va pugué a la condesa, y esta, separánse de ella, sen va entorná cap a la fonda.
La honrada Siñora, per a evitá que Beltramo enviare an algú o vinguere a casa seua, en la filla sen va aná al campo a casa dels seus paréns, y Beltramo al cap de poc tems, reclamat per los seus homes, a casa seua, sentín que la condesa se habíe alluñat, sen va entorná. La condesa, sentín que sen habíe anat de Florencia y tornat al seu condat, se va ficá mol contenta; y se va quedá a Florencia hasta que lo tems de parí va víndre, y va tíndre dos fills mascles mol assemellats a son pare. Y cuan li va paréixe adecuat, ficánse en camí, sense sé per dingú reconeguda, en ells va aná cap a Montpellier. Descansán allí algúns díes, y habén indagat sobre lo conde y aón estiguere, y enteránsen de que lo día de Tots Sans al Rosselló anabe a fé una gran festa de dames y caballés, sempre disfrassada de peregrina (com habíe eixit de allí), allá sen va aná. Y sentín a les dames y als caballés reunits al palau del conde a pun de assentás a la taula, sense cambiás de hábit, en los seus fillets en brassos va pujá a la sala, obrínse pas entre tots, hasta que va vore al conde, y tiránseli als peus, va di plorán:
- Siñó meu, yo soc la teua desventurada dona, que per a dixát torná y está a casa teua, mol tems hay estat voltán. Per Déu te requeríxco que les condissións que me vas ficá per mich de los dos caballés que te vach enviá les mantíngues:
aquí está lo teu anell al meu dit, y aquí, als meus brassos, ting no sol a un sino a dos fills teus.

Es hora ya de que siga per tú ressibida com a dona, segóns la teua promesa.
Lo conde, al sentí aixó, se va quedá esglayat al reconéixe lo anell, y tamé als dos fills, que tan se li pareixíen o assemelláen; pero va di:

- ¿Cóm pot habé passat aixó?
La condesa, en gran sorpresa del conde y de tots los que estaben preséns, ordenadamen va contá lo que habíe passat y cóm; pel que lo conde, veén que diebe la verdat y veén la seua perseveránsia y lo seu bon juissi, y ademés an aquells dos fillets tan hermosos, per a cumplí lo que habíe prometut y per a complaí a tots los seus homes y a les dames, que tots li rogaben que an esta com a la seua legítima dona aculliguére ya y honrare, va renunsiá a la seua obstinada duresa y va fé ficás de peu a la condesa, la va abrassá y besá y com a legítima dona la va reconéixe, y als bessóns va reconéixe com fills seus; y fénla vestís en robes conveniéns per an ella, en grandíssim plaé de cuans allí ñabíe y de tots los seus atres vasallos que alló van sentí, va fé no sol tot aquell día, sino moltíssims mes grandíssima alifara y jubiléu, y desde aquell día an ella sempre com a la seua dona honrada la va volé y la va apressiá.

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dijous, 20 de setembre del 2018

La marca hispánica a escomensaméns del siglo IX


La marca hispánica a escomensaméns del siglo IX





Pueblos vascos, Pamplona, Sangüesa, Jaca, Pallars, Urgel, Conflent, Cerdaña, Rosellón, Vallespir, Peralada, Ampurdán, Besalú, Osona, Gerona, Sobrarbe, Ribagorza, 





La marca hispánica a escomensaméns del siglo IX


Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell (Index)

(Nota del editor : Se corrige parcialmente la ortografía en castellano.)  Imagen: Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX: D. V...