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dimecres, 14 de desembre del 2022

XIII. Exemplum epistolae Caesaris Caroli quinti, Hispaniarum Regis ad Reverendissimum Dominum Johannem a Margarit, Episcopum Gerundensem

XIII.

Exemplum epistolae Caesaris Caroli quintiHispaniarum Regis ad Reverendissimum Dominum Johannem a MargaritEpiscopum Gerundensem. (Vid. pág. 83.)

Ex Act. capitular. Capit. eccles. Gerund.

(N. E. Caesaris: Kaiser o Káiser: César, emperador Carlos V, Carlos I de España, hijo de Juana “la loca” y Felipe "el hermoso" de Habsburgo (Augusta, Augsburg).
El texto está en castellano, su lengua materna, por si alguien duda de que lo supiese hablar; escribir lo solían hacer sus escribas, secretarios, &c.
Se conserva la ortografía tal como Villanueva la copió)


EL REY.

Reverendo in Christo Padre Obispo amado consejero nuestro. Ya teneis entendida la instancia que continuamente havemos hecho por la celebracion del concilio general conforme á la grand necesidad que en la iglesia havia de semejante remedio, y como á nuestra supplicacion la Santidad del Papa Paulo defuncto le convocó en Trento, como lugar mas comodo y á proposito, y tratado y concertado assi para satisfazer á los stados de Germania, que siempre han pretendido que pues se congregava principalmente por las necessidades de su provincia, se habia de elegir lugar de la misma nation. Y approbando la convocacion en el dicho lugar se han sometido á la determinacion del concilio que en él se celebrasse, donde como sabeis se continuó por algund tiempo, hasta que por los respetos y causas que entonces se ofrecieron se anduvo tratando de la translacion que ha sido causa de tan larga suspension, sin que se pudiese en tiempo del dicho Papa Paulo III, aunque lo procuramos con la instancia y diligencia que nos fue possible, dar en ello ningun remedio. Y porque despues de tan grandes trabajos y gastos como havemos padecido y os son notorios para reducir á los desviados de la fe á la submission y determinacion del dicho concilio; y habiéndose obtenido que los de la Germania se hayan sometido al que es convocado en Trento, se ha instado siempre por nuestra parte por la prosecucion dél en el dicho lugar y la Santidad del Papa Julio III, movido por et zelo del servicio de Dios y bien de su universal Iglesia, cuya es la causa; y conociendo señaladamente quanto importa el remedio de la Germania, ha subvenido á la dicha necessidad haviendole dado en la dicha ciudad de Trento y expedidose ya la bulla de la reduction y prosecution dél, siendo necessario que para primero de mayo del año siguiente de quinientos cinquenta y uno, que como vereis por el traslado de la dicha bulla, es el dia en ella señalado para comenzar á proseguir el dicho concilio, todos los Prelados de la christiandat que son obligados comparecer de derecho ó costumbre, se hallen alli juntos y congregados, como quiera que holgaramos que vuestra persona por las letras y experiencia que en ella concurran no dexará de hallarse presente; haviendo respecto á que por vuestra edad terneis sufficiente excusa, nos ha parecido todavia avisaros del stado en que sta el negocio, para que siendo de la importancia que es, mireis de hazer luego election de una persona docta para embiarla á Trento, y que parta en tiempo que pueda ser allá á principio de abril ó mediado el mes, con poder tan bastante como se requiere para no solamente excusar vuestra venida por et impedimiento susodicho, mas aun para comparecer en vuestro nombre en caso que se acordasse de admetir en concilio los votos de los legitimamente impedidos, que demas de cumplir con lo que sois obligado, nos ternemos en ello por muy servido. Datum en Augusta á XXI de diziembre de MDL (1550). Y darnos eis aviso de como lo complireis assi. = Yo el Rey. = Al Reverendo in Christo Padre y amado consejero nuestro el Obispo de Gerona. = Vargas, secretario.

Responsio Reverendissimi Domini Episcopi ad supra scriptas litteras Caesaris.

S. C. C. R. M

Aunque por lo que ha respecto á mí bastaria que en el concilio de Trento se allegasse la justa excusa que tengo para no poder comparecer en él, tengo concertado con el Obispo Jubí que irá alla en mi nombre para acodir á lo que V. M. me tiene mandado con su carta de XXI de diziembre, la qual me ha sido embiada á los IIII deste por el Marques de Aguilar; pero no podrá ser su partida antes de la Pascha, porque queda obligado á predicar cadal dia en la iglesia Cathedral desta ciudad toda esta coresma, y tiene ya empezado del primer dia que se ha entrado en ella. Bien hallara yo algun otro doctor, theólogo ó jurista, el qual se pornia en camino á tiempo que pudiesse llegar allá para et término que me tiene mandado V. M.; pero que fuesse tanto approposito como este, no le hallado hasta aqui, ni tengo speranza de le poder hallar por adelante, porque es muy buen theólogo y bien docto en otras facultades y buen religioso de la órden de Sant Francisco. El poder levará tan bastante como manda V. M., y podrá ser que en él por ser Obispo aprovechara mas que en otro que no lo fuesse. Por todos estos respectos he pensado que aunque el dicho Obispo no llegue tan presto en el dicho concilio como llegaria un otro, pues la differencia no será de muchos dias, no se terná por deservido V. M., cuya Imperial persona N. S. guarde muchos años con acrecentamiento de muchos stados y señorios por el bien universal de la christiandat, como sus buenos vassallos disseamos.

De Barcelona á XVIIII de febrero MDLI (1551).

XIV - Carta del príncipe Felipe, futuro Felipe II, a Juan de Margarit

diumenge, 22 de maig del 2022

X. Cartas del marqués de Mondéjar al maestro Fr. Serafín Tomás Miguel

X.

Cartas del marqués de Mondéjar al maestro Fr. Serafín Tomás Miguel, del orden de Predicadores: se conservan en la biblioteca del Real convento de Predicadores de Valencia, tom, VI. Var. fol. 

I. 

Con singular gusto he recibido la carta de V. P. en fecha de 11 de Enero de este año: y en cumplimiento de lo que V. P. me dice en ella, ratifico el ofrecimiento de aprobar el primer tomo que V. P. dice me remitirá, añadiendo las circunstancias que se me ocurrieren al tiempo de leerle. Supongo tendrá V. P. la noticia de que no se llamó Félix el padre de Santo Domingo, sino D. Fernán Ruiz, como advierte D. Luis de Salazar y Castro en el fol. 320 del tomo III de la historia de casa de Lara (a); y así no repito los fundamentos de que lo justifica. 

(a) Sobre el verdadero nombre del padre de Santo Domingo padeció equivocación D. Luis de Salazar (casa de Lara lib. II. cap. XI pág. 89 y 348.), en cuyo testimonio apoyan su opinión así el Marqués de Mondéjar en el presente lugar, como Berganza en sus antigüedades de España (p. II. lib. VI. c. V. p. 99). La conjetura de Salazar de que F letra inicial de este nombre, en las antiguas escrituras de España significa Fernando, y no Félix, sería digna de consideración, cuando los antiguos escritores de la vida de Santo Domingo escribiesen el nombre de su padre con sola la inicial. Pero no le ponen así, sino con todas sus letras, llamándole Félix, y no Fernando, y menos Fernando Ruiz, como pretenden Salazar y Berganza. 

Bartolomé de Trento que floreció en el siglo XIII en su epílogo de las vidas de los santos, dice de Santo Domingo: patre Felice, matre Joanna editus. Constantino de Médicis, obispo de Orvieto, que floreció poco tiempo después en el mismo siglo, en las actas del Santo dice: patre Felice, matre verò Joanna nomine secundum carnem duxit originem. Teodorico de Apoldia hacia el fin del mismo siglo XIII: in Hispaniae partibus villa quae dicitur Calaroga... fuit vir unus qui vocabatur Felix, et accepit uxorem nomine Joannam. Pedro Esquilino: patre Felice, matre Joanna originem duxit.

Lo mismo se lee generalmente en los breviarios anteriores a la mitad del siglo XVI. Aun el romano impreso en París el año 1556, dice: natus est patre Felice, matre verò Joanna. Merecen leerse sobre esto las observaciones de Soler, y Cuper. comment. praec. ad acta S. Dominici §. VIII: n. 127. 

En cuanto a la duda que V. P. me pregunta, de si fue canonizado Santo Domingo el año 1233, en que se hizo su traslación, a 24 de Mayo, como muy por menor refiere Antonio de Paolo de Masini en su Bolonia ilustrada, advirtiendo fue autor de ella el B. Juan Sehio dominicano pág. 325; o el de 1234, según se contiene en la bula de su canonización, y que ofrece tratar el P. Bolando el día 4 de Agosto; como no ha pasado su impresión del mes de Junio, no se puede saber su sentir (a); (a) No obstante asegurar Humberto en su cronicón que fue canonizado Santo Domingo el año 1233, cuya sentencia siguió Alfonso Chacón en la vida de Gregorio IX, los editores de las actas de los santos en la disertación que precede a la vida de Santo Domingo, que no pudo ver el marqués de Mondéjar (§. XLVII. n. 871.), tienen por más fundada la opinión de Maluenda, que fija esta canonización en el año siguiente, esto es, el VIII del pontificado de Gregorio IX, añadiendo que se celebró no en Perusa, como había creído Humberto, sino en Rieti, como lo aseguran Martín Polono, Bernardo Guidon, y otros. (V. pág. Brev. roman. pontif. t. III. p. 273.) 

y consiste la dificultad en averiguar si todas las bulas que permanecen de las canonizaciones de los santos, tienen precisamente la fecha del día en que se ejecutó su canonización, como se observa en las modernas, o si en las antiguas se ponía el en que se despachaban, punto que no tocan ni Fortunato Scacco, ni Félix Contaloro, sin embargo de escribir entrambos de propósito de la canonización de los Santos; ni podré saber si le examina Juan Mabillon en el §. 6 de su prólogo al siglo quinto de las actas benedictinas, porque no tengo más que hasta el cuarto. Pero sin embargo de que asienta el P. Papebrochio en la disertación XX de su propyleo, precedían las canonizaciones a las traslaciones de los cuerpos santos, y parece lo da a entender así Nicolás Triveto en el cronicón que escribió por los años 1307, que se ofrece en el tomo VIII del spicilegio de D. Lucas de Achery, asegurando también, como todos los antiguos, fue canonizado el mismo año de 1233, según parece de sus palabras, que son como se siguen, hablando del propio año: Gregorius papa beatum Dominicum, qui primus ordinem Praedicatorum instituit, catalogo sanctorum adscripsit, cujus Corpus eodem anno in capitulo fratrum generali Bononiae praesentibus archiepiscopo Ravenatae, aliisque quatuor episcopis, ac potestate Bononiensi, cum multitudine civium ad eminentiorem translatum est locum. No parece se puede asegurar ejecutado lo mismo en la canonización de Santo Domingo; porque según se refiere en las actas de su traslación, sucedió a ella la información de los milagros que había obrado, y de la fragancia que salió de su santo sepulcro, en virtud de lo cual le canonizó el pontífice Gregorio IX. 

Sin embargo comprueba Papebrochio en el tomo I de Junio, fol. 98, que habiendo sido canonizado S. Simeón, recluso en la ciudad de Tréveris, a 8 de Septiembre del año 1042 por el papa Benedicto IX, no se despachó la bula de su canonización hasta 17 de Noviembre del mismo año; y así no es inverosímil, que llegando a Perusa la información que se hizo en Bolonia, sin mayor formalidad, con la noticia que el mismo pontífice confiesa tenía de las virtudes del Santo, con quien había tenido gran comunicación antes de llegar a la cátedra de S. Pedro, le canonizase el mismo año de 1233, dilatando expedir la bula hasta el siguiente de 1234; pues cuantos escritores hay antiguos, y más inmediatos a su canonización la refieren, resulta el mismo año de 1233, en que fue trasladado su sagrado cuerpo.

No quisiera ser prolijo; y así me contentaré con cerrar esta carta con otra traslación de la santa cabeza de Santo Domingo, que refiere el sobredicho Antonio de Paolo Masini en el lugar citado, por si tiene alguna circunstancia especial que no haya llegado a la noticia de V. P. (a) (a) De esta traslación de la cabeza de Santo Domingo habla también Sigonio (de episc. Bonon. lib. III. pág. 154), contestando también la aparición de la estrella por estas palabras: interim dum arca patuit, stella supra ecclesiam clarissimè fulsit: quae res animadversa, civitatis religionem erga sanctum confessorem accendit. Otras circunstancias omitidas por Masini, se refieren en el antiguo cronicón de Bolonia (ad ann. 1383), y las confirman varios documentos del archivo de dicha ciudad, a que se refiere Miguel Pío en su primer libro de los varones ilustres del orden de Predicadores. (V. Soler. loc. laud, §. XL. n. 898). 

Del 1383 á di 14 de Febrero alle hore 6 dinotte dal cardinale Philippo Carrafa vescovo di Bologna, presenti due altri vescovi, confaloniero, anciani, magistrati, dottori, è nobili della citta è li fratti di detto monastero, vestiti con veste sacre, con quantita di lumi, fú dal corpo di S. Domenico levato il capo, è posto in un precioso tabernacolo d' argento, mentre si faceva questa degna operatione, sopra detta chiesa una stella crinita con tre code da tutto il popolo fú veduta; e finita tal fonzione disparve. Si viddero ancora altri miracoli, fraguali Nicolo scoltore Bolognese, che si trovò presente, facendo per divozzione toca nil suo facioletto la cassa dou vera il santo corpo, ponendoselo nel seno, gionto che fú à cassa per riporlo, pieno di odoriferi fiori miracolosamente lo ritrovò. Edora insontuosa, é ben ornamentata capella finita del 1601, si conserva il santo corpo in un nobilissimo sepolcro di bianco marmo, evihan no lavorato et intagliato in varii templi famosi scoltori Nicolo Pisani, Nicolo de Bologna, detto dal Arca, Girolamo Cortellini, Alfonso Lombardi, é Michael Angelo Buonaroti, il quale fra l' alfre sue operationi fece l' Angelo á destra, et il S. Petronio, S. Francesco, é S. Procolo: et il Lombardi fece il bassamento devanti con moltissime figurine di messo rilievo della v tta del sudetto-santo: é fra le molte lampadi d' argento mandate da lontanissimi paesi stranieri al sepolcro di questo gran santo, una vi é mandata dall indie occidentali d' incomparabile artificio, é la manifattura dell artifice fabricatore di detta lampade, oltre l' argento, viene stimata circa otto milla ducati. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Febrero 6 de 1702. = B. L. M. de V. P. su servidor el Marqués de Mondéjar. 


CARTA II. 

Respondo a la carta de V. P. de 8 del mes pasado, que se retardan mucho por Madrid las cartas; y así para que lleguen con prontitud, podrá V. P. escribir por Pastrana a Mondéjar. En cuanto a la autoridad de Alberto, monje cisterciense del monasterio de Tresfuentes, en el ducado de Bar, diócesis de Chalon en Champaña (Champagne), es muy celebrada en los escritores del siglo pasado: y aun antes de imprimirse le citan Andrés Duchepre, Juan Jacobo Chifletio, David Blondelo, y Carlos Dufrene, y Gerardo Juan Vosio, que hace mención de él entre los históricos latinos. Juzga es el mismo que se cita con gran frecuencia en el grande cronicón bélgico (belga), asegurando se conserva un ejemplar suyo en Alemania en el monasterio de S. Gal, fundado en la ciudad del mismo nombre, capital de uno de los trece Cantones de los sguízaros; y el P. Felipe Labbé hace también memoria de otro ejemplar suyo que permanecía en la biblioteca de Juan Dubouchet; así como Godefrido Guillermo Leibnitio (Gottfried Wilhelm Leibnitz) que le publicó  en Lipsia (Leipzig) el año de 1698, hasta cuando no había visto la luz pública; dice le copió cotejado con dos ejemplares, que permanecían uno en la biblioteca augustana, y otro en el colegio claromontano de la compañía de Jesús de París. En cuanto al nombre del padre de Santo Domingo, no me hace gran fuerza el número de los que le llaman Félix; porque si el primero que hizo memoria de él, le puso abreviado en su letra inicial; y el que después erró en lo que denotaba, leyendo Félix en lugar de Fernando, no pueden tener los que le siguieron más autoridad que la que resulta de su equivocación, cuando es constante que en dos siglos antes, y después del tiempo en que floreció, no se hallaba en España usado este nombre; ni conduce en prueba de lo contrario, se hallen en los concilios toledanos algunos que le hubiesen tenido; mayormente cuando cuantos escritores cita V. P. que lo comprueban así, son extranjeros, y por ventura menos noticiosos de los nombres usuales entonces en nuestra provincia; de manera, que o no fue ricohombre el Padre de Santo Domingo, ni de la casa de Guzmán, si se llamó Félix, no hallándose confirmado en ninguno de tantos privilegios como se conservan de la edad en que floreció, y siendo constante que todos los hijos de la casa de Guzmán, como una de las que gozaban el honor de la ricahombría de sangre, se hallan confirmando; o no se llamó Félix, sino Fernando; pues en las escrituras 29 y 94 del apéndice a las relaciones genealógicas de D. Fernando de Alarcón se ofrece confirmando como ricohombre D. Ferrant Roiz de Guzmán; y es el mismo que casa con Doña Juana Daza. Lo mismo digo del origen que comúnmente se atribuye a la casa de Guzmán de la de los duques de Bretaña; porque apenas se ofrece origen en nuestros escritores de nuestras primeras familias que no esté lleno de fábulas, como se reconoce del mismo Fernán Pérez de Guzmán, en quien se ofrece esta, y a quien siguieron sin ningún apoyo Ambrosio de Morales y Argote de Molina; y así me dirá V. P. si basta que lo diga él, para que creamos que los Osorios proceden del Rey Osiris, o de San Juan Chrisóstomo, llamado en latín os auri, cuando el nombre de Nuño, y el patronímico de Núñez tan frecuente y común en este gran linaje, es tan propio de nuestra nación en los tiempos más antiguos a que pertenece su memoria. En cuanto al sentimiento que dice V. P. manifiestan los prebendados de Osma de que se escriba, se crió Santo Domingo en casa del archipreste (arcipreste, archi presbítero) de Gumiel de Hizán (a), 

(a) Pudo haber dado motivo a esta opinión lo que dice el B. Jordán (vit. Sanct. Dom. c. I.) quem (S. Dominicum) ab annis puerilibus parentum suorum, specialiter autem cujusdam archipresbyteri avunculi sui diligentia nutriebat. A este deudo alude Maluenda (ad. ann. 1176. cap. I.), cuando d¡ce: erat Joannae frater germanus archipresbyter in ecclesia Gumielis Isanensis, que es la que llama Castillo Gumiel de Izán.

se descubre en esto su grande ignorancia; porque no se les ocurre, asegura el arzobispo D. Rodrigo le dio la reina Doña Beatriz y S. Fernando su marido a los Infantes D. Felipe y D. Sancho para que los criase en su casa; y que él les dio a cada uno una prebenda en su iglesia de Toledo; de la manera que el Rey D. Alonso los envió a entrambos a París para que estudiasen en aquella universidad; y que no le embarazó al gran cardenal D. Pedro González de Mendoza, hijo de los marqueses de Santillana, y hermano del primer duque del Infantado, haber sido cura de Ita para llegar a las mayores dignidades de la Iglesia; con que no hay por qué hacer mucho caso de semejantes reparos ridículos. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo.= Mondéjar y Septiembre a 7 de 1702. = B. L. M. de V. P. su mayor servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA III 

(a: Copiada del original que se conserva en la citada biblioteca del convento de predicadores de Valencia tomo 6 Var.). 

Recibí por Pastrana su carta de vmd. de 23 del pasado, y por ella reconozco se ha perdido la que vmd. me escribía sobre los vaticinios del abad Joaquín, sobre que no puedo decir a vmd. nada hasta saber lo que vmd. me escribía en ella. En esta me pregunta vmd. cuando se empezó a usar en Alemania, en Italia, en España y en Francia a contar los años desde primero de Enero: cuya duda es tan difícil de satisfacer, que no es capaz de poderse resolver en la cortedad de una carta, no sin grande estudio y cotejo de las historias y de los monumentos de todas estas naciones; pues aún no se ofrece apurado, cuando se dejó de usar en ninguna de ellas los años de la Encarnación, estableciendo el cómputo por los de la Natividad (a); 

(a) Este punto le trató largamente el mismo marqués de Mondéjar en sus obras cronológicas, publicadas por Mayans el año 1744, cuyo principal objeto es probar que los 38 años en que precede a Cristo el principio de la era española, deben entenderse, no con respecto a la Natividad, sino a la Encarnación, época usada para el cómputo de la era vulgar o cristiana desde el abad Dionisio, llamado el pequeño, que floreció a principios del siglo VI, y continuada por algunos siglos en tiempo de los godos, y aun después: que en la reducción hecha posteriormente a la Natividad, debió añadirse un año por adelantarse el cómputo de la Encarnación los nueve meses que van desde 25 de Marzo hasta 25 de Diciembre; de suerte que en los sucesos reducidos al cómputo de la Natividad, deben rebajarse respecto de la era española, a juicio del marqués de Mondéjar, no ya 38 años como cuando empezaba la era cristiana por la Encarnación, sino 39 por la distancia entre el principio del año, tomada por 25 de Marzo, o por 25 de Diciembre, desde cuyo día fue fácil pasar al día 1.° de Enero en que comenzaba el año Juliano, para que coincidiese el principio del año cristiano con el del año civil. 

A esta conjetura de Mondéjar y a las razones con que la esforzó Mayans en el prólogo de su obra, alegando en confirmación de ella varios cronicones, inscripciones y escrituras antiguas, respondió sólidamente el M. Flórez en el tomo II de la España sagrada, demostrando a mi parecer, que el cómputo dionisiano no comenzó a usarse en algunas provincias de España hasta 600 años después de Dionisio, esto es, hasta que el concilio Tarraconense de 1180 decretó que en adelante no se rubricasen los instrumentos públicos con respecto a los años de los Reyes de Francia, como lo hacía aquella provincia desde Ludovico Pío (Zurita ann. lib. I, cap. 8.), sino por los años de Cristo, según el cómputo dionisiano: que desde este año hasta el de 1383 en que se le celebraron cortes en Segovia, en León y Castilla, se historiaban los sucesos no con respecto a la Natividad o la Encarnación del Señor, sino por la era española: que en el mismo siglo VI, y después, habiéndose usado tal cual vez en España reducir la era a los años de Cristo, se habló precisamente de la Natividad, y no de la Encarnación, y con la rebaja de 38 años, y que en este sentido deben entenderse Isidoro Pacense, San Julián, San Isidoro, y los primeros anales toledanos, escritos en la era 1257. Merecen leerse las juiciosas reflexiones de Flórez (loc. laud. pág. 5. seq) porque casi en todas se ofrecen a un mismo tiempo instrumentos calendados por entrambos cómputos. En Castilla se empezaba por el mismo día de la Natividad en el reino de D. Juan el II y los Reyes Católicos, de que hay expresos testimonios en Alvar García de Santa María en la crónica del primero y en la de Hernando del Pulgar del segundo: sin que se me ocurra, ni haya llegado a mi noticia desde cuando se empezó a contar por las calendas de Enero; ni el padre Juan Mabillon en sus eruditos libros de re diplomática, trata, como parece debía, este punto; ni se puede decidir con firmeza sin grande observación y muy prolijo estudio; que es cuanto se me ofrece que poder decir a V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo. = Mondéjar y Noviembre 12 de 1702. = B. L. M. &c. el marqués de Mondéjar. 


CARTA IV. 

Respondo a la carta de V. P. de 12 del mes pasado, y no lo he ejecutado antes por haber llegado muy atrasada a mis manos. Y en cuanto a la primera pregunta que V. P. me hace es constante se observó en España contar por los años de la Encarnación en la misma forma que introdujo esta época Dionisio Exiguo (a) 

(a) Ya dijimos en la nota a la carta antecedente que no se halla historia ninguna antigua ni otro documento de España, anterior al siglo XII, por donde conste haberse admitido en estos reinos durante ese tiempo el cómputo de la era dionisiana, como atestigua haberlo sido en Francia el cronicón de Adón el de Viena, que llega al año de la Encarnación 879. 

Antes al contrario, de una memoria alegada por Colmenares (Hist. de Segovia cap. XV, §. 10.), donde se lee: anno ab Incarnatione Domini 1140, secundum Francorum computum; era autem secundum Hispanorun numerum 1178, se colige que aún en el siglo XII se tenía en España por francés el cómputo de la era dionisiana en contraposición de la era española. Es verosímil que esta práctica adoptada en Francia hubiese pasado a nuestro reino por la provincia Tarraconense, donde se admitió el año 1180, y de allí fuese introduciéndose hasta llegar dos siglos después a León y Castilla. 

desde 25 de Marzo (a), siempre que uno se regulaba por la era de César, en la conformidad que reconoce Juan Mabillon en el c. XXV. del lib. 2. de re diplomática, y cuya forma se observa en Cataluña todavía en el siglo XIV.... 1300, en que floreció Fr. Juan de Paguera, monje benito, cuyas palabras copia el mismo Mabillon, que son del tenor siguiente: sciendum quod in die Incarnationis Verbi, videlicet 25 mensis Martii, debet mutari in isto *cethario novo; ita quod illa die debet accipi illa littera quae immediatè subsequenter ordinatur post illam litteram anni finientis, sub qua debet pronunciari: ita lunae per totum annum. 

En Castilla desde que prohibió el Rey D. Juan el I el cómputo de la era, se empezó a usar el de la Natividad, contando el año desde su mismo día 25 de Diciembre, como se reconoce de varios lugares del Rey D. Juan el II, en que se asegura corría el año nuevo desde aquel mismo día; y lo mismo se comprueba en Aragón y Valencia de la historia que escribió el Rey D. Jayme el Conquistador de su propia vida. (Véase el libro “colección de cartas histórico-críticas en que se convence que el rey D. Jayme I. de Aragón no fue el verdadero autor de la crónica o comentarios que corren a su nombre.” Joseph Villarroya. )

En Francia se varió mucho el cómputo, usando en la tercera estirpe capetina (Capeto) de sus Reyes, empezar a contar el año desde la pascua de Resurrección, como difusamente comprueba Juan Mabillon en el c. XXIII. del mismo lib. 2, con que desde aquel día iba su cómputo igual con el de los romanos. 

En cuanto a la forma de los términos, intrante, vel exeunte Augusto, que V. P. me pregunta, copiaré en satisfacción de su duda el testimonio de Rolandino Patavino, por sobrenombre el gramático, que vivía en los años de 1263, y de quien hace muy especial memoria Bernardo Scardonio en las antigüedades de Padua, el cual en el arte de notaría, que se imprimió juntamente con sus doce libros de cronicón en Turín el año de 1479, dice: ponitur dies in intrumentis diversimodo: uno modo secundum consuetudinem Bononiensem in hoc exemplo: primo die intrante Maio, et sic de singulis usque ad 16. Transactis autem 16 ponuntur per exeunto hoc modo: decima quinta exeunte Maio, decima quarta die exeunte Maio, et sic de singulis usque ad penultimum diem. In penultimo dicunt: ultimo die Maii, et ita de singulis mensibus, qui habent 31 dies. In aliis autem qui habent 30 dies, procedunt similiter usque ad 15 per hanc dictionem: intrante, et finitis 15 diebus primis, descendunt per alios quindecim cum hac dictione: exeunte; con que die 14 exeunte Augusto sería el 18 de aquel mes. 

En cuanto a las armas que conserva su orden de V. P. sólo podré decir, que hablando Bernardo Justiniano en la historia de las órdenes de caballería, que escribió en italiano, de la de Santo Domingo, de quien también trata S. Antonino de Florencia y Francisco Menenio Antuerpiense (Antwerpen, Amberes) en el libro que intituló deliciae aequestrium, dice, usaba por armas la misma cruz floreteada, compuesta de los dos colores blanco y negro, como la traen los familiares, y para decirlo con sus mismos términos italianos: l' insigna di questi cabalieri fú una croce di forma consimile alla constantiniana: ne poteva fare cosi mirabili progresi se non coquello standardo che appunto de gl' heretici fú lo terrore: discordava solo dall' allegata nel colore, essendo divisata di nero é bianco, infausto, et annontio felice, á gl' inimici o di degurarsi (esto es purificarse, porque así se ha de entender en lugar de deguarsi, como erradamente está en el texto impreso): coll acquisto della santa gloria, ó di prepararsi all' eccidio della loro vita. Añadiendo fueron llamados: fratelli della milicia di Santo Domenico. 

E perche nella croce sopra l' habito bianco v' apparisce il labbaro constantiniano, furono anco chiamati: equites laborum: con que es muy regular fuese este el origen de conservarla como especial insignia, y propia de su orden de V. P.; que es cuanto se me ofrece en respuesta de las preguntas que me hace V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo. = Mondéjar y Abril 17 de 1703. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 

(a) Por los concilios de Toledo, por S. Isidoro y otros historiadores y coronistas (cronistas) antiguos se echa de ver que la era española comenzó en las calendas de Enero y que sus años convenían en el principio y en el fin con el Juliano de los romanos. Siendo cierto que aún después de Dionisio hasta el siglo XIV continuó en León y Castilla el cómputo de la era española, lo es también que en todo este tiempo comenzaban los años, no en 25 de Marzo ni en 25 de Diciembre, sino en 1.° de Enero, en cuyo día se añadía un número a la era, como dice S. Isidoro: à die kalendarum Januariarum accrescit. Esta cuenta de los años desde 1.° de Enero era general en España por los tiempos de D. Alonso el Sabio, en cuyas partidas se lee que empezó a reinar en la era de la Encarnación (esto es, como advierte Flórez, en los años de Cristo) mi é doscientos é cincuenta y un años é ciento y cincuenta y dos días más (dias mas en el original). Si se contaran entonces los años de Cristo en España como en otras partes desde 25 de Marzo, habiendo comenzado a reinar don Alonso en 1.° de Junio del año de Cristo 1252 (y de la era española 1290) debieran contarse para denotar el principio de su reinado el año 1251, y los 68 días que hay desde 24 de Marzo hasta 1.° de Junio: mas contando los 152 días que median entre 1.° de Enero y 1.° de Junio, se convence que en España, aún los años de Cristo conocidos con el nombre de la Encarnación, tenían principio como los de la era y los del año civil en las calendas de Enero. A este tan claro testimonio añade Flórez el de S. Julián (lib. III. contra judaeos) el del cronicón de los visigodos, llamado vulgarmente de Vulsa, y el de otros documentos para probar contra la opinión de Mondéjar y de Mayans, que el cómputo dionisiano rigurosamente tomado en cuanto fijó en 25 de Marzo el principio de los años de la era cristiana, como no se introdujo en España en los doce primeros siglos, no sirve para explicar los años de los antiguos españoles; y de consiguiente, que la diferencia de nueve meses que tuvo adelante cuando pasó la cuenta desde la Encarnación a la Natividad, no causó variación ninguna en España, donde muchos siglos después de Dionisio, y aun de Beda, se conservó fija la época del año de la era española en las calendas de Enero. (V. Flórez Esp. sag. t. II. c. I, §. III.) 


CARTA V. 


Respondo a su carta de V. P. holgándome mucho con las buenas noticias que me da de su salud, y de tener tan adelantada la impresión de su obra, y diré a V. P. lo que se me ocurriere sobre las dudas que me propone. 

A la primera en que extraña V. P. como desde el día de la pascua cuentan los franceses los años según los romanos, debiendo añadir uno por la diferencia de contarlos, los unos por la Natividad, y los otros por la Encarnación o por la pascua; procede de que así como los romanos seguían el cómputo de Dionisio, los franceses y todas las demás naciones ultramontanas atrasaron un año la Encarnación, según el cómputo del Venerable Beda, que es el mismo que contaban demás hasta la misma Encarnación o pascua; corriendo desde allí uniformes con los romanos. Aunque es común en nuestros escritores, se transfirió la universidad de Palencia a la ciudad de Salamanca, es error notorio: porque al mismo tiempo se conservaban entrambas, la de Palencia como propia del reino de Castilla, que fue la más antigua, a cuya imitación fundó el Rey D. Alfonso, padre de S. Fernando, la de Salamanca para su reino de León; y la de Palencia no se incorporó en la de Salamanca, sino en la de Valladolid, como demuestra el doctor Bravo en la dedicatoria, que le hace en uno de sus tomos de medicina: y yo compruebo más difusamente en las memorias históricas de la vida y acciones del Emperador D. Alonso el Sabio: a que puede V. P. remitirse, que ahora no tengo tiempo para detenerme a justificarlo. En cuanto a la bula de Urbano IV, es cierto que la produce (reproduce) entera Pulgar, copiada del archivo de su iglesia, en data del día segundo de los idus de Mayo año segundo de su pontificado, que corresponde con el de 1263 de la Natividad; y por ella consta que habiéndose pervertido la universidad de Palencia, la concede a instancias de su obispo D. Tello de Meneses los privilegios que gozaba la de París; y así no funda nueva universidad, sino ilustra y aumenta la que había fundado el Rey D. Alonso el Noble; con que no se opone, ni esta ni la precedente noticia al magisterio que atribuyen a Santo Domingo los escritores que V. P. cita. 

Pero para que mejor conste a V. P, no fue esta nueva erección, copiaré aquí las mismas palabras de la bula de que se le justifica, que dicen: "colebat hactenus deliciarum hortum civitas Palentina, de et sub cujus portis fons irriguus emanabat. Hortus ille profectò fructus uberes producebat, quorum suavitatem, et dulcedinem ad diversas mundi partes, fontis affluentia derivabat. Erat enim in civitate Palentina, sicut ex parte vestra fuit propositum coram nobis, scientiarum studium generale, rudes erudiens, debiles reddens studiosos et viros efficiens virtutum varietate foecundos: horumque gratiosa foecunditas litterarum dogmate plurimos instruebat; et quia per hoc non solum Palentia, sed tota Hispania spiritualis, et temporalis solebat percipere commoditatis augmentum, supplicastis humiliter, ut ad reformationem praedicti studii (quod est non sine multo ejusdem provinciae dispendio dissolutum), apostolici favoris partes interponere curaremus. Cum igitur, sicut accepimus, ejusdem studii reformatio possit eidem multipliciter provinciae existere fructuosa; Nos nolentes quod lucerna tantae claritatis in commune litterarum dispendium, sic extincta remaneat; quin potiùs cupientes partes nostras adjicere, ut solito fortius accendatur; tuis, frater episcope, supplicationibus inclinati, et singulis doctoribus, et scholaribus, quibus in eadem civitate in quacumque facultate studere contigerit; quod illis privilegiis, indulgentiis, libertatibus, et immunitatibus gaudeant, quibus magistri, et scholastici gaudent Parisiis, vel in aliis locis, in quibus habetur studium generale, auctoritate praesentium indulgemus; nulli ergo omnino hominum... Datum apud urbem veterem 2 idus Maii, pontificatus nostri anno 2.” Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Junio 2 de 1703. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VI. 

Con mucho cuidado me tenía la falta de noticias de V. P. hasta que me sacó de él con igual gusto su última carta de V. P. de 18 del mes pasado, con que venía acompañada la erudita disertación de la apología por la inocencia del abad Joaquín, cuyas obras todas tengo, y el libro de Laude en su defensa. Lo cierto es que la de V. P. convence enteramente las calumnias con que han intentado obscurecer su fama los que no le han entendido; y sólo me pareciera más agradable si estuviera dividida en párrafos, para que se pudiese leer a trozos, sin necesitar de pasarla toda para comprenderla (comprehenderla). Espero con alborozo la vida de Santo Domingo, sin negarme a formar el juicio sobre ella, que tengo ofrecido a V. P., y cumpliré con mucho gusto, dándome Dios vida, que en quien se halla con setenta y seis años, no es muy segura la vana esperanza de cumplir más. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Abril 12 de 1704. 

Si hallare vmd a mano la mistología de Olmo, estimaré mucho a V. P. me lo remita por medio del P. M. Pérez, avisándome de su coste para que se le dé. = B. L. M. de V. P. su mayor servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VII. 

Respondo a la carta de V. P. de 6 del mes pasado, que el rodeo de venir de Alcalá, donde no hay estafeta, para esta villa, atrasa mucho las cartas: y me huelgo mucho de saber goza V. P. entera salud, y que esté tan adelantada la impresión de su obra. En cuanto a remitir a V. P. la del abad Joaquín que me pide, no tuviera dificultad, si no fuera tan contingente el que se pierda, habiendo de correr por tantas manos como V. P. me insinúa: y siendo libro tan raro como V. P. reconoce, sería mejor que me enviase a decir, pues tiene sacados sus apuntamientos, los lugares a la letra que necesita, que se los enviaré a V. P. con toda prontitud: pues aunque siento mucho no obedecerle enteramente, creo le servirán lo mismo. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo.= Mondéjar y Junio 14 de 1704. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VIII. 

Con el singular gusto que siempre recibo la carta de V. P. de 29 del mes pasado, alegrándome de que goce V. P. la salud que le deseo, y ofreciendo al servicio de V. P. la mía, que gracias a Dios es buena, sin embargo de los molestos achaches (achaques) de que se halla combatida mi crecida edad. Estimo mucho el cuidado que ha tenido V. P. en buscarme la litología de Olmo, que todavía no ha llegado a mis manos, aunque espero recibirla con brevedad, así como el fragmento que dice V. P. me remitirá de lo que tiene ya impreso de su obra, que ofrezco leer con atención, y expresar con toda ingenuidad mi parecer en su aprobación. Aunque he leído todo el capítulo IV del abad Joaquín sobre Jeremías (a), 

(a) Así en este comentario místico de Jeremías como en los demás sobre Isaías y algunos capítulos de Naum (Nahum), Abacuc (Abacuch), Zacarías, Malaquías y el libro del Apocalipsis, injirió este famoso abad cisterciense del siglo XII varios anuncios de lo que conjeturaba él que había de suceder, atendido el estado en que se hallaba por entonces la Iglesia. Aprovechóse de esta ocasión para reprehender (reprender) los vicios y desórdenes de aquella edad; tal vez precavió de algunos de ellos a los fieles con la amenaza de los trabajos pronosticados en sus escritos, algunos de los cuales se cumplieron, y otros no, como sucede comúnmente cuando se anuncia lo por venir por conjeturas de prudencia humana, y no por espíritu profético. Porque este don no le tuvo el abad Joaquín, como aseguran Santo Tomás, Guillermo de París, y otros sabios teólogos. El IV concilio de Letrán, celebrado en el pontificado de Inocencio III por los años 1215 c. II, condenó el tratado de este abad contra Pedro Lombardo sobre la unidad o la esencia de la Trinidad, explicando y confirmando la doctrina de Lombardo, a quien había pretendido él tratar de loco y de hereje: mas en nada intentó perjudicar al monasterio que había fundado Joaquín, teniendo en consideración, no sólo la observancia regular con que vivían sus monjes, sino principalmente que el abad había sujetado esta y las demás obras suyas al juicio y corrección de la Silla apostólica. Lo cual confirman los papas Honorio III (epistolam ad episcopos Lucaniae, y Inocencio III (cap. damnamus de summ. Trinit. et fide cathol.), libertándole por esta razón de la nota de hereje formal con que pretendían algunos denigrar su memoria. (V. Gabriel Baxius vit. abb. Joach. et Theoph. Rayn. Erotemata de malis ac bonis libris, partit. III. erot. II. n. 477.) Sin embargo, en la vida del abad Joaquín, escrita por Gregorio de Laude, e impresa en Nápoles el año 1666, mandó la Inquisición de Roma (en 6 de marzo de 1664), que en vez de las palabras: bene tamen intendimus Joachimi innocentiam defendere (c. 67. pág. 281), se sustituyesen estotras: conabimur tamen, si fieri potest, Joachimum defendere.   


no he podido hallar en él el texto de Isaías, que V. P. cita: y aunque le he encontrado en el capítulo II sobre el mismo Profeta, no he hallado la cláusula de servus natus est nobis, aunque en la Escritura lo mismo significa puer, que servus: pero por si acaso puede servir a V. P. el texto de Isaías, me ha parecido copiarle con lo antecedente y subsecuente a él. Empieza pues el capítulo II, diciendo: “aures Hierusalem ad quos clamant praedicatores, discipuli veritatis, et Deum timentes, qui obediunt evangelio (recordatur) dominus (miserando) recolens tempora in quibus (sequuta est eum in deserto) propter fideles apostolos, et praedicatores novissimos miseretur dominus aliorum, qui vel sequuti sunt illos in gente, vel istos in religione poenitentiae (charitas) est in baptismate (desponsationis) fideli. In professione regulari. In praedicatione evangelii (terra quae non seminatur) justicia: scilicet idolatria culta sterilis permanebat (sanctus Israel domino primitiae frugum ejus) usque ad hunc locum distulimus intactum: quod pertransivimus in exordio libri hujus. Primo tempore, semen Abraham electum est ex omnibus gentibus; secundo, semen Christi, id est, apostoli ex judaeis; tertio, eligendi sunt alii ex omni Judaea, et gente, id est, omni ecclesia latina. Sicut enim fuerunt primitiae israelitarum in primo statu; apostoli in secundo renatorum: ita et nunc in exordio tertii status quaedam primitiae christianorum, clericorum utique, fide sanctificandi sunt Deo, et mittendi, et spargendi in universo orbe. Horum omnium Hieremias tipum portat, qui fuit unus de primitiis David, seu Deo, et agno sanctificatus; quod et ipse nazarenus Deo consecratus, nam omne masculinum adaperiens vulvam: videsne quod jam in lege praedictum erat de Hieremia isto, quod esset sanctificatus in vulva, nazarenus effectus non discrepans ab Isaac, et Joanne, qui de senescentis utero ecclesiae prodierunt, quae in dolore, et afflictione antichristi pariet filios inferentes clericis, et obstinatis aliis moerorem: poenitentibus gaudium: designatos in illo loco ubi dicitur: puer natus est nobis, et filius datus est nobis. Puer quoad obedientiam, et doctrinam praedicatoris; filius quoad excellentiam, et amorem contemplationis; sive pro eo quod Christus est Deus, et homo: geminus ordo erit duorum, Deus quoad flagellum doctrinae homo quoad ocium psalmodiae: sive quia alii eorum ibunt ad pugnam exhortationis, alii manebunt ad sarcinam orationis, ut Israeli fiat victoria ex elevatione manuum Moysi, scilicet praedicatorum sustentandorum ab Aaron, et ut scilicet ferentium sacrificia pro peccatis, et devotionis, ac desideriis charitatis. Noli, inquit, dicere, quia puer ego sum, quia jam non dicam vos servos, sed amicos meos, sponsi scilicet veritatis, sic igitur anima devota quasi regina ¡n confessione laudis; princeps in sanctificatione operis; sacerdos in perfectione virtutis, offerens Deo holocaustum suavitatis, et devotionis.” 

En cuanto a la aseveración de que fue canonizado Santo Domingo el año de 1233, sin embargo de ser la fecha del siguiente de 1234, parece lo comprueba la cláusula que dice: ipsum de fratrum nostrorum consilio, et assensu, ac omnium tunc apud sedem, catholicam consistentium praelatotum, cathalogo sanctorum adscribi decrevimus, que con poca diferencia se halla igualmente en la de S. Antonio de Padua, expedida el antecedente de 1233, en la de S. Edmundo, arzobispo de Canterbury (pone Cantorbery), el de 1247, en la de S. Estanislao en 1253, en la de Santa Clara en 1255, y en la de Santa Heduvigis, duquesa de Polonia, el de 1267, donde se lee: tam de ipsorum fratrum, quam praelatorum, qui tunc apud sedem morabantur eamdem consilio, sanctorum cathalogo decrevimus adscribendam; immo verius denuntiavimus adscriptam. Porque en las que se otorgaron el mismo día de la canonización, como en la de Santa Brígida a 7 de Octubre de 1391, dice el pontífice Bonifacio IX, que la expidió: decernimus, declaramus, definimus. pronuntiamus, bonae memoriae beatam Birgittam, alias Brigidam, superius nominatam, sanctam esse; et tamquam sanctam ab universali ecclesia venerari, ac sanctorum cathalogo adscribi debere, et ipsam nunc adscribimus de praesenti. Esta misma cláusula, aunque con diferentes términos, se ofrece en la de S. Buenaventura, expedida por Sixto IV a 14 de Abril del año 1482; y en la de San Leopoldo por Inocencio VIII a 8 de Julio del año 1485, donde se lee: publicè sanctum definimus profitemur, et veneramur. 

Que sea estilo de la curia romana poner en las bulas la fecha del día en que se expiden, y no el de la canonización, se comprueba con evidencia de la de S. Ricardo, obispo de Chichester, en la provincia de Susser (Sussex) en la Inglaterra, otorgada a 20 de Febrero del año 1260; pues asegura en ella Urbano IV le canonizó el día de S. Vicente Mártir, y mandó celebrar su fiesta a 3 de Abril. Lo mismo consta de la que expidió Pío II a 1.° de Octubre de 1458 sobre la canonización de San Vicente Ferrer, celebrada por Calixto III, su predecesor, el día de S. Pedro 29 de Junio el de 1455, así como habiendo canonizado Adriano VI a S. Benno, obispo de Misnia, y a S. Antonino, arzobispo de Florencia, el día 31 de Mayo del año 1522, y expedido la bula de canonización del primero el mismo día; no se despachó la de S. Antonino hasta 26 de Noviembre del siguiente de 1523, en que ya había muerto el mismo Adriano, y sucedídole Clemente VII, que fue quien la otorgó, según podrá V. P. reconocer en el bulario de Cherubino, donde se hallan todas las referidas; que es cuanto se me ofrece decir a V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo." = Mondéjar y Agosto 26 de 1704.

Para que con seguridad lleguen las cartas de V. P. a mis manos, aunque a veces con alguna detención, por no ofrecerse cada día propios que vayan a Madrid, sin embargo de ser rara la semana que no los haya, podrá V. P. poner el sobrescrito a mi hijo D. Mateo Ibáñez de Mendoza, caballero de la orden de Calatrava, y del consejo de S. M. en el supremo de las Indias; porque cuantos van de aquí a Madrid tienen cuidado de ir a su casa en la red de S. Luis. = B. L. M. de V. P. el marqués de Mondéjar. 

XI. Preces

dijous, 9 de setembre del 2021

TOMO XXV, 25, levantamiento, guerra, tomo XII, 12

COLECCIÓN
DE

DOCUMENTOS INÉDITOS DEL ARCHIVO GENERAL
DE LA
CORONA DE
ARAGÓN,
PUBLICADA DE REAL ORDEN
POR
SU ARCHIVERO,
D.
MANUEL DE BOFARULL Y DE SARTORIO,

TOMO XXV.

LEVANTAMIENTO


Y


GUERRA DE CATALUÑA

en tiempo de don Juan II.
DOCUMENTOS RELATIVOS A AQUELLOS
SUCESOS,
PUBLICADOS DE REAL ORDEN
POR
D. MANUEL DE BOFARULL
Y DE SARTORIO,
Archivero de la Corona de Aragón.

Tomo
XII.

BARCELONA.
EN LA IMPRENTA DEL ARCHIVO.
------
1863.


// Editor: Ramón Guimerá Lorente. Hay comentarios, (entre
paréntesis y cursiva
), y textos de Çaportella que no agradarán
o gustarán demasiado a los lectores catalanistas del siglo, el XXI.
Que se vayan a freír fuets o espetecs //


Con la idea de suministrar al lector
todos los datos que puedan ayudarle a tener un cabal conocimiento de
los asuntos a que hace referencia la Colección de documentos, (según
manifestamos en el prólogo de la misma, y especialmente, por lo que
toca a las Turbaciones de Cataluña, en la advertencia al lector que
precede a esta parte,) damos a continuación el registro
perteneciente al diputado Çaportella, único que, apartándose de
sus compañeros, pretendió representar por si sólo la Generalidad
o Diputación de Cataluña (no la llamaban Generalitat entonces
los deputats del General, sino casa de la deputacio
) en los
puntos donde se conservaba la obediencia al rey Don Juan.
En
el mismo preliminar a que acabamos de aludir se encuentra consignado
este hecho, al hacer referencia de todo lo que se proyectaba publicar
para enriquecer con toda clase de documentos este azaroso periodo de
discordias civiles, acerca de las cuales mucho se ha escrito y mucho
se ha errado, especialmente por aquellos escritores inmediatos al
tiempo en que la dinastía del rey Fernando 1.° estaba en todo su
apogeo, los cuales o perpetuaron sin malicia y sin criterio histórico
retrospectivo las falsedades de los que tenían interés y deber en
celebrar los hechos de los vencedores, o temieron que el apartarse de
la rutina y desentrañar la verdad era destruir lo que por la fuerza
de los años se daba como cierto y admitido. Con el objeto, pues, de
ayudar a la aclaración de la verdad, vamos cumpliendo lo prometido,
y tocándole ahora el turno, después de publicados todos los
registros de la Diputación y el de cartas, que precede, al
indicado registro particular de Çaportella, lo daremos a luz,
insiguiendo el mismo sistema, para su publicación, que hemos
empleado en todos los demás tomos que el lector tiene ya conocidos,
no sin que hagamos algunas prudentes observaciones para guia del que
pretenda estudiar y comparar los diferentes documentos con que
aquella se va enriqueciendo.
Va encabezado el registro del
Çaportella
con una larga relación de los trabajos pasados al tener
que residir como diputado en Barcelona, donde dice que unos pocos
ciudadanos
de la misma, unidos también con unos pocos del
Principado, sustentaban la inicua rebelión, y añadiendo, sin duda
para disculpar su inconsecuencia, que si bien había firmado papeles
que servían para fomentar aquella, había sido sólo obligado a la
fuerza, con gran peligro de muerte, llegando a asegurar que en las
mismas sesiones, cuando él era de voto contrario, le llenaban de
insultos y hasta le amenazaban con arrojarlo por la ventana.
(No
hace falta creer a Çaportella, sólo hace falta ver las sentencias de muerte de los deputats del General para cualquiera que les llevara
la contraria. Ejecuciones de personas, exilio, embargo de bienes para
usarlo en la guerra, etc. Está todo muy bien documentado en sus
cartas anteriores; en especial esta de 1461
).
Estas son las razones en que se apoya para
justificar su fuga, y hasta acaso para que se admita como regular y
posible la representación de los estamentos de Cataluña en su
persona, aun cuando dice obrar “en nombre de los presentes y
ausentes fieles al Rey”, y cite algún personaje conocido y de gran
influencia y representación. Mas como del examen comparativo de este
volumen con los anteriores resulten desvanecidas algunas de las
aserciones del prófugo, (este Manuelico era más liante que su
padre Próspero
) creemos deber nuestro consignarlas, para que así
con más seguridad e interés pueda el lector
estudiar los sucesos por los documentos, y deducir, por consiguiente, la pura verdad histórica.
Resulta, pues, de
nuestro estudio comparativo, que la fidelidad del Çaportella
al rey Don Juan (recuerden que en el tomo 24 los deputats
ya fueron a buscar a Portugal a Perico el de Calaf, el condestable,
pactaban con el rey de Francia y el de Castilla
) no se dio a
conocer tan pronto como debía,
(¿acaso os pensáis que le gustaba
prescindir de su cuello al señor Çaportella?
) puesto que
siguió aquel ejerciendo su cargo de diputado (bien remunerado)
desde el principio del trienio y sin tener medio o
resolución para huir
(consulten el documento donde se manda
matar a algunos sediciosos en contra del Principat de Cathalunya;
otros documentos donde se manda matar a presos del bando del Rey
auténtico, Juan II, etc
) hasta el siete de enero de 1463,
esto es, más de un año después de la muerte del Principe de
Viana
; que, a ser victima de los insultos y violencias que
cuenta, ni él hubiera seguido tanto tiempo (eso te lo crees tú,
Bufa al ull, que también recibías una buena paga por tu empleo como
archivero
), sin gran fingimiento, representando uno de los
principales cargos
en una corporación que tenia buen
cuidado de señalar por sospechosos a los que le parecía,
confiscándoles los bienes cuando era menester, ni, de seguro,
hubieran permitido los mismos insultadores que siguiera en el banco
de la Generalidad (otra falsedad de Manuelico Bofarull que
no sabe atenerse a los textos que transcribe, cosa que aprendió de
su padre, la casa de la Deputacio, casa del General, tontolaba.
) hasta la hora
perentoria de su fuga, un diputado que, según él mismo revela
después en su registro, era el principal enemigo de la rebelión:
que los que representaban el Principado en Barcelona (los
deputats del General, consell de cent, ciutat de Barchinona
) no
fueron tan pocos
como se supone, ni aun durante ciertos periodos de mayores
complicaciones y apuros, encontrándose entre ellos personas tan
distinguidas como el vizconde de Rocaberti, don Francisco de Pinós,
Gerardo Alemany de Cervelló, el conde de Pallars, el obispo de Vich,
el abad de Montserrat, el deán de Lérida y otros muchos, cuyos
nombres puede haber notado el lector en los anteriores documentos;
que cuatro meses antes de desaparecer el diputado existen cartas
suyas en las que no sólo manifiesta estar identificado con las ideas
de los rebeldes de Cataluña (lo contrario le hubiese hecho bailar sin tarima), sino también gozarse en la esperanza de la venida
del rey de Castilla,
cuya llegada a Soria participa a varias
municipalidades (sesión del 31 de agosto de 1862);
(Manuelico,
que no sabes ni en qué año estás trabajando los textos del
archivo; te refieres a 1462; en 1863 se publica este tomo 25)

y
que el único acto por el que tal vez podria empezarse a sospechar
de su modo de sentir politico
es el que se nota en 11 de octubre
del mismo año, cuando, al designarse a algunas personas como
sospechosas, se abstuvo libremente Çaportella de manifestar
su opinión en lo tocante a las personas eclesiásticas.
Hacemos
estas observaciones para que el lector, recordando estos antecedentes
al leer el registro que ha de justificar la transformación del
antiguo diputado rebelde, pueda admirar con mayor interés la
desconocida causa de aquella, o sospecharla quizá, al ver que la
descision (decisión) del prófugo no tuvo lugar
hasta muy poco después de haberse acordado aclamar por rey
a Enrique de Castilla
, pudiendo así el que compara atribuir con
mayor justicia a cada acto el valor que se merezca.
(Esa
aclamación haria rodar cabezas, y este buen hombre lo sabia desde
hacia tiempo; y otras traiciones de catalanes representantes del
Principado: lo de Portugal, Francia, etc.)

El volumen, pues,
que vamos a publicar a continuación comprende varias resoluciones y
cartas escritas a veces en nombre de la Diputación, que,
según es de ver, la venia a constituir el mismo consejo del Rey, o
con la sanción del arzobispo de Tarragona, y abraza desde 23 de
enero de 1463 a 15 de octubre de 1472, de manera que viene a
completar en gran parte el azaroso periodo de las turbaciones, objeto
de esta publicación desde algún tiempo, y en pro del cual iremos
dando a luz todos cuantos materiales nos suministren el Archivo general de la Corona y el especial de la antigua Diputación o
Generalidad de Cataluña

(en ninguna carta anterior de la colección, desde el tomo I de Próspero, la llaman Generalidad ni
Generalitat, sino casa de la Deputacio. Tanto Próspero como Manuel sí la llaman así)
.
Conviene advertir, sin
embargo, que en el primer documento que se encuentra de octubre, (25 de octubre) el
año es 64, y no 63, de manera, que o hay aqui un vacío de un año, o
todos los documentos anteriores a aquel mes llevan equivocadamente
el año anterior
, con lo que resultaria ser la fuga del diputado
más posterior aún de lo que decimos.
(El 16 de noviembre aparece 1463. Manuelico no podía haber cogido los textos donde no cuadra la data y publicarlos aparte; no daba para más. Como liante no tiene parangón hasta la actualidad).

TOMO XXV, 25, levantamiento, guerra, tomo XII, 12

COLECCIÓN
DE

DOCUMENTOS INÉDITOS DEL ARCHIVO GENERAL
DE LA
CORONA DE
ARAGÓN,
PUBLICADA DE REAL ORDEN
POR
SU ARCHIVERO,
D.
MANUEL DE BOFARULL Y DE SARTORIO,

TOMO XXV.

LEVANTAMIENTO


Y


GUERRA DE CATALUÑA

en tiempo de don Juan II.
DOCUMENTOS RELATIVOS A AQUELLOS
SUCESOS,
PUBLICADOS DE REAL ORDEN
POR
D. MANUEL DE BOFARULL
Y DE SARTORIO,
Archivero de la Corona de Aragón.

Tomo
XII.

BARCELONA.
EN LA IMPRENTA DEL ARCHIVO.
------
1863.


// Editor: Ramón Guimerá Lorente. Hay comentarios, (entre
paréntesis y cursiva
), y textos de Çaportella que no agradarán
o gustarán demasiado a los lectores catalanistas del siglo, el XXI.
Que se vayan a freír fuets o espetecs //


Con la idea de suministrar al lector
todos los datos que puedan ayudarle a tener un cabal conocimiento de
los asuntos a que hace referencia la Colección de documentos, (según
manifestamos en el prólogo de la misma, y especialmente, por lo que
toca a las Turbaciones de Cataluña, en la advertencia al lector que
precede a esta parte,) damos a continuación el registro
perteneciente al diputado Çaportella, único que, apartándose de
sus compañeros, pretendió representar por si sólo la Generalidad
o Diputación de Cataluña (no la llamaban Generalitat entonces
los deputats del General, sino casa de la deputacio
) en los
puntos donde se conservaba la obediencia al rey Don Juan.
En
el mismo preliminar a que acabamos de aludir se encuentra consignado
este hecho, al hacer referencia de todo lo que se proyectaba publicar
para enriquecer con toda clase de documentos este azaroso periodo de
discordias civiles, acerca de las cuales mucho se ha escrito y mucho
se ha errado, especialmente por aquellos escritores inmediatos al
tiempo en que la dinastía del rey Fernando 1.° estaba en todo su
apogeo, los cuales o perpetuaron sin malicia y sin criterio histórico
retrospectivo las falsedades de los que tenían interés y deber en
celebrar los hechos de los vencedores, o temieron que el apartarse de
la rutina y desentrañar la verdad era destruir lo que por la fuerza
de los años se daba como cierto y admitido. Con el objeto, pues, de
ayudar a la aclaración de la verdad, vamos cumpliendo lo prometido,
y tocándole ahora el turno, después de publicados todos los
registros de la Diputación y el de cartas, que precede, al
indicado registro particular de Çaportella, lo daremos a luz,
insiguiendo el mismo sistema, para su publicación, que hemos
empleado en todos los demás tomos que el lector tiene ya conocidos,
no sin que hagamos algunas prudentes observaciones para guia del que
pretenda estudiar y comparar los diferentes documentos con que
aquella se va enriqueciendo.
Va encabezado el registro del
Çaportella
con una larga relación de los trabajos pasados al tener
que residir como diputado en Barcelona, donde dice que unos pocos
ciudadanos
de la misma, unidos también con unos pocos del
Principado, sustentaban la inicua rebelión, y añadiendo, sin duda
para disculpar su inconsecuencia, que si bien había firmado papeles
que servían para fomentar aquella, había sido sólo obligado a la
fuerza, con gran peligro de muerte, llegando a asegurar que en las
mismas sesiones, cuando él era de voto contrario, le llenaban de
insultos y hasta le amenazaban con arrojarlo por la ventana.
(No
hace falta creer a Çaportella, sólo hace falta ver las sentencias de muerte de los deputats del General para cualquiera que les llevara
la contraria. Ejecuciones de personas, exilio, embargo de bienes para
usarlo en la guerra, etc. Está todo muy bien documentado en sus
cartas anteriores; en especial esta de 1461
).
Estas son las razones en que se apoya para
justificar su fuga, y hasta acaso para que se admita como regular y
posible la representación de los estamentos de Cataluña en su
persona, aun cuando dice obrar “en nombre de los presentes y
ausentes fieles al Rey”, y cite algún personaje conocido y de gran
influencia y representación. Mas como del examen comparativo de este
volumen con los anteriores resulten desvanecidas algunas de las
aserciones del prófugo, (este Manuelico era más liante que su
padre Próspero
) creemos deber nuestro consignarlas, para que así
con más seguridad e interés pueda el lector
estudiar los sucesos por los documentos, y deducir, por consiguiente, la pura verdad histórica.
Resulta, pues, de
nuestro estudio comparativo, que la fidelidad del Çaportella
al rey Don Juan (recuerden que en el tomo 24 los deputats
ya fueron a buscar a Portugal a Perico el de Calaf, el condestable,
pactaban con el rey de Francia y el de Castilla
) no se dio a
conocer tan pronto como debía,
(¿acaso os pensáis que le gustaba
prescindir de su cuello al señor Çaportella?
) puesto que
siguió aquel ejerciendo su cargo de diputado (bien remunerado)
desde el principio del trienio y sin tener medio o
resolución para huir
(consulten el documento donde se manda
matar a algunos sediciosos en contra del Principat de Cathalunya;
otros documentos donde se manda matar a presos del bando del Rey
auténtico, Juan II, etc
) hasta el siete de enero de 1463,
esto es, más de un año después de la muerte del Principe de
Viana
; que, a ser victima de los insultos y violencias que
cuenta, ni él hubiera seguido tanto tiempo (eso te lo crees tú,
Bufa al ull, que también recibías una buena paga por tu empleo como
archivero
), sin gran fingimiento, representando uno de los
principales cargos
en una corporación que tenia buen
cuidado de señalar por sospechosos a los que le parecía,
confiscándoles los bienes cuando era menester, ni, de seguro,
hubieran permitido los mismos insultadores que siguiera en el banco
de la Generalidad (otra falsedad de Manuelico Bofarull que
no sabe atenerse a los textos que transcribe, cosa que aprendió de
su padre, la casa de la Deputacio, casa del General, tontolaba.
) hasta la hora
perentoria de su fuga, un diputado que, según él mismo revela
después en su registro, era el principal enemigo de la rebelión:
que los que representaban el Principado en Barcelona (los
deputats del General, consell de cent, ciutat de Barchinona
) no
fueron tan pocos
como se supone, ni aun durante ciertos periodos de mayores
complicaciones y apuros, encontrándose entre ellos personas tan
distinguidas como el vizconde de Rocaberti, don Francisco de Pinós,
Gerardo Alemany de Cervelló, el conde de Pallars, el obispo de Vich,
el abad de Montserrat, el deán de Lérida y otros muchos, cuyos
nombres puede haber notado el lector en los anteriores documentos;
que cuatro meses antes de desaparecer el diputado existen cartas
suyas en las que no sólo manifiesta estar identificado con las ideas
de los rebeldes de Cataluña (lo contrario le hubiese hecho bailar sin tarima), sino también gozarse en la esperanza de la venida
del rey de Castilla,
cuya llegada a Soria participa a varias
municipalidades (sesión del 31 de agosto de 1862);
(Manuelico,
que no sabes ni en qué año estás trabajando los textos del
archivo; te refieres a 1462; en 1863 se publica este tomo 25)

y
que el único acto por el que tal vez podria empezarse a sospechar
de su modo de sentir politico
es el que se nota en 11 de octubre
del mismo año, cuando, al designarse a algunas personas como
sospechosas, se abstuvo libremente Çaportella de manifestar
su opinión en lo tocante a las personas eclesiásticas.
Hacemos
estas observaciones para que el lector, recordando estos antecedentes
al leer el registro que ha de justificar la transformación del
antiguo diputado rebelde, pueda admirar con mayor interés la
desconocida causa de aquella, o sospecharla quizá, al ver que la
descision (decisión) del prófugo no tuvo lugar
hasta muy poco después de haberse acordado aclamar por rey
a Enrique de Castilla
, pudiendo así el que compara atribuir con
mayor justicia a cada acto el valor que se merezca.
(Esa
aclamación haria rodar cabezas, y este buen hombre lo sabia desde
hacia tiempo; y otras traiciones de catalanes representantes del
Principado: lo de Portugal, Francia, etc.)

El volumen, pues,
que vamos a publicar a continuación comprende varias resoluciones y
cartas escritas a veces en nombre de la Diputación, que,
según es de ver, la venia a constituir el mismo consejo del Rey, o
con la sanción del arzobispo de Tarragona, y abraza desde 23 de
enero de 1463 a 15 de octubre de 1472, de manera que viene a
completar en gran parte el azaroso periodo de las turbaciones, objeto
de esta publicación desde algún tiempo, y en pro del cual iremos
dando a luz todos cuantos materiales nos suministren el Archivo general de la Corona y el especial de la antigua Diputación o
Generalidad de Cataluña

(en ninguna carta anterior de la colección, desde el tomo I de Próspero, la llaman Generalidad ni
Generalitat, sino casa de la Deputacio. Tanto Próspero como Manuel sí la llaman así)
.
Conviene advertir, sin
embargo, que en el primer documento que se encuentra de octubre, (25 de octubre) el
año es 64, y no 63, de manera, que o hay aqui un vacío de un año, o
todos los documentos anteriores a aquel mes llevan equivocadamente
el año anterior
, con lo que resultaria ser la fuga del diputado
más posterior aún de lo que decimos.
(El 16 de noviembre aparece 1463. Manuelico no podía haber cogido los textos donde no cuadra la data y publicarlos aparte; no daba para más. Como liante no tiene parangón hasta la actualidad).

diumenge, 24 de maig del 2020

N. 18. 
Offic. 1. Caroli 1.
n. 3877. fól 27. v.

Nos Joanna et Carolus etc. Tenetis et possidetis ad vite vestre decursum vos dilectus noster Franciscus Carbonellus filius quondam Petri Carbonelli ex privilegio et concessione Serenissimi Regis Ferdinandi patris avi et domini nostri memorie inmortalis dato Cordube die vicesimo primo mensis maii anno a nativitate Domini millesimo quadringentesimo octoagesimo tercio officium sive officia Scribemandati et Archivarii seu tenentis claves nostri regii Archivi Barchinone. Cumque pro parte vestra fuerit Majestatibus nostris humiliter supplicatum ut predictam regiam concessionem et privilegium laudare approbare ratificare et confirmare atque predictum officium seu officia Scribe mandati et tenentis claves prefati archivi Barchinone quatenus opus sit de novo vobis concedere ex nostra solita benignitate et munificencia dignaremur de vestris siquidem fide sufficiencia et probitate re ipsa cognitis admodum confisi nec non habentes respectum ad servicia per vos in dicto officio prestita et inpensa suppliccacioni eidem libenti quippe animo duximus annuendum. Tenore igitur presentis ex nostra certa scientia deliberate et consulto prefatam regiam concessionem quam hic pro tam sufficienter inserta haberi volumus et habemus ac si de verbo ad verbum presenti insereretur atque omnia et singula in eadem contenta laudamus approbamus ratifficamus et confirmamus atque quatenus opus sit predictum officium seu officia scribemandati et Archivarii seu tenentis claves predicti Archivi Barchinone vobis dicto Francisco Carbonello de novo concedimus cum salario sive stipendiis juribuslucris emolumentis auctoritate privilegiis potestatibus prerogativis et aliis ad dictum officium seu officia pertinentibus et spectantibus sic et prout eodem officio vel officiis usus fuistis et estis in eorum possessione juxta formam seriem et tenorem privilegii et regie concessionis precalendate nostreque laudacionis approbacionis ratificacionis et confirmacionis atque nove concessionis munimine sen presidio roboramus et validamus. Quo circa Reverendis in Christo patribus magnificis dilectis consiliariis atque fidelibus nostris magno cancellario cancellariis vicecancellariis et regentibus nostram cancellariam protonotario scribe porcionis domus nostre ceterisque universis et singulis officialibus et subditis nostris atque eorum locatenentibus requirendis tamen ex eis requirentes dicimus et distinte precipiendo mandamus ex nostra certa scientia ad nostre gracie et amoris obtentum penamque florennorum auri Aragonum milie nostris inferendorum erariis quatenus huiusmodi nostram laudacionem approbacionem ratificacionem (ratificaciom) et novam concessionem atque omnia et singula in ea contenta teneant firmiter et observent tenerique et observari faciant ab omnibus inconcuse et non contrafaciant vel veniant nec aliquem contrafacere vel venire sinant racione aliqua sive causa si gracia nostra eis cara est et preapositam penam cupiunt non subire. In cuius rei testimonium presentes fieri jussimus nostro comuni sigillo inpendenti munitas. Data in villa Vallis Oleti die XXX mensis januarii anno a nativitate Domini millesimo quingentesimo decimo octavo regnorumque nostrorum videlicet nostre dicte RegineCastelle Legionis Granate etc. decimo quinto Navarre quarto Aragonum vero utriusque SicilieJherusalem et aliorum tercio Regis vero omnium tercio.
Yo el Rey.
Dominus Rex mandavit michi Ugoni de Urries visa per Cancellarium Augustinum Vicecancellarium generalem Thesaurarium de Gualbis Regentem et Conservatorem generalem.
P.

Doc. 19

dilluns, 4 de desembre del 2017

La Perla, chapurriau, novela, John Steinbeck

Llibre disponible a amazon en kindle y tapa blana.

La Perla, chapurriau, John Steinbeck



Novela curta escrita al novembre de 1947 per
John Steinbeck, inspirada en un cuento mejicano.


John Steinbeck, La Perla,chapurriau, perles, ostres






Firma de John Steinbeck, La Perla,chapurriau, signature, Unterschrift








Esta
novela
curta
la va escriure
John Steinbeck
al novembre de 1947,
está bassada en un cuento mejicano. Passe a
La
Paz
, Baixa California Sur.





//////////




Kino
se va despertá casi a fosques. Les estrelles relluíen encara y lo
día habíe estés un manto de llum a la part baixa del sel, al este.
Los galls portáen un rato cantán y los matinés gorrinos rebuscáen
y furgáen afanosos entre la lleña y matolls per a vore si algo que
se puguere minjá los habíe passat hasta entonses inadvertit. Fora
de la barraca edificada en feixos de rames, uns muixonets en corro
tremoláen mentres movíen les ales.




Los ulls
de Kino se van obrí, mirán primé al rectángul de llum de la
porta, y después a la cuna portátil aon dormíe
Coyotito.
Al final va girá lo cap per a mirá a Juana, la seua dona, que estáe
a la seua voreta, cubrínse en lo chal blau la cara hasta lo nas, lo
pit y part de la esquena. Los ulls de Juana tamé estáen uberts.
Kino no recordáe habéls vist may tancats al despertá. Los
estrels
se reflejáen, mol minudets, an aquells ulls oscurs. Estáe miránlo
com lo miráe sempre al despertás.





Kino escoltáe
lo suave rómpre de les oles matineres damún la playa. Ere mol
agradable, y va tancá los ulls per a escoltá la seua música. Va
pensá si sol ell fée aixó, o potsé tota la gen u faiguere.





Lo seu poble
habíe tingut grans compositós de cansóns, capassos de convertí en
música tot lo que veíen, pensáen, fáien, escoltáen o sentíen.
Aixó habíe passat allacuanta, mol tems atrás. Les cansóns
perduráen; Kino les coneixíe, pero sabíe que no ne habíen eixit
datres noves. Aixó no volíe di que no ñagueren cansóns personals.
Al cap de Kino ñabíe una melodía clara y suave, y si haguere pugut
parlá de ella, la hauríe anomenat la Cansó Familiá.


La manta lo
tapabe hasta lo nas per a arrasserás y protegís del aire humit. Los
seus ulls se van moure al sentí un sorollet al seu costat. Ere Juana
eixecánse casi sense fé soroll. Descalsa se va arrimá a la cuna de
Coyotito, se va belcá (incliná) damún de ell y li va di una
paraula de cariño. Coyotito va mirá un momén cap a dal, va tancá
los ulls y va torná a adormís.
Juana va aná cap al fogó, va
traure un teó y lo va airejá per a revivál (reviscolál)
mentres dixáe caure damún de ell algunes fulles seques, rametes,
ensenall. Kino se habíe eixecat embolicat en la seua manta. Va ficá
los peus a les abarques y va eixí a vore la aurora.




Al traspassá
la porta se va incliná per a voltá milló les seues cames en la
manta. Veíe los núgols damún lo Golfo com fogueres al firmamén.
Una cabra se va arrimá an ell bufán y lo va mirá en ulls frets y
grogots, de coló ámbar. A la seua esquena lo foc de Juana flamejáe
tirán fleches de llum entre les esquerdes de la paret de rames y fen
de la porta un cuadro de llum ossilán. Una polilla anae en busca del
foc.


La Cansó
Familiá sonae ara detrás de Kino, y lo seu ritmo ere lo de la mola
de pedra que Juana movíe per a triturá o moldre lo gra per a fé la
massa de les coques (
tortitas)
del amorsá.





L’alba
ya veníe, una flamerada, un rellámpec y después una explosió
ardén (
ígnea)
al ixí lo sol pel fondo del Golfo. Kino va mirá an terra per a
liberá los seus ulls de la lluentó (resplandó). Sentíe lo batre
de la massa de les coques y lo seu aroma damún del forn. An terra
les formigues se donáen pressa, dividides en dos castes: grans y
relluentes, minudes y pardes, mol menos rápides. Kino les va observá
en la indiferénsia de un Déu mentres una de les minudes tratáe
frenéticamen de escapás de la trampa de arena que una formiga-león
habíe preparat per an ella.




Un gos
arguellat y tímit se va arrimá, y a una suave cridada de Kino se va
acurrucá,
se
díe Komtú
. Va
colocá la punta de la coa damún de les seues potes y va apoyá
delicadamén lo seu morro damún de una estaca clavada an terra. Ere
negre, en taques grogues aon hauríe de tindre les selles.






Aquell ere un
matí com los atres y sin embargo perfecte. Va sentí lo cruixidet de
les cordes al traure Juana a Coyotito de la cuna, rentál y embolicál
en lo seu chal per a que li quedare mol prop del pitral. Kino podíe
vore tot aixó sense miráu. Juana cantáe en veu baixa una vella
cansó que sol teníe tres notes y, no obstán, interminable variedat
de pausses. Aixó tamé formáe part de la Cansó Familiá, com tot.
A vegades arribáe a sé un acorde dolorós que fée nugos a la gola,
mussitán: «aixó es sertesa, aixó es caló, aixó es lo TOT».




Al atre
costat del tancat o ras (
empalizada )
ñabíen mes casetes fetes de rames, de
les que tamé ixíe fum y los sorolls de antes de amorsá, pero
aquelles eren unes atres cansóns, los gorrinos uns atres gorrinos,
les dones diferentes de Juana.

Kino ere jove y fort y lo seu pel
negre li caíe pel fron. Los seus ulls eren cálits y furos y lo
bigot justet y áspre. Va traure lo nas de la manta, perque lo aire
oscur y venenós ya habíe fugit y la llum dorada del sol caíe damún
de la casa.
Prop de la valla, dos galls se encaráen en les ales
belcades y les plomes del coll erissades o
esturrufades.
La seua lucha ere torpe; no eren galls de reñí. Kino los va mirá
un momén y después los seus ulls se van alsá cap a una bandada de
coloms silvestres que se dirigíen cap a les montañes, al interió,
arreplegán la llum damún dels seus cóssos blangs.



Lo món
ya estáe despert, Kino se va eixecá (incorporá) y va entrá a la
seua
barraca.

Cuan va atravessá la porta, Juana estáe de peu,
algo apartada del fogó. Va torná a Coyotito a la cuna y va
escomensá a pentinás la negra cabellera hasta formá dos trenes y
se va fé uns llassets en dos sintes verdes. Kino se va acachá cap
al foc, va agarrá una coca calenta, la va bañá en salsa y se la va
minjá. Después va beure un poc de
pulque
y prou, lo únic que habíe conegut exeptuán los díes de festa y
una fartanera de pastelets que habíe estat a pun de matál. Cuan
Kino habíe acabat, Juana va torná al foc y va amorsá. En una
ocasió habíen parlat, pero no ña nessesidat de paraules cuan se
actúe per hábit. Kino suspirae satisfet, y ésta ere la conversa.





Lo sol
caldejáe la cabaña, atravessán les parets. Un dels rayos va caure
damún de la cuna de Coyotito y les cordes que la aguantáen. Va sé
un instán en lo que van dirigí les seues mirades a la cuna, y
entonses los dos se van quedá de pedra. Per la corda que aguantáe
lo llitet infantil, desde la paret, un arraclau baixae lentamén. La
seua coa venenosa estáe estirada detrás de
ell pero podíe
arreplegála en un momén.

La respirassió de Kino se va fé
chuladora y va tindre que obrí la boca per a no chulá. La seua
expresió habíe perdut lo aire de sorpresa y lo seu cos ya no estáe
rígit. Al seu servell acudíe una nova cansó, la Cansó del Mal, la
música del enemic, una melodía salvache, secreta, perillosa, deball
de la que la Cansó Familiá pareixíe plorá y lamentás.


Lo
arreclau
seguíe baixán per la corda cap al chiquet. Al seu interió, Juana
repetíe una vella fórmula mágica per a guardás del perill, y, ara
resáe un Avemaría entre dens. Pero Kino ya se movíe. Lo seu cos
atravessáe lo cuarto poquet a poquet, sense fé soroll. Portáe les
máns esteses, les palmes cap aball, y teníe ficats los ulls al
arraclau. Daball de éste, Coyotito sen enríe y eixecáe la má per
a agarrál. La sensassió de perill li va arribá al bicho cuan Kino
ya casi podíe agarrál. Se va pará, va eixecá la coa lentamén
damún del cap y la garra curva va relluí.




Kino estáe
absolutamén parat (inmóvil). No podíe móures hasta que u faiguere
lo arraclau, consién ya de la mort que se li arrimáe. La má de
Kino se adelantáe mol desplay, y la coa venenosa seguíe alsánse.
En aquell momén, Coyotito, enriénsen, va moure la corda y lo
arraclau va caure.




La má de Kino
habíe saltat a agarrál, pero va passá frente als seus dits, va
caure damún del muscle de la criatura y va descarregá lo seu veneno
(la seua ponzoña). Al momén Kino lo va agarrá entre les máns,
empanánlo y aplastánlo. Lo va tirá an terra y va escomensá a
fótreli cops en lo puñ, mentres Coyotito plorae de doló. Kino va
seguí fotén cops al enemic hasta que no va sé res mes que una taca
humida al pols. Les seues dens estáen al descubert, la furia cremáe
als seus ulls y la Cansó del Enemic bramáe als seus oíts.




Juana
habíe agarrat al chiquet als brassos. Va trobá la ferida o fisonada
ya roija, la va rodejá en los seus labios, va chupá fort, va
escupiñá y va torná a sucsioná (chuclá) mentres Coyotito
chillabe de doló. Kino estáe esperán, la seua ajuda de res servíe,
ere un estorbo, fée nosa.



Los crits del minut van atraure als
veíns, que van aná eixín de les casetes de rama. Lo germá de
Kino,
Juan Tomás,
la seua gorda dona
Apolonia
y los seus cuatre fills se van parapetá a la porta bloqueján lo pas
mentres detrás de ells uns atres trataben de mirá a dins y un
sagalet serpentejabe entre les cames de la gen per a vóreu milló.
Los que estáen dabán passáen la notíssia a los de detrás.





Un
arraclau.
Li ha picat al menut.


Juana va dixá
de chupá la ferida un momén. Lo foradet ere ara un poc mes gran y
les vores estáen blanques per la sucsió, pero la roija unfló se
exteníe cada vegada mes al voltán formán un bulto du, com un
gaburro. Tota aquella gen sabíe lo que se teníe que sabé del
arraclau. Un adulto podíe ficás mol dolén, pero un chiquet
fássilmen podíe morís. Sabíen que primé veníe la unfló,
después la fiebre y la sequedat de gola, después doloroses
contracsións del estómec y Coyotito podíe morí si habíe entrat
al seu cos prou veneno.


Kino
habíe admirat moltes vegades la férrea contextura de la seua
passién y frágil dona. Ella, obedién, respetuosa, alegre, ere
capás de retórses en los dolós del parto sense pegá (fotre,
exhalá) un crit. Sabíe soportá la fam y la fatiga inclús milló
que Kino. A la canoa ere forta com un home, y ara fée una cosa del
tot sorprenén.

- Lo meche – demanae - . Anéu a buscá al
meche.

La demanda va passá de boca en boca entre los que se
amontonáen al
exterió, que van repetí: «Juana demane un
meche». Assombrós, memorable, demaná la pressénsia del meche, y
conseguíla mes assombrós encara. Lo meche no se arrimáe may a les
barraques. ¿Cóm u habíe de fé si teníe mes faena de la que podíe
atendre entre los rics que vivíen a les cases de pedra y simén de
la siudat, en balagostos y ráfecs?

- No vindrá - van cridá
los veíns.
- No vindrá - van repetí los paréns desde la
porta.
- Lo meche no vindrá - li va di Kino a Juana.

Ella
lo va mirá en ulls tan furos com los de una leona. Ere lo primé
fill de Juana, casi tot lo que ñabíe al món per an ella. Kino sen
va doná cuenta de la seua determinassió.

- Entonses anirém
an ell - va dessidí Juana.

En una má se va ficá lo chal
blau al cap fen que una punta embolicare a la criatura que gañoláe
y en l’ atra má li va tapá los ulls per a protegíls de la llum.
Los de la porta van espentá a los de detrás per a obrí pas. Kino
la va seguí y acompañats per tots van empéndre lo camí.
Ere ya
un problema de tota la comunidat.

Formáen una asselerada y
silensiosa prossesó anán cap al sentro de la siudat, dabán Juana y
Kino, detrás de ells Juan Tomás y Apolonia, a la que li ballae la
enorme panchota per efecte de la apressurada marcha, y después tots
los veíns en los chiquets corrén als dos costats. Lo sol groc
proyectáe sombres negres cap abán, aixina que les perseguíen.

Van
arribá al puesto aon se acabáen les cabañes y escomensáe la
siudat de pedra y mampostería, la siudat de grans muros exteriós y
frescos jardíns interiós aon les fons murmuráen y la buganvilla
violeta, purpúrea, cárdena y blanca pujáe per les parets. Dels
jardíns amagats ixíen los cántics de muixóns engabiats y se
sentíe esquichá a l´aigua fresca damún dels mosaics recalentats.


La prossesó va atravessá la iluminada plassa y va crusá
per dabán de la iglesia. Habíe creixcut mol y los ressién arribats
eren rápidamen informats sobre la marcha de cóm lo chiquet habíe
sigut picat per un arreclau y son pare y sa mare lo portáen al
meche.

En particulá, los mendigos de la entrada de la
iglesia, que eren grans expertes en análisis finansié, miráen
rápidamen la vella falda blava de Juana, lo chal recusit, evaluáen
les sintes verdes del seu pel, lligíen la edat de la manta de Kino y
lo milená de rentats de la seua roba, los clasificáen al momén com
gen misserable y seguíen detrás de ells per a vore qué classe de
drama se anae a representá. Los cuatre mendigos de la porta de la
iglesia sabíen tot lo que passae a la siudat. Estudiáen la expresió
de les chiques joves al confessonari, les miráen al eixí y sabíen
la naturalesa del pecat. Estáen enterats de tots los minuts
escándols y de algúns grans crímens. Dormíen als mateixos
escalóns de la porta de la iglesia, així que ningú podíe entrá
al templo a buscá consol sense que ells sen enteráren. Y coneixíen
al dotó. Sabíen de la seua ignoránsia, la seua crueldat, la
seua avaríssia, lo que li chaucháe y lo que no, los seus pecats.
Coneixíen les seues intervensións en abortos y los pocs séntims
que donáe alguna vegada com a limosna. Habíen vist entrá a la
iglesia los cadávers de totes les seues víctimes, y ara, com la
missa habíe acabat y no ere la milló hora per al seu negossi,
seguíen a la prossesó procurán adepéndre coses noves sobre los
seus
congéneres,
disposats a vore qué faríe lo gort y sebós meche en una criatura
indigén afisonada per un arraclau. Lo gentío va arribá a la gran
verja de la casa del meche. Sentíen allí tamé l’aigua, lo piulá
dels muixóns y lo soroll de graneres damún de les lloses de les
avingudes sombrejades. Y escoltáen tamé los esclafits de la
cansalada y pancheta fregínse a la cuina del meche.

Kino va
dudá un momén. Este meche no. Este meche ere de una rassa que casi
durán cuatresséns añs habíe despressiat a la rassa de Kino,
omplínlos de temó, aixina que lo indígena se va arrimá a la porta
ple de humildat y com sempre que se arrimae a un de aquella casta,
Kino se sentíe débil, assustat y furiós a la vegada. La rábia y
la po se mescláen. Li siríe mes fássil matá al meche que parláli,
pos los de la estirpe del meche parláen als compatriotes de Kino com
si foren simples bésties de cárrega. Cuan va eixecá la má dreta
per a agarrá lo aldabón, la ira se habíe apoderat de ell, als seus
oíts sonáe intensamén la música del enemic y los labios se li
apretáen contra les dens; pero en la má esquerra se traíe lo
sombrero.



Coyotito
gañoláe en brassos de Juana, que li parláe dólsamen. La gentada
se va apretá mes per a vore y sentí mes de prop.
Al cap de un
momén la gran verja se va obrí uns sentímetros. Kino va pugué
vore lo vert jardí y los jocs de l´aigua a la fon. Lo home que lo
miráe ere de la seua propia rassa. Kino li va parlá en la llengua
antiga.

- Lo meu chiquet ha sigut envenenat per un arraclau -
va explicá - . Nessessite que lo curon.

La verja se va tancá
una mica. Lo criat se va negá a fé aná lo antic idioma.


- Un momentet -
va di - . Vach a informám.

Va tancá la verja y va passá lo
forrollat. Lo sol proyectáe les negres siluetes del
grupo damún
dels blangs muros.

A la seua alcoba lo meche estáe sentat al
llit. Portáe lo batín de seda roija que se habíe fet portá de
París, algo just damún del pit cuan sel abotonáe. Teníe una
bandeja de plata a la faldeta, damún de les cames, en una
chocolatera del mateix metal y una tasseta de porcelana china; tan
delicada que pareixíe una insignificánsia cuan la eixecáe en la
seua má gigantesca, aguantánla entre lo índice y lo dit gros y
apartán los atres tres dits.




Los seus ulls
descansáen damún de bosses de carn fofa y la seua boca teníe un
rictus de descontén. Se estáe ficán mol gort y la seua veu ere
ronca per la grassa (lo greix) que li oprimíe la gola. Jun an ell, a
una tauleta (messita), ñabíe un gong oriental y una caixa de
sigarros. Lo mobiliari del cuarto ere barroco, oscur y tristón. Los
cuadros eren religiosos, inclús la gran fotografía en coló de la
seua difunta dona que, sense duda, grássies a les misses pagades en
les seues perres, los seus dinés, estáe a la Gloria. Lo meche habíe
sigut a un atre tems - mol curt - un miembro del gran món y lo resto
de la seua vida habíe sigut una eterna añoransa de la seua Fransa.
«Alló – díe - ere vida sivilissada», en lo que se referíe a
ingresos sufissiéns per a mantindre a una querida y minjá a
restauráns cars y bons. Va buidá la segona tassa de chocolate y va
mossegá un bizcocho.
Lo criat va arribá desde lo jardí hasta la
porta y va aguardá a que la seua pressénsia fore observada.

-
¿Qué ña? - va preguntá lo meche.

- Un indio en un sagalet.
Diu que li ha picat un arreclau.

Lo meche va baixá la tassa
en cuidado antes de dixá la seua ira en libertat.
- ¿No ting res
mes que fé, que curá picotades als indios? Soc un meche, no un
veterinari.

- Sí, patró - va di lo criat.

- ¿Tenen
perres? - va preguntá lo meche -. No, may tenen dinés. Yo, sol yo
al món ting que treballá de vades, ya ne estic fart. ¡Ves a vore
si té perres!

Lo criat va obrí la verja un poquetet y va
mirá a los que esperaben. Esta vegada
va parlá en lo antic
idioma.

- Teníu perres per a pagá lo tratamén?

Kino
va furgá a un amagatall secreto daball de la seua manta y va traure
un papé
mol doblegat.


Plec a plec va
aná desplegánlo, desdoblegánlo, hasta que al final van apareixe
vuit perles deformes, fees y grises com úlseres, aplastades y casi
sense valor.
Lo criat va agarrá lo papé y va tancá la porta,
pero esta vegada no va tardá en
reapareixe. Va obrí la verja lo
justet per a torná lo papé.
- Lo meche ha ixit - va explicá- .
Lo han cridat desde un casserío. - Y va tancá depressa.



Una ola de
vergoña va recórre tot lo grupo. Se van separá. Los mendigos van
torná als escalóns de la iglesia, los curiosos van fugí, los veíns
se van apartá per a no vore la vergoña de Kino.



Durán mol rato,
Kino va permaneixe enfrente de la verja en Juana al seu
costat.
Lentamén se va ficá lo sombrero, y entonses, impulsíu,
li va fotre una puñada als ferros. Va baixá la mirada y se va mirá
los nugos de la má, despellotats, y la sang que corríe pels dits.






II




La siudat
ocupae un ample estuario, alineán los seus edifissis de fachades
grogues a lo llarg de la playa, aon estáen les canoes blanques y
blaves que veníen de Nayarit, embarcassións que durán siglos se
recubríen en una materia impermeable secreta, que només coneixíe
la gen peixcadora.


Eren
barquetes
esbeltes y de alt bordo,
en la proa mol curvada, igual que la popa, y un soport al sentro aon
podíe ficás un mástil per a eixecá (
izar)
una vela latina.

La playa ere de arena dorada, pero a la vora
de l´aigua se veíe un clapé de algues y clasques. 



Los
cangrejos fáien bombolles y removíen lo fondo, se embutíen pels
forats entre les roques, langostes minudes entráen y ixíen
continuamén dels seus caus, amagatalls. Al fondo del mar abundáen
bichos que nadáen, se arrastráen o simplemén bambáen. Les fosques
algues se movíen per los impulsos de fluixes corréns, y les verdes
herbes submarines se alsáen com cabelleres mentres caballets de mar
se apegáen a les seues llargues hebres. Uns peixos venenosos se
amagáen al fondo de aquell césped, y los cangrejos de colós
nadadós passáen damún d’ ells una y un atra vegada.

A la
playa los gossos y gorrinos famolengs de la siudat buscáen sense
tartí algún peix o muixó mort que haguere arribat en la
pleamar.
Encara que lo matí acabáe de escomensá, ya se habíe
eixecat la bruma (
broma,
dorondón,
boira)
engañosa. L’aire borrós aumentáe algunes coses y ne eixecáe
datres damún del horizonte del Golfo de tal manera que tots los
panorames eren irreals y no podíe donás crédit a la vista; mar y
terra pareixíen trets de un somni.



Aixó podríe
fé que la gen del Golfo creguere en les coses dels espíritus y de
la imaginassió pero no confiare en los seus ulls sobre les
distánsies, contornos o consevol exactitut óptica.


Al atre costat
del estuario se veíe clara y telescópicamen definit un bosquet de
mangles. Part de la playa de enfrente desapareixíe detrás de un
teló brillán en aspecte de aigua. No ñabíe sertesa en la visió
ni proba de que lo vist estiguere allí o no.

La gen del
Golfo suposae que a tot arreu passae igual, y no los pareixíe
extrañ. Una bruma cobrisa se apoyae al aigua y lo sol del matí
martellejae damún de ella y la fée vibrá, segadora (de sego,
ciego). Les barraques dels peixcadós estáen a la dreta de la
siudat.


Kino y Juana
van baixá lentamén hasta la playa, aon estáe la canoa de Kino, la
única cosa de valor que posseíe al món. Ere mol vella. Son yayo la
habíe comprat a Nayarit, lay habíe donat al pare de Kino y después
habíe anat a pará a les seues máns. Ere a la vegada la única
propiedat y lo mijá de vida, pos un home que tinguere una
embarcassió podíe garantisá a una dona que algo minjaríe, encara
que fore un pepino de mar. Ere un seguro contra la fam. Cada añ,
Kino repassae la seua canoa en la materia secreta que tamé veníe de
son pare. Al arribá a la canoa va acarissiá la proa en ternura, com
fée sempre.
Va depositá a la arena la pedra de inmersió, la
canasta y les dos cordes.
Va doblegá la manta y la va colocá
damún de la proa.
Juana va ficá a Coyotito damún de la manta y
lo va cubrí en lo chal per a que no li
pegare lo sol.


Estáe mol
cotet (coto, quieto, quietet) ara, pero la inflamassió del seu
muscle habíe pujat coll amún hasta la orella y teníe tota la cara
roija y aspecte febril.



Juana va
entrá unes passes a dins de l’aigua y va arreplegá un manoll de
brossa submarina.
Va fé en ella una piloteta y la va aplicá al
muscle de son fill, un remei tan bo com consevol atre y probablemén
milló que lo que lo meche habíe resseptat (prescrit). Sol teníe lo
inconvenién de sé massa sensill y de no costá res. Lo mal de
estómec no habíe escomensat encara. Potsé que Juana haguere chupat
lo veneno a tems, pero no així les seues preocupassións pel seu
primogénit. No habíe rogat o resat per la curassió directa del seu
fill, sino perque li fore possible trobá una perla en la que pagá
al meche per la curassió del chiquet, ya que la mentalidat del poble
es tan insustansial com los espejismos del Golfo.

Kino y Juana
van espentá la canoa cap a dins del mar, y cuan la proa va flotá,
Juana va
embarcá, mentres Kino espentáe per la popa caminán
detrás de ella hasta que va flotá tota y se va enfrentá al primé
embate de les oles. Después, en ritme coordinat, Juana y Kino van
moure los remos de doble pala y la canoa va tallá l’aigua en un
persistén sussurro.


Fée mol
rato que habíen eixit los atres peixcadós, cassadós de perles. Al
cap de pocs moméns, Kino los va distinguí entre la bruma, navegán
per damún del bang de ostres.
La llum se filtráe a través de
les aigües hasta lo fondo aon estáen les rugoses ostres
perlíferes
, entre pedres y clasques destrossades, desfetes per la forsa de la
naturalesa marina.



Este mateix
bang habíe fet del Rey de España un gran poder europeu en añs
pretérits ajudánli a costejá les guerres y a adorná les iglesies
en profit de la seua alma. Ostres grises en plecs com faldes
femenines, ostres recubertes de peixos de roca y amagades entre
llarcs vegetals, y, per damún, cangrejos minuts trafegán sense
pará.


A un
acsidén estáen expostes estes ostres: que un gra de arena caiguere
entre los plecs dels seus músculs, y irritare la seua carn hasta que
ésta, per a protegís, recubriguere lo
gra en una capa de suave
simén. Pero una vegada escomensat, lo organisme no podríe detindre
esta secressió damún del cos extrañ, hasta que se soltare durán
una
baixamar
o la ostra se chafáre.

Durán siglos los homes habíen
bucejat per a arrancá les ostres del seu llit (
lecho)
y obríles, buscán grans de arena recuberts, perles. Núgols de
peixos vivíen desde entonses entre les clasques de les ostres
espentolades. Pero les perles eren sol uns acsidéns y trobán una
ere sol un copet amistós de un Déu al muscle de un home.


Kino
teníe dos cordes, una lligada a una pesada pedra y l’atra a una
sistella de vime.
Se va traure la camisa y pantalóns y va dixá
lo sombrero al fondo de la canoa. L’aigua pareixíe oliosa (
com
la del registre de
Vallets,
a
Calaseit).
Va agarrá la pedra en una má y la canasta en l’atra, se va
assentá a la borda en los peus a l'aigua y la pedra lo va arrastrá
al fondo. Detrás de ell un remolino de bombolles, y poc después l’aigua se va aclarí y va pugué vore. Per damún, la superfissie de
l´aigua ere com un espill, chafat aquí y allá per les quilles de
les canoes.





Se movíe en
precaussió, per a no enterbolí l’aigua. En los peus damún de la
pedra que lo habíe afonát (sumergit), les máns actuaben rápidamen,
fen caure ostres, unes aislades, atres en grupos o carrolls. Les
guardabe a la sistella y seguíe buscán, afanós y atrafegat.


Lo poble al que
Kino perteneixíe habíe cantat tots los fets y totes les coses.
Habíe ideát cansóns per a peixcá, per al mar enfadat y per al mar
en calma, per a la llum y les tiniebles, per al sol y la lluna, y
totes les cansóns seguíen al alma de Kino y del seu poble, consiéns
u olvidades.





Cuan va
omplí la sistella a cormull, Kino ere l’amo de una cansó, lo
ritmo lo marcáen los latits (
batecs)
del seu pit y la seua melodía estáe a l’aigua gris-verdosa y als
animals que nadáen en rogle al voltán seu. Pero a la seua cansó ne
ñabíe un atra mes amagada, recóndita, casi imperseptible, pero
existén, dolsa, secreta, y esta cansó ere la de la Perla Possible,
pos cada molusco del oeste podíe contindre una perla. Les
probabilidats eren escasses, pero la sort y los déus podíen está
en ell. Y sabíe que a la canoa, Juana li ajudáe en lo rito mágic,
la cara y los músculs tensos per a espentá a la fortuna, per a
arrancá la sort de les máns dels déus, ya que la nessesitae per a
curá lo muscle dolén del seu Coyotito. Y com la nessessidat ere
gran y lo dessich encá mes gran, la minuda y secreta melodía de la
Perla Possible ere mes forta que may. Frasses sanseres de la melodía
se féen sentí a la vora de la cansó eterna del Fondo del Mar.


Kino, orgullós
de la seua juventut y forsa, ere capás de permanéixe sumergit mes
de dos minuts sense massa esfors, y este tems lo empleáe hábilmen
en selecsioná los moluscos mes grans. Un poc a la seua dreta ñabíe
una massa de roca verda recuberta de ostres en cría no aptes per a
peixcáles.

Kino va rodejá lo mun de roques, y entonses, a la
vora de éste, daball de una minuda revora, va vore una ostra mol
gran, aislada de totes les atres mes joves. La clasca estáe
entreuberta, pos la vella ostra se sentíe segura daball de aquella
revora rocosa. Entre los músculs de coló carn, rosa, va vore un
destello casi fantasmal moméns abáns de que la ostra se tancare. Lo
seu cor va aumentá lo ritmo y la melodía de la Perla Possible li va
inundá los oíts. Lentamén, va desenganchá la ostra del seu llit,
y la va portá en ternura cap al seu pitral. Va traure los peus de la
corda que rodejae la pedra y lo seu cos va pujá a la superfissie. Lo
seu pel negre bañat va brillá a la llum del sol. Se va arrimá a la
borda de la canoa y va dixá la ostra a bordo.

Juana va
estabilisá la embarcassió mentres ell pujae. Los seus ulls de
peixcadó brilláen exitats, pero tranquilamén va estirá les cordes
hasta que va tindre a dal la gran pedra y la sistella de les ostres.
Juana se va doná cuenta de la seua exitassió y va procurá mirá
cap a un atra part. No es bo dessichá algo en massa fervor. Ña que
ansiáu, pero tenín gran tacte per a no irritá a la
divinidat.
Pero Juana va dixá de respirá. En moviméns deliberadamén
significatius, Kino obríe la fulla del seu fort gabiñet y miráe
pensatiu la canasta. Igual siríe milló obrí la gran ostra la
radera. Va agarrá del sistell una de les mes minudes, va tallá lo
múscul, va rebuscá entre los plecs carnosos y la va aventá al mar.
Entonses li va paréixe que vée la gran ostra per
primera vegada.
Se va aginollá al fondo de la canoa, la va agarrá y la va examiná.
Les valves eren relluéntes y oscures y teníen poques coses
apegades. Kino dudáe de obríla. Sabíe que lo que habíe vist podíe
sé un reflejo, un tros de clasca caigut allí per casualidat o una
completa ilusió. An aquell Golfo de llums insertes ñabíe mes
ilusións que realidats.
Pero sentíe damún los ulls de Juana,
que no podíe esperá. Ella va ficá una má al cap de Coyotito, y li
va di an ell en dolsó:

- Óbrila.

Kino va embutí
lo gabiñet entre los bordes de la clasca. Notáe la firmesa de los
músculs tensos al interió, oponénse a la fulla tallán. La va
moure en destresa, lo múscul se va relajá y la ostra va quedá
uberta. Los carnosos labios van saltá desprenguts de les valves y se
van plegá vensuts. Kino los va apartá y allí estáe la gran perla,
perfecta com la lluna.



Arreplegáe la llum, purificánla y
tornánla en argéntea incandessénsia (plata).


Ere tan gran
com un ou de gaviota femella. Ere la perla mes gran del món.


Juana respirae
en dificultat. Per a Kino la secreta melodía de la Perla Possible se
va fé clara y espléndida, rica y calenta, lluminosa, triunfán. A
la superfissie de la gran perla veíe formes de somni. Va traure la
perla de la carn que la habíe creat y la va eixecá, li va doná la
volta y va vore que les curves eren perfectes. Juana se va arrimá a
mirála, a la má de ell, la mateixa má que habíe futut un cop
contra la verja del meche, les ferides als nugos se habíen tornat
grises per efecte de l´aigua salada.

Instintivamén, Juana se
va arrimá a Coyotito, que dormíe damún de la manta de son pare. Va
eixecá la piloteta de herbes humides y li va mirá lo muscle.

-
¡Kino! – va cridá en veu aguda.

Ell va dixá de mirá la
perla y va vore que la unfló remitíe del muscle del menut, que lo
veneno fugíe del seu cos. Entonses lo puñ de Kino se va tancá en
la perla a dins y la emossió se va apoderá de ell. Va tirá lo cap
atrás y va pegá un bram. Los ulls li giráen a les órbites y lo
cos estáe tenso.


Los homes de
les atres canoes van eixecá los ulls assombrats, y ficán los remos
al mar se van dirigí cap a la canoa de Kino.




III



Una siudat
se pareix mol a un animal. Té un sistema ñirviós, un cap, uns
muscles y uns peus. Está separada de les atres siudats, de tal
manera que no ne existixen dos idéntiques. Y es ademés un tot
emossionál.




Cóm
viachen les notíssies es un misteri de difícil solusió. Les
notíssies pareixen aná mes depressa que los sagals poden corre per
a transmitíles, mes depressa de lo que les dones poden passáles a
veus de finestra en finestra.

Antes de que Kino, Juana y los
demés peixcadós hagueren arribat a la barraca del primé, los
ñirvis de la siudat vibráen en la notíssia. Kino habíe trobat la
Perla del Món. Antes de que los sagalets pugueren articulá les
paraules del seu mensaje (missache), les mares ya u sabíen.
La notíssia voláe mes allá de les humildes cabañes y omplíe
com la espumosa marea tota la siudat de pedra encalada. Va alcansá
al móssen mentres passejáe per lo jardí, ficán als ulls una
mirada pensativa y recordánli unes impressindibles reparassións de
la iglesia.

Se preguntáe quin valor alcansaríe la perla y si
habíe batejat al fill de Kino después de habél casat an éste,
cosa que no recordáe. La notíssia va arribá a los mercadés y
éstos van ficá los seus ulls a les teles almassenades que no habíen
pugut véndre.

La notíssia va arribá al meche mentres estáe
assentat a la vora de la seua dona, que sol teníe una enfermedat, la
edat, sense que ella ni lo meche vullguéren admitíu.
Y cuan se
li va fé patén quí ere Kino, lo meche va ficá cara seria y
orgullosa a la vegada.

- Es clién meu – va declará -.
Estic tratán al seu fill de una fisonada de arraclau. Y va girá los
ulls a les órbites pensán en París. Recordáe la habitassió que
habíe ocupat com un lujós apartamén, y la dona que habíe viscut
en ell com una joveneta guapa y amable, pero no habíe sigut res
aixina. Lo meche va dixá de mirá a la seua decrépita consorte y se
va vore assentat a un restaurán de París en lo momén en que un
camarero descorchae (traíe lo suro) una botella de
vi
Château
Petrvs.

La
notíssia va arribá mol pronte als mendigos de la iglesia y se van
alegrá mol, pos sabíen que no ña espíritu mes caritatiu al món
que lo de un pobre a qui de pronte afavorix la fortuna.



Kino habíe
trobat la Perla del Món. A la siudat, a les seues covetes, estáen
los homes que compráen perles als peixcadós. Esperáen sentats a
que les perles aniguéren arribán, y parlotejáen, charráen,
lucháen, cridáen y amenassáen hasta que obteníen del peixcadó lo
preu mes baix possible. Pero ñabíe un preu per deball del que no se
atrevíen a ficás, habíe passat que algún peixcadó desesperat
habíe donat les perles a la iglesia. Cuan acabae la compra ells se
quedáen sols y los seus dits jugáen en les perles, dessichán podé
sé los seus amos. No ñabíe en realidat mols compradós, mes que un
sol, y tots ells eren los seus agéns, en ofissines separades per a
doná apariénsia de competénsia. Va arribá la notíssia an estos
homes y los seus ulls se van anugolá, los seus dits van sentí una
extraña ruentó y cada un va pensá que lo patró no viuríe sempre
y algún tindríe que ocupá lo seu puesto. Y tots van escomensá a
calculá lo capital nessessari per a instalás.



Tota classe de gen
va escomensá a interesás per Kino - gen en coses que véndre y gen
en favós que demaná -. Kino habíe trobat la Perla del Món. Tot lo
món se va sentí íntimamen lligat a la perla de Kino, y ésta va
entrá a formá part de los somnis, les especulassións, los
proyectes, los plans, los fruits, los dessichos, les nessessidats,
les passións y los vissis de tots y de cada un, y sol una persona va
quedá al márge: Kino, que se va convertí en lo enemic comú.

La
notíssia va despertá algo infinitamén negre y roín a la siudat;
lo negre destilat ere com lo arraclau, com la fam al auló del minjá,
o com la soledat cuan l’amor se li negue. Les glándules venenoses
de la siudat van escomensá a segregá lo seu líquit mortífero y
tota la poblassió se va inflamá, infectada.

Pero Kino y
Juana no sabíen res de aixó. Com eren felíssos y estáen abalotáts
creíen que tot lo món compartíe la seua alegría. En efecte, així
passae en lo cas de Juan Tomás y Apolonia, y ells entráen tamé al
món.

Per la tarde, cuan lo sol va remontá les montañes de
la Península per a sepultás al mar ubert, Kino va buscá la
tranquilidat a casa, y Juana en ell.

La barraca estáe
atestada de gom a gom de veíns. Kino teníe la gran perla a la má,
com algo calén y viu. La música de la perla se habíe unit a la de
la família de tal manera que una fée mes maja a l’atra. Los veíns
miráen la perla que Kino aguantáe y se preguntáen cóm podíe un
home tindre tanta sort.

Y Juan Tomás, en cuclilles al costat
dret de Kino, pos ere son germá, li va preguntá:
- ¿Qué farás
ara que eres ric?

Kino va mirá la seua perla y Juana va baixá
les pestañes y se va cubrí la cara en lo chal per a que no se
veiguere la seua exitassió. A la superfissie brillán de la perla se
formáen les imaches que la men de Kino habíe ensomiat al passat y
habíe rechassat per impossibles. Veíe a Juana, a Coyotito y an ell
mateix. Estáen dabán del altá y se casáen ara que podíen
pagáu.

Va contestá en veu baixa:
- Mos casarém... a la
iglesia.

A la perla veíe com anáen vestits: Juana en un chal
mol tiesso per sé nou y una falda de trinca, llarga, daball unes
sabates.

Tot estáe a la perla, que brilláe sense pará en
riques imaches de somnis. Ell tamé portáe roba nova, un sombrero
milló, no de palla, sino de feltre negre, y sabates de siudat. Y
Coyotito portáe un traje blau de marine dels estats units y una
gorra blanca, com Kino habíe vist una vegada a bordo de un yate de
recreo al estuario, al comandán J.R. Pechúa. Tot aixó estáe a la
perla, y Kino va seguí dién:

- Tindrém vestits nous.

La
música de la perla estáe ya als seus oíts, com un coro de
trompetes triunfals.
Después van aná apareixén a la sentelleán
superfissie gris de la joya les coses que Kino nessesitáe: un arpón
que sustituiríe al perdut fée un añ, nou, de ferro o asser (acero),
en una anella al extrem de la barra; y un rifle, ¿per qué no, sen
tan ric? Y Kino se va vore a la perla en una carabina Winchester. Ere
lo somni mes loco de la seua vida y lo mes agradable.

- Un
rifle, va declará, Igual me compro un rifle.

Lo rifle tiráe
totes les barreres. Ere una verdadera impossibilidat, y si podíe
pensá tranquilamén en alló, horizontes sansés se disgregáen y se
veíe libre de tot lligám. Se diu que los humanos no se queden may
satisfets, que sels done una cosa y sempre vólen algo mes. Y se diu
aixó per despréssio, ya que es una de les mes grans virtuts que té
la espéssie y la que la fa superió als animals que se donen per
satisfets en lo que tenen.

Los veíns, apretats y silensiosos
a dins de la barraca, assentíen a les seues declarassións
fantástiques. Un home va murmurá:

- Un rifle. Tindrá un
rifle.

La música de la perla ensordíe a Kino. Juana lo va
mirá y los seus ulls se admiráen del seu valor y la seua fantassía.
Una forsa eléctrica lo habíe invadit. A la perla veíe a Coyotito
sentat a un pupitre del colegio (les escoles de La Paz) com u habíe
vist una vegada a través de una porta entreuberta. Coyotito vestíe
jaqueta, coll blang y ampla corbata de seda. Mes encara, Coyotito
escribíe damún de un gran tros de papé. Kino va mirá als seus
veíns casi desafián.

- Mon fill anirá a escola - va
anunsiá, y tots se van quedá fassinats. A Juana li brilláen los
ulls mentres miráe al seu home y a Coyotito als seus brassos per a
vore si podíe sé verdat lo que díe. La cara de Kino brillae.

-
Mon fill lligirá en chapurriau, obrirá los llibres, y escriurá, y
u fará be. Y mon fill fará números, y totes eixes coses mos
farán libres perque ell sabrá, y per ell sabrém natros.
A la
perla Kino se veíe an ell mateix y a Juana assentats al raconet del
foc mentres Coyotito lligíe un llibre mol gran.

- Aixó es lo
que la perla fará - . May habíe pronunsiat tantes paraules
seguides. Y de repén va tindre temó de les seues paraules. La má
se va tancá damún la perla y va traure la seua llum de totes les
mirades. Kino teníe temó, com lo té sempre un home al di:

-
Així sirá - sense sabéu segú.

Los veíns sabíen ya que
acabáen de presensiá algo maravillós. Sabíen que lo tems se
contaríe a partí de aquella perla, y que este momén siríe
discutit durán añs. Si tot lo profetisat passáe, ells relataríen
lo aspecte de Kino, les seues paraules y la llum de les seues
pupiles, y diríen:

«Ere un home transfigurat. Algún poder
li habíe sigut consedit. Ya veéu en quin gran home se va convertí
después de aquell momén. Y yo u vach vore».

Y si los
proyectes de Kino se reduíen a no res, los mateixos veíns
diríen:

«Així va escomensá. Una estúpida locura se va
apoderá de ell y li va fé di tontades. Déu mos libro de coses
paregudes. Sí, Déu va castigá a Kino per la rebelió contra lo
curs normal de les coses. Ya veéu en qué ha quedat tot. Y yo mateix
vach sé testigo del momén en que va pédre l’oremus (raó,
entenimén)».

Kino va mirá lo seu puñ tancat y va vore les
sicatrius als nuguets que habíen futut lo cop a la verja.

Veníe
la nit. Juana va embolicá al seu fillet en lo chal, lo va apoyá a
la seua cadera, va aná al fogó, va agarrá un teó, va colocá
damún de ell una mica de brossa seca y va bufá hasta obtindre unes
flames que van ballá iluminán totes les cares. Sabíen que teníen
que anássen a prepará lo sopá, pero los costáe abandoná la casa
de Kino.

Ya estáe la oscurina dins de la casa, lo foc de
Juana dibuixáe sombres a les parets de rames cuan va corre un
murmull de boca en boca:

- Ve lo Pare, ve lo móssen.

Los
homes se van descubrí lo cap y se van apartá de la porta, y les
dones se van tapá los caps en los chals y van baixá los ulls. Kino
y son germá Juan Tomás van seguí de peu. Va entrá lo retó, un
agüelo canós de cutis marchitat pero en ulls plens de juventut.
Consideráe chiquets an aquella gen, y com a tals los tratáe.

-
Kino - va escomensá en dolsó - . Te dius com un gran home, com un
Pare de la Iglesia.
- Les seues paraules sonáen a bendissió - .
Lo teu
tocayo
va sivilisá lo desert y va passificá
les mens de lo teu poble ¿no u sabíes? Está als
llibres.

Kino
va mirá rápidamen a Coyotito, apoyat a Juana. Algún día, pensabe,
aquell sagal sabríe quines coses estáen als llibres y quines coses
no. Ya no ñabíe música al servell de Kino, pero ara, lenta,
delicadamén, escomensáe a soná la melodía de aquell matí, la
música del mal, del enemic, pero mol débil. Y Kino va mirá als
seus veíns per a vore quí podíe habé portat tal música en ell o
ella.

Pero lo religiós, de nom Móssen Foten, tornae a
parlá.
- M’hay enterat de que has trobat una gran fortuna, una
gran perla.

Kino va obrí la seua má y lay va amostrá, y lo
mossén va aspirá en forsa al vore la mida
y bellesa de la perla.
Después va di:

- Espero que ten recordarás de dona grássies,
fill meu, a Qui t’ha consedit este tessoro, y que rogarás per la
seua protecsió per al futur.

Kino va incliná lo cap
torpemén, y va sé Juana la que va di en veu baixa:

- Sí,
Pare. Y mos casarém. Kino u ha dit.

Va mirá a los veíns
buscán lo seu testimoni y ells van confirmá les seues
palaures
solemnemen.

Lo
móssen va contestá:
- Es un plaé vore que los vostres primés
pensaméns són tan bons.

Déu tos bendigue, fills meus - y se
va girá, la gen se va fé a una vora per a donáli pas y va colá.
La
má de Kino se habíe tancat fort damún de la perla y miráe al
roglán en desconfiansa, perque la música maldita estáe als seus
oíts, intentan aufegá a la de la perla.





Los veíns
van aná tornán a les casetes, Juana se va atansá al foc, va ficá
a bullí un topí de fang ple de fesols tous (
de
ahí la Juana de fesols a
Beseit).



Kino va aná
cap a la porta y se va pará al brancal. Com sempre, aspirabe lo fum
de mols focs, miráe les estrelles y notáe la humitat del aire de la
nit que lo fée embolicás milló en la seua manta.





Komtú,
lo gos arguellat va acudí an ell y se va esténdre als seus peus.
Kino va baixá la vista an terra. Al traspassá los lluñáns
horizontes habíe entrat a un inméns páramo de soledat. Se sentíe
desamparat y aislat, y li pareixíe que lo cric-cric dels grills y lo
grobi-grobi de les ranes entonáen la melodía del mal. Se li va ficá
la pell de gallina y va tratá de tapás milló en la manta. portáe
encara la perla a la má, oprimínla en forsa, y la sentíe calenta,
suave, contra la
seua pell.

Detrás sentíe a Juana amassán
les coques antes de dixáles a la
batea
(artesa)
del forn. Kino apressiabe detrás d’ell tota la caló y la
seguridat de la seua família y sentíe la Cansó Familiá com lo
ronroneo de un gat de casa.

Pero ara, al anunsiá cóm siríe
lo seu futur, lo habíe creát. Un proyecte es algo real, y les coses
proyectades ya són com experimentades. Un proyecte, una vegada ideát
y trassát se fa realidat, indestructible pero propíssia a sé
atacada. De esta manera ere real lo futur de Kino, pero desde lo
momén en que va quedá definit habíen eixit unes atres forses en lo
propósit de destruíl, y aixó u sabíe ell mol be, de tal modo que
ya se preparáe a rechassá los ataques. Tamé sabíe que als déus
no los agraden los proyectes humanos, y que odien lo éxit si no
passe per
acsidén. Sabíe que los déus se vénguen de un home
cuan triunfe per los seus propis mérits, y en consecuénsia Kino
teníe temó de los proyectes, pero habénne fet un ya no podíe
anulál. Per a rechassá los ataques, Kino escomensáe a cubrís en
una dura clasca que lo aislare del món. Los seus ulls y lo seu
servell presentíen lo perill antes de que haguere aparegut.

Desde
la porta va vore cóm se arrimáen dos homes; un de ells portáe una
llinterna (cresol si es de oli) que ilumináe les cames dels dos. Van
atravessá la porta del ras y se van arrimá a la barraca. No va
tardá en vore que un ere lo meche y l’atre lo criat que habíe
ubert la verja pel matí. Los nuguets destrossats de la má dreta de
Kino pareixíen cremáli al descubrí de quí se tratáe.

Lo
meche va escomensá:

- No estaba a casa cuan hau vingut este
matí. Pero ara, a la primera oportunidat, hay acudit a vore al
minut.
Kino va seguí parapetán la porta, plens los ulls de odio
y rábia, pero a la vegada temó, pos los sens de añs de dominassió
habíen calat mol fondo al seu espíritu.

- Lo chiquet ya está
casi be - va contestá en sequedat.

Lo meche va sonriure, pero
als seus ulls saltóns no ñabíe cap sonrisa.

- A vegades,
amic meu - va argumentá, la fisonada de arraclau té un curiós
efecte. Se produíx una aparén millora, y después, sense avisá,
¡puf!
Va juntá los labios y va simulá una minuda explossió per
a indicá lo
rápit
que ocurríe lo
acsidén, y va moure lo seu maletín negre de
meche per a que la llum del cresol lo iluminare, pos sabíe que la
rassa de Kino teníe gran respecte per les ferramentes de consevol
tipo.

- A vegades lo resultat es una cama paralítica o una
esquena belcada. Uy, yo conec be la picotada del arraclau, amic meu,
y sé curála.

Kino seguíe sentín rábia y odio jun en molta
temó. No podíe corre lo riesgo de oposá la seua serta ignoránsia
contra la possible sabiduría de aquell home. Habíe caigut a la
trampa a la que caíe sempre lo seu poble, com passaríe hasta que,
com ell habíe dit, pugueren está segús de que les coses dels
llibres estáen verdaderamén escrites. No podíe tentá a la sort en
la vida o la salut de Coyotito. Se va fé a una vora y va dixá que
lo meche y lo seu criat entraren a la
cabaña.





Juana se
va apartá del foc y se va fé cap atrás al vórels entrá, va tapá
la cara del seu fill en lo chal y al estirá lo meche la má, va
abrassá en forsa a la criatura y va mirá a Kino. A la cara del
indio lo foc fée ballá sombres.
Kino va assentí en un gesto, y
sol entonses va dixá ella que lo meche agarrare al menut.

-
Eixeca (álsa) la llum - va maná lo meche, y cuan lo criat va obeí,
va mirá un momén la ferida al muscle infantil. Va pensá uns moméns
y después va eixecá lo párpado del chiquet per a mirá lo globo
del ull. Va moure lo cap en gesto de aprobassió mentres Coyotito se
sorollae als seus brassos.

- Es com suposaba - va declará-.
Lo veneno ya está a dins y no tardará en descarregá lo seu golpe
mortal. ¡Mira! - va torná a eixecá lo párpado -. Mira, está
blau.
Y Kino, que miráe ple de ansiedat, va vore que,
efectivamén, estae un poc blau. No recordáe si sempre habíe sigut
una mica blau. Pero la trampa estáe dabán d’ell y no podíe
evitála.
Los ullets del meche chumáen humitat.

- Li
donaré algo que podríe anulá lo veneno - . Y li va torná lo
chiquet a Kino.

Después va traure del seu maletín un potet
en un pols blang y una cápsula de
gelatina. Va omplí la cápsula
en una mica de pols y la va tancá, va embolicá ésta en un
atra
mes gran y la va tapá tamé. Entonses va actuá en gran destresa. Va
torná a
agarrá al chiquet y li va estirá lo labio de baix hasta
que va obrí la boca. Los seus dits van colocá
la cápsula al
fondo de la boca, damún de la llengua, de aon no podíe escupiñála,
va agarrá de enterra la botella de pulque y ni va doná un trago a
Coyotito, y en aixó va doná per acabada la seua actuassió. Va
torná a mirá l’ull de la criatura, va apretá los labios y va
simulá meditá.
Li va entregá a Juana lo seu fill y se va girá
cap a Kino.

- Crec que lo veneno atacará dins de una hora. La
medissina pot salvá al minut, pero d´aquí un hora tornaré. Potsé
estiga a tems de salvál -.

Va respirá en forsa y va eixí
de la barraca, y lo seu criat lo va seguí en la llinterna.
Ara
teníe Juana al chiquet daball del seu chal, y lo miráe en ansiosa
temó. Kino se li va arrimá, va eixecá la vora del chal y lo va
mirá. Va adelantá una má per a eixecáli lo párpado y entonses
sen va doná cuenta de que seguíe portán an ella la perla. Va aná
cap a un arca colocada a la vora de la paret, va traure un tros de
tela, va embolicá en ella la perla, va aná a un racó, va cavá en
les ungles an terra, va colocá la perla al forat, lo va tapá y u va
dissimulá. Entonses va torná a la vora de Juana, que acurrucada, no
apartáe los ulls del seu fill.

Lo meche, a casa seua, se va
dixá caure al sillón y va mirá lo rellonge. La seua família li va
portá un soparet ligero a basse de chocolate, dolsaines y fruita, y
ell va mirá lo minjá en desgana.

A les cases dels veíns lo
mateix tema seguíe dominán totes les converses. Se enseñáen uns
als atres la mida de la perla, y féen gestos acarissiadós al aire
per a indicá la seua bellesa. Desde ara espiaríen mol de prop a
Juana y a Kino per a vore si la riquesa los tornae llocos, com passáe
sempre. Tots sabíen per qué habíe acudit lo meche, compreníen mol
be la seua actitut.

Al estuario un grupo de peixets anae rápit
saltán de cuan en cuan damún les oles per a fugí de atres peixos
mes grans que preteníen devoráls. Desde les cabañes, los peixcadós
sentíen lo chapoteo de aigua de los minuts y lo soroll mes fort dels
bots de los grans durán la persecussió. La broma que veníe del
Golfo anáe depositánse damún dels matolls y cactus, dixán an ells
gotes salades. Y los ratolíns de la nit y los
furigañs
corríen pel campo tratán de escapá dels esparvés que sels fotíen
damún sense pugué sentils.

Lo pelut gos de taques ambarines
damún dels ulls va arribá a la porta de Kino y va mirá cap al
interió. Va sacsá los seus
cuartos
traseros
al mirá a Kino y se va tombá
en dropina cuan va dixá de sentí los seus ulls damún de ell. No va
entrá a la casa, pero va mirá cóm devoráe Kino los fesols tous de
la cassola, acompañats de una
tortilla
de panís y de llargs tragos de pulque.
Kino va acabá de sopá, y
estáe lián un sigarret cuan Juana lo va cridá en veu aguda:

-
Kino!

La va mirá, se va eixecá y va aná cap an ella perque
veíe lo terror a la seua mirada.
Se va pará al seu costat y va
mirá cap a baix, pero la llum ere massa justeta.
Va arrimá unes
branques al foc per a que eixecaren flama y entonses va pugué
vore
la cara de Coyotito. La teníe roija, tragáe saliva en gran
esfors, pero algo chumabe entre los seus labios. Habíen escomensat
los espasmos dels músculs del estómec y lo pobre chiquet patíe
mol.
Kino se va aginollá al costat de la seua dona.



- Lo meche
u sabíe - va observá, pero va pensá que aquell pols blang ere mol
sospechós. Juana se balansejáe cantán la Cansó de la família com
si puguere ahuyentá així lo perill, y la criatura vomitáe sense
pará entre los seus brassos. Kino dudáe y la música del mal
aufegabe al seu cap la cansó de Juana.
Lo meche se va acabá lo
seu chocolate y va arreplegá les molletes de pastel caigudes al
plat. Se va llimpiá los dits en una servilleta, va mirá lo
rellonge, se va eixecá y va agarrá lo seu maletín.
La notíssia
de la recaiguda del chiquet habíe arribat rápidamen a les cabañes,
perque la enfermedat es, después de la fam, lo pijó enemic dels
pobres. Y algú va comentá:

- La sort, ya veéu, porte males
compañíes.

Tots se van mostrá de acuerdo y se van encaminá
cap a casa de Kino.
Van atravessá les tiniebles embolicats en
mantes hasta que van omplí un atra vegada la barraca de Kino. En
peu, u observáen tot y féen comentaris a la inoportunidat de tal
desgrássia en un momén de alegría, dién:

- Tot está en
máns de Déu.

Les agüeles se acacháen a la vora de Juana
tratán de ajudála o al menos de consolála.
Entonses va torná
lo meche, seguit del seu criat, y les velletes van escampá (fugí)
com gallines esbarrades. Va agarrá al menut, lo va examiná y va
palpá lo seu cabet.

- Ya ha fet efecte lo veneno -. Crec que
puc vénsel. Faré tot lo possible. - Va demaná aigua, y en la tassa
va abocá tres gotes de amoniác, va obrí la boca al chiquet y lo va
obligá a beure. Lo jovenet passién va escupiñá rechassán lo
tratamén y Juana lo va mirá en ulls de terror.
Lo meche parlae
sense pará
- Es una sort que yo conega lo veneno del arraclau,
si no fore així … -
Va pujá los muscles passán per alt lo
que puguere habé passat.

Pero Kino teníe sospeches, no podíe
apartá la vista del maletín ubert del
meche,
sobre tot del potet en lo pols blang. Gradualmén los espasmos se van
reduí y lo chiquet va relajá los seus músculs, va suspirá
profundamén y se va dormí, cansat de vomitá.
Lo meche lo va
retorná als brassos de Juana.

- Ara se ficará bo - va
assegurá- . Hay guañat la batalla. - Y Juana lo va contemplá en
adorassió.
Lo meche tancáe ya lo seu maletín.

- ¿Cuán
creéu que podréu pagám estes visites? - va preguntá en dolsó.

-
Cuan hayga venut la meua perla li pagaré - va declará Kino.

-
¿Tens una perla? ¿Una bona perla? - va preguntá lo meche en
interés.
Y entonses los veíns van dí tots al hora:

- Ha
trobat la Perla del Món - y van juntá los dits grossos als índices
per a indicá la seu mida.

- Kino sirá ric – van cridá - .
Es una perla com no sen ha vist datra.

Lo meche pareixíe
sorprés.

- No m’ había enterat. ¿Guardes eixa perla a un
puesto segú? ¿No vols que te la guarda a la meua caixa forta?

Los
ulls de Kino casi habíen desaparegut y la pell de les seues galtes
estáe tensa.

- La ting ben guardada – va contestá- . Demá
la vendré y entonses li pagaré.

Lo meche se va arronsá de
muscles pero los seus ulls no se van separá dels de
Kino. Sabíe
que la perla teníe que está amagada a la casa y suposae que Kino
miraríe instintivamén cap al puesto aon la habíe amagat.

-
Siríe una pena que te robaren antes de que pugues véndrela - va
insistí lo meche, y va vore que los ulls de Kino se giráen
involuntariamén cap a un racó de la barraca.

Cuan sen va aná
lo meche, tots los veíns van torná a casa. Kino se va acurrucá
frente al caliu del foc y va escoltá los sorolls de la nit, lo aná
y vindre de les oles a la playa y los
lluñáns lladrits de uns
gossos, lo chulit de la brisa entre les rames del tellat (teulada) y
les converses mesclades dels seus veíns.

Aquella gen no dorm
tota la nit; se desperten a ratos, charren un poquet y después
tornen a adormís. No habíe passat mol tems cuan Kino se va eixecá
y va aná hasta la porta.
Aspirabe les aulós de la brisa y
escoltáe, intentán captá algún extrañ soroll, la música del mal
omplíe la seua alma, teníe temó y a la vegada furia combativa.
Después de escudriñá la nit en los seus sing sentits se va dirigí
al racó aon estáe enterrada la perla, la va traure, la va portá a
la márfega y daball de ella va cavá un atre forigó y la va guardá
allí.
Juana, sentada jun al foc, lo miráe en ulls interrogáns y
al vórel enterrá la perla, li va preguntá:

- ¿De quí tens
temó?

Kino va buscá al seu servell la verdadera resposta y
va di:

- De tots - y li va pareixe que lo seu cos se cubríe
en una dura clasca.

Al cap de un rato los dos estáen tombats
juns damún de la márfega. Juana no habíe
ficat al menut a la
seua cuna penján, sino que lo teníe en brassos cubrínli la cara en
lo seu chal. Se va apagá lo caliu del racó del foc.

Lo
servell de Kino cremáe hasta dormín, y ensomiáe que Coyotito sabíe
lligí un llibre gran com una casa, en lletres grans com a góssos, y
les paraules galopáen y balláen per tot lo llibre. Después la
foscó se va estendre per la página y an ella va torná un atra
vegada la música
maldita y Kino se va moure al seu llitet. Al
notá la seua agitassió, Juana va obrí los
ulls a les tiniebles.
Entonses se va despertá ell, ensordit per la música del mal, y va
seguí tombat, en lo oít alerta.

En aquell momén, del racó
los va vindre un sorollet que podíe sé simple ilusió, un moimén
furtiu, lo rosse de un peu damún la terra o lo sussurro casi
inaudible de una respirassió. Kino va aguantá la seua per a escoltá
y se va doná cuenta de que lo ser roín que habíe entrat a casa
seua la aguantáe tamé per a escoltá. Durán un rato no va arribá
cap sonido de aquell
racó de la cabaña. Kino va pensá que habíe
ensomiat en aquell soroll, pero la má de Juana va pujá pel seu
muscle com avisánlo, y entonses va torná a sentí lo rumor de uns
peus damún de la terra y unes ungles esgarrapán an terra.

Un
furor salvache va omplí lo pit de Kino, va buscá entre la roba lo
seu gabiñet y va saltá com un gat furo, buscán a paupóns al
forasté que ocupáe aquell racó de casa seua. Va tocá una tela, li
va dirigí un cop en lo gabiñet y va errá, ne va descarregá un
atre, y entonses lo seu cap va estallá de doló y va vore llumenetes
ballán. Algo se va moure per lo brancal, se van sentí passes
pressipitades, y después silénsio.
Kino notáe que pel fon li
corríe la sang y sentíe a Juana cridanlo:

- ¡Kino, Kino! -
La seua veu estáe carregada de temó .

Va torná a sentís
sereno en la mateixa rapidés en la que se habíe enfadat y va
contestá:

- Estic be. Ya sen ha anat.

Va torná al
llit. Juana enseníe ya lo foc. A les sendres calentes va enséndre
una rameta, una mica de palla y crosta de ábre y va conseguí que
una débil llum blava ompliguere la barraca. Entonses de un amagatall
va traure una vela beneída, la va enséndre y la va ficá dreta
damún de un códul. Actuabe rápidamen, rossegán algo mentres se
movíe. Va bañá la vora del seu chal y va rentá la sang del fron
de Kino.

- No es res - va protestá ell, pero la seua veu ere
áspra y la seua alma estáe plena de odio.
La tensió ñirviosa
que habíe anat acumulánse al espíritu de Juana va brotá de repén,
bullín, a la superfissie.

- Aixó es algo maldit – va
cridá- . ¡Esta perla es pecat! Mos destruirá. Tírala, Kino, o
díxam
chafála entre dos barrocos (barróculs). Enterrémla y
olvidém lo puesto. Tórnala al mar. Mos ha portat lo mal. Kino, home
meu, mos desfará. - A la llum de la vela los seus ulls y los seus
labios tremoláen per la temó.


Pero la
voluntat y dessich de Kino eren ya inconmovibles.

- Es la
nostra única oportunidat -. Lo nostre fill té que aná a escola. Té
que chafá la trampa que mos aufegue.
- Mos destruirá - va
continuá gemegán Juana -. Y al nostre fill tamé.
- Calla, no
digues res mes. Pel matí vendrém la perla y entonses lo mal sen
haurá anat y quedará lo be. Ara calla, dona.
Los seus ulls
contempláen lo foc y entonses sen va doná cuenta de que encara
teníe lo gabiñet a la má. Lo va eixecá y va vore la fulla tacada
de sang. Va fé intensió de llimpiála als seus pantalóns pero
después lo va enclavá an terra y així va quedá llimpio.

Galls
lluñáns van escomensá a cantá lo seu kikirikí y un aire nou va
anunsiá la aurora.
Lo ventet de la matinada risáe les aigües
del estuario y suspiráe daball dels mangles. Les espentes de les
oles damún l´arena habíen agarrat una gran forsa.

Kino va
eixecá lo madalapot, va traure la seua perla y la va ficá dabán de
ell per a contemplála. Y la seua bellesa, relluén a la llum del
cresol, va fassiná lo seu servell. Ere tan maja, tan suave, tan
musical, una música de delicada promesa, garantía del futur, la
comodidat, la seguridat... La seua cálida llumenária ere un
antídoto a la enfermedat y un muro contra l´engañ.
Ere una
porta que se tancáe damún de la fam. Mentres la miráe, los ulls de
Kino se féen dolsos y la seu cara perdíe rigidés. Veíe la imache
de la perla, y sentíe la hermosa música del fondo del mar, de les
llums verdes dels prats submaríns. Juana, miránlo de reull, lo va
vore sonriure. Y com eren una sola persona y una sola voluntat, ella
va sonriure en ell.
Lo día escomensae ple de esperanses.






IV



Es
maravillosa la manera en que una siudat minuda manté lo domini de
ella mateixa y de totes les unidats que la compónen, si consevol
dels seus homes, dones o chiquets actúe y se conduíx dins de les
normes preestablertes, sense quebrá muros ni avasallá a ningú, no
fa
arriesgades experiénsies en cap sentit. Si un se torne loco o
fique en perill la estabilidat y la pas espiritual de la siudat,
entonses tal unidat pot desapareixe sense que torno a sentís res de
ella. En cuan un home se aparte un poc de los camíns tradissionáls,
los ñirvis de tota la comunidat se remouen y fiquen en contacte
estret a totes les demés sélules.

A La Paz se va sabé a
primeres hores del matí que Kino vindríe a véndre la seua perla
aquell día. Se sabíe ya entre los veíns del poblat de peixcadós,
entre los mercadés del barri oriental, y a la iglesia, perque los
monaguillos habíen portat la nova. Hasta les monjes que se
amontonáen a les grades de la capella. La mayoría de los traficáns
de perles u sabíen
tamé, y al arribá lo día, cada un de ells
estáe sentat frente a la seua bandejeta forrada de vellut negre,
acarissián perles en la yema de los dits y fen números
mentalmén.



Se suposae que los compradós de perles eren
individuos que actuaben aisladamén, competín per a la adquissisió
de les perles que los peixcadós portáen. Va ñabé un tems en que
ere així, pero aquell método resultáe insensato ya que assobín,
en la exitassió de arrebatá una bona perla als competidós, se
habíen arribat a oferí preus massa alts. Esta extravagánsia no
podíe tolerás, y ara sol ñabíe un compradó en moltes máns, y
los homes que a les seues ofissines esperáen a Kino sabíen quin
preu habíen de oferí, cuán debíen regatejá y quin método teníe
que desarrollá cada un. Y encara que los benefissis de estos
individuos no superáben may los seus jornáls, los compradós de
perles estáen exitats, perque a la cassa sempre ña exitassió y la
seua cassa ere la del preu mes baix possible. Tot home té al món
com a funsió lo ejersissi de les seues habilidats, y ningú dixe de
fé tot lo que pot an este terreno, sense cap referénsia a les seues
opinións personals. Totalmén al márge de consevol recompensa que
pugueren conseguí, de consevol paraula de ánim, un compradó de
perles ere un compradó de perles y lo mes felís y mes espabilat de
tots lo que comprare a preu mes baix.

Lo sol lluíe aquell
matí , arrebatán la humitat al Golfo y al estuario y escampánla
per l’ aire, fénlo vibrá y descomponén la visió. Al nort de la
vila se veíe al horizonte una montaña que estáe a mes de dossentes
milles de distánsia, en les seues faldes cubertes de pinás y una
punta rocosa coronán los límits dels ábres.

Aquell matí
les canoes seguíen alineades a la playa; los peixcadós no ixíen a
buscá perles perque passaríen moltes coses dignes de vore cuan Kino
aniguere a véndre la gran perla A les barraques de rames, los veíns
de Kino seguíen sentats frente als amorsás parlán de lo que faríen
de sé ells los amos de la perla.

Un díe que lay regalaríe
al
Santo
Pare de Roma
, un atre
que pagaríe misses per a les almes de la seua família durán mil
añs, un tersé opinae que lo milló siríe distribuí les perres
entre los nessessitats de La Paz, y un cuart defeníe que de totes
les coses bones a fé en lo preu de la perla, ninguna com la caridat
a máns plenes (a aumostades). Tots dessicháen que la súbita
riquesa no tornare loco a Kino, no faiguere de ell un verdadé ric,
no lo afonare en tota la maldat del orgull, lo odio y la fredó. Kino
ere volgut per tots; siríe dolorós que la perla lo faiguere malbé.


- Es tan bona la pobre Juana - díen- y Coyotito, y los que
vinguen. Siríe penós que la perla los aniquilare.

Per a Kino
y Juana aquell ere lo matí mes gran de les seues vides, comparable
sol en lo día del naiximén del chiquet. Este siríe lo día del que
tots los atres díes dependríen. Diríen:

«Assó va sé dos
añs abáns de que venguérem la perla» o: «Sis semanes después de
véndre la perla...»

Juana, cuan pensáe en aixó, olvidáe
totes les seues temós. Va vestí a Coyotito en la roba que li habíe
preparat per al batech, en espera de tindre perres per a la
seremónia. Y ella se va pentiná la cabellera negra, va lligá les
puntes en dos sintes roijes y se va ficá la falda y la jaqueteta que
teníe confecsionades per a la boda. Lo sol estáe a micha altura
cuan van está
amanits. Les robes de Kino, mol ratades, estáen
per lo menos llimpies, y ademés, ere lo radé día que vestiríe en
draps. Perque al siguién, o aquella mateixa tarde, tindríe roba
nova.

Los veíns, espián la porta de Kino per les regates de
les parets de les seues cases estáen amanits tamé. Acompañaríen a
Kino y a Juana a véndre la perla. Ere un momén de
expectassió,
históric, y estaríen locos si no hi anigueren. Inclús siríe un
gesto de poca amistat no anáy.

Juana se va ficá lo chal en
cuidadet y esmero, va dixá daball del bras dret una de les
puntes
y lo va agarrá en la má, formán una bossa per a colocá a Coyotito
en lo cap afora, per a que puguere vóreu tot y potsé
recordáu.

Kino se va ficá lo seu ample sombrero de palla y
va comprobá en la má que lo portáe ben ficat, no com un home
descuidat, ni tampoc com lo portaríe un
agüelo
(com lo Sebeta)
, sino
una mica tombat cap a dabán, significán agressividat, formalidat y
vigor. Póden adivinás moltes
coses de un sombrero al cap de un
home. Kino se va calsá les abarques de sola de caucho y se les va
lligá als turmells. Va embolicá la perla en un tros de pell y lo
paquetet lo va embutí a una cartera de cuero que va colocá en
cuidadet a una burchaca de la seua camisa. Va doblegá en cuidado la
seua manta y la va colgá del seu muscle esquerro. Estáen preparats.
Kino va ixí en un aire digno de la casa, detrás Juana en Coyotito.
Y cuan van arrencá a caminá per la senda cap a la siudat, los veíns
sels van ajuntá. Les cases vomitáen persones, les portes bullíen
de sagalets. Per la seriedat del cas, sol un home camináe a la vora
de Kino, y ere son germá, Juan Tomás.
Juan Tomás tratáe de
avisál.
- Tens que para cuenta de que no te estáfon - li va
advertí.
- Molta cuenta - va convindre Kino.
- No sabém quins
preus se paguen a datres puestos - va seguí dién Juan Tomás - .
¿Cóm sabrém que mos oferíxen una cantidat raonable si no sabém
lo que lo traficán pague a datres puestos?
- Aixó es verdat - va
di Kino - pero ¿cóm podríem sabéu? Estám aquí, no allí.
Mentres
se dirigíen a la siudat lo gentío se acumuláe detrás de ells, y
Juan Tomás, de puro ñirviossisme, no podíe callá.
- Antes de
que naixqueres, Kino - li díe - , los agüelos van ideá un sistema
per a obtindre mes perres en les seues perles. Sels va ocurrí que
siríe milló tindre un agén que portare les perles a la capital y
les entregare, cobrán una comisió pel seu treball.
Kino va
assentí.
- U sé. Ere una bona idea.
- Aixina que van buscá a
un home, li van doná les perles y lo van enviá.
May mes se va
torná a sentí parlá de ell y les perles van desapareixe.
Un
atre agén va desapareixe tamé. Entonses se van olvidá del proyecte
y van torná al antic camí trillat.



- Sí - va confirmá Kino -.
Lay vach sentí al pare explicáu. Ere una bona idea, pero anáe
contra la religió, segóns diu lo móssen. Pédre les perles ere lo
escarmén per als que volíen traissioná a la seua patria minuda. Lo
Pare assegure que cada home y cada dona són com un soldat que Déu
coloque per a custodiá una part de la fortalesa del Univers. Uns
están a les muralles y atres al interió del castell, pero tots han
de sé fiels al seu puesto de sentinela, sense abandonál may, o de
lo contrari lo castell quedaríae exposat a los assaltos del
infern.

- Hay sentit eixe sermón - va comentá Juan Tomás -.
Lo predique cada añ.

Los germáns, mentres camináen, mich
tancáen los ulls per a mirá a tot arreu en dissimulo, tal com sons
yayos y rebisyayos habíen fet durán cuatresséns añs desde lo día
en que van arribá los extrangés (de
La
Portellada
no) en la
seua autoridat, la pólvora y los sermóns. Durán los cuatresséns
añs los compatriotes de Kino sol habíen pugut adependre un mich de
defensa:
mich tancá los ulls, apretá los labios y adoptá una
actitut distán. Ere com edificá una paret al seu voltán, un
parapeto que los aisláe totalmén.

La prossesó ere solemne,
ya que la importánsia del momén ere gran, y lo chiquet que
manifestáe tendénsia a patalejá, chillá, plorá, fé lo pesolaga
o lo carnús, ere reduít al silénsio pels grans. Ere un día tan
importán, que un agüelo mol vell , impedit, anae en ells,
a
cascarrulles
del seu nebot. Lo gentío va dixá atrás la aldea y va entrá a la
siudat encalada. Los carrés eren relativamén amples, en estretes
asseres frente als edifissis. Y com la vegada anterió, al passá
frente a la iglesia sels van ajuntá los mendigos, los botigués o
tendés se van assomá a vórels passá, los tabernés van pédre
momentáneamen los seus parroquiáns y algúns negossiáns van tancá
los seus locals per a marchá en lo grupo. Als seus oscurs cuchitrils
(
tabucos, covaches)
los corredós de perles estáen ya alerta, plantats com
estaquirots.

Van traure papés per a podé fé vore que féen
algo cuan arribare Kino y van guardá les perles als calaixos, perque
no es bona cosa dixá vore una perla inferió a la vora de una
bellesa. Ya estáen ells enterats de la magnifissiénsia de la perla
de Kino. Les tendes de estos especuladós
estáen totes a un
mateix carreró, en finestres enreixades (com a
Alustante)
y en celossíes de fusta per a que sol entrare una miqueta de llum de
fora.

A una de elles esperáe assentat un home corpulén y ben
farjat. La seua fisionomía ere
paternal y bondadosa y als seus
ulls brilláen los mes amistosos sentiméns. Ere
Francis
Shielder
, un
repartidó de «bon día», un romansé, un home divertit que sempre
teníe un chiste a pun, sense que alló li impediguere arribá en un
instán a la tristesa mes fonda, al recordá per ejemple la mort de
la tía del interlocutó, en ulls tendres y plorosos. Aquell matí
habíe colocat a la seu taula un jarrón en una flo, un hibisco
escarlata O’Hara, y una bandejeta negra de vellut blau. Se habíe
afeitat hasta no dixá mes que la taca blavosa de la barba damún del
cutis, les máns estáen llimpies y les ungles retallades.



Teníe
uberta la porta y tararejáe una cansoneta sobre una caguerada de bou
mentres en los dits de la má
dreta
fée desapareixe y apareixe una moneda. Ere prestidigitadó, no miráe
als seus dits, la acsió ere mecánica, pressisa. Mentres lo home
canturrejáe, sol miráe la porta uberta. Va sentí lo soroll de
moltes passes aproximánse y los seus dits van aumentá la velossidat
del joc, y cuan la figura de Kino va passá lo brancal, la moneda va
desapareixe en un destello final.

-
Bon
día
, amic meu ! - va
exclamá lo tío enorme -. ¿En qué puc ajudát?

Kino se
esforsáe per a adaptá la vista a la oscurina de la estánsia, segat
com estáe per lo resplandó de fora. Los ulls del especuladó teníen
ara una mirada firme y cruel com la de un falcó, mentres lo resto de
la seua cara sonreíe en tota cordialidat. Y dissimuladamén, daball
de la tapa de la taula, la seua má dreta seguíe fen lo joc de
prestidigitassió.

- Ting una perla - va declará Kino, y Juan
Tomás va apoyá les seues paraules en un
gruñit. Los veíns se
aclaperáen a la porta y uns cuans chiquets s’habíen penjat de la
verja de la finestra.

Una perla - va repetí lo mercadé -. Ña
vegades que un home men porte una dotsena.
Be, veigám la teua
perla. La valorarém y te se oferirá lo milló preu possible. -
Los
seus dits movíen la moneda a velossidat vertiginosa.
Kino actuáe
per instín, de la manera mes teatral possible. Va traure lentamén
la cartereta de cuero, va agarrá lo tros de pell y va dixá que la
gran perla rodare o redolare per damún del (terciopelo) vellut blau.
Inmediatamén va mirá la cara que ficáe lo compradó.

Pero
allí no ñabíe cap signo ni movimén, la cara no va cambiá, pero
la má enjugassáda y amagada va pédre la pressisió, la moneda va
entropessá en un dit y li va caure sense soroll damún de la
faldeta. Cuan va traure la má del amagatall, lo índice va acarissiá
tremolán la gran perla. Después, en la ajuda del dit gros, la va
eixecá hasta los ulls fénla brillá al aire.
Kino aguantáe la
respirassió, y tamé los seus veíns, pero la multitut fée
comentaris en veu baixa.



- Está observánla ... encara no se ha
parlat del preu.
La má del traficán habíe adquirit una vigorosa
personalidat.
Sospesáe la gran perla, la dixáe caure a la
bandejeta y lo índice la apretáe en forsa. La cara del mercadé
mostráe una triste y desdeñosa sonrisa.

- U séntigo, amic
meu - va di, eixecán los muscles per a indicá que no ere ell
responsable.

- Esta perla es massa gran - va explicá-. ¿Quí
voldrá comprála?

No ña mercat per a coses així. No passe
de sé una curiosidat. U séntigo, creíes que ere algo de valor,
pero ya veus que sol es una curiosidat.

- Es la Perla del Món
- va protestá Kino -. Ningú ne ha vist may datra igual.

-
Estás en un error, va insistí l’atre - . Es gran y fea. Com a
curiosidat pot tindre interés; igual un musseo la exhibirá a la
vora de una colecsió de fóssils. Yo sol podría donát mil
pessos.

La cara de Kino se va ensombrí y se va fé
amenassadora.

- Val sincuanta mil, y vosté u sap. Lo que vol
es estafám.

Se va sentí un fort cuchicheo entre la multitut
al sirculá per nella lo preu oferit, y lo traficán va sentí una
mica de temó.


No me
fotegáu la culpa a mí - va suplicá -. No soc mes que un tassadó.
Preguntéu als atres. Aneu a les ofissines y enseñáulos la perla...
o milló, féulos vindre aquí, per a que veigáu que no tos engaño.

Sagal - va cridá, y cuan lo seu criat va apareixe a la porta de
la trastenda, li va maná -:
Ves a casa de tal, de tal atre, y de
tal atre. Díslos que passon per aquí y no los explícos lo motiu,
dis sol que me agradaríe vórels. -

La seua má dreta va
torná a desapareixe daball de la taula en un atra moneda que va
escomensá a saltá de nuguet en nuguet en una vertiginosa
rapidés.

Los amics de Kino parlaen. Se barruntáen que
passaríe una cosa així. La perla ere gran pero teníe un extrañ
tinte, que desde lo escomensamén los habíe inquietát. Y, después
de tot, mil pessos no eren gens despressiables. Eren una riquesa
relativa per a un home que no teníe res.
Suposém que Kino los
asseptáre; lo día antes estáe a la miseria.



Pero Kino habíe
endurit lo seu espíritu y los seus pensaméns. Sentíe lo rose del
destino, se creíe rodeját de un rogle de llops famolengs, buitres
damún del seu cap. Sentíe una geló maligna voltánlo y se sentíe
indeféns.

Los curiosos de la entrada se van apartá per a
dixá passá a los tres compradós de perles. Se habíe fet lo
silénsio, pos ningú volíe pédres una paraula, un gesto o una
expresió. Kino callae y observáe.



Va sentí una presió a la
seua esquena, se va girá per a trobás en los ulls de Juana, que li
van torná les forses.
Los ressién arribats no se miráen ni
tampoc a la perla. L’amo del local va parlá així:

- Hay
fixat un preu per an esta perla y lo amo no lo trobe just. Vach a
demanáls que la examínon y faiguen una oferta. Fíxat, Kino, que no
hay mensionát quin ere lo preu.



Lo primé dels convocáts, sec y
estirat com Valentín Wolfkiller, va pareixe que veíe la perla
per
primera vegada en aquell instán. La va agarrá, la va fé
girá entre índice y dit gros y la va aviá en despressio a la
bandeja.

- No me fiquéu a la discussió, no faré cap oferta.
Me nego. Aixó no es una perla, es una monstruosidat - y los seus
labios se van curvá en menospréssio (
desdén).





Lo segón
ere un homenet chaparro de tímits modals y veu mol aguda, que no
abandonáe lo caliqueño, un puret retortigat com una tafarra o un
arraíl de
regalíssia.
Va agarrá la
perla
y la va examiná en gran cuidado. Va traure una lupa de la
burchaca
y va estudiá la perla a fondo. Va escomensá a riure com u faríe
una hiena.

- Ñan perles falses millós que ésta, conec be
estes coses.

Es blana y pareix ges (
alchés),
pedrá lo coló y se desfará en pocs mesos. Mira... va oferí la
lupa a Kino diénli cóm teníe que féla aná, y Kino, que may habíe
vist en aumén la superfissie de una perla, se va quedá pasmat per
lo aspecte extrañamén rugós de la seua perla.







Lo tersé
lay va
arrebatá
(fotre) de les máns.
- A un dels meus cliéns li agraden estes
coses - li va di -. Te oferixco singséns pessos y potsé puga
véndrelay per sisséns.


Kino va agarrá
la perla, la va embolicá en la tela y la va guardá al
pitral.
Entonses va intervindre lo home sentat detrás de la
taula.

- Soc un loco, be que u sé, pero manting la meua
primera oferta. Seguixco oferín
mil pessos. ¿Qué fas? - va
preguntá al vore a Kino guardás la perla.

- Aixó es una
estafa - va bramá Kino -. La meua perla no se vendrá aquí. Tindré
que aná a la capital.

Los compradós se van mirá los uns als
atres. Se van doná cuenta de que habíen anat massa lluñ; sabíen
que los fotríen la bronca severamén pel seu fracás, y en un esfors
lo que habíe pujat mes alt va proposá:

- Podría arribá
hasta mil singséns.

Pero Kino se obríe pas entre la
multitut. Les veus arribáen an ell mol debilitades, pos la sang
rabiosa lo ensordíe. Se va alluñá a grans galarchades, y Juana lo
va seguí, corrén.





Al caure
la nit los veíns a les seues barraques comentáen entre mos y mos lo
gran tema de aquell matí. No teníen sertesa de res; los pareixíe
una perla maravillosa, pero en realidat may les habíen vist de
aquella classe, y sense duda los traficáns sabríen mes de perles
que ells.

- Y es mol significatíu – repetíen - que los
compradós no van discutí entre ells.
Tots sabíen que la perla
no valíe res.

- Pero, ¿y si u hagueren preparat aposta?

-
Si es així, tota la nostra vida mos han estat engañán.

-
Auncás haguere sigut milló que Kino haguere asseptat los mil
singséns pessos. Eren moltes perres, mes del que habíe vist
may.

Potsé que Kino fore un loco. Supongám que vaigue de
veres a la capital y no trobo compradó per a la seu perla. No
sobreviuríe a una cosa així.

- Y ara, díen los temoriques,
ara que los habíe desafiát, los especuladós ya no voldríen tratá
en ell. Podríe sé que Kino se haguere tallat la retirada en la seua
actitut.

Atres díen que Kino ere un valén y que teníe raó.
De la seua valentía tots podríen traure profit. Estos estáen
orgullosos de Kino.


A casa, Kino estáe tombat a la seua
márfega, meditán. Habíe enterrat la perla daball de una pedra del
foc y ara miráe los dibuixos de la tela del madalap hasta que los
seus arabescos lo marejáen. Habíe perdut un món per a no guañán
cap, y teníe temó. May en tota la seua vida se habíe alluñat del
hogar. Li atemorisáe lo monstruo desconegut al que díen «la
capital».

Se assentáe damún l’aigua y entre montañes, a
mes de mil milles de allí, cada una de les cuals pareixíe una
amenassa. Pero Kino habíe perdut lo seu món y teníe que pujá
hasta un atre de nou. Lo seu somni del futur seguíe sén real,
indestructible, habíe dit «hi aniré» y aixó fée tamé realidat
la partida. Dessidí marchá, y díu, ere com está a mich
camí.

Juana lo va vore enterrá la perla y va esta observánlo
mentres rentae a Coyotito y preparabe les coques.
Va entrá Juan
Tomás y se va assentá a la vora de Kino, guardán silénsio hasta
que Kino va preguntá:

- ¿Quin atra cosa podía fé? Son uns
estafadós.
Juan Tomás va assentí en gravedat. Ere lo mes gran y
de ell traíe consell sempre Kino.

- Es difíssil aconsellá.
sabém que mos vénen estafán desde la cuna. Pero anem tirán. Has
desafiát no sol als compradós de perles, sino a la organissassió
sansera de la nostra vida, y ting temó per tú.-

- No s’ha
de tindre temó mes que de la fam.-

Juan Tomás no pareixíe
conforme.

- Aixó u temém tots. Pero, suposém que no te
equivoques,
supongám
que la teua perla es de gran valor... ¿creus que ya está tot
arreglat?

- ¿Qué vols di?

- No u sé, ting temó per
vatros. Ficaréu los peus en terreno desconegut y no tens ni idea del
camí a seguí.

- Men vull aná, mol pronte - Sí - Juan Tomás
estáe de acuerdo -. Tens que féu, pero me pregunto si a la capital
trobarás alguna diferénsia. Aquí tens amics y me tens a mí, ton
germá. Allí a ningú.

- ¿Qué puc fé? Aquí no trobo mes
que injustíssia.
Lo meu fill té que tindre una oportunidat, y no
vull que la destruíxquen. Los meus amics me ajudarán.

-
Mentres no se veiguen en perill o incomodidat - va di Juan Tomás. Y
se va eixecá dién - :
Ves en Déu.
Kino va repetí:
- Ves
en Déu - y no va eixecá la veu al diu, pos aquelles paraules ya
valíen.


Mol después de que Juan Tomás haguere marchat,
Kino seguíe cavilán. Lo invadíe la parálissis gris de la
desesperansa. Veíe tots los camíns tancats y al seu cap sonabe la
música enemiga. Los sentits li bullíen, lo seu servell explorae la
vida externa an ell, don particulá de la seua rassa. 



Sentíe
tots los rumors de la nit, les queixes dels muixonets, la agonía
dels gats, lo vindre y retirás de les oles damún de la playa y lo
sussurro del ven. Al nas li arribáe la pudó de los ressiduos
vegetals abandonats per la marea. Als ulls se li presentáe lo
madalap agarrán
la llum de un trong que petáe al foc.

Juana
lo miráe preocupada, pero sabíe que li ajudaríe mes guardá
silénsio y está prop de ell. Ella tamé sentíe la Cansó del Mal,
lucháe contra nella canturreján la melodía
Familiá,
tranquilissadora, calenteta y poética. Teníe a
Coyotito als brassos y an ell li cantabe per a espantá lo mal, y la
veu casi derrotabe la amenassa del negre espíritu.

Kino no se
movíe ni demanáe lo sopá. Ella sabíe que cuan vullguere minjá ya
u demanaríe. Los seus ulls eren los de un posseít, y seguíe en
atensió lo vol al voltán de la casa de una amenassa casi
materialisada, lo furtiu arrastrás de algo al exterió en tiniebles,
algo sombrío y terrorífic pero que lo cridáe, amenassánlo y
desafiánlo. La má dreta va buscá daball de la camisa lo gabiñet;
los seus ulls estáen uberts; se va ficá en peu y va aná hasta la
porta.

Juana volíe parál; va eixecá una má y la boca se le
va obrí en un crit mut de terror. Va mirá a Kino dabán de la
oscurina antes de pédres an ella. Juana va sentí lo arrastre dels
seus peus, lo rumor de la lucha, los cops. Va permanéixe gelada de
temó y los seus labios se van entreobrí
com los de un gat,
descubrín la dentadura. Va dixá a Coyotito an terra, va agarrá una
gran pedra del foc y va eixí corrén, pero ya ere tart.

Kino
estáe an terra, tratán de incorporás, y no se veíe a ningú mes.
Sol se sentíe lo rumor de
l´aigua y lo chulit del ven. Pero lo
mal estáe allí mateix, amagat entre les herbes del ras, a la
sombra
de la casa, entre los plecs del aire de la nit.

Juana va dixá
caure la pedra, va rodejá a Kino en los seus brassos y li va ajudá
a alsás y entrá a casa. Chumáe sang del seu pel y a la galta teníe
un tall desde la orella a la barbilla. Kino estáe
consién a
miches, y sacsáe lo cap de un costat al atre. La camisa estáe
esgarrada y los pantalóns casi arrancats de la sintura. Juana lo va
obligá a sentás a la
márfega
y li va llimpiá la sang en la falda. Li va portá una mica de pulque
y después de habé begut seguíe ell sacsán lo cap.

- ¿Quí?
- va preguntá Juana.
No u sé, no lay vist.
Juana li rentae
ara en aigua lo tall de la cara - mentres ell miráe fíxamen cap
abán.
- Kino, home meu, Kino, ¿me séns?
- Te séntigo - va
di ell, en la
llengua
encara torpe.
- Kino, esta perla está maldita. Destruímla antes
de que u faigue en natros. Aplastémla entre dos códuls. Aviémla al
mar, al que perteneix. ¡Está maldita!
Mentres ella parláe, la
llum del hogar relluíe als ulls de Kino en un sentelléo
amenassadó.

- No. Lucharé contra tot aixó y guañaré. Ham de
aprofitá la nostra única oportunidat. Va maltratá lo madalap en lo
puñ. Ningú mos pendrá la nostra fortuna.
La mirada se li va
suavisá y va apoyá en dolsó una má al muscle de Juana
- Créume
- li va di -. Soc un home. Pel matí agarrarém la canoa y primé per
mar y después
per terra, arribarém a la capital, tú y yo. No
tolerarém que mos estáfon. Soc un home.
- Kino - va di ella,
ting temó per tu. Póden matát. Torném la perla al mar. -
- Ham
de dormí un poc, a primera hora mon anirém. ¿No tindrás temó de
acompañám?-
- No, home meu.-
Ell la va mirá en ulls
cariñosos y li va tocá una galta.
- A dormí una mica - va
repetí.






V



La lluna se
va eixecá al sel antes de que cantare lo gall. Kino va obrí los
ulls a la escurina al sentí un movimén mol prop, pero se va quedá
coto. Los seus ulls van escudriñá les tiniebles y en la pálida
llum de la lluna que se filtrabe per la paret de rama va vore com
Juana se eixecáe
desplayet. La va vore aná cap al foc y apartá
les pedres sense soroll. Después, com una sombra, se va desllissá
cap a la porta. Se va pará un momén a la vora de la cuna de
Coyotito, se va dibuixá la seua figura al brancal, y va
desaparéixe.

A Kino lo aufegáe la furia. Se va eixecá y la
va seguí, tan silensiosamén com ella, sentín les seues rápides
passes cap a la playa. La va vore ixí mes allá de la línea de la
malea y avansá insegura cap a la vora del mar. En aquell momén ella
se va doná cuenta de que la seguíe y va escomensá a corre. La seua
má se alsáe per a aventá la perla cuan ell li va apretá la muñica
y li va fé soltá la perla. Li va pegá a la cara en lo puñ tancat
fénla caure damún de les pedres y li va pegá en lo peu al costat,
al costellá. A la pálida llum va vore com l’aigua la cubríe
parsialmén apegán la falda a les seues cames.

Kino la miráe
enseñán les dens y chulán com una serp, y Juana lo miráe sense
mostrá temó, com una ovella dabán del matarife.
Entonses la
rabia va fugí de ell y se va vore sustituída per una aguda
sensassió de malestá y de disgust. Se va apartá de ella y va pujá
cap a casa.




Va
sentí un soroll imprevist, va empuñá lo gabiñet y lo va dirigí
contra la negra figura apressián com penetráe la fulla a la carn.
Va sentí un gran cop, va caure de ginolls, un atra sacsada y la seua
esquena va tocá an terra. Uns dits rápits van registrá la seua
roba nerviosamén, y la perla, escapánse de la seua má entreuberta,
va redolá hasta parás a la vora de una pedreta del camí. La llum
de la lluna la fée brillá y destacáe sobre la pedreta.

Juana
se va incorporá a la vora del mar. Li féen mal lo cap y les
costelles, pero no sentíe ira contra Kino. Habíe dit: «Soc un
home», y aixó significae algunes coses per a Juana. Significáe que
ere un lloco a miges y un mich Déu, volíe di que Kino ere capás de
medí les seues forses a una montaña o contra lo mar. Juana, desde
lo interió de la seua alma, sabíe que la montaña resistiríe
impávida mentres lo home acabaríe cruixit, que lo mar seguiríe lo
seu incansable movimén y lo home podíe morí aufegat. Tot aixó es
lo que fée de ell un home, mich loco y mich Déu, Juana teníe
nessessidat de un home, no podíe viure sense un home. Encara que
ñabíen profundes diferénsies entre home y dona, les coneixíe y
les habíe asseptat. Claro que lo seguiríe a consevol puesto, no
cabíe duda. A vegades les cualidats femenines de ella, raó,
cautela, instín de conservassió, guañáen a la hombría de Kino y
salváen la situassió. Se va eixecá en dolorós esfors, va afoná
les palmes a les oles y se va rentá la cara en la coenta aigua
salada. Después va arrencá a caminá detrás de Kino.

Un
grupet de núgols multiformes entrae al sel desde lo sur. La pálida
lluna se amagáe detrás de cada un de ells per a torná a ixí y
Juana camináe daball de una llum vassilán. Belcáe la esquena
dolorida y portáe lo cap caigut damún del pit. Va atravessá los
chaparrals
a la oscurina, y al descubrís la lluna va vore lo sentelléo de la
perla a la vora de la pedreta de la senda. A ginollóns la va plegá.
Va seguí aginollada pensán si convendríe torná a la vora y
acabá
la seua faena, y mentres meditáe alló va torná la llum y va vore
frente an ella dos figures caigudes. Va saltá cap abán y va vore
que un ere Kino y lo atre un desconegut en la gola tallada,
secsionada, chorránli sang a mansalva.

Kino se retorsíe an
terra, uberts los brassos com les ales de un muixó abatut y de la
seua boca ixíen paraules fluixetes, incoheréns. En aquell momén
sen va doná cuenta Juana de que la vida que portáen hasta entonses
s’habíe acabat. Un home mort al camí y lo gabiñet ensangrentat
de Kino van valé, se va convénse. Hasta entonses Juana habíe estat
tratán de salvá algún tros de la antiga pas que reináe antes de
trobá la perla. Pero no ñabíe retorn possible. Al donássen
cuenta, va abandoná tots los seus somnis; no quedáe datra que
salvás ells mateixos. Ya no sentíe doló ni se movíe en lentitut.
Va arrossegá lo cadáver desde lo camí hasta la sombra de un
chaparro,
va torná a la vora de Kino y li va torcá la cara en la falda
humida. Ell va escomensá a recuperás y va gemegá.

- Han
agarrat la perla; la hay perdut. Ya s’ha acabat tot, ara que no
tenim la perla ...

Juana lo va tranquilisá com si fore un
sagalet.

- Calla - li va di - . Aquí está la perla; la hay
trobat al camí. ¿Me séns? Aquí está la teua perla. ¿Enténs?
Has matat a un home y tením que anámon antes de que se faigue de
día.

- M’han atacat - va explicá Kino en veu tremolosa - y
hay luchat per a salvá la vida.

- ¿Recordes lo que va passá
ahí? - va preguntá Juana - ¿Ten recordes cóm són los
homes de
la siudat? ¿Creus que esta explicassió podrá salvát?

Kino
va suspirá y va tratá de vénse la modorra.

- No, tens raó.
Ves a casa y porta a Coyotito, y tot lo panís que trobos. Trauré la
canoa y mon anirém.



Va arrepetá lo gabiñet y se va separá de
ella. Fen traspeus va arribá hasta la canoa, y cuan la llum de la
lluna se va fé mes forta va vore un gran forat al fondo de la
embarcassió. Una ira destructora lo va invadí donánli forses.

Aquella ere la canoa de son yayo, heredada per váries
generassións, y ara estáe feta malbé, malmetuda. Ere una maldat
que superáe tota imaginassió. Lo assessinato de un home no ere tan
pecat com lo assessinato de la seua canoa, perque una canoa no té
fills, ni pot protegís, y les seues ferides no sicatrísen.

Ñabíe
pena a la rabia de Kino, pero esta radera desgrássia lo habíe
endurit com per a resistí consevol cop. Ere com una béstia,
amagánse, atacán y vivín només per a protegí a la seua família.
No teníe consiénsia clara del doló que martelláe com un mall al
seu cap. Caminábe per la playa cap a la seua cabaña sense pensá en
robá una de les canoes dels seus veíns. Ni una sola vegada va passá
esta idea pel seu cap, com no se li haguere ocurrit destrossán cap
de elles.
Los galls alsáen les veus y l’alba no estáe lluñ.
Per les parets de les barraques escapáe lo fum de focs matinés, y
al aire se notae ya l’auloreta de les coques. Ya se movíen los
muixonets als matorrals, la lluna perdíe la seua llumenária y los
núgols se giráen cap al sur. Lo ven ere fresc y penetráe al
estuario, un ven inquieto y neguitós, ñirviós, que fée auló a
tronada.



Kino estáe recobrán algo de ánim. Ya teníe lo cap mes
cla; sol quedabe una cosa per fé, y les seues máns acarissiáben
primé la perla y después lo gabiñet. Va vore una llum intensa
frente an ell, ere una flama alta que veníe de la seua barraca.
Coneixíe la rapidés en que se cremáen aquelles casetes de rames
cuan se botáe foc. Al arrencá a corre va entropessá en Juana, que
corríe cap an ell, en Coyotito als brassos y la manta a una má. Lo
minut plorae de temó y los ulls de Juana estáen mol uberts. Kino
podíe vore que la seua casa habíe dixat de existí y no va fé cap
pregunta. Pero ella va explicá:

- Estáe tot desordenat;
ñabíen forats per tot lo terra, y mentres yo miraba li van fotre
foc desde fora.

- ¿Quí? - va preguntá.

- No u sé,
homes del infern.

Los veíns ixíen de les seues cases
procurán salvá les seues propiedats del foc. De repén Kino va
sentí temó. Va recordá lo home mort a la senda y agarrán a Juana
per lo bras la va portá a la escurina, pos sabíe que la llum ere
perillosa per an ells. Va pensá un momén entre les sombres, y
después van aná a casa de son germá Juan Tomás.

Afora, se
sentíen los crits dels chiquets y dels grans, pos los seus veíns
suposáen que ells estáen a dins de la casa en flames.

La
barraca de Juan Tomás ere casi igual a la de Kino; casi totes eren
idéntiques, dixán entrá per los cuatre costats aire y llum; així
Juana y Kino, acurrucats a un racó, veíen la terrible pira. Van
vore afonás la teulada (sense teules) y pronte la foguera van sé
tot séndres. Sentíen les exclamassións dels seus amics y los plos
de Apolonia, la dona de Juan Tomás, que dirigíe los laméns per la
extinsió de la família.

De pronte sen va doná cuenta de que
lo seu mocadó del cap no ere lo milló de los que teníe y va corre
a casa a buscán un atre mes apropiat. Mentres rebuscáe a un arcón,
baúl, va sentí la veu de Kino que díe:

- Apolonia, no
ploros. No mos ha passat res.
- ¿Cóm hau vingut? - va preguntá
ella.
- No faigues preguntes. Ves a buscá a Juan Tomás y dísli
que vingue sense que se entero ningú mes. Aixó es mol importán,
Apolonia.
La donota va dudá un instán, y después va di:
-
Sí, cuñat.
No va tardá en torná en Juan Tomás. Este va
enséndre una vela, se va arrimá an ells y va maná a la seua
dona:
- Apolonia, fícat a la porta y no dixos entrá a ningú. -
Com ere lo mes gran, assumíe tota la autoridat - . Y be, germá... -
va escomensá.
- Vach sé atacat a la oscurina - va explicá, y
luchán hay matat a un home.
- ¿A quí? - va preguntá Juan Tomás
rápidamen.
- No u sé; tot estáe tan oscur com la boca de un
llop.
- Es la perla, ña una maldissió an eixa perla.
La
hagueres tingut que véndre y librat de la maldissió. Potsé que
encara estigues a tems de véndrela y comprá la pas per a tú y los
teus.
Kino va contestá:

- Oh, germá meu, me s’ha fet
una ofensa imperdonable. La meua canoa está trencada a la playa; la
meua casa s’ha cremat y als chaparros
ña un home mort. Totes les eixides están tallades; tens que
amagamos, germá.-

Kino, mirán de prop a son germá, va vore
la fonda preocupassió als seus ulls, y se va adelantá a una
possible negativa.

- No per mol tems, sol hasta que arribo la
nit; entonses mon anirém.
- Tos amagaré - va dessidí Juan
Tomás.
- No vull portát cap perill, sé que ara soc com un
leprós. Mon anirém esta nit y així estaréu segús.
- Hay dit
que te protegiré - va di Juan Tomás y va di - : Apolonia, tanca la
porta y no digues a ningú que Kino está aquí.

Van está
callats tot lo día a la casa, sentín a los veíns parlá de ells.
Per les bades de la paret los veíen regirán les séndres buscán
óssos.
Amagats van escoltá les exclamassións de tots al
descubrí la canoa destrossada. Juan Tomás va eixí a proposá
teoríes sobre lo que los podíe habé passat a Kino, Juana y al
menut.

- Suposo que haurán anat cap al sur per a escapá al
mal que anae detrás de ells.
- A uns atres los díe - : Kino no
podríe abandoná lo mar. Igual ha conseguit un atra canoa. Apolonia
está dolenta de pena.
Aquell día lo ven va saltá damún lo
Golfo, les oles batíen una y un atra vegada damún la playa, aullabe
entre les cabañes y ficae en perill a les atrevides barquetes que se
habíen fet a la mar. Juan Tomás va tindre que di:

- Si Kino
sen ha anat per l’aigua, an estes hores ya s’haurán aufegat
tots. -
Les seues eixídes no servíen sol per a mantindre
conversa en los veíns, sino per a obtindre algo de ells: un saquet
de fesols secs, y hasta un gabiñet de devuit pulgades, pesat com una
destral,
ferramenta y arma a la vegada. Cuan Kino lo va vore, los
seus ulls se van iluminá y va acarissiá la fulla probán lo tall en
la yema del dit gros.
Al arrimás la nit, Juan Tomás va tindre
una llarga conversa en son germá.



- ¿Aón anirás?
- Al Nort,
hay sentit di que cap al Nort ñan siudats.
- Evita la costa - li
va advertí Juan Tomás - . Organisarán una patrulla per a registrá
les playes, los de la siudat te deuen está buscán. ¿Tens encara la
perla?
- La ting y la conservaré. Podría regalála, pero ara se
ha convertit en la meua vida y la mala sort, y ting que guardala en
mí.
Coyotito va escomensá a fé sorollets y Juana li va susurrá
a la orelleta paraules mágiques per a que callare.
- Lo ven te
ajudará - va di Juan Tomás - . Borrará lo rastre.

Van partí
en silénsio antes de que ixquere la lluna. Juana portáe a Coyotito
penján de la esquena a un plec del chal, y lo chiquet dormíe apoyat
a un dels seus muscles.
Juan Tomás va abrassá a son germá dos
vegades y lo va besá a les dos galtes.
- Ves en Déu - li va di
en veu trista - . ¿No vols librát de la perla?
- Esta perla es
ya la meua alma, si me desfach de ella pedré l’alma. Ves tamé en
Déu.







VI



Lo
ven bufáe en furia, tiránlos a la cara rametes, arena y grava. Juana
y Kino se van tapá milló en les robes y van caminá món abán. Lo
sel habíe quedat llimpio y la llum dels estrels ere
freda y
lleitosa. Los dos camináen en precaussió, evitán lo sentro de la
siudat, aon algún vagabundo mich adormit a un portal podríe vórels
passá. La siudat se protegíe an ella mateixa durán la nit, y tot
lo que se moguere a la escurina ere descubert al instán. Kino va
rodejá la
periferia de la siudat y va tórse cap al Nort, guiát
per les estrelles, y va trobá lo camí arenós que atravessán cams
herms portáe hasta Loreto, aon la milagrosa Virgen María teníe la
seua sede.

Kino sentíe a les cames los esgarraps de la arena
volandera y se alegrabe per la seguridat de que no dixaríen cap
rastre del seu pas. La llum de les estrelles li ajudáe a no pédre lo
camí, y sentíe detrás de ell les passes apressurades de
Juana.

Algo ancestral revivíe al seu cap. Per deball de la
temó als espíritus malignos de la nit sentíe bullí un extrañ
sentimén de alegría; algo animal tornáe a la vida al seu interió,
fenlo cautelós, furtiu y amenassadó. Revivíe en ell una antiga
característica del seu poble. Lo ven bufáe a la esquena y la
família prosseguíe la marcha lenta, un hora detrás de un atra,
sense entropessá en ningú ni de lluñ. Per fin, a la seu dreta se
va elevá la lluna y en ella va amainá lo ven.
Ara veíen
claramen lo camí, en ferides fondes de marques de carros. Sense la
ajuda del ven les patades se faríen vissibles, pero ya se trobáen a
considerable distánsia de la siudat y potsé passáren inadvertides.
Kino camináe per una de les roderes, y Juana lo imitáe. Cuan, pel
matí, un carro se encamináre cap a la siudat borraríe tota señal
de les passes.



Van caminá tota la nit sense afluixá la marcha.
Coyotito se va despertá una vegada y Juana lo va tindre que passá
als seus brassos y acunál hasta que va torná a adormís. Los genios
roíns de la nit dansáen al voltán. Los coyotes aulláben y sen
enríen a les espessures y los mussols chuláen y cridáen desde los
ábres. En una ocasió va passá prop una béstia gran pateján la
malea. Kino va empuña lo gran gabiñet y al féu li va pareixe
sentís a salvo de tot.

La música de la perla triunfábe,
daball de ella la tranquila melodía de la família, les dos a compás
de les passes damún lo pols. Al arribá la aurora, Kino va mirá a
un costat y a un atre en busca de refugi per a passá lo día. Lo va
trobá a un corro natural que podíe habé sigut un refugi de
ciervos, completamén amagat detrás de un bosquet espés.

Cuan
Juana se va assentá y se va disposá a amamantá al seu fill, Kino
va torná a la senda. Va fé cruixí una rama y en ella va agraná
les patades de les abarques, allí aon habíen abandonat lo camí.
Als primés rayos del sol va sentí aproximás un carro, se va amagá
a la cuneta y lo va vore passá, arrastrat per dos bueys juñits en
lo jau. Cuan lo va pédre de vista va torná a eixí y se va assegurá
de que les patades habíen quedat aplanades. Va borrá les que acabáe
de fé y va torná a la vora de Juana.

Esta li va doná les
coques que Apolonia habíe preparat y poc después se va quedá
adormida. Kino se va assentá an terra y se va ficá a mirá los
ordenats viaches de les formigues. Marcháen en columna y en lo peu
les va interrompre (
interrumpí)
lo pas; entonses elles li van pujá damún del peu y van continuá lo
seu camí.
Lo sol se eixecáe abrassadó. Trobáe a faltá la
proximidat del Golfo, allí lo aire ere tan sec que los matorrals
cruixíen per efecte de la caló y despreníen una forta auló
ressinosa. Cuan Juana se va despertá, lo día estáe mol avansat.

-
Ña que tindre mol cuidado en aquell abre que veus allí - va explicá
Kino -. No se pot tocá perque si después te portes la má als ulls
te quedes sego. Tamé ña que pará cuenta en un ábre que sangre. Es
aquell de mes allá. Si lo talles se fique a sangrá y porte mala
sort.
Ella assentíe a tot sonrién, pos ya u sabíe de tems
atrás.

- ¿Mos seguirán?¿Creus que procurarán
acassámos?

- U intentarán. Lo que mos trobo tindrá la
perla. Ya u crec que u probarán.

- Podríe sé que los
traficáns tingueren raó y la perla no valgue res. Quí sap si tot
ha sigut només una ilusió. -

Kino va rebuscá entre la roba
y va traure la perla. Va dixá que lo sol jugáre en ella hasta que
li van fé mal los ulls de mirála.

- No, no hauríen tratat
de robála si no tinguere valor.
- ¿Saps quí te va atacá? ¿Los
traficáns?
- No u sé; no vach pugué vórels.
- Cuan la venga
me compraré un rifle - va di en veu alta, y va mirá la relluén
esfereta en busca del seu rifle, pero no va vore mes que un cos estés
an terra chumán sang de un tall sec al garganchó.

Entonses
va di: - Mos casarém a la iglesia, y a la perla va vore a Juana, en
la marca de la seua má a la cara, arrastránse per la playa.-

Lo
nostre fill adependrá a lligí, lay amostrarán, y a la perla va ixí
la cara infantil unflada y febril per efecte de la extraña
medissina.


Kino va guardá
la perla, perque la seua música se habíe fet siniestra y teníe mol
paregut en la música del mal. Los rayos del sol los van forsá a
buscá la sombra dels árbres, y van espantá a uns muixonets grisos.
Kino se va cubrí lo cap en la manta y se va quedá roque.

Juana
no podíe imitál. Estáe sentada a una roca, teníe la boca unflada
y toba per efecte de la puñada de Kino, y les mosques revolotejáen
damún de ella. Pareixíe un sentinela, y cuan Coyotito se va
despertá lo va assentá a la terra seca frente an ella y va está
mirán com movíe los brassos y cames, sonrién y fénla sonriure. En
una rameta que va agarrá li fée gochet (cussigañes, pessiguañes)
y después li va doná a beure aigua de la cantimplora que
portáen.

Kino se movíe en somnis, cridán en veu gutural,
mentres la seua má se movíe com si luchare. De repén va fotre un
bram y se va alsá en los ulls mol uberts, assustat. Va tratá de
escoltá algo pero sol va sentí lo petá dels ábres y malea y lo
ven chulán allá llun.

- ¿Qué passe? -.
- Calla - va
maná ell.
- Ensomiabes.
- Pot sé. - estáe que no tartíe, y
va dixá de mastegá la coca que ella li habíe donat, per a escoltá
un atra vegada. Estáe ñirviós, neguitós, intranquil, no dixáe de
mirá per damún del seu muscle; desenvaináe lo gran gabiñet y
probáe lo tall en lo dit gros.


Cuan
Coyotito va balbussejá algo, Kino va maná: - Féslo callá.-
¿Qué
passe? - va insistí Juana.
- No u sé.
Va torná a escoltá,
en los ulls lluminosos com los de un llop cassán.
Se va ficá de
peu silensiosamén y, doblegat per la sintura, va caminá pel
brosquill cap al camí. No va ficá los peus, se va tombá a la
sombra de una carrasca, va ataullá lo camí cap a la direcsió per
aon habíe vingut.

Entonses los va vore avansá. Se li va ficá
du tot lo cos y se va amagá instintivamén detrás de unes rames
caigudes (solsídes). Allá lluñ veíe tres figures, dos a peu y un
atra a caball. Sabíe quí eren, y lo terror se va apoderá del seu
espíritu. Desde tan lluñ veíe moures lentamén a los de a peu,
encorvats (belcats) mirán la terra. De cuan en cuan un se paráe y
cridáe al atre. Eren los tramperos, capassos de seguí la pista de
una cabra montés (salvache) a les montañes de roca. Eren com gossos
de cassa. Sense duda, ell o Juana habíen eixit un momén de la
rodera del carro y aquells cassadós acabáen de descubríu. Detrás,
a la montura, anae un home embolicat en una manta; damún de la
cadira un rifle relluíe al sol.

Kino estáe tan quieto com
les rames del árbre, apenes respiráe, y los seus ulls se dirigíen
al puesto aon habíe agranat lo rastre. Hasta les patades agranádes
podíen tindre significat per an aquells homes. Los coneixíe be; a
un país aon ñabíe poquíssima cassa se les arregláen per a viure
cassán, y ara lo trofeo ere ell. Lligíen la terra com un llibre y
lo jinete esperae passienmén.

Los rastrejadós van cridá com
gossos de cassa en dijú, exitats per la auló de una liebre o
cachap.
Kino va empuñá lo gabiñet y se va prepará per a la acsió. Sabíe
lo que teníe que fé. Si los tramperos descubríen les patades
borrades tindríe que saltá cap al jinete, matál en un instán y
apoderás del rifle. Ere la única oportunidat per an ell y la
família. Tal com los tres se arrimáben per la
senda,
Kino va cavá uns foradets a les puntes de les albarques per a pugué
saltá sense perill de que los peus li rellissáren. Per deball de la
rama caiguda, lo que podíe vore ere massa poc.

Juana, desde
lo seu amagatall, va sentí lo soroll de los cascos sense ferrá del
caball, y com
Coyotito podríe parlotejá, lo va agarrá en
brassos rápidamen, lo va amagá daball del chal y li va doná lo
pit, aixina estáe calladet. Cuan los tramperos van está prop, Kino
sol veíe les seues cames y les potes del caball. Veíe los peus
oscurs y descalsos de los homes y los pantalóns
blangs
espentoláts, y sentíe lo cruixí del cuero de la cadira y lo
tintineo de les espoles. Los homes se van pará al puesto agranat y
lo van estudiá, mentres lo jinete se parabe.



Lo caball sacsáe
(sacsábe) lo cap y mossegáe lo bossal, que sonáe
contra les seues dens. Después va relinchá. Al momén se van girá
los cassadós a mirál y observá la possisió de les seues
orelles.



Kino no respiráe y la seua esquena estáe belcada
(arquejada) per una terrible tensió muscular; la suó li bañáe lo
labio de dal. Durán
inacabables
minuts van está acachats los tramperos, y después van seguí la
marcha mirán an terra, seguits per lo home a caball. Kino sabíe que
no
tardaríen en torná. Faríen sírculs, se pararíen, buscaríen
sense pará y al cap de sert tems tornaríen a está allí.
Va
tirá cap atrás en cuidadet, pero no se va péndre la molestia de
borrá lo seu rastre. No
podríe; ñabíe massa rametes chafades,
herbes aplanádes, pedres cambiades de puesto. Kino estáe dominat
pel pánic. Sabíe que los buscadós lo trobaríen y no ñabíe mes
escapatoria que la fugida. Va corre hasta lo amagatall de Juana, que
lo va mirá interrogán.

- Tramperos - va explicá - .
¡Anémon!
Una fonda desesperassió se apoderáe de ell. Se li va
ensombrí la cara y los ulls se li van enterbolí de tristesa.

-
Igual seríe milló entregás.
Al momén se habíe ficat Juana de
peu y habíe agarrat lo seu bras.

- Tens la perla - li va
recordá en veu aguda- . ¿Creus que te dixarán torná viu per a que
vaigues dién que te la han robat?

- Acabarán per trobámos
-.

- ¡Anémon! ¿Creus que a mí me perdonarán la vida?
¿Creus que lay perdonarán al
nostre fill?

Al final van
penetrá los seus arguméns al servell atabalat de Kino; va expresá
la rábia en un rugit y los seus ulls van recuperá la seua primitiva
fieresa.

- Aném cap a les montañes. Podríe sé que a les
montañes los faigám
pédre
la pista
(com
va fé Moncho un juliol als Ports de Beseit
).



Van
agarrá depressa les cantimplores y paquets que ere tot lo que
teníen.
A la má zurda portáe un paquet, pero la dreta sol
empuñabe lo llarg gabiñet, en lo que anáe tallán la malea per a
obríli pas a Juana. Anáen cap al oeste, en busca de les altes
montañes de pedra. Kino no intentabe dissimulá lo seu pas, y al
avansá removíe pedres, eixecáe pols, tombáe plantes y arrancabe
fulles y brots. Lo sol caíe de ple damún de la campiña, y tota la
vegetassió protestáe cruixín. Pero allí dabán ya estáen les
despullades montañes de granito, erossionades, daball del sel blau.
Kino casi corríe cap an aquelles terres altes, com fan los animals
al vores perseguits.

Ere una terra sense aigua, cuberta de
cactus y de malea, fortamen arrailáts a un terreno de grans pedres
pulverissades. Entre elles creixíe un poc de herbeta gris y seca,
sempre en set y al fil de la mort.

Les sargantanes miraben
passá a la fugitiva família y movíen lo cap. De cuan en cuan una
liebre, assustada, corríe a amagás detrás de la roca que mes prop
teníe. Lo desértic paissache se empapabe de sol, mentres les
montañes pareixíen fresques.

Kino casi volabe, perque sabíe
lo que los veníe damún. En cuan los tramperos portaren un rato
seguín lo camí se donaríen cuenta de que habíen perdut la pista,
y tornaríen, hasta trobá lo
entradó del claro aon Kino y Juana
habíen descansat. Desde allí ya no tindríen dificultat en seguíls:
tantes pedres, fulles caigudes y rames tallades siríen per an ells
un rastre mol cla, com una autopista. Kino sels imaginabe seguín les
huelles, fen comentaris, y detrás de ells lo jinete en lo seu rifle.
La seua faena vindríe después, al encarregás de que no pugueren
torná. La música del mal palpitabe ara dins del cráneo de Kino,
confundínse en los bufits dels escursóns.
Lo camí escomensáe
a empinás y les roques eren cada vegada mes grans. Kino habíe
lograt ya bona ventaja sobre los seus perseguidós, y van fé un
descans. Va pujá damún de una roca gran y va ataullá (
otejá,
aguaitá
) lo panorama, sense vore als
seus enemics, ni siquiera la figura mes alta del jinete. Juana se va
dixá caure a la sombra del parapeto. Va arrimá l’aigua a los
labios de
Coyotito y la seua seca llengüeta va chupá fort. Ella
va mirá cap a Kino cuan lo va vore torná al seu costat y, al donás
cuenta de que li miráe les cames, ferides pels
espinos
(com argilagues) y arestes de les
roques,
les va tapá rápidamen daball de la falda.

Va passá l’aigua
a Kino, pero ell va negá en lo cap y se va passá la llengua pels
labios.
- Juana - . Yo men aniré y tú t’amagarás. Los
obligaré a seguím per les montañes, y cuan hayguen passat ten vas
al nort, a
Loreto
o a
Santa
Rosalía.
Después, si puc escapá, tornaré al teu costat. Es lo únic recurs
que mos quede.

Ella lo va mirá fíxamen als ulls.
- No,
aném en tú.
- Córrego mes anán sol - va protestá ell en veu
áspra - . Exposes al chiquet vinín en mí.
- No - se va limitá
a di Juana.
- Té que sé així, es la meua voluntat y lo únic
prudén.
- No - va tornáy Juana.

Ell va tratá de trobá
debilidat, temó o duda a la seua cara, pero no ere així.
Les
seues pupiles brillaben. Entonses se va rendí, sense esperansa, pero
a la vegada animat per la actitut de ella. Cuan van reempéndre la
marcha ya no ere una fuga dirigida pel pánic.

Lo terreno, a
medida que se alsáe cap a les crestes, cambiabe rápidamen. Les
roques granítiques eren mol grans, badades per la intemperie, y Kino
aprofitáe estes dures superfissies per a caminá sense dixá rastre,
sempre que li ere possible. Sabíe que cada vegada que los seus
perseguidós perdíen la pista teníen que entretíndres un bon rato
fen zigzags, per lo que tornáe a vegades cap al sur, dixán una
patada ben visible y tornáe a la direcsió dessichada per damún de
roques encubridores. La costa ere ya mol empinada y los fée
bufá.

Kino se encaminabe cap a una barrancada umbriosa que
veíe a lo lluñ. Si an alguna part del país ñabíe aigua, siríe
sense duda aon se veíe algo de vert, podíe trobá unes cadolles si
lo manantial estare sec. Ademés, aquell barrang siríe probablemén
un dels pocs passos al atre costat de la serra. Teníe lo seu perill,
perque als tramperos sels ocurriríe lo mateix, pero la cantimplora
buida no dixáe alternativa. Y així, mentres lo sol rellissae per la
esquerra del sel, Kino y Juana pujáen per la empinada costa.

Mol
amún, al muro rocós, daball de una puntalada, naixíe un manantial
alimentat per lo desgel. A vegades estáe sec y creixíe musgo a la
rambla, pero casi sempre portáe caudal, fresquet y llimpio. Cuan
plovíe se formabe una alegre columna de aigua espumeján que caíe
pel tall del barrang. Saltabe de escaló en escaló de pedra, formán
remansos que se anáen omplín a cormull hasta rebosá per lo márge
y seguí caén hasta lo pla, aon la terra seca la fée desapareixe,
en la ajuda del aire calén y les arraíls. Acudíen animals desde
moltes milles per a abeurá a les basses, cabres monteses, ciervos,
pumes y ratolíns campestres. Per la nit acudíen los muixóns que de
día revolotejaben damún dels matorrals de la llanura y a la vora
del torrén. A tots los puestos aon se reuníe sufissién terra per a
aguantá una arraíl, creixíen colónies vegetals, vides silvestres
y palmeres del desert, lotos, hedra, carts, ortigues... Als remansos,
basses, vivíen ranes, sapos, cullerots, salamandres y papaterres que
se arrastraben per lo fondo de fang. Tot lo que nessessitae aigua
acudíe a viure an aquells oasis humits. Los gats salvaches (serval)
anáen allí a cassá y rentá les seues dentadures sanguejáns per
les ferides de les seues víctimes. L’aigua fée que aquells racóns
foren paraches de vida y a la vegada de mort.

Lo escaló mes
baix, aon acudíe l’aigua antes de fotre un bot de sen peus y
desapareixe al árid desert, ere una plataforma de pedra y arena. A
l’olla, tassa natural de la roca, entrabe sol un filet de aigua,
prou per a mantíndrela plena y doná vida a les plantes de les
vores. La arena
de la diminuta playeta estáe remoguda per les
pessuñes (cascos) y les garres de los animals que acudíen a beure y
a cassá.

Lo sol habíe salvat la línea de les montañes cuan
Kino y Juana van arribá per fin an aquell puesto. Desde allí
domináen lo desert y la taca blava del Golfo allá lluñ. Estáen
rendíts, y Juana se va dixá caure de ginolls y va rentá la cara de
Coyotito antes de donáli de beure. Lo chiquet
va escomensá a
protestá y gañolá, y entonses Juana li va doná lo pit.

Kino
se va tombá pancha per aball, se va amorrá y va beure un bon rato.
Después va estirá los músculs cansats, va mirá a Juana y al seu
fill, se va eixecá y va aná hasta la vora del escaló de pedra, a
ataullá la distánsia. Los seus ulls se van fixá a un pun y tot ell
se va ficá rígid. Mol
aball, al escomensamén de la costa, va
vore als tramperos; pareixíen dos pusses seguides per una
formiga.

Juana se habíe girat a mirál y sen va doná cuenta
de la rigidés de la seua esquena.
- ¿Lluñ? - va preguntá en
veu reposada.
- Estarán aquí al caure la nit - va contestá
Kino, y va alsá la mirada cap a la serra per la que baixáe la
corrén -. Ham de aná al oeste. - y los seus ulls van escudriñá la
paret de pedra. A una altura de uns sen peus va vore unas cuantes
covaches naturals. Se va traure les aubarques y va escalá cap an
elles, apoyánse a les irregularidats de la pedra en los peus
despullats. Les covetes no teníen mes que uns peus de profundidat,
pero estáen inclinades cap al interió. Kino va arribá hasta la mes
gran y se va fotre a dins, comprobán la impossibilidat de que los
veigueren desde fora. Se va doná pressa a torná a la vora de
Juana.

- S’ha de pujá hasta allí. Es possible que no mos
trobon.
Ella va omplí la cantimplora de aigua hasta dal, y Kino
la va ajudá a escalá hasta lo forigó, entregánli después tots
los paquets. Juana se va assentá a la entrada del forat y va observá
lo que ell fée; no tratabe de borrá les patades del seu pas prop
del riuet.

Va pujá en direcsió contraria al chorro de
aigua, arrancán aposta malea y abrets, y después va torná a baixá.
Va estudiá a poquetet les roques que conduíen a la cova per a
sersiorás de que no ñabíen patades y per fin va torná al costat
de Juana.

- Cuan pújon - va explicá - natros baixarém un
atra vegada al pla. Lo únic que me fa temó es que lo chiquet se
fico a plorá. Tens que tindre mol cuidado de que no u faigue.

-
No plorará - va assegurá ella, portán hasta la seua la cara de la
criatura y miránlo als ulls, que li van torná la mirada.

-
Sen done cuenta de tot - va di Juana.


Kino se habíe
estés a la entrada de la cova, apoyán la barbilla als brassos
crusats y sense dixá de mirá la sombra blava de la montaña damún
del inméns pla hasta les riberes del Golfo.



Los cassadós tardáen
en apareixe, com si tingueren dificultats en lo rastre que Kino habíe
dixat. Ere de nit cuan van arribá a la basseta. Los tres anáen a
peu, pos lo caball no podíe pujá montaña amún. Vistes desde lo
alt eren tres figuretes que la nit se anae tragán poc a poc. Lo home
del rifle se va assentá a descansá y los atres se van gitá prop
d’ell. A la oscurina brilláen los tres sigarros y Kino veíe que
minjáen y los sentíe parlá.

Van arribá les tiniebles,
negres y espesses al cor del portell. Los animals que frecuentáben
los remansos van escomensá a arrimás, pero al aulorá la pressénsia
de homes se retiráen cap a la oscurina.

Juana sussurrábe -
Coyotito - procurán que estiguere cotet y chitón, mutis y a la
gábia. Lo chiquet protestáe y la veu apagada indicáe que Juana li
habíe tapat lo cap en lo chal.

Al peu de la montaña va
brillá un misto y va pugué vore que dos dels homes dormíen y
l’atre fée guardia en lo rifle damún dels ginolls.
Después la
llum se va extinguí, pero va dixá a la retina de Kino un cuadro
imborrable. Vée a los dos homes acurrucats com a góssos y la flama
reflejanse al cañó del rifle.

Kino se va retirá en silénsio
al fondo de la covacha. Los ulls de Juana pareixíen chispes de una
estrella. Kino se va arrimá an ella y va pegá los labios a la seua
galta.

- Ña una manera de acabá en aixó - li va di.
-
Pero te matarán.
Si arribo primé hasta lo home del rifle, tot
estará resolt. Dos de ells dórmen.
La má de ella va eixí de
deball del chal y va agarrá lo seu bras.
- Vorán lo traje blang
a la llum dels estels. - No - va di ell - . Ademés, u faré antes de
que ixque la lluna. - . Si me maten quédat quieta, y cuan sen
hayguen anat, vésten a Loreto.
La má de ella va tremolá.
-
No ña datra. Si no u fach així, pel matí mos descubrirán.-


Ves en Déu -
va di Juana, tremolánli la veu.

Ell la va mirá de mol prop y
va vore los seus grans ulls uberts. Va allargá la má y la va apoyá
uns moméns damún del cap de Coyotito. Después va rosá en suavidat
la galta de Juana, que va contindre lo aliento (alén,
alé).

Dibuixada a la entrada de la covacha va vore Juana la
silueta de Kino traénse la roba, encara que estáe bruta se voríe
massa blanca a la oscurina de la nit. La seua pell torrada, morena,
lo protegiríe milló. Después va vore com lligáe lo mánec del
gabiñet al collá que penjáe damún del seu pit, dixán així les
dos máns libres. No va torná jun an ella; per un momén va sé lo
seu cos una taca fosca a la entrada de la cova, y después va
desapareixe.

Juana va aná hasta la boca del forigó y va mirá
cap a fora. Miráe com un caro (cárabo) desde lo seu niu a un pi de
la montaña, y a la seua esquena dormíe lo chiquet damún de la
manta. Juana murmuráe la seua extraña mescla de orassió y conjuro,
Avemaríes y maldissións contra aquells sers inhumanos.

La
nit li pareixíe menos oscura al mirá desde allí, y al este del
horizonte veíe una serta lluminosidat reveladora de la próxima
aparissió de la lluna y, al mirá cap a aball, va vore la llum del
sigarro del home que seguíe en vela.
Kino va vorejá la cornissa
de pedra com u faríe una lenta oruga. Habíe donat la volta al seu
collá per a que lo gabiñet penjáre a la seua esquena y no puguere
tintinejá contra la paret de pedra. Los seus dits estesos tantejáben
les montañes, los seus peus trobáen apoyo als ixidós de la roca y
lo seu pit rellissáe damún del muro, avansán poc a poc.

Consevol
soroll, una pedreta que rodare, un suspiro, una involuntaria palmada
damún la roca, despertaríe als tramperos adormits. Tot lo que fore
extrañ a la nit los ficaríe sobre avís. Pero la nit no ere del tot
silensiosa: les ranes que vivíen prop de l´aigua croáen, y algúns
muixóns no no domíen, y se sentíe lo rascá insessán de les
chicharres (sigarres) y algún grill. Al cap de Kino ñabíe un atra
música, la del enemic, palpitán, aguardán, y damún de ella la
Cansó Familiá se habíe fet intensa y aguda com lo maulit de una
puma femella.





Kino
portáe la boca uberta per a que la seua respirassió no faiguere
soroll, perque sabíe que no ere
invissible.
Si lo sentinela, al sentí algo, eixecáe la vista cap a la paret, lo
voríe. Per aixó teníe que móures mol lentamén. Va tardá mol en
arribá al peu de la paret y entonses se va amagá detrás de una
palmera enana.



Lo palpitá del
seu cor ere com un tro al pit y la suó bañabe la seua cara y les
seues máns. Se va esténdre tot lo llarg que ere y va respirá fondo
per a tranquilisá los ñirvis.



Sol lo separaben vin peus dels
seus enemics y tratabe de recordá la topografía de aquell puesto.
¿Ñabíe alguna pedra que puguere detíndrel a mitat de la seua
carrera? Se va fregá les cames per a evitá calambres y sen va doná
cuenta de que los seus músculs estáen desfets per efecte de la
prolongada tensió. Entonses va mirá en temó cap a Orién. La lluna
ixiríe en pocs minuts y ell teníe que atacá antes de que ixquere.
Veíe la silueta del sentinela, pero los que dormíen se quedaben
fora de la seua vista. Ere lo despert lo que teníe que caure primé,
sense vórel ni sentíl.

Silensiosamén va desfé del collá
lo gran gabiñet, pero ere massa tart.
Al eixecás del seu
amagatall va assomá al horizonte la lluna, y Kino va a torná a
dixás caure.
Ere una lluna minuda, pero omplíe de llums y
sombres tot lo barranquet.
Kino veíe ara en tota claridat la
figura del home acurrucat a la voreta de l´aigua. Estáe mirán la
lluna; va enséndre un sigarro y lo misto va iluminá la seua cara un
instán. No podíe esperá; cuan girare lo cap, Kino saltaríe. Les
seues cames estáen tenses com molles de acero (aser).
Y entonses
va arribá desde dal un plo aufegat. Lo vigilán va girá lo cap per
a escoltá y después se va ficá de peu, y un dels que dormíen se
va despertá, se va eixecá y va preguntá:

- ¿Qué passe?
-
No u sé - va confessá l’ atre - . Pareixíe un plo, com lo de un
chiquet.
Lo que acababe de despertás va di:
- No se pot
assegurá. Hay sentit a coyotes plorá com criatures.


La suó caíe
en gotes grosses pel fron de Kino hasta los seus ulls, que li coíen.
Lo plo se va repetí y lo sentinela va mirá cap a la cova, a la
paret del nort.



- Es
possible que sigue un coyote - va di, y Kino va sentí lo sorollet
del forrollat del seguro del rifle.
- Si es un coyote en aixó
callará - va di lo desconegut, eixecán lo rifle.

Kino habíe
saltat ya cuan va soná lo tiro y la fogonada se va reflejá a les
seues negres nines (pupiles). Lo gran gabiñet va fé un sírcul al
aire en busca de la seua presa y se va afoná entre coll y pit. Kino
ere ara una terrible máquina de matá. Se va apoderá del rifle al
momén en que soltabe lo gabiñet, lo va alsá al aire y lo va
descarregá en forsa damún del cap del home assentat, esbadocánlo
com si fore un meló de la Galia. Lo tersé va fugí de esquenes, com
un cangrejo (
van de costat),
va caure a dins del remanso y va tratá de pujá a la vora en
moviméns frenétics. Intentáe alcansá los sarméns de viña borda
y emitíe crits aufegats de terror. Pero Kino teníe ara la duresa y
fredó del acero. Se va tirá lo rifle a la cara, va apuntá y va
dispará. Va vore al seu enemic caure de esquena a l’aigua y se va
atansá an ell en dos galarchades. A la llum de la lluna, va vore los
seus ulls aterrorisats, en algo de vida, y va torná a dispará entre
les selles.
Después Kino se va pará. Algo no habíe eixit be,
una idea desconeguda y inquietán tratabe de obrís pas cap a la seua
consiénsia.
Ranes y chicharres habíen callat. Lo servell de Kino
se va despejá un poc y se va doná cuenta del sonido: lo agut,
plorós, histéric crit de doló dabán de la mort.



A La Paz
tot lo món recorde la tornada de la família; potsé que sol algúns
agüelos u veigueren, pero tamé u recorden aquells que u van sentí
de labios de sons pares, mares, yayos y yayes. Es algo que pareix
habéls passat a tots y cada un.



Estáe ya
mol avansada la tarde cuan los primés chiquets van arribá corrén a
la siudat en la nova de que Kino y Juana tornaben.
Tots van eixí
a ressibíls. Lo sol se encaminabe cap a les montañes del Ponén y
les sombres eren mol llargues damún del pols. Igual este detalle es
lo que mes impresió los va fé.

Entraben los dos a la siudat
per lo camí del interió, y no anáe Juana detrás de Kino com
sempre, sino al seu costat. Teníen lo sol a la esquena y pareixíen
espentá dabán de ells llargues tires de sombra. Kino portáe un
rifle al bras y Juana un chal formán una pilota a la esquena. Lo
chal estáe tacat de sang seca y se movíe al compás de ella. La
seua cara estáe endurida per lo cansamén (fatiga) y per la tensió
en la que intentabe dominál. Los seus ulls miraben al buit. Los
labios de Kino estáen apretats, com les seues barres (mandíbules).

Cónten los mateixos que los dos pareixíen distáns de cuan
existíe de humano; habíen atravessat la terra del doló y alcansat
l’atra vora; ñabíe algo mágic en ells. Los que habíen acudit a
ressibíls se apartaben sense dirigíls la paraula.



Kino y
Juana van crusá la siudat com si no existiguere. Los seus ulls no
van dixá un momén de mirá cap abán, les seues cames se movíen
mecánicamen, com si u hagueren adeprés massa be, y la seua rigidés
ere terrible. La siudat se assomabe a les portes y finestres de les
seues parets encalades a miráls. Kino y Juana van baixá de la
siudat al arrabal dels peixcadós, y los seus veíns los van obrí
pas. Tomás va alsá la má en un saludo que no va arribá a aflorá
als seus labios y la má va está un ratet al aire.



Als oíts
de Kino la Cansó Familiá ere aguda com un crit, un crit de
batalla.
Van atravessá la recremada plassoleta que habíe ocupat
la seua barraca y no se van digná a mirála. Van vorejá los
chaparrals que creixíen frente a la playa y se van arrimá al aigua,
sense mirá la destrossada canoa de Kino.

Al arribá al aigua
se van pará y van mirá cap al Golfo. Kino va dixá an terra lo seu
rifle, va rebuscá entre la roba y va traure la gran perla. Va
contemplá la seua superfíssie gris y suave. A la perla veíe los
ulls agónics del trampero aufegánse y a Coyotito al fondo de la
covacha en lo cap esbadocat per una bala.


La perla ere
fea, gris, maligna. Kino sentíe la seua música, una melodía de
locura.



Tremolánli
la má se va girá cap a Juana, enseñánli la joya. Ella seguíe al
seu costat en lo saquet sangueján al muscle; va mirá la perla a la
má de ell, después als seus ulls y va di en veu baixa:

No,
tú.

Kino va tirá cap atrás lo bras y va aventá la perla en
tota la seua forsa. La van vore brillá uns instáns a la llum del
sol y después va esquichá al entrá al mar, ben lluñ.
Van está
mol rato en la mirada ficada al mateix pun.
La perla va entrá a
les aigües verdoses y lentamén se va aná afonán.




Les algues la
van atraure y ella se va dixá abrassá. Les llums verdes del mar se
reflejáen en gran bellesa a la seua superfíssie.
Per damún,
l’aigua ere un espill ondulán. Un cangrejo que se arrastrabe de
costat pel fang va eixecá un núgol de arena y cuan l’aigua va
recobrá la seua nitidés la perla habíe desaparegut.

Y la
seua música se va convertí en un sussurro que no va tardá en
extinguís.

Lexique roman, A (+ Index)

Lexique roman, ou dictionnaire de la langue des troubadours, comparée avec les autres langues de l' Europe latine. A. A, s. m., voyelle,...