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divendres, 15 de juliol del 2022

Tomo 6. ÍNDICE DE LAS CARTAS QUE CONTIENE ESTE TOMO.

ÍNDICE DE LAS CARTAS QUE CONTIENE ESTE TOMO. 

(Las páginas no coinciden con este formato. Se omiten.)

Carta XLV. Viaje a la iglesia de Vique: origen de este nombre: cuando comenzaron sus obispos a intitularse Vicenses. Vique antes villa, y Roda ciudad: qué Roda fue la destruida por Aizón. Los obispos señores de Vique: su derecho de acuñar moneda: noticia de monedas Ausonenses inéditas del medio tiempo. Fábrica de la nueva catedral y su descripción. Demolición de la iglesia de Santa María, llamada la Rotunda. Claustro antiguo conservado a mucha costa. El titular de esta catedral fue siempre S. Pedro, y no Santa María. 

Carta XLVI. Constitución interior de la iglesia de Vique. Restauración de su canónica en el año 957. Ni en este tiempo, ni en todo el siglo XI fue canónica Agustiniana, sino Aquisgranense (Aquisgrán, Aachen). La reforma introducida en 1080 por el obispo Berenguer Rosanes no tiene analogía con la canónica Agustiniana, Pruebas de la propiedad de bienes que conservaron los que la admitieron. Unidad de esta canónica compuesta de propietarios y no propietarios: carácter decisivo de la Aquisgranense. Preposituras de esta iglesia: época del nombre de canónigo en ella. Varias especies de canónigos. Escuelas, hermandades, hábitos corales &c.

Casta XLVII. Biblioteca antigua de la catedral de Vique: estado de la actual: noticia de algunos códices de ella, singularmente de los rituales. Época de los breviarios. Qué era el misal llamado mixto. Si el rito Romano se usó en esta iglesia antes de la mitad del siglo XI. 

Carta XLVIII. Noticia de algunos ritos antiguos de la iglesia de Vique. Sus reliquias. Si los SS. MM. Luciano y Marciano nacieron y fueron martirizados en Vique. Inscripción romana inédita

Carta XLIX. Adiciones e ilustraciones del episcopologio antiguo Ausonense, publicado por el P. M. Fr. Enrique Flórez. (autor de la España Sagrada)

Carta L. Protección que debe a la literatura la riqueza de las personas particulares

Apéndice de documentos.

dilluns, 21 de gener del 2019

El "Vocabulario valenciano" del catalán Rosanes

El "Vocabulario valenciano" del catalán Rosanes


Ricart García Moya


software Valencia El Vocabulario Valenciano Del Catalán Rosanes


Es falso que la castellanización de los valencianos se produjera antes del XIX, salvo en el funcionariado y capas dirigentes; el pueblo llano, en tiempos de Bernat y Baldoví, era incapaz de hablar correctamente el castellano.

La implantación sistemática fue iniciada hacia el 1869 por Miguel Rosanes, un catalán de Vic destinado al Reino y que se propuso enseñar la lengua de Cervantes a quienes no conocían más idioma que el valenciano. Según Rosanes, nombrado director de la Escuela Superior de Sueca, era empresa titánica: Es preciso tocarlo prácticamente para formarse una idea del ímprobo trabajo que esto ocasiona. Cuando tomamos nosotros posesión de la escuela que dirigimos, no hubo entre cincuenta niños mayores de 9 años uno solo que supiese el significado de la palabra ceniza. Dios sabe lo que esto nos desalentó (Rosanes: Miscelánea, 1864, p.78). El pedagogo catalán, tenaz, optó por publicar un Vocabulario valenciano-castellano destinado a introducir la gramática de Castilla en las poblaciones en que no se habla la lengua castellana. El manual tuvo éxito entre los maestros, usándose para la inmersión en castellano con el método de sustituir la voz valenciana por la castellana, táctica perfeccionada en el 2001 por la Generalidad, al prohibir vocablos valencianos e imponer los catalanes y castellanos.

Entre los sustantivos que recoge Rosanes hay algunos tan patrimoniales como chulla (catalán xulla), garró (cat. turmell), melic (cat. llombrígol), y bascoll (cat. clatell); el derivado bascollá (cat. clatellada), recurso pedagógico contundente, también lo incluye Rosanes. Aparte de estos vocablos figuran otros que son idénticos en valenciano y castellano, realidad que la inmersión rechaza sin razonar que la lengua valenciana posee tantas voces similares al catalán como al castellano, y que muchas de ellas surgieron en el Reino antes que en la meseta o en el condado levantino.


Así, la primera documentación de bufanda en castellano es de 1782, mientras que el bufanda recogido por Rosanes estaba arraigado en el idioma valenciano del XVIII: eixes bufandes tan fines (Coloqui de Pepo Canelles), de donde pasaría al catalán. En la lista de Rosanes encontramos al monstruito regnícola butoni, equivalente al coco castellano y papu catalán. Los filólogos catalanes (los que leen país donde dice Reino), han tratado de restarle encanto y misterio al atribuirle la etimología bu + Toni, sin documentación que la sustente. Parece que la forma buto era la más antigua, pues Escrig da preferencia a butoni (1871), y también existía un juego infantil con tal denominación: asó es chuar al butoni (El Mole, 1840, p. 10). Por los mismos años en que Rosanes redactaba su vocabulario en Sueca, el suecano Baldoví ofrecía en verso la sinonimia entre fantasma y butoni:
vore que les femelles fasen també la fantasma (...)
anar fentmos el butoni /
a deshora de la nit (Pascualo y Visanteta, 1861, p.6).


Después de 1707 el idioma valenciano seguía tan vivo como en el 1400, asimilando voces foráneas y modelando morfologías propias, hasta tal punto que la lengua valenciana moderna apenas tiene parecido con el romance de 1238. Hay léxico que suponemos ancestral y no se remonta a más de dos siglos. Así, en la frase: Chiqueta, tingau trellat y no mos trenqueu eixos butacóns, usamos el sustantivo butacóns incorporado hacia el 1850, procedente del malsonante venezolano putaka. De igual modo, butoni o buto pudo estar asociado al valenciano bulto, imagen humana borrosa; o podría emparentar con el italianismo busto en su antigua acepción de cadáver (la generalización fonética y gráfica de sinyor, sinyora en el valenciano del XIX estaría vinculada al italiano signare, y plurales similares al italiano buoni podrían generar tras peripecias orales formas populares como butoni). El enmudecimiento consonántico también era decisivo en la creación de voces, de busto a buto pudo suceder como en el cambio morfológico y semántico del antiguo tresllat (traslado) al moderno trellat (cat. seny).








Los catalanes ambiciosos -los que llaman catalán a Sorolla
Arturo Quintana Font, filólogo catalán y catalanista ambicioso



Los catalanes ambiciosos -los que llaman catalán a Sorolla (a Ignacio Sorolla Vidal no, a Joaquín Sorolla) en la Gran Enc. Catalana-, han conseguido que nos avergoncemos del idioma valenciano del XIX, producto de la evolución independiente del mismo. En 1860 pudo constatar Rosanes que se mantenía la singularidad idiomática respetada incluso por Jaime I, cuando ordenó arromançar los Furs sin supeditarlos a ninguna lengua foránea. 



https://www.levante-emv.com/opinion/2012/05/29/rigor-cientifico-frente-descalificacion-barbarie/908888.html

El vocabulario del aséptico Rosanes captó esta preciosa morfología valenciana: bol chaca (cat. butxaca); cona de cansalá (cat. cotna de cansalada),y robell o yema de huevo (cat. rovell), cultismo que enlaza con el étimo latino robigo, con bilabial (Ros, 1764). Frases como rama chiqueta que escomensa a arrailar (p.46) o Borracho, choquet de chica (p.59), erizarían pelusas de madame Parrús e incluso las de monsieur Tarancón.
Junto a voces surgidas después del 1238 (butacó, arbelló, bolchaca, butoni...), el idioma valenciano que recogió Rosanes contaba con joyas mozárabes como cuallá (p.16), / collá, collada / derivada del latín coagulare. Hasta los filólogos más rateros admiten la valencianía del mozarabismo: no tengo pruebas de que el valenciano quallar se haya empleado en catalán (Corominas, DCECH); y Gulsoy y Cahner también lo reconocen:
La gran vitalidad de quallar en Valencia se deberá al hecho de que allí haya continuado como mozarabismo (DECLLC,1992). No les queda más remedio que aceptarlo ante la documentación medieval en valenciano donde aparece quallar y derivados. Como es sabido, por la ruta valenciana a Lérida fue filtrándose nuestro idioma, aunque Gulsoy observó que, todavía en el siglo XVII, quallar debía ser poco conocido en el Principado (DECLLC). Ahora ya lo conocen y utilizan.


Una reflexión: si del latín coagulare -pasando por los mozárabes quwalyo, qalyo de 1106- , los valencianos creamos la familia semántica de quallar:

¿qué autoridad tienen los rosanes de Ascensión -sean mallorquines como Hauf o fanáticos catalaneros como Verónica Cantó (AVL)-, para impedir que sigamos escribiendo y pronunciando la apócope en quallá o cuallá?

Tal morfología fue creada en el Reino por valencianos libres, no castellanizados ni supeditados a ninguna gestapo del IEC. Otra cosa es que toleremos que los catalanes sigan usando el arcaísmo valenciano quallada (que les prestamos gustosamente), pero nosotros tenemos derecho a apocopar sílabas y plasmarlo gráficamente sin sufrir imposiciones de los plomizos vecinos.


Y una duda bizantina: ¿por qué el suecano Joan Fuster, tan perspicaz y erudito, no se enteró de que el Reino -incluida Sueca- fue castellanizado a rajatabla por el catalán Rosanes en 1864?


Diario de Valencia 16 de Diciembre de 2001



Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell (Index)

(Nota del editor : Se corrige parcialmente la ortografía en castellano.)  Imagen: Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX: D. V...