dilluns, 15 d’agost del 2022

CARTA LXX. Examen de los documentos en que se apoya el famoso milagro llamado la santa duda de Iborra.

CARTA LXX. 

Examen de los documentos en que se apoya el famoso milagro llamado la santa duda de Iborra. Inscripción romana existente en aquella parroquia.

Mi querido hermano: A cuatro horas de Cervera hacia el norte se halla un lugar llamado Iborra, a donde me llevó la curiosidad de ver los documentos coetáneos, según me dijeron, de un portento acaecido a principios del siglo XI, en el pontificado del papa Sergio IV, hacia el año 1010. El caso se reduce a que celebrando el santo sacrificio en la iglesia de Santa María su párroco llamado Bernardo Oliver, dudó después de la consagración si había faltado en algo, y si realmente estaba en el cáliz la sangre de Cristo; y que en el momento comenzó esta a crecer dentro de él, y a rebosar y derramarse sobre los corporales y ara y suelo, de modo que se pudieron empapar de ella muchas estopas y lienzos. Esta es la substancia del hecho que yo no contradigo, antes venero su tradición, la cual a principios del siglo XV en documentos originales ya se llama antigua. Sólo diré que si con el tiempo se imprime alguna historia de este suceso, no hagas gran cuenta de los documentos que se citarán acaso como coetáneos, sacados del archivo de dicha parroquia. Tal es una bula del papa Sergio IV, despachada el año II de su pontificado, y dirigida al mismo párroco, en la cual concede a los cofrades de Santa María que puedan elegir confesor saecularem vel regularem, curatum vel non curatum, qui de omnibus peccatis suis et casibus, etiam sedi apostolicae reservatis, eos absolvere et dispensare valeant. ¡Cuánto sabe esto a los tiempos posteriores al año 1010 que es su data! Dejo aparte otros resabios de lo mismo, y el no hallarse de esta bula sino copias modernas en papel y posteriores al siglo XVI. 

Otro documento anda allí en varias copias y escrito con gran variedad, y es la entrega de algunas reliquias y concesión de indulgencias que en nombre y con autoridad de dicho papa Sergio IV hizo Bernardo epus Tholornensis o Tolosanus, que de todo hay, al obispo S. Odón de Urgel para la iglesia de Iborra año 1012. Es cosa graciosa que en este año se diga hecha semejante dádiva a un obispo que no comenzó a serlo hasta el de 1094. Y advierto que en medio de la discrepancia de las copias en otras cosas, todas concuerdan en nombrar a S. Odón. Temo también que producirán las constituciones de la cofradía de Santa María, que suponen hechas por S. Ermengol. Es de notar que algunas escrituras suponen ser esta cofradía anterior al milagro, y otras posterior y efecto de él. Sus capítulos son como los que se establecían en el siglo XIII y siguientes. El único ejemplar que de ellos se halla es en lemosín, y de carácter del siglo XIV o acaso más bajo. Dícense hechos por S. Ermengol a instancias de Jaime Gil; rector de Santa María y S. Cucufat de Iborra. Y pues la bula de 1010 los supone ya establecidos y casi los copia, y S. Ermengol su autor lo más pronto que entró a ser obispo es a principios del 1009, se ha de decir que fueron hechos en ese mismo año 1009: el mismo en que debió verificarse el milagro, y en que era rector Bernardo Oliver. Más es que este nombre y apellido a principios del siglo XI hace sospechar que también se fingieron las otras circunstancias de este suceso. Al pie de dichos capítulos se halla continuado un cartel de indulgencias concedidas a la parroquial de Iborra, con ocasión de este milagro, por Petrus arch. Smirnensis (Esmirna), y los obispos Albertinus Lurmenen. - Rafael Archadien. - Egidius Bannarien. - Cosmas Trapaçonen. - Franciscus Lapracen. - Iohannes Arconen. - Paulus Girapetren. - Iohannes Arimiroten. - Petrus Aiacien. - Thomas Syren. - Philippus Lavacen. - y Ermengoldus Urgellen. La data Avinione anno Dñi millessimo (sic) quinta die mensis Aprilis pontificatus SS. Dñi nri Sergii papae quarti anno primo. ¡Cuántas contradicciones hay aquí! ni el papa Sergio, ni S. Ermengol obispo de Urgel lo eran en el año mil; y sin duda se podrá decir lo mismo de los otros obispos. Mas aun cuando digamos que el copiante omitió el décimo, de modo que la fecha sea del año 1010, ¿quién creerá tal reunión de prelados en Aviñón en ese tiempo? y ¿cómo es posible que entre las fiestas en que se habían de ganar las indulgencias señalasen la de Santa María Magdalena y la conmemoración (en el original sin n antes de m) de los difuntos, que en nuestra provincia no comenzaron hasta entrado el siglo XII, como se ve en los calendarios antiguos? Estas incoherencias no hacen favor alguno a la piedad. En resolución, cuanto se cuenta sobre esto anterior al siglo XV, todo es dudoso y lleno de nulidades. En ese tiempo hay ya documentos ciertos y originales que suponen entonces viva la tradición. Tal es la comisión que el cardenal Pedro de Fox, hallándose en Orgañá día 16 de Marzo de 1426, dio al abad de Cardona para que se informase de la verdad de la petición de Juan, conde de Cardona, acerca de confirmar las indulgencias concedidas a Iborra. Va copia de este documento, en que se cuenta el milagro y otras circunstancias (a: Apend. n. III). 

A consecuencia de esta averiguación el obispo de Urgel D. Francisco de Tovía, con facultad del mismo cardenal aprobó las dichas cofradía e indulgencias a 22 de Junio de 1430, y él mismo las publicó visitando personalmente esta parroquia día 15 de Agosto de 1433. Del mismo y otros prelados de aquel tiempo hay varios decretos de licencia para cuestuación, y también del conde de Pallás y del rey D. Alfonso V de Aragón, en todos los cuales se refiere el hecho con más o menos circunstancias, aunque concordando en la substancia de él. Omito hablar de las indulgencias y confirmaciones de los tiempos siguientes, particularmente de las concedidas por los obispos de Solsona, a cuya diócesi pertenece hoy el lugar, los cuales han autorizado este hecho en sus visitas. Esta parroquialidad estaba en lo antiguo dividida en dos poblaciones, que se llamaron por eso las Iborras. En la una situada en terreno más bajo había dos pequeñas iglesias, una de S. Gervasio y Protasio, que todavía existía en el año 1670, y ahora está ya del todo arruinada; y otra de Santa María. En la historia de los condes de Urgel hallarás una donación hecha a estas iglesias. Esta última es donde se supone acaecido aquel portento; en cuyo lugar se ha construido una iglesia de bastante capacidad, servida de dos clérigos, y visitada de las gentes comarcanas. En uno de sus altares laterales se ve el retablo de madera que debió ser el mayor en el siglo XV, que es cuando se pintó. En uno de sus cuadros está representado el lance de mostrar el sacerdote vestido con planeta cerrada los corporales ensangrentados al obispo S. Ermengol. No queda ya allí población alguna. De dicha iglesia dicen que se subieron los restos de aquel portento a la otra iglesia de la principal población, que es donde estaba el castillo, en el año 1096: intitulábase como ahora de S. Cucufate. En Urgel se venera un trozo de los corporales o lienzo de este milagro. Aquí queda otro en que realmente se ven muchas manchas de sangre añeja. Está colocado en el centro de un relicario plano, dividido en varios nichos o casillas al rededor, en las cuales se ven otras reliquias insignes, que son puntualmente las que en el documento de Bernardo, obispo de Tolosa del año 1012 se suponen entregadas como regalo del papa Sergio IV, expresadas así: unum trocium verae crucis, unum crinem Virginis Mariae, trocium modicum digiti beati Andreae, de lapide sancti sepulcri Dñi nri J. C., de veste inconsuptili Dñi nri J. C, de capitibus beatorum martyrum Gervasii et Protasii. 

Además de estas hay allí pelos de la barba de S. Pedro, un trozo de la porta daurada, que es un pedacito de cristal, y no sé de qué puerta se habla: item medio anillo o sortija de Santa Catalina; pero es de tamaño irregular: un dedo de Santa Bárbara: un trozo de espina de la corona de Cristo. La piedra que decía del sepulcro de él, es mármol. Con esto se guarda un cofrecito viejo atestado de estopas y tierra y serrijo de madera (serrín), que dicen ser lo que se recogió cuando el milagro. 

Esto hay de la llamada Santa Duda de Iborra. 

(N. E. Si Boccaccio hubiese tenido este texto a mano, lo hubiese plasmado en la novelita décima de la jornada sexta del Decamerón. Fray Cipolla; algunas reliquias; una pluma del ángel o arcángel Gabriel, y carbones de las brasas donde asaron a san Lorenzo.)

Al lado del relicario, en el mismo camarín y sobre una mesita se halla una piedra romana, de que se puede hablar con más certidumbre. Es una tabla de mármol de más de dos cuartas, hallada en las ruinas de la iglesia vieja, porque la actual es obra casi de nuestros días. La inscripción sepulcral que en ella está bien conservada, dice así sin quitar ni poner: (pongo espacios)

L. CAECILIO

AGIDILLO

L. CAEC. AGILIO 

PATRI. PIENTISSIMO

ET.  SEVERIANO. FILIO

KARISSIMO. AN. XVI. 

Nada más. A Dios. 

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