dilluns, 8 d’agost del 2022

CARTA LXVI. Memorias antiguas de la iglesia de Cardona:

CARTA LXVI. 

Memorias antiguas de la iglesia de Cardona: su canónica Aquisgranense y Agustiniana: su sujeción a S. Rufo de Aviñón. Consagración del templo actual: su descripción y sepulcros. Catálogo de sus abades. 

Mi querido hermano: Ya quedó dicho en el correo anterior que desde el siglo IX hay memoria de iglesia existente en Cardona; aunque con el título de S. Vicente M. no la hay hasta el año 981, que es la primera que yo he visto, y de que ya te di noticia (a: El P. Massot (hist. de los ermitaños de S. Agustín) dice que la iglesia de S. Vicente de Cardona es fundación de S. Paulino de Nola. ). 

La expresión ad DOMUM Sancti Vincentii, de que usa aquella escritura, y que se repite también en la carta-puebla que dije, indica que ya a fines del siglo X había aquí congregación o reunión formada de clero, al cual llama suficiente la escritura de restauración del año 1019, de que hablaré luego. En otras anteriores a esta última época las donaciones suenan hechas beato Vincencio, et servientibus Deo in prefata ecclesia. No puede dudarse pues que antes de ese año hubo aquí canónica o forma de vida clerical con algún superior que la dirigiese, que por lo que vemos en Solsona y otras iglesias se llamaría prior, aunque no queda rastro alguno de ello.

El año sobredicho 1019 es el que forma la primera época conocida de esta iglesia, que es cuando la dotó y ordenó el vizconde Bremundo por medio de la escritura que va copiada del archivo abacial (a: Apend. n. XXXII), y cuya fecha es la siguiente: Regnante in perpetuum Christo domino Salvatore nostro, anno incarnationis ipsius millesimo nono decimo, indictione secunda, era millesima quinquagesima octava, VI. die nonarum Iulii, feria V. facta est hec dos anno vigesimo quarto regnante Roberto. Siendo jueves como lo era el día 2 de Julio del año 1019, en que rigió la let. dom. D., se ha de tener por cierto que en ese año se hizo esta escritura; aunque el notario dio a la era española 39 años de antelación a la cristiana, y notó el año XXIV de Roberto, que en rigor no comenzaba hasta el día 24 del Octubre siguiente. Y ni en lo uno ni en lo otro hizo mundo nuevo; que otros también siguieron esa misma cuenta de la era española, conforme a la opinión de Mayans y Mondéjar, y eso aun en escrituras anteriores al mes de Septiembre, en las cuales no cabe la solución que se da en las posteriores a ese mes, cuando junto con la indicción solían ya contar la era del año siguiente. Pues en los años de Roberto también contaron algunos por primero de su reino todo el 996; y esto vemos usado en este documento. En él dice el vizconde Bremundo que habiendo tomado consejo de Oliva, obispo de Vique y de su clero, propuso y resolvió engrandecer la iglesia de S. Vicente M. de Cardona, restituyéndole lo que sus antecesores le habían usurpado y haciéndole nuevas donaciones, entre las cuales por la primera vez que yo sepa se hace mención de moneda, sin duda propia de Cardona, y dando a su clero que llama suficiente un abad canonical, que no conociese el uso de las armas, o no las manejase, y que con su ciencia y vida ejemplar fuese maestro de los otros; al cual en muriendo procurasen el vizconde, clero y pueblo elegir sucesor de la misma iglesia, y no habiendo en ella persona a propósito se buscase de otra parte. Cumplió el vizconde lo que tenía resuelto, con acuerdo y aprobación de la condesa de Barcelona Ermesindis y de su hijo Berenguer, del conde de Urgel Ermengol II, y de S. Ermengol obispo de Urgel, a cuya diócesi pertenecía Cardona. El primer abad que entonces se eligió se llamaba Guillermo. La condición de que armorum penitus expers esset, manifiesta el estado que las cosas tenían en aquel tiempo, en que el clero no se vio libre de las facciones y bandos de familias, y en que hubo muchos obispos asesinados y también tachados de asesinos. Tal es el origen de esta insigne abadía, que hasta hoy permanece, aunque con diferente carácter. También se debe reputar esta por la primera memoria de canónica en dicha iglesia. Quin etiam, dice el vizconde Bremundo, talem sufficienti clero eiusdem ecclesiae CANONICUM abbatem praeficerem. Estas palabras, según las interpretaciones de varias personas, o significan que un canónigo debía ser elegido abad, o que este debía profesar la vida canónica, o que debía ser canónico, esto es, elegido canónicamente. De cualquier modo que sea, se ve claro que aquí empezó la canónica de Cardona, bajo la disciplina de un abad, cuya prelacía la supone y era inútil sin ella. Ahora ocurre la misma cuestión que en otras iglesias; es a saber, ¿qué especie de canónica era la de Cardona en esta época? Era sin duda alguna la Aquisgranense. Prueba de ello es que esta y no otra era la de las catedrales de Vique y Urgel, de cuyos prelados y clero se informó nuestro vizconde, y con cuya aprobación procedió a restaurar y sublimar, como él dice, esta iglesia. Que cierto parece regular que aconsejasen para este clero el mismo género de vida que ellos profesaban, antes que otro que les fuese desconocido. Además de esta conjetura, que no es despreciable, tengo a mano el argumento concluyente de que me he valido otras veces, tomado de los testamentos y otras escrituras, por las cuales consta que los individuos de esta canónica disponían libremente de bienes propios: cosa que sólo cabía en la canónica Aquisgranense, y era su carácter. Así el primer abad Guillermo, además de varias compras y permutas que de él nos quedan, hizo testamento en el año 1041, el cual he visto original, en que deja varias mandas a la capilla de S. Jaime, debajo de la de S. Vicente &c. 

Del sucesor Bernardo me consta por las escrituras que existen que compró viñas y vendió tierras que le pertenecían, como él dice, per comparatione. El abad Hugo en 1078 y en 1081 hizo donaciones de su herencia propia, con ser él, en cuyo tiempo se introdujo la canónica Agustiniana, según la opinión común. No consta fijamente el año en que se verificó esta mudanza de vida. Los nombres de refectorio, monacus, prior y praeposito, que suenan en escrituras de los años 1083, parecen indicar esta reforma; pero es cierto que los hubo en otras partes donde no se conocía esa vida reglar. Sin embargo es imposible no fijar dicha variación en alguno de esos años, hallándose ya en el de 1087 (XXVIII del rey Felipe) una escritura fecha a 27 de Diciembre, en que expresamente se dice de uno que renunció a todo lo que poseía para vivir regularmente en la iglesia de Cardona. Aianricus clericus, dice, qui propter amorem Dei saeculo, et omnibus quae possidebam, renuntiavi... dono... ecclesiae sanctissimi martyris Vincentii Cardonensis, cui me ipsum tradidi REGULARITER serviturum, cuncta quae hereditario iure mihi contingunt &c. En el año 1090 se verificó la restauración de la canónica de Orgañá, a cuyo acto asistieron los canónigos de Urgel, de Cardona y de Solsona; y la escritura que de ello se hizo llama a los primeros simplemente canónicos, y a los otros religiosos canónicos; como dando a entender con el dictado religiosos el nuevo género de profesión regular más estrecha que habían adoptado, la cual no admitieron los de Urgel.

Esta mudanza de vida fue obra de la casa de canónigos Agustinianos de S. Rufo en Aviñón, que por estos tiempos se había hecho muy célebre y tenía grande influjo para con los condes de esta provincia, por cuyo medio logró que se le sujetasen muchas de nuestras canónicas, que llamaban obedientias suyas. Indícalo el breviario que conservaba la iglesia de San Miguel de esta villa, y que no ha muchos años se llevó a su monasterio de las Avellanas el P. D. Jaime Pascual, donde está y lo he visto. En este códice al principio del oficio de tempore se lee: Incipit breviarium secundum ordinem beati Ruphi compilatum. 

Y pues el libro era de aquí, claro está que en esta iglesia se adoptaron las costumbres y ritos de la de San Rufo, y por consiguiente que aquella tuvo algún influjo en la reforma de esta. Confirman esto mismo otros documentos que al mismo tiempo descubren la resistencia que esta iglesia opuso al yugo extranjero. En el archivo episcopal de la Seo de Urgel se conserva original la carta que el cardenal Boso escribió al obispo Urgelense S. Odón acerca de esta canónica de Cardona. Es documento curioso, del cual consta que ese cardenal lo fue del título de Santa Anastasia, y y que de verdad fue legado pontificio en España: cosas de que se duda en las vidas de los papas de Chacón. Y pues fue honrado con el capelo por el papa Pascual II, claro está que esta carta es posterior al año 1099 en que comenzó aquel pontificado, pero no pasa mucho del 1100. En ella pues leerás (a: Apend. n. XXXIII) cómo a pesar del precepto de la silla apostólica y del legado y obispo sobredichos, todavía el abad de esta iglesia, y por lo menos algunos de sus canónigos, se resistían a reconocer aquella sujeción; por lo cual manda el legado que sean excomulgados. También se infiere que esta resistencia era ya antigua, esto es, desde que se intentó la sujeción. Otras curiosidades contiene aquella carta que no son de este  lugar. De esta misma oposición de Cardona, y de haber al fin cedido al rigor de las censuras, es prueba la bula del papa Anastasio IV del año 1154, dirigida al abad Bernardo, donde después de confirmar todas las posesiones y costumbres de esta iglesia, la cual toma bajo su protección apostólica, y de conceder su libre administración al abad y sucesores, dice lo siguiente: "Obeunte vero te, nunc eiusdem loci abbate, seu tuorum quorumlibet successorum, nullus ibi qualibet subreptionis astuciâ, seu violentiâ praeponatur, nisi quem fratres communi consensu, vel fratrum pars consilii sanioris, secundum Deum, et B. Augustini regulam providerit eligendum; salvo nimirum illius tenore sententiae, quae inter te, dilecte fili, supramemorate abbas, et dilectum filium nostrum abbatem Sancti Ruphi, auctoritate apostolicâ lata esse dignoscitur.” 

Estas últimas palabras indican que el abad de S. Rufo tuvo alguna pretensión en las elecciones de los de acá, y que algún derecho le quedó salvo en ellas. Pero a mí no me consta nada de eso, ni más de lo dicho; antes sé ciertamente que la confirmación de dichas elecciones se pedía al obispo de Urgel, a quien los electos prestaban obediencia canónica.

En resolución, con dependencia o sin ella, aquí duró la canónica Agustiniana desde fines del siglo XI hasta los tiempos de Clemente VIII que la suprimió, elevando la iglesia a colegiata, dejándole por primera dignidad la abacial con el uso de pontificales, así en su templo propio como en la parroquia de S. Miguel y en la iglesia de S. Jaime de Calaf, y con declaración de iglesia exenta. Antes de salir de esto que tratamos, añadiré que a pesar de cuanto se ha dicho hay motivo para sospechar que esta iglesia era reglar de tal manera, que una parte de su clero fuese secular, que no admitía la profesión canónica y conservaba la propiedad de sus bienes. Muéveme a creerlo así el ver que en Calaf, donde, como se dirá, se introdujo la misma canónica bajo la dirección de Cardona, sucedía lo mismo. En el año 1209 decía uno de aquellos clérigos: "Ego Berengarius de Salau, clericus Sancti Iacobi de Calaf, et beneficiatus, non tamen regularis, diffinio et renuntio beneficio, et canonicaturae, quam habebam in ecclesia illa... Haec renuntiatio fit a me, eo quod nolui recipere habitum regularem.” 

O digamos que esa sería la época en que se introdujo allí la vida reglar, la cual no sufría que los canónigos fuesen propietarios, pero sí los beneficiados. En 1228 el rey D. Jaime I dio un privilegio de protección a esta iglesia de Cardona, en el cual recomienda a los clericos regulares et saeculares dictae ecclesiae Sancti Vincentii. A esta mezcla permitida y autorizada de clérigos seculares y regulares, debe atribuirse el hallarse aquí algunos testamentos hechos con libertad y en la forma ordinaria por los canónigos de esta iglesia; y aun por los que obtenían los primeros oficios monásticos. Tal es uno del año 1446 ordenado por Juan Camp, canonicus, prior, et eleemosinarius (limosnero) monasterii Sancti Vincentii castri Cardonae. Está en el archivo del abad (miscel. n. 15). Basta haber dejado dicho esto, por si acaso el tiempo descubriese más con que probar la analogía de esta canónica con la de Vique y Urgel. El titular de la iglesia fue siempre, como en el día, de S. Vicente M. Los vizcondes le juraban fidelidad antes de tomar posesión del señorío; sobre lo cual hay estatuto solemne que aún hoy se observa, recibiendo el abad sentado dicho juramento al nuevo señor o al que hace sus veces, y entonces es cuando este los recibe de los bailes que se hallan presentes. De aquí nace que algunas donaciones de los vizcondes antiguos a la sobredicha iglesia, se dicen hechas seniori meo Sancto Vincentio. El documento más antiguo que he hallado de la obligación de hacer ese juramento, es la escritura de dedicación de esta iglesia hecha en el año 1040, en la cual el vizconde que entonces era y algunos de sus sucesores dejaron escrito y mandado, ut nemo successorum... accipiat potestatem Cardonensis castri, usquequo sacramento se obliget honorem praetexti martyris habitum vel habiturum nequaquam auferre &c.

El templo actual es el mismo que comenzó a fabricar el vizconde Bremundo, verdadero restaurador de esta iglesia en lo formal y material. El necrologio antiguo que dos siglos atrás existía aún en el archivo, y del cual queda una copia auténtica sacada en tiempo del conde Don Enrique, en el óbito de Bremundo dice lo siguiente: XIV. Kal. Octobris. Ipso die obitus Bermundi vicecomitis, cuius benignâ dispositione ecclesiae huius fundamenta sunt locata: ad extremum vero ab eodem plurima dona sunt ei collata. El edificio se concluyó tan pronto, que ya en el año 1040 pudo ser dedicado: solemnidad que ejecutó Eriballo hermano del fundador, obispo de Urgel y juntamente vizconde de Cardona, con asistencia de Arnulfo, obispo de Roda. La escritura que va copiada del original (a: Apend. n. XXXIV) contiene toda la dotación de la iglesia, así lo que los vizcondes anteriores le dieron, como lo que añadieron los actuales Eriballo y Guisla viuda de Fulco con su hijo Raimundo. También contiene (y esto debe notarse mucho para evitar dudas) las donaciones que hicieron algunos vizcondes posteriores, Bernardo con su mujer Almodis, y Raimundo Folch; de los cuales el primero lo fue entrado ya el siglo XII, y el segundo es uno de los de ese nombre a fines del mismo siglo o del siguiente. Por último se halla una copiosa donación de Reverterio, vizconde de Barcelona, hecha con la condición que el abad instituyese la vida reglar en la iglesia de S. Pablo de Guardia. Estas y otras donaciones, aunque muy posteriores, las hallarás extendidas en esta misma escritura; en la cual, como en casi todas las de su clase, se dejaron de propósito muchos huecos en blanco, para que ingiriéndose en ellos las dádivas de los venideros, contuviese un solo documento toda la dote de la iglesia, la cual constase de un golpe si se ofrecía en juicio. Por esta razón y para añadir el peso de la autoridad, se hallan en este tantas firmas de obispos que vivieron uno y dos siglos después, señaladamente los de aquellas sillas, en cuyo territorio estaban las heredades o iglesias concedidas a la nuestra, y entre ellos los de la de Urgel por estar ella en su diócesi, como lo expresa el obispo dedicante Eriballo en su firma de esta manera: Heriballus episcopus + qui hoc confirmat ad honorem sancte sedis Urgellensis, ut ipsa ecclesia Sancti Vincentii sub eius diocesi sit.

La fecha de la escritura es del día 23 de Octubre del año 1040, X del rey Enrique, la misma puntualmente que la de la consagración de la catedral de Urgel, y con sola la diferencia de un día la del testamento del mismo prelado. En el episcopologio de aquella iglesia verás combinadas estas fechas, que cierto parecen incompatibles, y más en asuntos tan graves como los de que tratan, y en tanta distancia de lugares. Mas la contradicción es aparente por el vario modo de contar los años que los notarios usaban, lo cual no quita la verdad de los hechos. Y en cuanto a esta dedicación de Cardona, me afirmo en que fue a 23 de Octubre de 1040, pues, como consta en el acta, estaba ya ese día viuda la vizcondesa Guisla, que según dije el correo pasado no lo estaba en el mismo día del año anterior, no habiendo muerto su marido Fulco hasta el Febrero de 1040. 

Se me olvidaba decir que esta escritura se halla ya publicada en la Marca Hisp. (ap. n. CCXXI); y he dicho mal: debí decir insinuada o indicada, que no tiene más que diez o doce lineas de ella; y aun en eso poco tan equivocada, que tuve por bien empleado el trabajo en copiarla entera de mi mano.

El sitio del templo era en el recinto del castillo (in castro), y allí permanece, aunque ya inutilizado y cortado en varios almacenes, desde que fue convertido en fortaleza en 1794 con motivo de la guerra de Francia. Tratose luego de construir otro templo nuevo dentro de la villa, y mientras se acaban de vencer las dificultades que en ello han ocurrido, tiene el capítulo su residencia en la iglesia de los PP. observantes de San Francisco. Consérvase todavía en el templo viejo una confessio o capilla subterránea debajo del altar mayor. Es de tres naves pequeñas de ocho palmos o poco más cada una, divididas por columnitas, cuatro por lado, muy parecida a otra capilla que hay en la colegiata de Ager; sino que esta tiene su entrada por delante del altar mayor, como las que hay en Barcelona, Roda y aquí mismo en la parroquia de S. Miguel. Algunos habrán creído que esta fuese la iglesia primitiva, sobre la cual levantase la otra el vizconde Bremundo. Yo juzgo que se construyó al mismo tiempo, con el objeto de depositar en ella las reliquias de S. Vicente M. y de otros santos, para que según la disciplina antigua se verificase que estaban sub ara maxima. Y así se llamó ya muy de atrás, como ahora, la capilla de las reliquias; aunque el nombre primitivo con que era conocida en el siglo XI era el de confessio Sancti Vincentii, como consta entre otros documentos de una donación que el primer abad Guillermo hizo X. Kal. Iulii, luna XI, anno X. regnante Henrici regis, donde dice: Ego Willelmus sacer vel abba Sancti Vincentii dimitto atque concedo ad titulum Sancti Iacobi, qui est consecratum intus in ipsa CONFESSIONE Sancti Vincentii Cardonensis &c. El titulus S. Iacobi era un altarcito en honor de este apóstol, al cual dio ciertos alodios para dotación de una lámpara, misa y capellanía a presentación de los abades que por el tiempo fueren. Había también en el mismo templo muchos sepulcros de los señores de la casa de Cardona. Los ciertos y averiguados por el actual Sr. abad son 23; los cuales han quedado casi todos destruidos con la profanación sobredicha y su motivo. Algunos cadáveres he visto guardados, como por compasión, en un cuartito de la ermita de la Trinidad. Entre ellos está el del cardenal D. Jaime de Cardona, obispo de Vique, Gerona y Urgel, del cual se dará mayor noticia en lo de esta última iglesia. Ten por cierto que ninguno de dichos señores se enterró dentro del templo hasta pasado el siglo XIII. Y aun en escritura de 1314 (archivo del Sr. abad) he visto que uno de ellos elige sepultura in Galiera (Galilea) monasterii canonicorum Cardone, que era el atrio de la iglesia.

Ahora para completar la historia de ella, y para conocimiento de algunas otras cosas, pondré la serie de todos sus abades, tal cual la he formado por los documentos originales que he visto, y a falta de ellos por otras noticias antiguas de esta canónica, y por el necrologio de la de Solsona. 

Guillermo. Este es el primer abad elegido por el clero de la iglesia, según ordenó en su restauración el vizconde Bremundo en el año 1019. En varias escrituras desde el año 1021 siempre es llamado sacer vel abba. Es notable esta prelacía, por haberse en ella arreglado el plan de la vida canónica, determinado sus posesiones, edificado y consagrado su templo. 

Mucho debió influir en todo esto el celo del abad, por el cual y por otras virtudes mereció toda la confianza del vizconde y obispo Eriballo, que le nombró albacea en su testamento en el año 1040. Del mismo año es el que él ordenó; mas no murió hasta el día 11 de Octubre de 1046. El día consta del necrologio; el año lo deduzco de una piedra hallada en el de 1788, donde está su inscripción sepulcral, aunque muy maltratada. Léese entre mil roturas lo siguiente: ...Guilelmus abba... qui primus fuit abba Sancti Vincentii Cardonensis... anno XV. regn... y nada más. Con la dicción primus abba está marcada esta persona: y la nota anno XV. regn... no puede acomodarse en aquel tiempo sino al año XV de Enrique, que es el 1046. Existe esta piedra en la ermita sobredicha de la Trinidad, donde la depositó el actual Sr. abad.

Umberto Berenguer. Ignórase la época de su gobierno, y sólo consta su óbito en el necrologio. Mas es de los antiguos, y me ha parecido colocarle aquí, donde hallo un hueco de siete u ocho años.

Bernardo. De este hay varias memorias desde el año 1053 hasta el de 1071. Este fue el hostatico o persona dada en rehenes (hostage; hostatge) por el vizconde de Cardona Raimundo Folch y su madre Guisla, al obispo de Urgel Guillermo Guifredo, cuando firmaron con él la concordia sobre el asesinato del vizconde antecesor Fulco, atribuido a dicho obispo. Cuento ruidoso, del cual se dirá en el viaje a aquella iglesia. 

Hugo. Hay ya memorias de él en el año 1080. En su tiempo se introdujo la reforma que dije de la canónica Agustiniana, y sin duda fue el que llevando a mal la sujeción a S. Rufo de Aviñón, se resistió a prestar la obediencia que el papa le mandaba, basta que Boso, legado pontificio, le compelió con censuras, como se dijo arriba. Aunque más bien creo que el compelido fue el abad sucesor; porque la carta escrita a S. Odón con este objeto acaso será posterior al año 1101, y nuestro Hugo sin duda murió en ese mismo año, como parece inferirse de la contestación que este monasterio de S. Vicente dio a la encíclica con que el de Ripoll participaba la muerte de su abad Bernardo en 1102; en cuya respuesta firma R. abbas Cardonensis NUPER electus, y da noticia de que su antecesor Hugo había fallecido día 13 de Noviembre, que mirado todo creo ser el de 1101.

Raimundo Bernardo, electo como acabamos de ver a fines de 1101 o principios del siguiente, murió en Febrero de 1127.

Pedro. Sólo hallo memoria suya en 1128.

Bernardo, existía en 1132.

Raimundo, en 1133 y 1141. 

Bernardo, al fin de 1141.

Raimundo, en 1145 y 1148.

Bernardo, en 1151 y 1182.

Berenguer de Falchs, en 1182 y 1185.

Pedro Conill, 1186: murió en Mayo de 1199.

Guillermo Passarell, 1202: murió a 21 de Abril de 1214.

Arnaldo Pujalt, 1215: murió a 21 de Noviembre de 1216.

Pedro de Vilanova, 1217: renunció en 1236.

Geraldo, electo a 30 de Junio de 1236. En el decreto de su elección, dirigido al obispo de Urgel, se halla entre otras firmas la de: Petrus condam Cardonensis abbas. Donde está claro que este abad antecesor no cesó en la abadía por muerte, sino por renuncia, quedándose como súbdito y uno de los electores en la misma canónica. Geraldo murió en el mes de Julio de 1247, habiendo obtenido del rey D. Jaime I, nueve años antes, un privilegio de protección, que copié del original y queda para la colección con otros muchos.

Raimundo de Vilanova, electo en 1247: murió a 2 de Enero de 1270.

Pedro Sala, electo en 1270: murió en Julio de 1280. 

Jaime Ferrer, electo en 1280: murió en Noviembre de 1301.

Bernardo Guinard, electo a 22 de Noviembre de 1301: murió a fines de 1339. En su tiempo, esto es, en 1307 se fijaron las obligaciones que tenía cada uno de los oficios de este monasterio, las cuales se escribieron en un libro llamado lo cabreu o preciosa, de donde he tomado varias notas para lo de ritos. Y pues no hace mucho me hablaste de las nebulas o tortas con lardo, aquí entre las cargas del sacrista verás lo que dice de ello: Fuit etiam assuetum, quod fiunt nebulae, que transmituntur de campanili in ecclesia, die Sancti Vincentii, dum cantatur Prosa ad missam, et transmittitur stupa igne accensa simul cum nebulis. Quae omnia procurat praepositus maior. Tamen cellararius debet dare ligna ad conficiendum nebulas, et carnes salsas ad ungendum nebularios; quas carnes recipiuntur de brona de una perna.

Pedro Solá, 1340: murió a 25 de Julio de 1348.

Bonanato de Buxo (Boix; Boj), electo a 24 de Agosto de 1348: continúan sus memorias hasta 1372.

Raimundo, de 1373 hasta 1376.

Francisco Voltet, 1377: murió hacia la mitad de 1396. 

Francisco de Besora, 1397: hay memorias hasta 1424.

Guillermo Mijans, 1427: hay noticias hasta 1464.

Pedro Raimundo Martí, 1465: murió a 3 de Agosto de 1494.

Juan de Navell, electo a 1.° de Septiembre de 1494: murió a 20 de Julio de 1507.

Juan Conill, electo en Julio 1507: murió a 19 de Enero de 1508.

Juan Escolá, 1508: murió a 11 de Noviembre de 1555.

Miguel Payí (pa y vi, pan y vino, como Marcelino), electo a 2 de Febrero de 1556: murió a fines de 1558.

Juan Meix Crexans, electo en Febrero de 1559; murió a 1.° de Agosto del mismo año.

Miguel Serrano, electo a principios de 1560: murió a 16 de Mayo de 1577.

Francisco de Torme y Liori, electo a 15 de Junio de 1577 por todos los votos, menos uno. Y a pesar de su derecho, y de haber tomado ya posesión, y de la protección que le dispensaba el duque de Cardona, tuvo que renunciar, cediendo a la prepotencia de su competidor

Juan de Agramunt, electo por aquel único voto, confiriéndole de nuevo la abadía el papa Sixto V, durante aún el pleito que continuó muchos años. En este estado fue secularizada la iglesia en 1592, y el pleito siguió hasta que Agramunt renunció en manos de S. S. en 1596. Y entonces se declaró vacante la abadía por muerte del abad Serrano. 


Abades seculares. 

Francisco Ferrán, tomó posesión a 15 de Abril 1597: murió en 29 Agosto 1615. Este abad solicitó y logró de Clemente VIII en 1599 que se le conservase a sí y a sus sucesores el uso de pontificales que sus antecesores tenían: gracia que confirmó el mismo papa en 1603, aun cuando el abad celebrase en la iglesia parroquial de S. Miguel y en la colegiata de S. Jaime de Calaf. También confirmó al mismo el papa León XI la jurisdicción civil y criminal, que sus antecesores ejercieron en las mismas iglesias. El breve es de 25 de Abril de 1605. Algunos documentos hay de haber sido compelidos los individuos de estas iglesias subalternas a reconocer dicha jurisdicción. Ahora no sé qué estado tiene esto.

Cristóbal Puigredón, tomó posesión a 3 de Julio de 1617: murió a 1.° de Octubre de 1646. 

Josef Stornell de Soriano, tomó posesión a 8 de Febrero de 1654: murió a 20 de Febrero de 1708. En los partidos de la guerra de aquel tiempo fue nombrado por los austriacos Pablo Vilana Perlas, y por el duque que seguía a Felipe V, Jaime Portell. Ambos fueron confirmados por el papa. El primero después de tomada posesión, siguió al archiduque y en Nápoles fue hecho arzobispo de Brindis, renunciando esta abadía a 10 de Noviembre de 1715. El segundo, que entonces se hallaba con una dignidad de la iglesia de Orense, obtuvo nueva presentación del duque, la cual confirmó S. S.; y así es contado en este catálogo

Jaime Portell y Font, tomó posesión a 4 de Marzo de 1717: murió a 14 de Diciembre de 1729.

Ramón Nogués, tomó posesión a 10 de Noviembre de 1730: renunció a 22 de Junio de 1734, por haber sido electo obispo de Jaca.

Francisco Alejandro González de Mena, tomó posesión a 9 de Octubre de 1734: murió a 27 de Febrero de 1756.

Agustín de Lezo y Palomeque, tomó posesión a 6 de Septiembre de 1756: renunció en Diciembre de 1769, por haber obtenido el arcedianato de Antequera en la iglesia de Málaga, de donde salió para obispo de Pamplona en 1780, y tres años después pasó a la silla de Zaragoza.

Manuel de la Fuente y Caro, tomó posesión a 25 de Mayo 1773: murió a 26 de Diciembre de 1783. Siempre estuvo en Madrid.

Lorenzo Ortiz de Zárate, abad actual, tomó posesión a 28 de Octubre de 1784: y cuenta ya 23 años de dignidad.

A Dios.

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