XLIII.
Relación del capítulo del Toisón celebrado en Barcelona en 1519. (Vid. pág. 143.)
("La sillería del coro es todavía la misma que existía en 1519, cuando el Emperador Carlos V celebró aquí un Capítulo general de la orden del Toisón de oro, el primero que se tuvo en España. Permanecen renovadas posteriormente las armas y títulos de cada caballero en lo alto del respaldo de las sillas que ocupaban por su antigüedad. Omito su noticia porque ya la publicó Chifflet (Insignia, etc.): mas no dejaré de enviar un extracto en castellano de la relación lemosina que un diario de aquel tiempo hace de fiesta tan grande")
Sábado a 5 de marzo de 1519 el Rey nuestro Señor comenzó a celebrar las fiestas del Toison, que para dicho dia ha mucho tiempo estaban señaladas; las cuales se hicieron del modo siguiente. Primeramente: en el coro de la catedral se pintó de oro y azul la parte superior de todas las sillas, esculpiendo en lugar elevado el escudo de armas de todos los cavalleros de dicho órden, assi muertos como vivos. La silla del Rey estaba cubierta de raso con su dosel, y la que estaba destinada para colocar las armas del difunto Emperador estaba cubierta de terciopelo negro con dosel del mismo color. A este adorno del coro correspondia el de toda la catedral. Dicho dia pues a las tres de la tarde salió el Rey de palacio para ir a la catedral con el órden siguiente: delante de todos iban los de la capilla real con la cruz levantada sin cantar: tras ellos el Obispo de Vique, todos con capas de brocado: despues iban los ministriles con varios instrumentos músicos, un portero con la maza real en medio de dos reyes de armas, dos maestros de ceremonias: tras ellos varios cavalleros acompañando al Rey, y con ellos los de la órden, que eran trece: es a saber, el Almirante de Castilla, el Duque de Alba, el Duque de Cardona, el Marqués de Vega, el Condestable de Castilla, el Príncipe de Bicinyana, el Marqués de Brandemburg, Monsiur de Xebres, Monsiur de Fenas, Don Manuel y otros tres, todos a cavallo vestidos pomposamente de terciopelo carmesí con sombreros de lo mismo y el collar de la órden. De esta manera fueron a la catedral pasando por el Regomir, casa de la ciudad y de la diputacion, delante de la qual los recibió el clero de dicha iglesia con cruz y estandartes; y pasando por delante del palacio del Obispo entraron en la iglesia por su puerta mayor donde cantaron completas tan solemnemente que salieron ya de noche. Volvió toda la comitiva a palacio, donde se les suministró una cena abundante, poniéndose en la mesa las aves y otras viandas enteras sin trinchar.
A las nueve de la mañana del dia siguiente volvieron a la catedral con el mismo órden por la calle Ancha, Santa Maria del Mar, calle de Moncada, plazuela de la Lana, cárcel y palacio del Rey. En la puerta mayor de la iglesia les esperaba el clero con el Obispo de Vique, el qual con el hisopo dió agua bendita a todos. Colocados en el coro comenzó la misa dicho Obispo, la qual cantaron los chantres de la capilla real acompañados del órgano mayor de la iglesia. Quando llegaron al offertorio se levantó el Sr. Rey, y con mucha ceremonia, presidido de los reyes de armas y maestros de ceremonias, fué al altar mayor y ofreció una pieza de quatro ducados, volviéndose a su silla. Tras él fueron a ofrecer con la misma ceremonia los demas cavalleros de dos en dos, ofreciendo cada uno un ducado de oro. Despues de haver ofrecido todos los cavalleros presentes, se hizo la oferta por los ausentes y difuntos de esta manera: sentábanse dos cavalleros en las sillas de dos de los ausentes o difuntos, y entonces un maestro de ceremonias decia en voz alta el nombre de aquellos cavalleros ausentes o difuntos, y seguidamente se ofrecia por ellos. Concluido este acto subió a predicar un clérigo, y todo el sermon fué de la órden del Toison de oro. Despues del officio pasaron los cavalleros al palacio del Rey junto a la catedral, donde comieron en una misma mesa con el Rey. A las tres de la tarde volvieron a la catedral vestidos de luto y la iglesia lo estaba igualmente; cantáronse vísperas y completas de difuntos con mucha solemnidad, y con esto se acabó la fiesta de aquel dia. La mañana del dia siguiente volvieron a la iglesia, donde se celebró un aniversario general por los almas de los cavalleros difuntos. Habia delante del altar mayor muchos cirios gruesos, y en ellos estaban las armas de todos los cavalleros de la órden. Quando llegó el ofertorio, el Rey con la misma ceremonia del dia anterior ofreció el cirio que tenia sus armas; tras él hicieron lo mismo los demas cavalleros de dos en dos, no moviéndose de la silla los segundos hasta que volvian de la oferta los primeros. A esto se siguió la oferta por los finados, ofreciendo el Rey el cirio donde estaban las armas de su abuelo el Emperador, el cual apagaban en acabando de ofrecer. Lo mismo hicieron los demas cavalleros, quedando solo encendidos los de los presentes. La misa dixo el Obispo de Burgos, el qual comió aquel dia en la misma mesa del Rey; los otros cavalleros comieron en la misma sala y al mismo tiempo en otra mesa mas baxa. A las tres de la tarde volvieron a la iglesia vestidos de damasco blanco y con sombrero de terciopelo carmesí y el collar de la órden. La iglesia estaba adornada como el primer dia; cantáronse vísperas y completas muy solemnes. Vestidos del mismo modo volvieron a la iglesia al otro dia mártes, que lo era de Carnestolendas, pero sin órden alguno de acompañamiento. Cantóse una misa muy solemne, la qual dixo el Obispo de gracia de esta ciudad. En este dia ofreció solo el Rey precedido de reyes de armas, maestros de ceremonias y de todos los cavalleros. Con esto y con la comida que sigue a un palacio, se acabaron las fiestas del Toison de oro, las armas de cuyos caballeros (con b) están pintadas en el coro de la catedral.
(Toisón, portada del libro de Chifflet)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Els comentaris de robots o de malparits i malparides catalanistes s´esBURRaran.
No us mateu, agafeu un llibre.
Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.