dimecres, 3 d’agost del 2022

CARTA LVIII. Fundación del monasterio de S. Benito de Bages

CARTA LVIII. 

Fundación del monasterio de S. Benito de Bages: su sujeción a S. Pedro de Roma, e incorporación con la abadía de S. Ponce de Tomeras. Catálogo de sus abades hasta fines del siglo XVI. Iglesia, claustros, archivo, biblioteca de esta casa. Devastaciones que padeció en diferentes épocas. Posee el cuerpo de S. Valentín M. desde el siglo X. Cual de los muchos santos de este nombre sea el venerado aquí. 

Mi querido hermano: A distancia de dos horas al oriente de la ciudad de Manresa se halla el antiguo monasterio de Bages, de la orden de S. Benito, situado en un estrecho valle a la orilla del río Llobregat, cerca del lugar que las escrituras antiguas llamaron Montepactano y Montepeitano: nombre que aún conserva una posesión en lo alto del monte llamado de Monpeitá. En los mismos documentos antiguos Bages se llama Baias y Baies: bien distante por cierto del ameno Baias de Horacio. (Epist. lib. I. epist. I.) 

Nullus in orbe sinus Baiis praelucet amoenis. 

Si este nombre se deriva o no de la próxima Bacasis antigua (hoy Manresa como conjetura Marca), y del nombre general de Bages dado a todo este campo, quede para los curiosos que abundan de ocio. Harto es para mí averiguar los monumentos existentes. La fundación de este monasterio debe fijarse hacia la mitad del siglo X; aunque la primera memoria conocida de él hasta ahora sea del año 972. Es así que un noble llamado Salla resolvió construir en estos contornos un monasterio; y de esta su voluntad, no fijada todavía a lugar determinado, es prueba una escritura que se conserva en el archivo de esta casa, o más bien un borrador de ella de letra de aquel tiempo, en que declara toda su intención, dejando en blanco el lugar, orden, alodios, fecha &c. Determinado se hallaba ya el año 950 cuando, como consta allí mismo, permutó con Gunderigo por las tierras que son el suelo y sitio de este monasterio las que él tenía junto a la iglesia de S. Acisclo. Lo que Salla adquirió para el monasterio estaba sito in ipso angulo iuxta flumen Lubricato (río Llobregat) prope Montepactano, y lindaba de parte orientis in flumen Lubricato: de meridie pervenit usque ad ipso ponte vel in stirpe: de occiduo usque in sumitate de ipsa serra sicut aquam vertit: de circio inlaterat se in terra de Quixilo Deo dicata. ¿Si será esta Quixilo la hija del conde Wifredo, que murió año 945, y cuya inscripción sepulcral se conserva en la parroquia de S. Esteban de la Garriga, diócesi de Barcelona? Esto tengo por más probable que el que fuese otra Quixilo, hija de Salla el fundador, como se dirá. Porque no es creíble que viviendo el padre, poseyese ya una hija suya tierras, con las cuales lindasen las que eran de herencia paterna. Mas dejando esto, nuestro monasterio se comenzó a construir en el sitio indicado, y estaba ya en pie y servido de monjes en el año 960, es a saber, V. Kal. Iunii anno VI. regnante Leutario rege filium Ludoici regi. Esta es la fecha de una donación que existe aquí original, hecha por Ricardis viuda y casada en segundas nupcias con el citado Salla, ad domum (dice) Sancti Benedicti sub iussione beatissimi Petri principis Apostolorum... Volo enim ut cunctis diebus omnia que supra texui in potestate et dominatione Sancti Benedicti permaneat perenniter. Illi vero servientes domum Sancti Benedicti, presentes scilicet et futuri, ita obtineant sicut ceteris alaudibus et munificentiis Sancti Benedicti pertinentibus, usuandi, fructuandi &c. Seis años después, IIII. Kal. Octobris anno XIII. regnante Lothario rege filium Ludoici regis, el fundador Salla hizo otra donación mucho más copiosa a la misma casa, la cual quiere que permanezca siempre sub ditione Sancti Petri quievit in pace urbis Romae (así se lee en el original y en las repetidas copias que hay de él), obligando a los monjes a que paguen cada año ad domum Sancti Petri, qui est situs in urbe Roma, solidos XXX. Esta sujeción del monasterio a San Pedro de Roma era tan notoria en este país, que muchas de las donaciones que le hicieron en el siglo X se dicen hechas a S. Pedro de Roma. La expresión Sancti Petri quievit in pace indicará seguramente el sepulcro de S. Pedro, o la iglesia donde descansa su cuerpo. 

Poco después de esta donación murieron ambos fundadores Salla y Ricardis, sin ver concluido el monasterio e iglesia, como consta de las actas de su consagración publicadas en la Marca Hisp. (Apend. n. CXII.) Documento curioso por la sencillez y sabor de antigüedad que respira todo su contexto. Lo he visto aquí original, y además algunas copias, de las cuales una tiene escritos entre los renglones y al reverso varias preces y oficios de la Trinidad, de S. Saturnino y otros santos, letanías y ritos de rogativas, y purgaciones canónicas, que aun prescindiendo del carácter de la letra, muestran claramente ser de los siglos X y XI. Sino que es muy entretenida su copia, y no sé si podré detenerme a sacarla, quedándome tanto que hacer en lo más principal. Y aun cuando esto haga, sólo servirá para la historia de nuestros ritos. Volviendo a lo que decía, Isarno y Wifredo, hijos de los fundadores, prosiguiendo la intención de sus padres, los cuales fueron enterrados en la parte exterior de la puerta de la iglesia, continuaron su fábrica con tanto calor, que a 3 de Diciembre del año 972 pudo ya consagrarla Froya obispo de Vique, asistido de los obispos Pedro de Barcelona y Wisado de Urgel, sobrino de los fundadores. Hallose igualmente en aquella solemnidad Borrell, conde de Barcelona, y las hijas del fundador Aigo y Chixilo (Quixilo antes), con la abadesa Filmera, hija de Aigo. Wifredo ya citado no asistió por hallarse enfermo. Lo demás que a esto pertenece puede verse en las actas sobredichas. No es para omitida la declaración del fundador que en ellas se expresa, el cual quiso que los abades que gobernasen esta casa fuesen siempre de su misma familia. Que cierto fue harta distinción para la disciplina monacal de aquel tiempo. Así desde luego hallamos abad y el primero de todos a 

Abbo, o Abbone, o Adabone (que con todos estos nombres le expresan las escrituras). Hay algunas donaciones hechas a él desde el año X de Lotario (964) llamándole clerico, levita, et monacho; lo cual prueba que antes de la erección de la abadía había aquí monjes, de los cuales sería este la cabeza. Como abad gobernaba ya la casa dos años antes del de la consagración sobredicha, es a saber, en 970, según consta de escritura que he visto; continúan sus memorias hasta 975. Llámase en ellas a sí mismo Abbo levita y Abbo monacho cum cuncta congregatione. Muy pronto se alteró la voluntad del fundador, sobreviniendo a esta casa algunas tribulaciones. Es así que luego se apoderó violentamente de la abadía

Adalberto, de cuyo gobierno hay memoria en escritura del año 985. Abbo despojado del oficio por este intruso, vuelve a nombrarse abad en escritura fecha II. Idus Decemb. anno I. regnante Eugone regis (987), llamándole Adabone abba. Adalberto fue también echado del puesto por otro intruso llamado

Seniofredo, cuya existencia se sabe por escrituras de los años 992, 996 y 999. La que citaré luego de la elección del sucesor dice que este abad Seniofredo murió in anno quod Ismaëlitae perturbarunt castella vel loca huius regione. También dice que Adalberto no entró a ser abad sino por muerte de Abbon. Estas contradicciones son consiguientes a la distancia en que estamos de aquellos tiempos, y a la perturbación y daños que causaron los dos últimos abades en la enajenación de libros y alhajas, y disipación de otros bienes. Esto movió a los monjes Adroario, Baldemares, Orucio, Ermengaudo y otros hasta en número de 18 o 19, a pedir al conde Raimundo Borrell de Barcelona que pusiese el remedio conveniente, dándoles un abad que fuese pastor y no lobo. Hizo entonces el conde un viaje a Roma junto con el obispo de Vique Arnulfo, y tratado el negocio con el santo padre y autorizado por él, en volviendo de allá nombró abad al que pidieron los monjes, que fue

Ramio, levita y canónigo de la catedral de Vique, hombre rico y de loable conducta, con lo cual socorrió de pronto las necesidades de los monjes en comida y vestido, y no sólo recobró lo perdido, sino que aumentó y puso en estado floreciente el monasterio. Hízose esta elección o aclamación día 13 de Octubre del año de la Encarnación 1002, Era 1040, Indicción XV, año VII de Roberto rey de Francia. Esta es la fecha de la escritura que va copiada de su original junto con otra no menos curiosa que extendieron los monjes dos años después, en que reconocidos a los beneficios recibidos del conde y del nuevo abad, cuentan como pasó este negocio, y lo que habían hecho los tres abades antecedentes (a: Apend. n. XIII y XIV). Es de notar que en la primera escritura se contaron los años del rey Roberto desde el 996 por entero, como también se observa en otras; porque si contaran desde el 24 de Octubre de 996, en que comenzó a reinar, debían añadir un año más, y decir año VIII. Esta última cuenta se siguió en otra escritura que es la primera en que hallamos a Ramio ejerciendo su oficio , fecha IV. non. Septemb. anno VII Roberti regis, y corresponde al 1003; no siendo posible que obrase como abad antes de ser electo, como sucedería si perteneciese al Septiembre de 1002. Desde esta época son continuas las memorias de su gobierno hasta el día III. Kals Maii annos XXX. peractos VI. anno regnante Ratberto rege. Esta fecha es muy notable, como también otra del III. Idus Aprilis del mismo año XXXVI de Roberto, que hay aquí. Los que saben de estas cosas, saben también que nuestras escrituras, digo las del tiempo del rey Roberto, jamás le atribuyeron más de 35 años de reinado. Realmente este príncipe reinó 35 años, 8 meses y 28 días, desde la muerte de su padre hasta la suya. Mas de las escrituras que cuentan por primero de su reino todo el año 996, no se ha hallado una que le atribuya 36 años de gobierno, si no son las presentes, que sin duda alguna deben reducirse a los días 11 y 29 de Abril de 1031 en que coincide el año XXXVI de Roberto calculado por esta última manera. A no ser que la del 29 de Abril pertenezca al año siguiente 1032 por la expresión XXX. PERACTOS VI. anno, que cierto no se cumplían hasta pasado todo el año 1031 o hasta el 24 de Octubre del mismo, según las dos épocas referidas. En este género es más notable todavía la escritura que hallé en la catedral de Gerona (armario de la prepositura de Noviembre), cuya fecha es: Facta scriptura pignorationis IIII. Idus Ianuarii anno XXXVI. quibus dicitur obisse Rotbertus rex, qui et primus cepit regnare Aianricus filius eius. Es del día 11 de Enero 1032. Otra hay allí mismo que cuenta hasta el año XXXVII del reino de Roberto. De esto se dirá de propósito algún día. Volviendo a lo de acá, la primera de estas dos escrituras de Ramio va copiada (a: Apend. n. XV). En ella firma el abad de esta manera: + Ramio abba, qui ductus fui ad scribere, et non possum propter infirmitatem corporis mei, Hállanse las firmas de los abades Adalberto y Egfredo, que serían de algunos monasterios comarcanos. El nuestro es verosímil que muriese de la enfermedad que él indica; a lo menos no hay otra memoria posterior de su vida y gobierno. Advierto que en escritura que he visto del año 1007 se llama este abad Raimundo, mas por otra parte me consta que era la misma persona, y la semejanza y derivación de Raimundo respeto de Ramio es notoria. Más gracioso es que en cuantas escrituras hay de ventas o donaciones hechas a él, siempre le tratan así: et tibi Ramio indignus abba. De su tiempo queda aquí una bula del papa Benedicto VIII, confirmatoria de los bienes del monasterio, dat. in mense Decembrio die XVI. Indictione XV, que corresponde al año 1017. Del abad sucesor

Bonefilio o Bonfilio no hay memorias hasta los años VII y XII del rey Enrique, que corresponden a los de 1037 y 1042. En una de estas escrituras se intitula abba et praepositus.

Miro era abad X. Kal. Maii año XV de Enrique, que es el 1045, y en el IV de 

Felipe (1064). En escritura original II. Id. Octob. anno regnante Philippo regis V. fue nombrado albacea junto con su hermano Sancio en el testamento que hizo Guillermo Berenguer, y está aquí (leg. de S. Pedor). 

El Sancio no se llama monje. En un libro antiguo (partido de las Presas) se lee: Domnus Miro abbas nobilis, sanctitate et virtute nobilior.

Pedro. Hállase memoria de este abad en escritura del año 1067 (leg. de Torruella). Por este tiempo parece haberse incorporado esta abadía con la de S. Ponce de Tomeras, situada ocho leguas hacia el norte de Narbona. En consecuencia de ello esta casa suena gobernada por prior, y en las escrituras de importancia se pone el nombre del abad de S. Ponce, que es 

Frotardo o Frotario. Así se ve desde su primera memoria del año 1075. En otra del año 1078 se llama juntamente abad de los dos monasterios: Ego Frotardus, dice, abbas Sancti Poncii et Sancti Benedicti Baiensis (Bages) cenobii, cum voluntate et assensu priorum Sancii, videlicet, et Raimundi. Esta unión de las dos abadías está enteramente ignorada en la Gall. Christ. 

(tom. VI. a pág. 223). Cosa tanto más extraña, cuanto es cierta una bula del papa Lucio III.° a favor de S. Ponce, en que aún un siglo después le confirma la sujeción del monasterio de Bages, cuando ya este se gobernaba por su propio abad. No he hallado el origen de tal incorporación; mas es indubitable que nació como las demás de este país, de la ambición de unos y debilidad de otros. La Gall. Christ. dice que el abad Frotardo murió en 1099. 

Mas en este archivo (partido del Vallés) hay escritura de oblación de una mujer llamada Oda, ad monachilem habitum, fecha IIII. Nonas Ianuarii anno incarnationis Dñi M.°C.°I.° regnante Philippo rege XLI.° anno regni sui. Esta oblación se hizo in potestate Domini abbatis Frotardi, et monachorum suorum. Otra hay muy curiosa, aunque para determinar el fin de esta prelacía no sirve. Es del año 1097, y se halla en el leg. de Tona. Su exordio es: In nomine Domini: Ego Frotardus abbas Tomeriensis, et Wilelmus prior Sancti Benedicti, cum ceteris fratribus in eodem cenobio Sancti Benedicti deientibus &c. = Su fecha: Facta karta die Kals Augusti anno (I con rayita)LXIIII. à PASSIONE Christi, regnante Philippo rege. Otra hay igual del año 1063 a passione. Se ha de tener por cierto que aquí se siguió la cuenta de años desde la pasión y no de la encarnación de Cristo, como algunos quieren interpretar. Porque ya vimos que en 1064 de la encarnación y aún después existían aquí abades anteriores a Frotardo. En esta escritura firma Mirone + graciâ Dei humilis episcopus, que hasta ahora no he podido descubrir quien sea. De los priores que gobernaron en este tiempo nuestro monasterio puedo decir que el primero fue Sancho, a quien todos los historiadores hacen hijo del conde de Barcelona Berenguer Borrell, muerto en 1035, llamado por eso Sancho Berenguer, el cual se hizo monje en S. Ponce de Tomeras, y de allí vino a ser prior de Bages, y lo fue por lo que consta de este archivo desde el año 1075 hasta el de 1089. El otro prior Raimundo que suena al mismo tiempo, como vimos arriba, y en unas mismas escrituras, sería prior de S. Ponce. Roig y Jalpí (Historia de Manresa) dice que Sancho dejó el monacato, y pasó a ser conde de Manresa. 

A él sucedió en el priorato Guillermo, del cual hay memorias en escrituras de XII. Kal Aprilis, XII. Kal. Decembris del año XXXV del rey Felipe (1094). En el de 1097 ya vimos su existencia por la escritura que contó los años por la pasión de Cristo; y el nombre de este prior ahora y no entonces, es un nuevo apoyo de aquel cálculo que seguimos. Siguen sus memorias hasta 1104.

Otro prior llamado Girberto hizo como cabeza del monasterio un establecimiento de una viña el año 1105, sin que se haga mención de S. Ponce de Tomeras ni de su abad Pedro. Mas es cierto que este Pedro sucedió en el gobierno, como se ve en escritura del año 1104 (partido de las Presas). Poco duró aquella dependencia, y esta casa se gobernó en lo sucesivo por abades propios, y lo fue ya muy pronto 

Benedicto, que ejercía este oficio VII. Kal. Februarii del año I del rey Luis (el Gordo) que es el 1109 o el anterior, porque el principio de este reinado está muy dudoso en nuestras escrituras. Continúan sus memorias hasta el año 1152 y XVI de Luis el Joven. Ya creo haber hecho memoria alguna vez de la moneda de Manresa, con que se hizo aquí una venta durante este gobierno. Nuestro abad asistió en 1119 a la consagración de la iglesia de S. Pedro de las Presas, y firmó en la escritura que va copiada del archivo de Gerona (a: Apend. n. XVI), logrando del obispo de aquella iglesia Berenguer Dalmacio que confirmase a este monasterio la posesión de la tercera parte de la décima de las Presas que le había cedido Mirón, obispo de Gerona, con escritura de 1.° de Enero del año XVII de Lotario (971). De dicho obispo Berenguer se halla aquí una nueva confirmación de la misma décima hecha en 1125 que va copiada (b: Apend. n. XVII). Es notable la causa que a ello le movió: propter obpressionem, dice, paganorum, unde graviter video illum monasterium iam dicti Sancti Benedicti esse devastatum.

Ponce suena abad en 1152. En el de 1163 y XXVII de Luis el Joven se halla 

otro llamado 

Gerberto. Y luego suena otro

Ponce, del cual hay memorias continuas hasta el 1186. De su tiempo queda una oblación in monacum con la ceremonia de envolver la mano del ofrecido en la toalla del altar, como se mandó en el cap. 59 de la regla de S. Benito. La escritura dice así: In nomine Domini. Ego Bernardus de Callers et uxor mea Stephania, assensu et voluntate filiorum nostrorum, tradimus et offerimus Domino Deo et beato Benedicto Baiensis cenobii filium nostrum Benedictum ad monachilem habitum, et manum eius coram testibus involvimus in palla altaris, et promittimus ut neque nos, neque per suffectam personam liceat, ut ei amplius collum excuteret sub iugo regulae &c... 

Actum est hoc VIII . Kal. Februarii anno XXXII. Ludovici iunioris. (Archivo de este monasterio leg. de Castellfullit del boix.)

Más curiosa es otra oblación de una mujer al hábito monacal, que dice así: In Dei nomine. Ego Stephania dono corpus meum et animam meam Dño Deo, et S. Benedicto: et trado me ad monachilem habitum in potestate et in manu Poncii abbatis, et reliqui conventus libenti animo... ut ibi Deo serviam iugiter. Offero mecum praedicto monasterio &c... Et ego Poncius iam dictus abbas, et alius conventus convenimus et damus tibi partem unius monachi, et ut teneam tibi unam ancillam ad tuum servicium... Actum est hoc VII. Idus Octobris anno incarnationis Dominicae M.C.LXXXVI. et Philippi regis VI. Esta es la última noticia de la existencia de este abad, y notable por continuarse el cómputo de los años de los reyes de Francia aún después del 1180, en que dicen se mandó en un concilio provincial que cesase esta cuenta. Sucedió

Pedro, de quien hay memorias en 1189, y duran hasta 1196, en que recibió una bula de Celestino III en confirmación de los bienes del monasterio.

Raimundo era ya abad en 1197 a 1.° de Agosto. Comenzó la obra de una acequia tomada del Llobregat, a cuya fábrica exhortaba el obispo de Vique Guillermo de Tavartet en un cartel de indulgencias que existe aquí. Duraba aún esta obra tres siglos después. Del tiempo de este gobierno quedan aquí dos escrituras graciosas latino-lemosinas, una de 1204 y otra de 1215, las cuales he copiado por curiosidad, y verás otro día. Gran duda tengo en fijar el remate de esta prelacía por la identidad de los nombres en los abades siguientes. La falta de necrologio en esta casa lo es grande para estos lances. Sin embargo diré lo que me parece más conforme a las muchas escrituras que de ese tiempo quedan. El abad Raimundo vivía en 1210, en que como testigo depuso en un pleito entre el obispo Pedro de Barcelona y el camarero de Ripoll. Continúan sus memorias hasta el 1224 en que debió morir, porque ya luego suena abad

Bernardo de Nespleda en 1225, y siguen las memorias hasta 30 de Noviembre de 1227. Luego sigue

Raimundo en los primeros meses de 1228 y parte del 1229. Lo restante del año es ya otro abad también

Raimundo, que entonces y hasta el 1230 se llama electus. Esto y la diferencia de letra en las firmas originales de estos Raimundos, acredita la diversidad de las personas. Este último gobernó hasta 1244.

Berenguer de Puigpardines comenzó en 1245, y vivía aún a 10 de las calendas de Abril 1247 que es 1248.

Raimundo existía en 1249.

Ferrario o Ferrer lo fue según escrituras desde 1251 hasta 3 de Noviembre de 1267 en que murió. A 19 del mismo mes y año fue electo

Berenguer de Manganell, el cual vivió poco, pues en 1270 ya tenía por sucesor a

Geraldo de Castellbell (de Castro pulchro) que gobernó muchos años hasta la mitad o poco más del 1322; pues en escritura de 2 de Octubre de ese año suena ya difunto. Son innumerables las que hasta ese tiempo quedan firmadas de su mano.

Bernardo era ya abad a 6 de las calendas de Diciembre del año 1323. Murió a 2 de Julio de 1348, y acaso de la horrible peste que asoló la población de esta provincia en ese año, de lo cual se dirán algunas cosas en otros lugares. En este monasterio quedaron con vida solos dos monjes llamados Fr. Bernardo Çaboxeda (ipsa boxeda; boix; boj), y Fr. Francisco Çariba (ipsa riba); los cuales para elegir nuevo abad convocaron a dos religiosos dominicos de la vecina ciudad de Manresa, llamados Fr. Jaime Çasala (ipsa sala) y Fr. Nicolás Corona; y fue electo por los cuatro día 30 del mismo mes y año 

Arnaldo Çacoma (de Cumba; Cumbis, ipsa cumba, coma), enfermero de esta casa, que a la sazón se hallaba en Roma. El papa Clemente VI aprobó todo lo hecho a instancias de los electores, con su breve de 23 de Agosto del mismo año, que existe aquí, en el cual refiere la historia de la elección. El electo debió morir antes del 1374, pues a 19 de Febrero de ese año firma por razón de dominio el procurador del monasterio en una escritura (leg. de las Presas) con estas palabras: Sig+num fratris Poncii de Cumba, prior claustralis monasterii Sancti Benedicti de Bagiis, ach procurator venerabilis conventus ipsius, comissario collectoris Dñi nostri papae, qui ad manus suas tenet bona abbatiae dicti monasterii per mortem fratris Arnaldi bonae memoriae condam abbatis dictae abbatiae, firmo atque laudo, salvo tamen iure et dominio dictae abbatiae in omnibus. Debió sucederle otro abad

Arnaldo, pues se halla su nombre y firma en los años siguientes 1375, 76 &c. hasta el 4 de Julio de 1386. Y con todo eso hay escrituras que nos hablan de un abad

Domingo de Comalda, electo y bendecido en 1379, y cuyas memorias alcanzan hasta 1387. No sé si el negocio del gran cisma que comenzó por entonces pudo ya traer los ánimos tan divididos, que ocasionase esta coexistencia cierta de dos diferentes abades, como en otros monasterios sucedió y también en varias órdenes religiosas.

Guillermo lo fue desde 1387 hasta el 19 de Mayo de 1392, que es su última memoria. Con todo eso dos años antes en 1390 ya suena abad en algunas escrituras 

Juan Pedro (Petri), y continúa su memoria hasta 1425. A la turbación del mismo cisma me parece que podrá atribuirse el haber estado suspenso del gobierno este abad hacia el año 1410, en que a 10 de Marzo en escritura de reducción de censos hecha en su nombre, y con su firma de mano ajena, se halla estotra suscripción original: Nos Fr. Raimundus Dei gratiâ, abbas Sancti Petri de Port. (f. Portella) administratorque S. Benedicti de Bagiis, praedicta firmamus, salvo iure dicti monasterii in omnibus.

Miguel de Rajadell fue abad desde 17 de Agosto de 1429 hasta 26 de Febrero de 1436.

Valentín, desde 1437 a 1440.

Raimundo, 1443.

Miguel, de 1444 a 1451.

Luis Manuel de Cruilles, de 1455 a 1466. 

Pedro Alba, hay memoria de él en 1483 y 1490. 

Por la muerte de este abad eligieron a Fr. Juan Agustí de Merlés, prior de Castellfollit de Riubregos. No prevaleció esta elección, y el papa nombró a 

Galcerando, que lo era ya en 1490.

Pedro de Pilares o Vilares gobernaba como abad comendatario este monasterio en 1507. Era arzobispo de Cáller.

Clemente May, desde 1531 a 1535. Vacaba la abadía a 18 de Mayo de 1537. 

Juan Pinós existía en 1551.

Pedro Frígola desde 10 de Abril de 1554 hasta 2 de Octubre de 1576 en que murió.

En 1594 con bula de Clemente VIII fue unida esta casa a la de Monserrat, quedando desde entonces filiación suya, y una de las tres que la Congregación de Valladolid tiene en este principado de Cataluña. El primer abad después de esta época fue

Fr. Bernardino de Navarra, en 1596.

Fr. Joaquín Bonanat, 1603.

Fr. Josef Porrasa, 1609.

Y déjolo aquí porque la utilidad que ha de resultar a la historia del catálogo 

completo de estos prelados, no corresponde al inmenso trabajo que ha de costar su averiguación. Ya habrás reparado en lo que va dicho, que también se recibían en esta casa mujeres ad monachilem habitum y a la obediencia al abad. Esto claramente prueba que era monasterio doble, como los que en los siglos IX y X había por acá y en Córdoba y en otros puntos de España. No creo que fuese de esta especie la obediencia que prestó otra mujer, cuyo nombre no apunté cuando vi la escritura original del año XI de Luis el Joven (1148). Pues digo que a esta mujer viuda, sujeta a la obediencia del abad y monjes, en un establecimiento que le hicieron ese año se le impone por censo unum eschad obtimum in mense Iulio ad festum Beati Benedicti, et hoc nullo modo praetereas &c.; y después se añade: Ita sane, ut in vita tua virum non possis accipere sine nostro consilio. Esto más bien era obediencia de vasallaje que otra cosa. La fábrica de esta iglesia es la del siglo X, aunque algo desfigurada posteriormente con cornisa y otros adornos. La puerta principal no está colocada en el centro de la nave por estorbarlo una torre que sin duda es anterior a su construcción; porque a ser de un mismo tiempo la hubieran retirado, y dispuesto el total de otra manera. El claustro es del mismo tiempo, y los capiteles de sus columnitas son del gusto que duró hasta todo el siglo XII. Hay en él varios sepulcros de personas ilustres. El de los fundadores está a la raíz de la torre sobredicha en la parte exterior de la puerta de la iglesia, como insinúa la escritura citada de su consagración. Esta era la disciplina de aquel tiempo, que aun a los mayores bienhechores de las iglesias sólo permitía que se enterrasen a la parte exterior de sus puertas. Mas aquí no era este lugar tan distinguido, que no fuese común a otros difuntos; porque se ve claramente que era el ámbito anterior del templo, cerrado ya con otra puerta exterior, y que según indican los arranques de arcos pensaron cubrir como los pórticos llamados Galilea, y destinados para entierros de muchos fieles. El archivo está curiosamente conservado: abunda en escrituras preciosas de los siglos X, XI y siguientes. Lo he examinado con la franqueza que he debido al actual Sr. abad D. Manuel Blasco, y con el auxilio del P. Fr. Agustín Trilla, organista de la casa, y muy versado en la paleografía e historia del monasterio. La biblioteca es pequeña; mas una cuarta parte de ella son ediciones del siglo XV, obras de padres, teólogos y filósofos, todas extranjeras, sino son los libros rituales que se imprimieron en Monserrate en 1500, y los Éticos de Aristóteles, traducidos por Aretino, impresos en Barcelona por Juan Luchsner (Luschner) en 1502. Es de notar que este monasterio ha padecido varias calamidades y destrozos. Además de lo que robaron y enajenaron los abades intrusos 2.° y 3.° como ya se dijo, hubo a fines del siglo X furiosas invasiones de los sarracenos que asolaron y devastaron algunos monasterios e iglesias, quedando el nuestro comprendido en esta desgracia, como insinué arriba. Sobre esto padeció esta casa un grande incendio en 1635. Por estas y otras causas no es extraño que falten acá códices antiguos y el gran número de reliquias que expresa la escritura de consagración en 972, de las cuales dice que poseía capsas duas cum lignum Domini, et reliquias sanctorum probatissimae. A pesar de todo ello se ha conservado hasta el presente el precioso cuerpo de San Valentín M. que ya poseía esta casa en el año 965, año XI del rey Lotario, día 3 de Agosto, que es la fecha de donación de una viña en el término de Calders, hecha a S. Valentín en Bages. Desde esta época son continuas e innumerables las escrituras que prueban el depósito de su cuerpo en esta iglesia. Sus fórmulas regulares son las siguientes: donator sum ad domum S. Valentini martiris, cuius corpus requiescit in baselica Sancti Benedicti cenobii... (VII. Kal. Maii anno XI. Roberti) 1006 = Concedimus ad domum Sancti Benedicti et Sancti Valentini martiris, quod in sinu ecclesiae eius requiescit alaudem nostrum &c... (IIII. Kal. Aprilis año XII. de Roberto) 1007 = in honorem S. Valentini ibi quiescentis (y esta última es la más común) = in honorem corporis Sancti Valentini, dijo el abad Ferrer en el siglo XIII, en la fundación de cuatro candelas que ardiesen al tiempo del alzar en la misa mayor. Así que es indubitable la tradición de estar aquí este santo cuerpo desde la fundación del monasterio. Y esto era tan generalmente sabido, que comúnmente se llamaba la casa de S. Benito y S. Valentín, como hemos visto en las palabras citadas. También le intitula así una escritura IIII. Nonas Septemb. anno I. Radabertus rex (997) que dice: “Ego Odricus et coniux sua Adalelda venditores sumus tibi Seniofredo abba cum congregatione tua, vel in voce Sancti Benedicti vel Sancti Valentini cenobii &c." Los mismos títulos se ven igualmente unidos en las bulas de los papas del siglo XII. No dudo que de la veneración del santo en este lugar habrá nacido el hallarse en estos contornos muchas personas llamadas Valentín, y esto ya en el siglo X y en el año 930; como he visto en escritura de ese año. Venérase hoy día aquí el cuerpo del santo en una arca de plata en el altar de su nombre, donde hay gran porción de huesos y parte del cráneo. Es tenido en gran devoción de toda la comarca, singularmente en los partos peligrosos. En cuyo caso llevan a las pacientes, y aun dicen que alguna vez se llevó a la Corte para las reinas, un globito de cristal que llaman de S. Valentín, de cuyo origen se cuenta que el santo apareció a una mujer que lo invocaba, y tomando un puñado de agua se la entregó cristalizada. En tiempo de sequía sacan el santo cuerpo en rogativa, y lo llevan con solemne procesión a la ribera del Llobregat, y dejándolo sobre un grueso canto (piedra) que llaman el codol (códul, códol) de Sent Valentí, se dicen varias preces por aquella necesidad, y lo retornan a su lugar con la misma pompa. Qué S. Valentín sea este, no es fácil averiguarlo. Acá se ha celebrado siempre su fiesta el día 14 de Febrero, y ya se celebraba el año 1004, en que Isarno con motivo de ella dio en el mismo día a este monasterio ciertos alodios en Vila de Cavalls. Dice así la escritura: Cum inmensi regis eterni nomine advenit vir Isarnus causâ orationis, vel excubia celebrando, ad monasterium Sancti Benedicti ad festivitatem Sancti Valentini, qui in praefato monasterio requiescit, divinâ inlustrante gratiâ convenit suis ab animis ut omnia sua per onorem prefato monasterio ibi contulissed, sicut et fecit... Facta ista carta donatione XVI. Kal. Marcii anno VIIII. regnante Rudberto rege. Mas como en ese día 14 de Febrero hay muchos santos en el martirologio con el nombre de Valentín, no es muy llano determinar cual sea el nuestro. Es notable que en cuantas escrituras se hallan desde el siglo X siempre es llamado mártir y no obispo. Mas en un cuadro del siglo XV se representa al santo con planeta celebrando misa y en ademán de alzar la hostia, y al lado se ve la mitra. Esta especie nueva de ser obispo se ha propagado y arraigado más con lo que se lee en unas coplas modernas de las que aquí llaman gozos y en Galicia rogos, 

De Espoleto, mártir sant, (mártir sin tilde)

foreu supremo pastor,

y Tolosa triumfant

vos tingué al temple major. 

Por otra parte nada consta del tiempo y modo de la venida del santo cuerpo a este país. ¿Quién sabe si será algún mártir nacional? porque yo por mártir lo tengo, y baste. No sé si queda que decir algo más. A Dios.

dimarts, 2 d’agost del 2022

CARTA LVII. Origen de las rúbricas en las firmas. Uso del latín en las escrituras de los siglos medios.

CARTA LVII. 

Origen de las rúbricas en las firmas. Uso del latín en las escrituras de los siglos medios. Subscripciones con los apellidos latinizados, y en versos leoninos. Uso de los apellidos patronímicos en Cataluña. De la introducción de la lengua castellana en esta provincia. 

Mi querido hermano: De Manresa a Bages me vine a pie y como paseando, en compañía de cierto sujeto dotado de gran curiosidad en recoger antiguallas. A pocas palabras conocí que era del número de los que procuran conservar en la memoria ciertos bocadillos con que poder amenizar las tertulias, y donde acaso son tenidos por muy profundamente versados en la historia. Esta superficialidad que tan reprensible es en los que deben ser literatos, es loable en los que llanamente confiesan que no lo son; y ojalá se propagara hasta los artesanos esta curiosidad, que a veces suele ser la puerta de más sólida instrucción. Digo pues que este sujeto comenzó a hablar sobre el origen de lo que hoy llamamos rúbricas, o signos que cada cual a su arbitrio pinta y deja colgados de su nombre y apellido en las cartas, escrituras &c. Punto por cierto pequeño, aunque no despreciable; porque al cabo cosa es que los hombres respetan mucho, y que vale tanto como su persona de ellos: que aunque sea a mil leguas de distancia, con sola la vista de un garabato que llamamos rúbrica, los ejércitos se baten y destrozan, los ricos desembolsan su dinero, y todos damos entero crédito a quien nunca vimos. ¿Y será, dijo, muy antiguo el uso de estas rúbricas? = Considerado el objeto, respondí, para que las hacemos servir ahora, parece que debiera haberse usado desde que se inventaron las letras; porque así como el hombre tuvo necesidad de hablar a los distantes, así la tuvo de ser creído de ellos en las cosas públicas o personales. Pero no he hallado que en lo antiguo usasen para esto de otro signo más que de su mismo nombre sin añadidura de colgajos, que sirviesen como de contraseña de la identidad de una persona que firmaba un escrito. A esta nimiedad y duplicado trabajo han querido sujetarse los hombres en los últimos siglos, como no bastándoles lo que bastó a los antiguos, y temiendo que el nombre escueto de la persona pudiese ser contrahecho por los falsarios. Y si así vamos, pues tan fácil es contrahacer también la rúbrica, acaso se inventará otro tercer signo que afiance la verdad de los dos primeros. Pues digo que en lo antiguo no sé yo que el que algo quería asegurar, pusiese más que el nombre con que era conocido, después del cual ponía la palabra subscribo, con que daba a entender que tenía por cierto lo que contenía aquel escrito. Y por abreviar ponían en lugar de esa palabra entera y a renglón seguido de la firma tres S grandes, enlazando la extremidad de la primera con el principio de la segunda. Esto vemos por acá en todos los diplomas desde el siglo VIII; y así se practicó hasta el XV, en que según lo que por ahora se me acuerda, comienza a verse esotro signo o abreviatura del subscribo, no en línea horizontal del nombre, sino debajo de él. Lo cual poco a poco fue degenerando en lo que ahora vemos, tan distante de su origen, y tan vario y caprichoso como sus autores; los cuales además están en la necesidad de usar de un mismo signo mientras les dure la vida, para asegurar la identidad de su persona. Y diga V., interrumpió el compañero, ¿antes todos firmaban en latín? = Todos, respondí, porque en ese idioma se extendían las escrituras de cualquier clase que fuesen, aun después de los mandatos repetidos del rey D. Jaime 1.° de Aragón, que mandó escribirlas en lengua vulgar. = Yo había oído, replicó, que el primer monarca que mandó tal cosa, fue D. Alonso X de Castilla apellidado el Sabio. = Pues no señor, le dije: 30 años antes que aquel rey lo decretase, lo mandó su suegro el de Aragón, como se lo haré ver a V. cuando lleguemos a donde pueda desatar mis legajos. Y fue obedecido en ello por algún tiempo, como se ve en algunas escrituras de compras y otros contratos de hacia los años 1232; mas al fin prevaleció la costumbre contraria, y todo siguió haciéndose en latín como antes. Sino que en ese siglo XIII se escribía ya más correctamente que en los anteriores, esto es, en cuanto al régimen y construcción de las palabras. 

Porque hasta casi todo el siglo XII estaba muy ignorada la sintaxis latina, y los notarios que primero fueron los monjes, y después ya lo fueron los clérigos, daban en esta parte caídas lastimosas; y cuidado que eran los únicos que estaban en disposición de darlas: que los demás, inclusos los condes y grandes señores, ni aun eso sabían hacer. Pues vea V., solían decir: dono á Domino Deo et ad Sancto Petro quod est fundatum in locum que vocitant sede Vico. = Dono vineas cum suas arbores &c. y así otras locuciones. Mas luego que en los concilios Lateranenses III y IV se mandó que las catedrales tuviesen escuela de gramática, se acabaron aquellos solecismos; pero en los siglos XIII y XIV, cuando los notarios eran ya seglares, sucedió el barbarismo del idioma latino, al cual trasladaban las palabras vulgares, aunque con el régimen que en él les correspondía. 

De esto es imposible decir los retazos graciosos que se me han ofrecido en mis viajes. Así que con esta manía de escribir en latín, los que primero latinizaban el régimen, después latinizaron las palabras. Y esto último en ninguna parte se observa mejor que en los apellidos, que es lo que V. preguntaba. Y así decían:

Bernardus Aspice si veniunt (B. Guardasivenen.)

N. de Oculostricto (de Ullastret.) 

... de Castroaulino (de Castelloli.)

... de Montecateno (de Moncada.)

... de Capite excubiarum (de Capdeguayta.) 

… Calapodii (Calabuig.) (N. E. podio : puig) 

... de Capite magno (de Capmany.) (N. E. así es el apellido del famoso autor, y no Campmany, que sería Campus magno)

... de Podialibus rusticorum (de Pujals dels pagesos.) 

... de Podialibus militum (de Pujals dels cavallers.)

... de Pulcro visu (Bellvis o Bellver, según los diferentes partidos.)

... de Plicamanibus (de Plegamans.)

... de Rivo lutorum (de Riudellots.)

... de Monte mazello.... (de Monmell.) 

... de Palatiolo rivo vitis (de Palol de reverdit.)

... de Rivis mortuis (de Rimorts.) 

... de Monte lauro...... (de Monllor.) 

¿Ríe V. al oír esto? ¿Pues qué será cuando le diga la estudiada manera con que solían firmar los más cultos, llevados del gusto de los leoninos que tan arraigado estaba por acá desde el siglo XII? Diré los que me ocurran. 

Hoc Ricardus ita sig+num trahit archilevita. 

Hoc fecit signum + Radulfus idest quia dignum. 

Non est indignum Ricardum ponere sig+num. 

Signum Guidonis + confirmat vis rationis. 

His favet A. sig+no Rubea de Turre benigno. 

Hic ea quae laudat, Guillermus carmine firmat. 

G. scriptis favet archidiaconus istis. 

Bernardus paraphonista hic adsunt sua scripta. 

Istis iocundus favet archilevita Reimundus. 

Haec primicherius firmavit nomine Petrus. 

Ista superscripta Bernardus firmo sacrista. 

Gaufredus tandem causam confirmat eandem. 

G. de Comellis probat haec chirographa pellis. 

Ut res manifestavi, sic ego Poncius + in ista carta notavi. 

Por estas muestras se conoce el gusto de aquel tiempo, y los conatos loables aunque desgraciados de los que en él vivían, para cultivar la literatura hasta donde podían alcanzar. Tenían en sus manos códices de Horacio y de Virgilio; pero les acontecía lo que a los arquitectos del tiempo de Carlos II, que viendo los edificios de Herrera no los sabían imitar. Lo mismo vemos en Góngora respeto de los buenos poetas que le precedieron, y lo mismo veremos siempre; y es que cada siglo tiene su corriente (N. E. y ríase la gente), obra de una combinación inexplicable de causas, la cual envuelve y arrastra a todos los que en él viven. Y esta manía de metrificar de los antiguos llegaba al extremo de poner en verso casi todo el contexto de las escrituras que extendían, dejando en prosa solamente lo que había de determinar los lugares o campos que eran la materia de las donaciones, o bien porque no alcanzaba a tanto su pericia, o porque sus cláusulas debiesen en algún tiempo producirse en los tribunales. De esto hay varios ejemplares en la mitad del siglo X, particularmente en las donaciones que hizo a Besalú Mirón, obispo de Gerona, el cual según creo era el autor de los mismos diplomas: y en las fechas usaba también de palabras griegas para indicar varios cómputos, con lo cual logró hacerlas casi ininteligibles, sino a quien para en ello mucho la consideración. 

Diga V., interrumpió el amigo, ¿y los apellidos que llamamos patronímicos, tuvieron aquí lugar como en Castilla? = Sí tuvieron, dije, aunque no eran tan frecuentes como en aquel reino: que aquí los apellidos por lo común eran geográficos; pero tal cual vez se usó, singularmente entre los grandes señores, que los hijos tomasen por apellido el nombre del padre. Así el hijo de Borrell, conde de Barcelona y Urgel, se llamó Ramón Borrell: del otro Berenguer Borrell, el hijo se llamó Ramón Berenguer. Del conde de Cerdaña Guifredo a fines del siglo X todos los hijos que tuvo tomaron ese apellido. Los vizcondes de Cabrera de los siglos XI y XII todos se llamaron Geraldo Ponce y Ponce Geraldo (Guerau Ponç). Porque hubo ciertos nombres como vinculados en una familia, a cuyo principal poseedor no se le permitía variarlo; y aun en los testamentos de los padres hay mandatos especiales para que el heredero mude su nombre en el de la familia. Así el de Raimundo vino a ser propio de los condes de Barcelona, hasta que plugo a Doña Petronila mudarlo en el de Alfonso (N. E. por el rey de Aragón Alfonso I el batallador; su hijo, Alfonso II). Ermengol (Armengol, Ermengaudus, Hermenegildo) lo fue de los condes de Urgel, Artal de los de Pallás (Pallars), Hugo (Uch, Uc) de los de Empurias (Ampurias, Empuries), y así otros. 

Sin embargo de lo dicho los cuatro últimos condes de Barcelona ya no tomaron el apellido patronímico; y así el hijo de Ramón Berenguer I, se llamó Ramón Berenguer como su padre, y lo mismo los siguientes. Y es que a fines del siglo XI ya se usó fijar los apellidos, para evitar la confusión que acaso advirtieron que debía resultar de la alternativa de R. Berenguer y B. (Berenguer) Ramón. 

Pero dejando esto y volviendo a lo que decíamos, esos apellidos patronímicos los expresaban acá como en Castilla en genitivo, diciendo: Guillelmus Guifredi, Geraldus Poncii, Iacobus Dominici, Berengarius Petri: esto es, Guillermo hijo de Guifredo, Geraldo hijo de Ponce &c. Mas la lengua vulgar catalana nunca dio a estos apellidos, cuando ya se radicaron en las familias, la terminación que la castellana dio a los suyos. Que allá del Sancii hicieron Sánchez: del Dominici, Domínguez: del Martini, Martínez &c.; mas aquí siempre quedaron en vulgar Sanz, Domenech y Martí (N. E. ¿y cómo se le llamó a Sancho Ramírez - de Ramiro, Ranimiro I - en Cataluña?).

La terminación en ez de los apellidos patronímicos es enteramente desconocida en las antigüedades catalanas; si alguna hay es moderna, posterior a la venida del rey D. Fernando I, el electo en Caspe, que trajo consigo muchas familias castellanas: o será efecto del roce con los que hablan el idioma general de España, con el cual se va venciendo sin sentir la repugnancia que sus paisanos de V. han tenido siempre a aquella lengua. Repugnancia que viene ya de muy atrás, y que en su origen me atreveré a decir que era justa. Porque sabido es que los castellanos que acá vinieron con el rey que dije, tenían una habla tosca, poco abundante y armoniosa, muy inferior en todo esto y en la gallardía y donaire a la catalana, que todavía conservaba el sabor de su siglo de oro con que brilló en todo género de escritos en los reinados desde D. Alfonso II de Aragón hasta D. Martín (precisamente aún decía “hoc”, och, oc : sí afirmativo: este rey de Aragón; y en 1461 también los deputats del general de Cathalunya; esa lengua tenía otros nombres, entre ellos provençal, lenga d'Oc, occitan). 

Así que era difícil que se acomodasen sus oídos a la rudeza de la que comenzaba a salir de las mantillas, y que tardó más de un siglo en llegar a ser lo que debía. (N. E. ¿cuando el Cid conquistó Valencia, en qué lengua ruda les hablaba a los paisanos? ¿Fue este investigador a San Millán de la Cogolla a ver los códices emilianenses? Qué patinazos tiene cuando no copia códices y manuscritos, no sé si sabía dónde está Limoges ni qué se habla allí todavía hoy a 3.8.2022)

Mas ya que esto se verificó en el siglo XVI, componiendo entonces Cataluña una sola corona con Castilla: ya que desde entonces muchos escritores catalanes, o conociendo la necesidad de acomodarse, o vencidos de la hermosura y propiedad de la lengua castellana, han escrito en ella obras excelentes, ¿por qué no se ha de deponer la resistencia antigua? ¿por qué se ha de continuar la enseñanza del catecismo y oraciones en el vulgar catalán a los niños en la escuela? ¿No es esto cerrar la puerta al tesoro que esconde la lengua castellana? Prohíben justamente las sinodales de Solsona que se predique en castellano. Mas quítese la causa y cesará la prohibición. 

Esta manía han fomentado ciertos literatos de grande opinión en este país. Uno de ellos que murió hace poco, al catalán que le escribía en castellano, ni contestaba ni aun leía su carta. ¡Qué contraste hacen con esto las sabias plumas del señor arzobispo Amat y de D. A. Capmany! Esos solos bastan para demostrar cuan susceptibles son las cabezas catalanas de igualar cuando menos a los que aprendieron con la leche aquel idioma. Y es claro que por lo mismo no todos los castellanos escriben con la pureza que su idioma requiere. Mas acá y en Valencia los que se dedican a este estudio, lo hacen en los libros, y en tal caso escogen los mejores. Y así hemos visto escritores de estas provincias que han impreso libros que desdicen poco de la fluidez y hermosura que brilla en Fr. Luis de Granada

Esto decíamos estando ya muy cerca del monasterio, con cuya vista se acabó la conversación. A Dios. 

Curta biografía de Braulio Foz.

BRAULIO FOZ. Va estudiá los primés estudis a Calanda, y al 1807 apareix matriculat a la Universidat de Huesca. Allí, com mols atres compañs,...