dimarts, 19 de juliol del 2022

CARTA XLVIII. Noticia de algunos ritos antiguos de la iglesia de Vique. Reliquias. Luciano y Marciano

CARTA XLVIII. 

Noticia de algunos ritos antiguos de la iglesia de Vique. Sus reliquias. Si los SS. MM. Luciano y Marciano nacieron y fueron martirizados en Vique. Inscripción romana inédita. 

Mi querido hermano: Mientras voy preparando otras cartas más serias y detenidas, hoy quiero contarte una porción de cosillas sueltas, y no por eso inútiles; que por algo se dijo lo de las candelillas y del cirio pascual. Y lo primero que me ocurre es que el gobierno hizo muy bien en no acceder a tu propuesta, cuando para escribir la historia de los ritos pedías que las iglesias y monasterios enviasen a Madrid sus códices rituales. Porque muy cierto es que la historia de los ritos no está sólo en esos códices. Y ahora lo vas a ver con lo poco que apuntaré aquí de las actas capitulares de esta iglesia, como una muestra de lo mucho que tengo recogido. Esos libros se comenzaron a escribir a fines del siglo XIII, en virtud de la constitución que para ello hizo con su Capítulo el obispo D. Raimundo Anglesola. Mandose en ella que el libro donde se escribiesen fuese llamado liber vitae, y así se usa hoy día. Es de notar que en todo el siglo XIV y parte del siguiente contaba siempre el obispo con el Capítulo para establecer, reformar o quitar ritos: y que con este objeto entre otros asistía el prelado al Capítulo general de Pentecostés, que es cuando se entendía en esas cosas. 

Diré algunas de estas ordinaciones.

En 1311 se mandó cantar el himno Veni creator, en la tercia de Pentecostés y su octava. En 1319 mandaron quod evangelium vel epístola in missa maiori, quae  celebrabitur in maiori altari sedis no nostrae, ulterius non cantetur. Evangelium tamen, quod cantatur in matutinis in festivitatibus Natalis et Epiphaniae Domini, cantetur more solito. Epistolam vero, quae in festo Sancti Stephani in missa populari cantari consuevit, de cetero prohibemus cantari. Más adelante en 1324 concedieron que se cantase el evangelio en las principales fiestas del año; pero con licencia del obispo, y en su ausencia del precentor. Esta prohibición de cantar el evangelio y epístola en la misa mayor, no quiere decir que se mandase rezar; lo cual no cabe donde con tanta pompa se procuraba solemnizar aquel acto. Prohibieron pues primero y después permitieron en las fiestas principales que se cantasen con nota de música, a la manera que se cantaban los dos evangelios de la genealogía de Cristo, que eran parte del oficio en los maitines de Navidad y de la Epifanía, como lo son y como se cantan hoy día en mi orden por el diácono en música de primer tono, en la cual también los conservan escritos los libros de esta y otras iglesias. La epístola, cuyo canto del todo se prohibió en la misa popular o digamos matutinal del día de S. Esteban (porque ya se sabe que había dos misas en los días clásicos) era una paráfrasis en verso y lengua vulgar de la epístola latina de aquel día; de la cual hallé un ejemplar en la colegiata de Ager (cod. n. 2563) y va copiada (a: Apend. n. IX.), no sólo porque veas lo que ello era, sino por lo estimable que te debe ser esta pieza de poesía, que yo juzgo ser del siglo XIII cuando menos. Esta misa popular se decía aquí en una capilla que había debajo de los claustros, cuyo piso estaba antes muy levantado. 

En 1322 establecieron el toque de campana al anochecer, para que todos rezasen de rodillas una Ave María pro salute ac pace animorum et corporum, ac fertilitate, et conservatione fructuum terrae. La oración nocturna que llamamos de ánimas, se intimaba aquí al pueblo, no con toque de campana, sino a voz de pregón; y esto aún en 1648, como consta en el archivo de la ciudad. En 1330 se resolvió hacer procesión solemne del Corpus. Cinco años después hay constitución de que nadie sin licencia del tesorero pueda ser enterrado in Galiera, delante de la puerta de S. Juan, una de las laterales del templo. Galiera es lo mismo que Galilea: nombre que daban al pórtico o atrio construido delante de las puertas de las iglesias, que antes de ese tiempo solía servir de cementerio para los reyes y grandes personajes y los individuos del clero, permitiéndose solamente a los obispos enterrarse dentro de los templos. El que ahora se escandaliza de que a nadie se permita enterrar en ellos, ¿qué dirá cuando vea tan celoso a este capítulo en el siglo XIV para impedir la sepultura aun en la parte exterior? ¡Ojalá llegue a restablecerse del todo, como ha comenzado ya la antigua disciplina en este punto! En 1344 se mandó que al tiempo de comenzar el Praephatio en la misa mayor de cada día, se hiciesen ocho o diez toques de campana ad convocandum fideles ad videndum corpus Christi. Esto vemos aún hoy practicado en muchas partes. En 1463 a 5 de Abril Francisco Terrades, beneficiado de esta iglesia, instituyó que doce presbíteros vestidos ad modum apostolorum, qui solent indui in repraesentationibus sanctorum in die corporis Christi, asistiesen al monumento todo el Jueves Santo, cantando salmos usque in crastinum hora communicandi. No es esta la memoria más antigua de la solemnidad usada en los monumentos o como decimos sagrarios: en la iglesia de Ager la hay ya de ello en el siglo XII. Todo esto es de las actas capitulares. 

Pues de las consuetas pudiera decir otras muchas cosas curiosas; pero dejándolas para su lugar, apuntaré algunas que todavía se usan. Tal es la costumbre de elevar una cortina negra detrás de la mesa del altar mayor poco antes de alzar la hostia, para que el pueblo la vea con más comodidad. Es esto casi general en este país, y en algunas iglesias es muy reciente su abolición. Tal hay que además cierra con cortinas los lados del altar, al tiempo que se empieza el canon, quitando con esto al celebrante toda ocasión de distraerse. Úsase también aquí decir la Nona inmediatamente antes de Vísperas, a excepción de los días de vigilia. Más rara y casi sin por qué parece la costumbre de cantarse en voz baja por los sochantres el introito de las misas con su v., empezando en voz alta desde el Gloria Patri; y esto en todos los dobles por grande que sea la solemnidad, cuando en los semidobles y ferias se canta todo en voz alta. 

Lo mismo sucede en el v. de Completas: Converte nos &c. Sobre esto hay mayores curiosidades que observar en las consuetas de la iglesia de Gerona.

El obispo Ramón de Bellera en el sínodo que celebró a 5 de Mayo de 1358, mandó que la Eucaristía se reservase in sacrario in loco eminenti, prohibiendo que se depositase, como se usaba, en arcas que solían servir de asiento, con no pequeña irreverencia de los santos misterios. Conforme a esto en la iglesia de S. Jorge de Altariba (Altarriba), hoy sufragánea de S. Pedro de Santa Fe, diócesis de Solsona, en la pared lateral a la parte del evangelio, cerca del altar mayor, se halla un agujero cuadrado, o sea armario cavado entre dos piedras sillares, elevado ocho palmos sobre el pavimento, y con vestigios de frontizas para estar cerrado. Sobre él se lee: Hic est panis vivus, y debajo: qui de coelo descendit. Las letras son del siglo XIV, según me asegura. D. Francisco Mirambell, cura de Prats de Llusanés, de quien es la noticia de esta antigualla, que él por sí mismo examinó. 

Curiosa es también una rúbrica que se halla en el ritual de esta iglesia, impreso en 1508, sobre el modo con que el sacerdote debe saludar a los enfermos cuando les administra el viático. Dice así: “Lo curat deu tenir esment en aço; ço es, en lo saludar que deu fer al malalt. Car si lo malalt es prevere, deu dir: Mossseny (mon segnieur, mi señor, monseñor), nostre Senyor Deu sie ab vos. Axi mateix, si es jurista, deu dir: Mosseny. Si es lech (lego), deu dir: Seny, nostre senyor Deu sie ab vos. Si sera massip (maçip; mancipatus) o jove que no haia muller, deu saber lo nom propi (la r de proprio se perdió hace mucho) de fons, com ha nom, e pot dir lo nom propi (lo mismo con la r de proprio), ço es: N. nostre Senyor Deu sie ab vos; o pot dir sis vol: Mon frare, o mon fill, nostre Senyor &c. Si sera dona maridada, de quina condicio vulla que sia, encara que sia muller de noble, o baro, o cavaller, o gentilhome, no li deu dir Senyora per res; car daria desonor (daría deshonor; donaria deshonor) al cors precios de Jesu Christ, que es aquí (aquí sin tilde). Mas deu dir, sia quis vulla, o de gran ma o de baxa: Madona, nostre senyor Deu sie ab vos. Si sera nina (N. E. aún se usa en Mallorca; nena, niña, chiqueta, chicoteta; nin : nen : nene : niño : chiquet : chicotet), que no haia marit, pot dir: Ma filla, nostre Senyor &c. Item si lo pacient sera fadri o nina petits, pus sien de edat de combreguar (combregar : comulgar), lo curat nos deu tuaiar (sic) en les interrogacions dels articles; ans los deu honrar, axi com si era persona gran e ordenada." Al despedirse el cura del enfermo, le decía: Ara, nostre Senyor Deu sie ab vos, e ab mi, e bon prou vos faça. La simple lectura de esta rúbrica da margen a algunas observaciones que omito, y voy a probar si podré traducir esto en castellano, conservando la propiedad de ciertas palabras lemosinas: “El párroco (dice) debe poner cuidado en la manera y palabras con que saluda al enfermo. Porque si el enfermo es presbítero, debe decir: Mi señor, nuestro Señor Dios sea con vos. Asimismo si fuere jurista, debe decir: Mi señor. Si es lego debe decir: Señor, nuestro  Señor &c. Si fuere mancebo (a) o joven soltero, debe averiguar su nombre propio, y llamarle con él, diciendo: N. nuestro Señor &c.; o si quisiere podrá decir: Hermano mío, hijo mío, nuestro Señor &c. Si fuere mujer casada, de cualquiera condición que sea, aunque sea mujer de noble, o barón, o caballero, o gentilhombre, en ninguna manera la debe llamar señora; porque con ello deshonraría al precioso cuerpo de Jesucristo que allí está. Mas debe decir, sea quien fuere, o de alta clase o baja: Buena mujer (b), nuestro Señor &c. 

(a) Llamo mancebo a lo que la rúbrica masip (massipmaçip); nombre que se daba antiguamente a los siervos; y así decían mancipia ecclesiarum a los que tenían las iglesias. Luego se dio este nombre a todos los sirvientes; y aún hoy los que lo son de las parroquias de Valencia, son así llamados. De aquí pudo ser que se aplicase a todos los mozos o jóvenes, que por su edad están expeditos y en estado de servir, y a los solteros (emancipados). 

(b) Madona en lemosín contrapuesto a senyora, denota inferioridad. Ateniéndonos a la letra, debiera traducirse: mi mujer. Mas esto no cabe. Parece que en castellano no puede dársele otro equivalente más propio que el de buena mujer; a lo menos yo no le hallo otro.  

Si fuese joven soltera, puede decir: Hija mía, nuestro &c. Item si el doliente fuese garzón o niña de corta edad, con tal que la tengan para comulgar, no debe detenerse el párroco en preguntarles los artículos; antes bien debe honrarles como a una persona adulta y bien criada.” Al despedirse el cura del enfermo, le decía: Ahora bien, nuestro Señor Dios sea con vos, y conmigo, y buen provecho os haga. Y ahora nosotros vamos a otra cosa. Notorias son y muy multiplicadas las leyes eclesiásticas sobre la asistencia de los fieles a la misa parroquial, donde oigan la voz de su pastor. Muchas veces repiten este mandato los sínodos de esta iglesia; y acaso de aquí nace la observancia puntual de él en las parroquias rurales de este obispado. Lo he visto entre otras en la de Gurb, inmediata a esta ciudad, que como otras del país se compone de muchas casas de labradores (pagesos) separadas una de otra a grandes distancias, quedando solas en medio del campo la iglesia, y las casas del cura y del médico. En ella no se permite tocar la campana a misa privada, si hay alguna, sino solamente a las dos misas parroquiales que para comodidad de los vecinos se dicen en los días festivos, una a la salida del sol, y otra a las once del día. En ambas está en uso la oblación de pan o dinero, entregándolo los fieles al sacerdote al tiempo del ofertorio, y llevando en las manos velas encendidas. Tras esto acuden al pie del altar todos los no casados, de cualquiera edad que sean. Si alguna cosa representa el mutuo amor de pastor y de ovejas, es esta que digo. Allí él les pregunta el catecismo vulgar, corrigiendo al que yerra, explicando los misterios, y viniendo a parar en alguna reflexión moral análoga al evangelio del día: todo con la llaneza y sencillez propia de aquel acto, y con gran fruto de los ancianos, que con la frecuencia de oír no olvidan lo que una vez aprendieron. Los padres por otra parte se estimulan a la enseñanza privada de sus hijos, por no verles afrentados en público. En este ejercicio vi santamente ocupado a nuestro sabio teólogo D. Emeterio Martí. Por ello y por la pureza de costumbres propia de la vida del campo, son muy estimables estas parroquias; cuyos vecinos, aunque ricos y de grandes conveniencias, cual puede tenerlas un gran señor, no dejan la sencillez del trato que heredaron de sus mayores. La ley de los mayorazgos común a todas las familias de Cataluña hace subsistir estas casas que digo, contando muchas de ellas 700 y más años de antigüedad, sin haber aumentado ni disminuido sus posesiones en lo más mínimo. Objeto es este digno de las reflexiones de un político juicioso. 

Dejemos esto y volvamos a nuestro canto llano. Quiero decirte algo de las reliquias más insignes que hay en esta iglesia catedral; las cuales por la mayor parte se hallan colocadas en el trasagrario, dentro de dos armarios. Otra porción hay suelta, que con motivo de haberse trasladado la residencia al convento de los padres dominicos en los 22 años que duró la nueva fábrica, no tienen todavía asiento fijo, señaladamente las cajitas de las reliquias menores que en cada uño de los altares antiguos se habían depositado al tiempo de su consagración. En primer lugar es memorable un gran lignum Crucis, que consta de dos trozos cruzados por el medio, ambos de un dedo de espesor: el vertical tiene más de un palmo catalán, y el travesaño poco menos. Esta insigne reliquia dicen aquí que fue probada per ignem: cosa nada increíble, y que me consta haberse practicado aun en el siglo XVI, con otro que guardan los PP. Jerónimos de Valebron (Vall d'Hebrón), diócesis de Barcelona, y con otras reliquias. = Hay una gran toalla, cuya medida no pude tomar por hallarse muy doblada y encajada en su nicho, como lo están casi todas las demás reliquias; pero es de lienzo blanco, y se dice haber servido para envolver el cuerpo de S. Lorenzo después de su martirio. Al mismo 

santo alude un letrero en piedra mármol, que se guarda en la sacristía, del cual sólo quedan estas palabras: 

… QVO FVIT PO... 

...VS ELEVATV... 

...VS (signo como un 7, et) ASSAT ... 

El carácter parece a primera vista del tiempo de los romanos; pero el travesaño que hay en la parte superior de la A y el et, hacen ver que esta piedra se escribió en los tiempos bajos; aunque no por eso debe despreciarse.

En una redomita pequeña se lee: De lacte imaginis Beatae Mariae, quae est in partibus Ultramarinis, sin declarar cual sea la imagen a que alude.

Consérvase también la mano izquierda sin el dedo pulgar de S. Juan el Limosnero, y una sarta de cuentas con cruz, o sea rosario de dicho santo. He visto la auténtica en griego y en latín que firmó de su mano Gregorio patriarca de Constantinopla en Roma a 18 de Junio de 1456, cuando adquirió esta reliquia Cosme de Monserrat, confesor del papa Calixto III, y después obispo de esta iglesia. Junto con ella dice que se le entregó el pie izquierdo de S. Esteban Musiator, martirizado por los Iconoclastas. 

De ambas reliquias dice esa auténtica: “Quae quidem manus Constantinopoli in monasterio ad honorem B. Virginis Mariae condito, aliter ob conditricis nomen Keramarthas cognominato, venerabatur. Pes autem in monasterio alio quondam B. Virginis et S. Iohannis Prodromi, ob conditorem Lipsi apellato, reconditus erat." 

En seguida refiere como en la destrucción de Constantinopla robó estas reliquias un turco, y por medio de su suegro cristiano, que se llamaba Manilopus, las vendió al monje Pachomio; este a dos sacerdotes de Corcyra, estos a un monje llamado Nilo, el cual habiendo recibido de dicho Cosme de Monserrat una gruesa limosna para rescate de un hijo suyo, le entregó agradecido estas alhajas. No se halla aquí el pie de S. Esteban; acaso lo regalaría D. Cosme a la iglesia de Tarragona, donde obtenía entonces el arcedianato de S. Lorenzo. La mano se conserva con su piel y muy firme en su contextura, aunque ya denegrida. No es menos estimable el pie derecho de Santa Escolástica, hermana de S. Benito, que también se venera aquí, aunque recortado su dedo pulgar: consérvase de buen color y está muy entero. Tiene culto muy particular, y la Santa es patrona menos principal de la iglesia, donde se le hace fiesta muy solemne instituida por el obispo Pedro Jaime a fines del siglo XVI. Mucho antes de esto existía ya aquí esta reliquia, es a saber, en 1475, cuando a 10 de Febrero Bernardo de Riera, arcediano y vicario general del obispo Guillem Ramón de Moncada, mandó que por esta razón se celebrase la solemnidad de dicha Santa con rito de IX lecciones. Además de estas reliquias hay una costilla de S. Cipriano: un hueso de S. Lázaro y parte de su sudario: una tela grande de seda encarnada, en que fue envuelto el cuerpo de Santa Lucía M.: varios huesos de los MM. de Zaragoza: parte del cráneo de Santa Rufina M., y del cilicio de S. Celestino P. y M.: de la estola y pelos de la barba de S. Pedro Ap., y madera de su cátedra; huesos de S. Longinos: piel de S. Bartolomé: parte de la túnica, cíngulo y carne de S. Gregorio patriarca de Constantinopla; y otras innumerables, sobre cuya autenticidad sigo mi acostumbrado silencio. Lo que no debe extrañarse es que tantas y tan insignes sean, atendida la multitud de viajes que los prelados y otros individuos de esta iglesia hicieron a Roma y aun a Palestina, de donde no es regular que volviesen sin traer consigo alguno de estos tesoros. Sábese también que muchas de estas y otras reliquias que omito, fueron regaladas a esta catedral día 5 de Junio de 1475 por Simeón de Sala, ciudadano de Barcelona, el cual las poseía como testamentario del príncipe D. Carlos de Viana, y que agradecido el Capítulo instituyó un aniversario perpetuo por el alma de ese bienhechor, el cual debía celebrarse día 7 de Enero, que era la fiesta de S. Simeón. De otro instrumento consta que el citado príncipe poseía estas reliquias, parte de sus progenitores los reyes de Navarra, y parte por donación del papa Calixto III cuando estuvo en Roma. Tampoco es extraño que no se hallen las auténticas de todas ellas, considerados los rebatos frecuentes que han dado a este país las armas francesas. (N. E. Y las armas catalanas, en la guerra contra Juan II de Aragón.)

Sobre la ara del altar mayor de la catedral hay una arca de plata, y dentro de ella otra de madera, en la cual están depositadas las reliquias de S. Justo C., de quien habló el P. M. Flórez (pág. 227). Las he visto con el favor de los Sres. comisionados y del canónigo tesorero Don Agustín Barat. Existen todas las canillas de brazos, piernas y muslos, que son de buen tamaño, y casi todos los otros huesos del cuerpo: la cabeza está dividida en varios trozos. Venerábanse ya en 1448, en que día 11 de Noviembre el estado eclesiástico y secular de la ciudad resolvieron que en adelante se hiciese fiesta anual día 28 de Mayo a S. Justo C., cors Sant de la Seu, por haberles preservado de varios terremotos, que por entonces afligieron este país, señaladamente del que a 24 del Mayo anterior había arruinado el monasterio e iglesia del Estany. No sé si estaba entonces venerado el altar particular. Uno sé que se construyó de nuevo casi un siglo después por el canónigo prepósito Francisco Vivet, el cual consagró en 1538 a 26 de Mayo el obispo Juan Tormo, depositando en él en ese acto las reliquias siguientes: scilicet, de capite, et costis SS. Luciani et Marciani, de ossibus sanctorum massae Caesaraug. et de cute pedis Sanctae Scholasticae: concedió además un año de indulgencia por aquella vez, y para el aniversario de aquella consagración 40 días (a). 

(a) Por la buena diligencia del canónigo D. Jaime Ripoll he logrado copia de los himnos que se decían en la fiesta de este santo; los cuales el P. M. Flórez dijo que habían perecido, y ahora se han hallado en un breviario propio de esta iglesia, impreso en 1557. V. apend. n. X.

Dentro del mismo templo, y en capilla dedicada a su nombre, se venera el cuerpo del obispo S. Bernardo Calvó, de quien y de su culto se dirá en el episcopologio. Consérvase toda su anatomía, a excepción de una canilla regalada al monasterio de Santas Cruces, donde fue monje y abad. Está en una rica urna de plata, colocada dentro de un elevado casilicio de cristales, que se presenta con gracia al que mira desde el cuerpo de la iglesia. La capilla se labró con magnificencia notable de piedras jaspes sillares, no sólo en las paredes, sino en los arcos también. Adórnanla ocho cuadros, que representan algunos pasajes de su vida; y no son de mal gusto, sino que están retocados. Construyose esta capilla estando todavía en pie el templo antiguo; y no parece sino que en ella quisieron dejar el modelo que debía seguirse en la fábrica del nuevo, como así se ha verificado. Del fundador enterrado en el plano de ella da razón la inscripción que allí hay: D. O. M. = Iohannes Rexach, Onuphrii F., civis et canonicus Ausetanus, virtute ac pietate conspicuus, hoc sacellum B. Bernardo episcopo D. F. I.; hoc tumulum sibi et suis P. C., Christum ac S. Petrum Apostolum ex asse haeredes faciens. Obiit VII. Idus Augusti anno Domini M.D.C.XXXII. Más abajo entre los trofeos de la muerte se lee: meta laborum.

Muy conocidos son también los SS. MM Luciano y Marciano, cuyas reliquias están aquí en la iglesia llamada antes de S. Saturnino, y ahora de la Piedad. El P. M. Flórez no contradijo la opinión recibida aquí comúnmente, de haber estos santos nacido y padecido martirio en esta ciudad. Antes mostró dar algún crédito a los tres argumentos en que se apoya esa tradición; los cuales son muy débiles para el caso. 1.° Un misal impreso en 1547, dice: Deus, qui nobis BB. MM. tuorum Luciani et Marciani pretiosa pignora concessisti; pero esto solamente prueba que sus reliquias están aquí, y aun indica que vinieron de otra parte. 2.° El Flos SS. en lemosín que se guarda en el archivo de esta iglesia, y dice de estos santos que eran de la ciutat de Vich. Mas esta obra está escrita a principios del siglo XIV, como se demuestra por su letra y lenguaje, y porque pone la vida de S. Luis obispo de Tolosa, y no la segunda traslación de Santa Eulalia de Barcelona, y por otras señales: extiende también las vidas de los santos sin crítica, dando el principal lugar a los milagros, y así merece poca fe histórica. 3.° El obispo Berenguer Çaguardia en la pastoral que publicó en 1326, e irá copiada en su lugar, dice de nuestros santos: qui in civitate praedicta (Vique) fuerunt palmâ martyrii decorati. Pero claro está que el prelado, deseoso de excitar la devoción y liberalidad de los fieles para la obra del claustro de la catedral, no reparó en escribir lo que podía entonces ser generalmente creído, sin que por eso fuese cierto; como seguramente no lo era, sino una equivocación manifiesta, lo que añade allí mismo que la iglesia de Vique había obtenido por espacio de 392 años el honor de metropolitana Tarraconense. A estos tres argumentos puede añadirse el testimonio de un breviario que existe en el archivo de la casa de ayuntamiento, impreso según parece a fines del siglo XV; el cual en las lecciones propias de estos santos claramente los llama cives Vicenses. Mas ¿qué valen estos documentos modernos contra la antigüedad de todos los martirologios que los ponen martirizados en Nicomedia o en África? Así lo dicen aún los escritos para uso de esta iglesia antes del siglo XIII; todos los cuales añaden al margen de letra reciente: quorum corpora iacent in villa Vici, in capella S. Saturnini: y sólo uno, que ya es de ese siglo, ingiere esas palabras en el texto. Y aun ese escribe al margen la invención de los cuerpos de los santos al día 1.° de Abril. Nada dicen estos códices de que Vique sea la patria o el lugar del martirio. Este mismo silencio guardan los misales, con ser así que en ellos, como en los martirologios, se hallan actas y fiestas de otros santos reconocidos por propios de este país. De modo que antes del siglo XII, no sólo no se supo acá que nacieron y murieron dichos santos en esta ciudad, sino que ni aun tenían fiesta particular dedicada a su nombre. Todo esto comenzó a decirse y creerse mucho después del hallazgo de los cuerpos santos, el cual se supone acaecido en el año 1050, como refiere el citado Flos SS., de quien lo copió Domenec, y de este Flórez. No quiero detenerme más en este negocio, mayormente siéndoles tan difícil a los hijos de esta ciudad probar que dichos santos mártires sean sus paisanos. 

Sus preciosas reliquias fueron trasladadas de una arca antigua de madera a otra nueva de plata que costeó el ciudadano Andrés Barat, día 24 de Mayo de 1342. 

Estaba ausente el obispo Galcerán Çacosta, y con su autoridad y la del Capítulo hicieron esta traslación los canónigos Pedro de Surrigueres, Berenguer Colomer, y Pedro Juan de Avenco; los cuales, como consta de la acta auténtica que he visto, 

hallaron muchos huesos intactos, y cenizas de otros, que despedían olor muy suave, y una toalla de seda. En la nueva arca cupieron solamente los huesos, y las cenizas se colocaron aparte en un saco. Determinose entonces que en el día de su fiesta, en el de Navidad y en el Viernes Santo pudiese abrirse el arca para fomentar la devoción de los fieles, y aun que se sacasen las reliquias en procesión en las rogativas pro pluvia

Así se practicaba en 1433, en que el obispo Jorge de Ornos a 5 de Octubre mandó que en los deanatos de esta diócesis se celebrase la fiesta de los santos como de precepto, y para merecer su protección se hiciesen procesiones pro pluvia anualmente en el martes después de la Ascensión. Otra traslación se hizo más adelante en 1664 a la arca de plata actual, que será como de dos cuartas y media de longitud, y una o poco más de altura. La he registrado a mi satisfacción. Hay en ella una pequeña porción de huesos, en los cuales se cebó la voracidad del tiempo o del fuego. Juntamente se conserva una como toalla blanca, parte bordada y parte tejida de sedas de varios colores, al modo de lo que decimos paño de hombros. En otra arquilla más pequeña se guardan separadamente una porción de carbones, y unas concretaciones como de sangre y tierra denegridas con el humo, del cual también hay vestigios en otro lienzo semejante al que dije. Ambas arcas están en el altar mayor de la iglesia de la Piedad, antes de San Saturnino, en un tabernáculo de buen gusto. Entrando en dicha iglesia se halla en la primera capilla de la mano derecha una cavidad, donde se venera la antigua arca de piedra, en la cual según la tradición fueron milagrosamente halladas las santas reliquias. Mas si el hallazgo acaeció en 1050 como dicen, otra debía ser el arca; porque esta de que hablo es conocidamente del gusto gótico del siglo XIV, y en uno de sus relieves está representado el papa con su tiara ceñida de tres coronas, cosa que todos saben cuan moderna es. Nada de lo dicho impide la sólida devoción de los fieles para con los santos mártires, así como no estorba la decidida protección con que son socorridos por ellos. Pero ciertamente es sensible que la piedad ande mezclada con la mentira, siendo como es su natural enemiga.

Voy a concluir con la copia de una inscripción romana, grabada en un mármol blanco de dos palmos catalanes de altura y dos y medio de latitud. Fue hallada en Prats del Rey, corregimiento de Cervera, y hoy está colocada en la pared de la casa del cura. 

El citado D. Francisco Mirambell acaba de enviarme el adjunto dibujo de ella. Dice así sin quitar ni poner:

C.ANNIVS.CF.GAL. 

PROCVLVS 

SIBI ET PORCIAE RES

TITVTAE VXORI OPT 

ET SVIS

H M H.N.S. 

Se acaba el papel. A Dios. 

dilluns, 18 de juliol del 2022

Carta XLVII. Biblioteca antigua de la catedral de Vique

Carta XLVII. 

Biblioteca antigua de la catedral de Vique: estado de la actual: noticia de algunos códices de ella, singularmente de los rituales. Época de los breviarios. Qué era el misal llamado mixto. Si el rito Romano se usó en esta iglesia antes de la mitad del siglo XI. 

Mi querido hermano: Fastidiado debiste quedar con la carta anterior, que bien pudo llamarse disertación, y no ligera. ¿Mas qué remedio había para decir lo que me propuse, sino detenerme a examinar aquel punto, que no es de poca importancia en la historia; mayormente viendo ignorada la verdad y aun contradecida (contradicha) por escritores de mucho crédito, que no tuvieron la proporción que yo en mis viajes? 

Hoy te hablaré más como viajero, y de cosas más amenas y notables. Voy a decir lo que era la biblioteca antigua de esta catedral, y lo que es en el día; lo que era, digo, por las noticias que de otros documentos históricos resultan. ¿Y quién sabe si al fin parará también esta carta en disertación? Saldrá lo que saliere.

No hay duda en que desde la restauración de esta sede, debió haber en ella una porción competente de códices litúrgicos y rituales, de que se sirviese el clero en el desempeño de su ministerio. Así vemos en el testamento del obispo Idalcario, hacia el año 910 (del cual se hablará en su lugar), que había misales, leccionarios, antifonarios, y algunos códices bíblicos. Además de estos libros eclesiásticos, menciona el mismo obispo dos literarios, que también mandaba a su iglesia, es a saber: Canonem quodicem unum = Smaragdum codicem unum. El primero sería la vita canónica Aquisgranense, que ya entonces se observaba aquí, aunque relajadamente, de manera que 47 años después fue necesario restaurarla, como se dijo. Bien es verdad que, como más abajo advertiré, en aquel siglo distinguían el canonem del vita canónica. Y si esto es así, el canon sería la regla de S. Grodegango (Crodegango más arriba), o alguna otra; porque indubitablemente el título eso indica. El Smaragdus es nombre de tres o cuatro escritores que hubo en los siglos VIII y IX, cuyas obras pueden verse en Fabricio (a: Bibl. med. et inf. latin. aucta a Io. Dom. Mansi.): una de las cuales era este códice: y no hay más que saber.

En el inventario de las alhajas de esta iglesia que formó en 957 el obispo Wilara de Barcelona, luego que hubo enterrado al obispo Ausonense Wadamiro, además de los códices de la sagrada escritura y de oficios eclesiásticos, se cuentan los siguientes: Praeceptos III. Privilegio I. Eptatiquos II. Degada I. Dispositos III. Quarantenos III. Channones III. Isidorum I. Vita channonica I. Pastorale I. Vitas Patrum I. Testum I. Briviario I. ¿Quién adivinará las obras que indican estos títulos? Los dos primeros no sé lo que son. Eptaticum sin duda llamaban al códice que contenía los siete (hepta) primeros libros de la escritura; del cual según se ve en las consuetas del siglo XIII, se servían en el coro. No existe ya ninguno de los dos ejemplares que dice aquel inventario. Degada (o Década), y Dispositos y Quarantenos, no me ocurre lo que pudieran ser. El Canones y Vita canonica ya lo dije arriba. El Isidorus era uno de los libros de este santo, y yo me inclino a que sería el liber sententiarum. Pastorale es sin duda el de cura pastorali de S. Gregorio Magno. Vitas Patrum otra obra del mismo santo doctor. Textus es códice de los evangelios, que en todas estas iglesias se acostumbraba llevar en ciertas procesiones, y por la plata de que estaban adornadas sus cubiertas se llamaba textus argenti. Finalmente Briviario no creo que sea lo que ahora entendemos por ese nombre, es a saber, un libro donde para comodidad de los que rezan el oficio eclesiástico, están ordenadas seguidamente todas las partes de él, de manera que lo tengan todo a mano en un solo volumen. Porque antes no era así; sino que el salterio, y los libros historiales de la escritura, y los proféticos y los morales, y los himnos, y las antífonas y responsorios, y las legendas de los santos: cada uno de estos artículos, de todos los cuales se compone el rezo clerical, estaba en códices separados; de manera que para cumplir con esta obligación era menester poner en movimiento cuatro o seis libros, que por lo costoso de los MSS. no poseían regularmente las personas particulares, si no eran de grandes facultades. Después ya se pensó en reunir en un códice salterio, RR. e himnos, y trozos de la escritura y de las vidas de los santos. Mas aun entonces estaba separada cada cosa de por sí: primero todos los salmos, en seguida todos los himnos &c. Finalmente se distribuyeron y colocaron estas partes del oficio en cada día del año las que en él habían de servir, como está en los breviarios modernos. La común opinión es que estas colecciones no fueron conocidas hasta fines del siglo XI; y yo puedo asegurar no haber hallado ningún códice de estos anterior al XII. Por eso decía yo que el Briviario que se menciona en 957 no era de esta clase, sino otra obra intitulada así, la que no conozco. Y si lo era, queda desmentida la opinión común de los litúrgicos en esta parte. 

De todos modos puede concluirse que a mitad del siglo X tenía ya esta iglesia su biblioteca aunque pequeña. La cual con el tiempo creció, mucho más en el siglo siguiente, que puede llamarse el siglo de la ilustración de esta iglesia. En él floreció aquí un canónigo llamado Ermemiro, gran promovedor de la literatura de sus hermanos, a quienes regaló varios libros, o escritos por él mismo, o mandados escribir a sus costas. Algunos de ellos se conservan todavía, como se ve en sus epígrafes.

En el necrologio se halla notado su óbito con estas palabras: IIII. Idus Aprilis anno ab incarnatione Domini millesimo LXXX. obiit Domnus Ermemirus Quintile, canonicus Sancti Petri, in senectute bona, cuius opere et studio plurimi peracti sunt libri, et plures clerici nutriti ad honorem et servitium ecclesiae praedicti Sancti Petri. Quapropter omnes in commune Deum exorate, quatenus eius misereatur animae. De su testamento consta también que poseía algunos libros, que le había dejado un sacerdote llamado Icla. A pesar de expresarse el apellido Quintile o Quintilis, me queda la duda de si sería este Ermemiro el canónigo del mismo nombre, de quien dice una escritura del año XIV del rey Enrique (1045), que era hijo de Guillermo sacrista. 

Otros bienhechores tuvo en esta parte la iglesia de Vique, cuyos nombres no quedarán en el olvido, si así conviniere. Ojalá se hubiese observado puntualmente la constitución hecha por el Capítulo con su obispo Berenguer Çaguardia en 1320, en que mandaron hacer inventario de todos los libros, y formar uno donde se registrasen los nombres de los que los extraían; cuya restitución se mandó con pena de excomunión, de la cual nadie pudiese ser absuelto sino in articulo mortis. Si este rigor no prueba amor a la literatura en los siglos reputados por bárbaros, probará por lo menos el esmero con que procuraban impedir el extravío de códices que tan caros les costaban. Mas ni aun esa diligencia bastó (¡tal ha sido siempre la avaricia de los literatos!); y así han desaparecido muchos de los códices más antiguos; aunque no negaré que esto pudo también nacer de los rebatos que frecuentemente han dado a estos países las armas francesas. A pesar de ello queda todavía de dichos libros un número bastante para honrar esta iglesia, cuya colocación oportuna han dispuesto los encargados de la reciente traslación del archivo. De esta nueva biblioteca he formado un índice latino razonado y exacto cuanto me ha sido posible, de los MSS. y de los impresos también, con el deseo de corresponder con esto poco a la buena acogida que he debido a estos señores, y con el fin de enviártelo para que lo publicases. Pero lo voluminoso de él, y más lo poco interesantes que son muchos de sus artículos, me retrae de este propósito. Y así dejándolo para la colección miscelánea de cosas antiguas, daré ahora noticia de lo más notable que hay en este depósito. Y comenzando por la Biblia, se conserva una MS. en el siglo XIII en 4 vol. fol. pergam., cuyo texto es el de la Vulgata, con las divisiones de capítulos, prólogos e índices regulares. Del tiempo en que se escribió, y de quién la costeó, da razón una nota final del vol. 4 que dice así: 

Anno Domini M.CC.LXVIII. XIIII. Kal. Martii ego magister Raymundus scriptor de Burgo Sancti Saturnini super Rodanum scripsi, et perfeci istam Bibliam de mandato Domini Peironi de Ayreis, Vicensis Canonici, suis propriis missionibus et expensis (N. E. messions, despeses; expensas, gastos, coste). 

Laudibus, et donis est dignus et iste coronis, 

Qui fecit fieri praesentia docmata cleri. 

Scriptor honorandus qui scripserit, et venerandus 

Aulae divinae societur vir sine fine 

Tres digiti scribunt, vix cetera membra quiescunt. 

Scribere qui nescit, nullum putat esse laborem. 


Del canónigo que costeó estos libros, dice el necrologio lo siguiente: IV. Kal. Ian. anno Dñi (Domini, con ñ). MCCLXXIX. obiit P. de Ayreis, Vicensis Canonicus, et Levita, qui de bonis suis stabilivit unum sacerdotem in altari Sanctae Annae, et etiam contulit isti Ecclesiae suos libros, scilicet, Breviarium, et Bibliam in quatuor volumina divisam, et Iosephum, et Papiam, et Exameron, et Philosophiam cum tractatu de Resurrectione: cuius anima &c.

Más antiguo que este es un códice fol. vit. que contiene los dos libros Paralipomenon. Al fin dice: Liber istud fuit scriptus in anno VI. Philippi Regis sub ordinatione Ermemiri Sacerdotis. Valete qui lecturi estis, et orate pro nobis. Es del año de Cristo 1066. También hay un salterio con algunas notas marginales: cosa del siglo XII según indica su carácter. En un vol. 4 vit. adornado con miniaturas y dibujos muy decentes, se hallan los cuatro evangelios con las mutuas remisivas al margen. Preceden diez tablas, en que por columnas se notan los capítulos en que concuerdan los evangelistas. 

El códice es sin disputa del siglo XI. Otro hay en fol. de fines del siglo X lo más tarde, el cual contiene los libros de los Reyes escritos seguidamente sin división de capítulos, y los de los Macabeos divididos en capítulos sin numeración alguna. De las obras de los SS. PP. e intérpretes diré las más importantes conforme vinieren a mano. Un vol. fol. vit. de fines del siglo XII contiene la exposición del Pentateuco hecha por S. Bruno Astense, más conocido por el nombre de Signiense, por haber sido obispo de Segni en el Piamonte. Dedicatoria a Pedro obispo: Rogasti me &c. = De S. Agustín hay un buen ejemplar de Civitate Dei (la ciudad de Dios); el cual, como en él se nota, compró en Aviñón el arcediano de Barcelona Felipe de Malla cuando regresaba del concilio de Constanza en 1418. Otro vol. fol. contiene las homilías in Ioannem, CXXIII en número, y es del siglo XII. Hállanse también CCXXV de sus epístolas en otro códice del mismo siglo. = De S. Gregorio Magno están los Morales in Iob (Job) en un vol. fol. muy bien escrito a tres columnas por plana en el siglo XII. Del mismo tiempo otro vol. con las homilías in Ezechielem. En otro del mismo tiempo, después de una exposición del Apocalipsi, y de un tratado de consecratione ecclesiarum que no conozco, está el comentario del mismo santo sobre los Cantares, con este título: Gregorii de Epytalamio sponsi et sponsae. Prol. Quasi si ceco longe à Deo posito cordi sermo divinus voce propriâ, voce divinâ loqueretur, ut caperet &c. Init. Os sponsi inspiratio Christi: osculum oris dulcis amor inspirationis. Dicit ergo sponsa &c. Fin: Cui pro nobis tradito, et resurgenti in immortalitatem, nos ipsos, et spiritum, et corpus debemus, qui vivit &c. Con esto verás que el comentario es el que anda entre las obras del santo doctor, tenido por obra suya genuina contra el parecer de varios críticos, a los cuales acaso me agregaré algún día, atreviéndome a publicar otro que en algunos archivos de por acá y en códices viejos se le atribuye, y a lo que entiendo con razón. Ahora vamos a lo 

nuestro. Otro vol. hay del siglo X que contiene los Diálogos de este santo. La misma obra se repite en otro códice de fines del XI: a los cuales siguen Quaestiones de litteris, vel libris, vel singulis causis; y son preguntas de Carlo Magno, y respuestas de su maestro Albino (Alcuino): siguen algunas cartas de ambos: y al fin Ordo qualiter divina opera in ecclesia per totum annum agatur, que yo no sé si es del mismo Alcuino. 

= Varias obras de Orígenes, S. Fulgencio y otros MSS. en los siglos XI y XII. = De este último siglo están los XX libros de las Etimologías de nuestro S. Isidoro, y los tres intitulados Sententiarum, alias de Summo bono. Mas hay que advertir que aquí son cuatro, y que los tres impresos son los tres últimos del códice; y el que en él se intitula primero, es puntualmente el impreso con el título de natura rerum, y aquí se llama liber astrologius, que trata de astris, mare, terris, y otras cosas geográficas y astronómicas: y que en el epígrafe final dice que S. Isidoro (a quien equivocadamente llama arzobispo de Toledo) extractó estos libros de los Morales de S. Gregorio. A esto sigue la Vita canonica Aquisgranense, de que ya hablé en los correos anteriores. Todo escrito por el canónigo Ermemiro en el año 1064. Ocho años antes en 1056 escribió también 

este infatigable y celoso eclesiástico otro vol. que contiene las obrillas siguientes del mismo santo doctor; de poenitentia: liber soliloquiorum ad Sisebutum regem (rey Sisebuto): fragmentum expositionis in Genesim, y algunos opúsculos de Alcuino. 

= Del mismo tiempo hay Historia tripartita: Sancti Joannis Chrisost. (San Juan Crisóstomo) sermo de lapsu: eiusd. in Psal. L.: altercatio S. Athanasii cum Ario, obra de Vigilio Tapsense. A este tenor hay otras obras pequeñas de PP. y DD., cuyo examen hubiera venido bien a los Maurinos, que viajando tanto por Alemania e Italia en busca de estos códices, no se dignaron acercarse a nuestros Pirineos. Y pues sabemos de sus viajes que el polvo y desorden de las bibliotecas y archivos no les retrajeron de visitar aquellas regiones, otra causa debía haber respeto de nosotros, la cual yo no diré. Pero cualquiera que fuese el motivo, es mucho para doler a todos los sabios que por esa omisión quede todavía tanto que andar en los escritos de los SS. PP., de los cuales aquí y en otras iglesias de esta provincia, sin contar las internas de España, hay códices más antiguos que los que disfrutaron aquellos editores. Dejemos esto.

También hay entre varios códices de poetas un Virgilio y Horacio del siglo XI. = Al fin de una Suma de S. Raimundo de Peñafort se hallan estos graciosos leoninos: 

Finis adest metae: mercedem quaero dietae. 

Ut potem laete, vinum detur michi de te

Hay también original un larguísimo inventario de todos los códices que poseía en su biblioteca el papa Calixto III, formado por su datario y confesor, después obispo de esta iglesia, Cosme de Monserrat. Podrás formar idea de lo copiosa que era la biblioteca particular de aquel papa nuestro paisano (valenciano), cuando sepas que de solo S. Juan Crisóstomo hay notados 49 volúmenes, de S. Basilio 19, de S. Gregorio Magno 14, y de varias obras menores de todos los PP. más de 250. Los había a proporción de otras facultades en gran número. Hállanse allí mismo recibos de varios cardenales y literatos de aquel tiempo, a los cuales dicho D. Cosme prestaba algunos códices. No va copia de él, aunque lo deseé luego que lo vi; porque no están allí calificados los códices por su antigüedad, ni por su carácter, ni aun por su contenido. La descripción se reduce a las tapas y cuero que los cubrían, y al rótulo exterior; y esto tan brevemente, que no pasa de dos lineas cada artículo. ¿De qué serviría copiar esto, sino de molerme a mí y a ti y al prójimo?

Vamos adelante con nuestra biblioteca. Hay en ella varios martirologios propios de esta iglesia, como se ve en el día 31 de Agosto, donde ingieren en el texto la fiesta de su dedicación, de la misma letra que lo demás. Estos está claro que son posteriores al año 1038 en que se verificó aquella solemnidad; pero algunos de ellos son del mismo siglo XI. Otros hay anteriores a aquella época, que no hacen mención de tal dedicación, y ponen la del tiempo del primer obispo Godmaro a 16 de Enero de 888, poco más o menos, de esta manera: XVII. Kal. Februarii dedicatio Sancti Petri in Sede Vico. La memoria de esta primera dedicación conservan también los otros que ponen la segunda. De lo cual y de las fiestas de los santos propios de esta iglesia, se infiere claramente que muy de propósito se trabajaron para uso de ella. El más antiguo de estos me parece ser el de Adón; los demás tengo para mí que sus autores tomaron de varios martirologios ya publicados entonces, de manera que no ha de ser muy fácil caracterizarlos en esta parte. De todos modos son muy dignos de que los consulten los sabios, aunque no sea más que por la extensión con que escriben las actas de los primitivos mártires. 

En orden a misales hay uno en 8.°, escrito a los principios del siglo XI, cuyo título entero dice así: Ad glorificandum Dominum Patrem, et ad consecrandum corpus et sanguinem eius Filii per invocationem Spiritus Sancti ab utroque procedente. Incipit liber precum editus à Papa Gregorio de precipuis psollemnitatibus, quae celebrandae sunt in ecclesia, in dominicis diebus. Comienza por el ordinario de la misa, que ni es el mozárabe ni el romano del día de hoy, sino muy semejante al que se usó por acá en los siglos XIII y siguientes; del cual ya en otras ocasiones envié varias muestras, y quedan copias oportunas para el tratado de ritos. En el canon, después de las palabras apostolicae fidei cultoribus, sigue de esta manera: Memento mei, quaeso, Domine, et miserere mei; et licet ad celebranda sancta sacrificia semper inveniar indignus, si recedo tamen, vereor de inobedientia, condempnari. Pro qua re ego, pietate paterna, atque placabili vultu, ut cordis mei interiora purgare digneris, praecor. Licet enim culpabilis existam, mea tamen in omnibus tibi sint obsecro placata mysteria. 

Per Christum &c. Memento, Domine, famulorum, famularumque tuarum, pro quibus orare decrevi, vel debitor sum, et omnium circunstantium &c. La uniformidad de letra con que está escrito esto, y lo de antes y después, quita toda sospecha de que estas sean oraciones ad libitum, o ingeridas posteriormente; antes se debe creer que entonces se tenían por parte del canon, lo mismo que los nombres de los santos que se añaden en el Communicantes, es a saber: Christophori, Pontii, Georgii, Eudaldi, Quintini, Felicis, Narcissi, Iohannis... Martini, Hilarii, Maximini, Pauli, Nicholai, Germani, Benedicti, et omnium &c. En la segunda conmemoración de los santos añade Eulalia. 

A este tenor hay otras muchas variantes. Sigue a esto el oracionario de todo los días del año, esto es, las tres oraciones de la misa de cada fiesta, collecta, secreta y postcommunio. Algunas misas tienen dos collectas; y esto es lo que caracteriza el misal de S. Gregorio Magno, que dejó eso poco de la multitud de oraciones que quitó de los misales de Roma. De modo que ciertamente debe tenerse este códice por romano, acomodado a las costumbres particulares de las provincias, en virtud de la 

libertad que en ello cada obispo tenía. Al fin del libro se halla el texto de los cuatro evangelios con este epígrafe: Ad privilegium gloriae et laudis sempiterni regis Ihesu Christi domini nostri. Liber quatuor animalium, scilicet, quatuor evangelistarum, quatuor fluminum de uno fonte paradisi manantium, videlicet, de una fide divini verbi, vel instar quatuor virtutum, vel quatuor rotarum invicem se complectentium, ita descriptus incipit. 

Otro misal hay en folio, propio de esta iglesia, como lo dice el epígrafe final que importa copiar aquí: Anni Domini ab incarnatione millesimi XXXVIII. sic fuit ecclesiam Sancti Petri in Vico dedicata II. Kalendas Septembris, anno VIII. regni regis Henrici: et iste libellus scriptus in praefata Sede in praedicto tempore, in diebus Domni Olivae, anno ordinationis suae in episcopatu XXI. que es el mismo año 1038, o lo más el siguiente. Aun cuando faltara esta nota tan puntual, escrita con tinta colorada de la misma mano que escribió lo demás, no podrá dejar de tener el códice por de ese tiempo quien vea su escritura, y quien considere que en el rito que añade de la unción de los enfermos la llama unctio, pero no extrema, y que la prescribe antes del viático, y que se ordena la ablución de los difuntos, con otros ritos anteriores al siglo XII. En la bendición del cirio pascual pone el elogio de la abeja mejor que en los modernos del siglo XV. Porque no dice como ellos: “O vere beata et mirabilis apis, cuius nec sexum masculi violant, foetus non cassant, nec filii destruunt castitatem;" sino que dice: “O vere beata, et mirabilis apis, cuius nec sexum masculini violant fatus, nec filii destruunt castitatem

Sic Sancta Virgo &c. El códice está lleno de santos españoles, y de algunos de ellos pone dos misas, que ya se sabe era la primera para la aurora, y en todas, aun en las de tempore y votivas, hay prefaciones propias, donde se extracta la vida del santo o los misterios y cosas particulares de la solemnidad. Esto claramente sabe a nuestro mozárabe. Y como por otra parte cuanto hay en este códice es del orden romano, como se ve en el número y serie de las oraciones, en los ritos de semana santa, en las misas votivas, en la bendición nupcial, y en otros varios puntos; pues digo, que vista esta mezcla de mozárabe y romano, acaso pudiera este misal llamarse mixto, en el sentido en que veo usada esta palabra en el siglo XIV, cuando Galcerán Çacosta (ipsa Costa), obispo de esta iglesia, le regaló entre otros libros missale mixtum et completum. Así también me acuerdo haber visto en Barcelona el testamento de Pedro de Castellar, prepósito de Santa María de Ciutadilla (Ciutadella, ciudadela, ciudad, civitas, civitate etc.) en Menorca, fecho a 24 de Mayo de 1370, en el cual entre otras cosas mandó a su iglesia unum missale completum, vocatum MIXTVM, para el altar mayor, cum celebrans in eo, prosigue, officium missae complere, prout decet, non valeat. La consueta de la catedral de Urgel MS. en el siglo. XV, estableciendo las rúbricas generales de la misa mayor, dice: Presbyter cum ministris dicat totum officium missae in libro qui vocatur MIXTVM. Y era el misal regalado a aquella iglesia por su obispo Galcerán de Villanova en 1306, el cual aún existe, y en la escritura de su donación también le llama mixtum. Alguna otra memoria tenía sobre esto en un cuaderno de apuntes sueltos, que se me extravió. En lo que he dicho observarás que respeto de estos códices andan unidas las ideas de misal mixto y misal completo: como que no se creía bastante la liturgia romana aun después del siglo XI en que España la adoptó, si no se le añadían otras cosas, que los obispos generalmente tuvieron por necesarias para la completa celebración de los oficios solemnes, o de las misas que se decían en el altar mayor. Esto convence el misal de Urgel que he examinado, y estotro de Vique y otros que he visto, en los cuales el rito es romano y el orden de las preces también y la letra del canon; mas junto con esto se halla lo que cada obispo tuvo por conveniente añadir, no sólo en el número o colocación de las fiestas, sino en varias partes de la misa, v. g. prefaciones, kyries y gloria propios para cada solemnidad, tractos y graduales, y oraciones también propias, y varias prácticas y ceremonias, y aun representaciones religiosas en las pascuas, y fiestas de la Virgen y de los santos: de todo lo cual tengo mucho recogido para cuando Dios quiera servirse de ello. Esto eran, a lo que entiendo, los misales mixtos y completos, y lo digo después de haber leído lo que sobre ello escribió el P. M. Flórez (Disert. de la misa ant. de esp. §. XXI.); el cual si hubiera tenido estas noticias de los siglos medios, no atribuiría el origen de la palabra mixtum al cardenal Cisneros cuando imprimió el misal mozárabe; ni dijera que esa palabra no apela sobre el rito, sino sobre el libro. Porque ni aquel prelado invento ese título, ni él impide que junto con el rito romano, que era la substancia y digamos el todo de la misa, se mezclasen otros ritos que quedaron de los mozárabes; no los de la liturgia privada, y digamos intrínseca, sino de la solemne y de mayor pompa. Esto cuanto a nuestros misales. En el de Cisneros acaso tendrá el sentido contrario, que al rito que allí es gótico se le añadiesen cosas romanas; porque claro está que aquel misal era el de S. Isidoro. Mas esto ya no es de viajero, cuya empresa es fungar vice cotis. Lo mismo que he dicho de estos códices, digo de algunos otros misales que quedan aquí de ese tiempo y posteriores, y de dos ceremoniales de obispos, que acaso son anteriores al siglo XI, como indica su letra. Cuando veas los extractos y copias que de ellos he tomado para mis legajos litúrgicos, conocerás la razón con que digo que en la substancia y en su origen son del orden romano, aunque mezclados con lo que nos quedaba de las costumbres mozárabes. 

Estoy tan persuadido de esto, que no tengo reparo en proponer la sospecha, y no digamos sospecha, sino verdad para mí muy cierta, de que en esta iglesia de Vique antes de la mitad del siglo XI estaba ya desusado el rito mozárabe, introducido en ella el romano, según lo estaba en la provincia Narbonense a que pertenecía. No se opone esto, aunque lo parece, a la opinión común de nuestros historiadores, que con buenos documentos afirman, que la introducción del oficio romano y abolición del gótico no se verificó en Aragón y en Cataluña hasta por los años 1071. Excepciones tendrá esta regla general en las ciudades limítrofes de este principado, donde o por la vecindad a Francia, o por la sujeción a la metrópoli de Narbona, o porque muchas veces ocupaban sus sillas episcopales los nacidos y educados en aquel país, no es extraño que perdiese algo de su imperio la observancia del rito gótico, y antes que en lo restante de España se acomodase el clero al rito introducido ya desde el siglo VIII en una nación cuyo trato le era tan familiar en la celebración de sínodos, consagraciones de obispos e iglesias, apelaciones en los pleitos, en fin, de la cual recibía en ese tiempo la legislación eclesiástica. Y siendo tan cierto como es que la invasión de los árabes cortó aquí la observancia de la vida clerical, establecida en los concilios Toledanos, y fue ocasión de que se introdujese en su lugar la canónica Aquisgranense; acaso podrá decirse lo mismo respeto del rito en los oficios eclesiásticos. Mas aun cuando no valga esta conjetura, y debamos decir que en los siglos IX y X estuvo por acá observado el rito mozárabe, sábese lo que son costumbres y usos, y que cuando alguno de ellos llega a introducirse como ley, ha precedido ya la práctica de él en una o en otra ciudad, en uno u otro individuo, con que se preparan en cierto modo los ánimos para dejar de un golpe la costumbre antigua, y abrazar la que no aprendieron de sus padres; de otro modo el legislador se expone a perder su trabajo y reputación. Así cuando el concilio de Tarragona de 1180 (si hubo tal concilio) mandó que en adelante no se calendasen las escrituras por los años de los reyes de Francia, sino por los de la Encarnación, había ya más de medio siglo que muchos notarios lo hacían así. Y aun de este modo en los archivos de esta diócesis hay muchas docenas de escrituras, que siguieron la costumbre antigua hasta muy entrado el siglo XIII, sin hacer caso de aquel mandato. 

A esta manera no sería extraño que eso mismo sucediese respeto del rito eclesiástico; que así como abolido ya el gótico, todavía se conservaron hasta el siglo XV algunas reliquias de él, como antes vimos; así a la introducción general del romano pudo preceder su observancia en una u otra iglesia. Y esto digo de la de Vique, cuyos obispos de los siglos X y XI consta que hicieron varios viajes a Roma, y se hallaron en los concilios Narbonenses; en suma, como sufragáneos de aquella metrópoli, comunicaban tan de cerca con los que usaban aquel rito en muchos más puntos de lo que ahora se usa. De otra manera es ininteligible cómo entre los ocho o diez códices rituales y litúrgicos que aquí se conservan, todos anteriores a la mitad del siglo XI, y todos escritos para el uso de esta iglesia, no se halle uno siquiera conforme con el rito mozárabe, ni en el orden de la misa y de los oficios divinos, ni en los ritos de los sacramentos, ni en el número de las fiestas y su rezo. Por otra parte el arzobispo de Narbona Guifredo, que vino acá con algunos obispos franceses a la consagración solemnísima de la iglesia catedral en 1038; ¿con qué rito hizo esta función? 

Tan increíble es que él quisiese adoptar el mozárabe, como lo es que el clero tolerase el romano, no estando aquí en uso, mayormente debiendo concurrir a aquel acto en las ceremonias, en el canto &c. Vuelvo pues a decir que la iglesia Ausonense usó el rito romano mucho antes que por ley se introdujese en Cataluña.

Volvamos al rebusco de la biblioteca. Un códice de las epístolas de todo el año, el cual llamaban Comes, y no sé por qué. = Un antifonario anterior a Guido Aretino, donde sobre la letra se pintan las notas del canto como flotantes sin rayas ni claves. Y basta de códices y de carta.

Lo dicho sobra para entender que esta biblioteca debe conservarse con esmero y limpieza; porque acaso vendrá día en que se necesite echar mano de ella para corregir o ilustrar el texto de varias obras, que corren impresas con opinión de irreformables, y como el non plus ultra de la diligencia de sus editores. Más trascendental es el bien que ocasionará a esta diócesis la biblioteca que ha dispuesto y fundado de nuevo el actual Sr. obispo Don Francisco Veyán, costeándola toda en la parte material y formal. De esto ya creo haberte dicho algo, y se dirá más en el episcopologio. Dios te guarde

Curta biografía de Braulio Foz.

BRAULIO FOZ. Va estudiá los primés estudis a Calanda, y al 1807 apareix matriculat a la Universidat de Huesca. Allí, com mols atres compañs,...