dimarts, 12 de setembre del 2017

Joaquín Martí Gadea, lingüista , valensiá


Pitos y flautes , Joaquín Martí Gadea


Llibre disponible a todocoleccion







Se pot guardá la imache y fela gran per a vórela milló









Joaquín Martí Gadea (1837 - 1920) fue un lingüista y religioso español, investigador de la lengua valenciana.





Joaquín Martí y Gadea, foto, blang y negre, lingüista





Nació en Balones (Alicante) en 1837. A los 17 años ingresó en el Seminario; fue párroco de diversos pueblos hasta que fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles de Mislata (Valencia), donde escribió su importante obra lexicográfica y narrativa.


En 1881 escribió el primer fascículo de su Diccionario valenciano-castellano que sufragó de su propio bolsillo. En 1904 publicó la Burromaquia alicantina, en donde simula un congreso de burros en un pinar de su pueblo.


El pueblo de Mislata le dedicó la conocida popularmente como calle del molino en su honor, ubicada entre la plaza del Conde de Aranda y la calle Mayor. Esta calle, enclavada dentro del popular barrio de la Morería, forma parte del itinerario habitual de las procesiones de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles.




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Al castellet de Billeneta





Cuant pase p'el portet de Billeneta


que per mes señes sempre 's fá pesát,


me sole parar no mes una miqueta,


Mirant el castellet que hia'l costát.










Tú dices que no me quieres


porque soy bajito y pobre;


para casarme contigo


soy más alto que una torre.





//





Un borracho se murió


y dejó en el testamento,


que lo enterrasen en viña 


Para chupar los sarmientos.








Vocabulario valenciano castellano, Martí Gadea, en secciones












Gafes del ofisi, Joaquín Martí y Gadea










Un ahuelo sense nets ni netes, pitos, flautes, Martí Gadea






















Cataluña imitando lengua valenciana

Hacia 1600, Andreu Bosch se desesperaba por la tendencia extendida en Cataluña de dar supremacía “e imitar a la Lengua Valenciana” (Títols d´honor. Perpinyà, 1628).



Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas “mudaran la vocal a, en e” (p. 27) razonaba que escribir “las nostras ciencias” era menos correcto que “les nostres ciencies”.



En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su “Thesaurus”, llevaba hasta Perpignan el léxico valenciano: otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, carchofa, giner, puncha, etc.



Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la rudalengua gascona y catalana” (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón.



Relacionado con el problema actual, un rotativo catalán reconocía que: “la independencia de un país ha Ilevado a codificar como una lengua distinta la que se consideraba dialecto. Así lo hizo Noruega a comienzos de siglo respecto al danés. Y así está ocurriendo hoy en la antigua Yugoslavia donde el serbo croata, codificado a mitad del siglo pasado y lengua común en la Yugoslavia de Tito, se ha escindido en cinco lenguas distintas. En las últimas conversaciones de paz en territorio norteamericano croatas, serbios y bosnios se presentaron acompañados de sus respectivos intérpretes para traducir unas lenguas que los expertos consideran que difieren menos entre sí que el catalán y el valenciano” (“La Vanguardia”, 10IV-96).



/Nota de Moncho, mi pareja Violeta, búlgara, habla con macedonios, serbios en búlgaro y se entienden/



Aquí sucede lo contrario. Las oficinas de inmersión (especialmente en las Universidades de Alicante, Castellón y Valencia) compiten para ver cuál catalaniza más eficazmente, arrinconando al valenciano y español. Alegremente, con dinero del contribuyente, editan libro tras libro con la finalidad citada. Prototipo de estos ejemplares sería “Els valencians i la Ilengua normativa” (Generalidad, 1995); ensayo sembrador de confusión que, por ejemplo, afirma que el adjetivo “petit” está vivo en Alcoy, criticando al diccionario del GAV por negarlo.



Una cosa es que autores como FuIlana, ingenuamente, recogieran arcaísmos como “esser o freturar” y palabras fronterizas; y otra muy distinta es utilizar como prueba de idioma vivo el léxico de los alumnos alcoyanos víctimas de la inmersión, o el de los funcionarios reciclados en catalán.



El autor , olvidando que no está arriba del Cenia, escribe “vuit, gener, mica, amb, mots, seva, tasca”, y condena el léxico (bellea, giner, chiquet…) que en 1600 era publicado en Perpignan como paradigma de culto.



Igual finalidad busca “Obres impreses en català al País Valencià” (Diputación de Valencia, 1989), donde figuran Blasco Ibáñez y Martí y Gadea como escritores “en catalán”.



Curiosamente, si hubo un autor preocupado por la lengua valenciana fue precisamente Joaquín Martí y Gadea, que pasó su vida tratando de conocer el alma de “nostre Reyne de Valencia” (él escribía Reyne).



joaquin-marti-gadea-linguista-valensia



Martí y Gadea destacaba la singularidad de “La Llengua valenciana, per la riquea de veus, modismes y gracia (…) superant a la catalana” (Gadea: Tipos,1908, p. 298). EI alcoyano (de Balones) defendía su autonomía respecto de la catalana, algo que también oculta del lexicólogo Corominas, saqueador impenitente de la obra de Martí y Gadea, de la que selecciona lo concordante con su teoría inmersora.



http://bivaldi.gva.es/



Por mucho que manipulen, la lengua de Martí y Gadea es distinta a la del norte. Valga de ejemplo estas frases, respetando ortografía y léxico del alcoyano: “U que va pedre en Alcoy, ariava en peus de plom. Com es riurán de nosatros els companyers, per tindre rellongesarena y de boljaca. La Llonja te riquea y bellea. Els jagants junt a la casa vestuari. La sencillea y el títul d´atre; vorán y llegirán els articuls per primera vegá els jovens, ahon hia festa. En el sigle dènau contava en tres millóns en dinés, terrés y molíns de paper”. Gadea depuraba su léxico y adoptaba libremente vocablos foráneos, sin imposiciones; aunque sean discutibles algunos. Por ejemplo, él (lo mismo que todos los valencianos en 1900), no usaba la preposición “fins”; prefería escribir el neologismo “dasta”, por coherencia con el habla viva. Lo de “fins” lo reservaba para traducir el plural del adjetivo castellano fino: “Alicantins, pocs y fins”, locución de origen alcoyano que incluye en “Tipos y modismes”.



Pero las decisiones sobre el rechazo o aceptación referentes al idioma las debieran tomar los valencianos (no los inmersionistas del catalán, claro). Todas las innovaciones léxicas y gramaticales que el pueblo valenciano ha ido incorporando a su idioma son “científicamente” desprestigiadas, puestas en la lista de indeseables y -como es sabido- sustituidas por las dictadas por el Institut d´'Estudis Catalans. Y lo peor es que estos culturicidas viven de los impuestos.



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Curta biografía de Braulio Foz.

BRAULIO FOZ. Va estudiá los primés estudis a Calanda, y al 1807 apareix matriculat a la Universidat de Huesca. Allí, com mols atres compañs,...